“Nuestra biblioteca popular salva vidas”

Cerca de 2000 bibliotecas populares en toda la Argentina respaldadas por la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (CONABIP) dependen de la voluntad del gobierno de Javier Milei para seguir funcionando como hasta hoy.

La historia de la biblioteca popular La Carcova empieza a escribirse mucho antes del día que hace doce años los vecinos del barrio comenzaron a levantar una casilla con pallets y materiales de descarte sobre lo que antes fue un basural, en la localidad de José León Suárez, partido de General San Martín, en la provincia de Buenos Aires. “La biblioteca nace de una experiencia en contexto de encierro, en el Centro Universitario de San Martín, creado por la Universidad Nacional de San Martín dentro de la unidad penal número 48. Allí mi colega cofundador de la biblioteca, Waldemar Cubilla, se recibió de sociólogo y fundó la biblioteca Juan Gelman”, cuenta Gisela Pérez, presidenta de la biblioteca.

“Después de muchos años de esfuerzo, de aprendizajes, de búsqueda de recursos, logramos construir una biblioteca de calidad, pasar de una casilla de pallets a un espacio cálido, digno, lindo, donde podés garantizar servicios gratuitos a la comunidad, ya sea poder usar un baño, tocar un botón y que salga agua, conseguir un vaso de agua, poder conectarte a wifi, leer un libro o acceder a distintos talleres y formaciones que nosotros brindamos”.

Sigue Gisela: “Luego de aplicar a distintos proyectos, de hacer colectas, de mucha participación voluntaria, pudimos lograr la construcción de la biblioteca que hace un año la CONABIP reconoció como biblioteca popular. Fue una gran lucha porque para ser reconocida como biblioteca popular hay que cumplir muchos requisitos, es difícil, más siendo una biblioteca popular en un barrio popular, en un contexto vulnerable en el que es mucho más complejo tener toda la documentación y los papeles jurídicos y contables al día. Después de once años logramos tener todos los papeles, que nos reconozcan y que haya lugar en el presupuesto de la CONABIP para nosotros”. 

“El año pasado fue la primera vez que logramos ir a la Feria del Libro y comprar libros”, dice. “Fue un hecho social, político y educativo muy relevante para todo nuestro territorio de Reconquista, una zona con gran densidad de barrios populares, uno al lado del otro.”

“Las actividades de la biblio son muy diversas, para infancias, juventudes, adolescencias, mujeres”, explica. “Afortunadamente unas 450 personas pasan semanalmente por la biblioteca a participar en talleres, formaciones y presentaciones.”

– ¿Cómo trabajan?

– “Estamos articulados y funcionamos como puente de la comunidad hacia universidades aliadas como la Universidad de San Martín y la UBA, y también articulamos con algunas empresas aledañas a la biblioteca. Por otro lado, se desarrollan formaciones en arbitraje, mediación comunitaria, panadería, repostería, informática, fotografía, albañilería, cerámica, una infinidad de formaciones para adultos y para jóvenes grabación, música, muralismo y apoyo escolar. Desarrollamos una labor titánica entre voluntarios y talleristas pagos. Somos alrededor de 45 personas en la biblio y lo que hemos logrado en este tiempo es poder garantizar un salario a buena parte de esos voluntarios que vinieron hace más de diez años. También nos complace mucho brindarles el primer empleo a esos jóvenes del barrio que construyeron la biblioteca con sus manos haciendo pastón y ladrillo y hoy son talleristas en la biblioteca. O las mujeres que han terminado el FINES en la biblioteca, que han terminado el secundario, hoy son docentes en sus barrios. La biblioteca hasta construyó un jardín.

– ¿Quién lo dirige?

– Es un espacio de infancias que se llama Todo a su tiempo. Las maestras de sala de la biblioteca son quienes llevan adelante este proyecto. Construimos un punto gastronómico, donde se vende la repostería que hacen las mujeres del barrio, tenemos una cooperativa de reciclaje donde se desarrolla madera plástica. Esos son los proyectos que estamos trabajando actualmente. Seguimos todos los días desarrollando actividades de promoción de lectura, embelleciendo el barrio, ya sea desde crear la primera plaza o poner en valor la cancha. 

– ¿Qué les preocupa de las medidas que quiere tomar el Gobierno nacional?

– Lamentablemente el oficialismo quiere arrasar con la cultura de la Argentina, con una parte importantísima de nuestra identidad. En este sentido estamos con mucha preocupación. Hemos formado un colectivo junto a más de 600 bibliotecas de todo el país que bajo el nombre Bibliotecas Populares en Lucha visibilizamos el riesgo que corren más de 1500 bibliotecas populares de la Nación si nos sacan o recortan el financiamiento a la CONABIP.

– ¿De dónde sale ese financiamiento?

– El fondo especial con el que se sostienen las bibliotecas en un alto porcentaje no les saca ni un peso a ningún vecino y vecina de la Argentina, sino que proviene de un gravamen sobre los impuestos al juego. Hay muchas bibliotecas populares que están esperando reconocimiento de CONABIP. Hay muchas que están naciendo en nuestros barrios. Acá cerca en Jurita, un barrio popular pegado a Carcova, hace siete meses nació una biblioteca popular para garantizar el acceso a la lectura y al arte a la comunidad.

– ¿Fueron al Congreso?

– Nos hemos reunido con los distintos bloques, nos han brindado su apoyo, nos han comunicado que están a favor de las bibliotecas populares y de la CONABIP. Esperamos con mucha esperanza la nulidad de los artículos que competen a cultura, a las bibliotecas populares y de todo el DNU. También con mucho temor porque las palabras se las puede llevar el tiempo, como la moral y la convicción. Sí, comemos, necesitamos del pan en nuestra mesa. Pero también necesitamos de nuestras bibliotecas populares, de nuestros libros, de nuestro arte, para ser una Argentina más justa. Nuestra biblioteca popular salva vidas.

Un comentario sobre «“Nuestra biblioteca popular salva vidas”»

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *