Milei disfrazó una irregularidad grave diciendo que su preocupación es el fondeo de las pequeñas y medianas empresas. Pero la excusa choca con la realidad argentina y con su propia política: el financiamiento que existe en la actualidad en Argentina no es de proyectos, porque la economía está estancada. Es para la timba financiera. Y las inversiones de tecnología requieren de un capital y una investigación incompatibles con el aventurerismo financiero.
Al promocionar la cripto-moneda $LIBRA, Javier Milei cometió lo que indiscutiblemente es un furcio, con independencia de que él mismo y quienes lo respaldan se vean obligados a presentarlo como un simple error con mucha repercusión.
No obstante, el árbol no tendría que tapar el bosque. Lo anterior no altera el panorama político preexistente. A lo sumo le significa un desgaste, y queda por verse si su alcance es o no transitorio.
Amerita preguntarse qué relación guarda el hecho con las ideas que hacen al clima de época. Milei, al defenderse en la entrevista que mantuvo con Jonathan Viale en La Nación+, desenvolvió una fundamentación que deja mucho para fijarse.
¿Qué emprendimientos?
En el twit que luego borró, Milei aseveraba que “este proyecto privado se dedicará a incentivar el crecimiento de la economía argentina, fondeando pequeñas empresas y emprendimientos argentinos. El mundo quiere invertir en Argentina”.
Posteriormente, tras explicar en LN+ que no hay 44.000 personas perjudicadas por el hecho, sino a lo sumo 5.000 que “sabían lo que hacían”, aseveró que “Todos los que entraron ahí, que lo hacían de manera voluntaria, sabían muy bien a lo que estaban entrando, son operadores de volatilidad. Sabían muy bien el riesgo que corrían. Si vos vas al casino y perdés plata, es tu problema. Es un problema entre privados. El Estado no tiene ningún rol. No lo promocioné, lo difundí. Yo soy un tecno optimista fanático, y quiero que la Argentina se convierta en Hub tecnológico. Toda propuesta que creas que pueda mejorar el financiamiento de emprendedores tecnológicos, es el equivalente a cuando vas a inaugurar una planta”.
Se observan varias contradicciones en lo dicho. En el ámbito de la publicidad, difundir y promocionar son sinónimos. Y difícilmente se sostenga que “incentivar el crecimiento de la economía argentina” o “el mundo quiere invertir en Argentina” sean frases sin connotaciones positivas que incitan a la inversión.
Lo mismo pude decirse de “toda propuesta que creas que pueda mejorar el financiamiento de emprendedores tecnológicos”, para nada equivalente a inaugurar un establecimiento productivo, ya construido y celebrado como un acto del mismo Estado que el Presidente dice que acá no jugaría ningún papel.
Pero la mayor curiosidad de esa perorata ideológica que tiene la finalidad de explicar que el Presidente no hizo exactamente lo que hizo, es la parte de que hay emprendimientos tecnológicos para financiar y Argentina se puede volver un Hub tecnológico.
¿A qué emprendimientos se refería el Presidente? Típica mentira de lo que en economía se llama “el lado de la oferta”, las oportunidades de negocios no surgen porque haya una fuente de financiamiento. Más bien, se originan en perspectivas de demanda realistas, y una vez que muestran una posibilidad de éxito inicial es que se crean formas de financiamiento para esos proyectos, porque reunir capital se vuelve conveniente y necesario.
Con una Argentina en la que la población es más pobre, difícilmente una rama de la base industrial tenga condiciones que fomenten su expansión. Y resulta que los emprendimientos tecnológicos requieren un nivel de capital, de investigación y de capacitación significativos. No se llevan adelante por una simple ocurrencia.
Un buen ejemplo es el desarrollo de la Inteligencia Artifical. Con independencia de eventos particulares como el de DeepSeek, lo impulsan gigantes como Microsoft, Nvidia o Meta, que difícilmente recurran al aventurerismo financiero para afrontarlos. Por el contrario, se encuentran permanentemente anunciando sus proyectos y rindiendo cuenta de sus resultados a los inversores, con la finalidad de seguir reuniendo fondos para sus actividades.
El financiamiento existente
En cambio, el financiamiento que existe en Argentina en la actualidad es bastante menos interesante. Normalmente, el instrumento con el que se amasa el financiamiento para las empresas son las acciones. El valor de las acciones que conforman la bolsa argentina creció en gran forma durante 2024. El índice S&P Merval, que mide el desempeño general, aumentó en un 124 por ciento, impulsado por los bancos (entre otros Macro, Galicia, Supervielle) y las empresas energéticas (principalmente YPF y Pampa).
También tuvo lugar un alto volumen de colocación de obligaciones negociables, que son bonos nominados en dólares que las empresas utilizan para financiar su actividad.
En un informe publicado por CIFRA en diciembre, que elaboraron Pablo Manzanelli y Leandro Amoretti, los autores señalan que, entre enero y octubre del último año, la emisión de obligaciones negociables alcanzó los 7.619 millones de dólares. En 2016 y 2017, alcanzaron, respectivamente, los 4.125 y los 4.209 millones. Y observan que “el 90% de las emisiones de esas 89 empresas se concentró en las siguientes: YPF, Telecom, Pan American Energy, Pampa Energía, TGS, Generación Mediterránea, Edenor, Banco Galicia, Vista Energy, Tecpetrol, Banco Comafi, Aluar, IRSA, Cía. Gral de Combustibles”.
Sin embargo, la economía no experimentó una expansión. Por lo que no se están financiando inversiones, sino que sucede algo más sencillo: las empresas grandes, que tienen la posibilidad de acudir al mercado de capitales, aprovechan la estabilidad del tipo de cambio y los incentivos a la bicicleta financiera para endeudarse, y realizar maniobras de corto plazo. No es otra cosa que la timba, en vez de la producción.
Cripto-vertedero
Tan curiosa como la justificación de que el Estado no tiene nada que ver cuando el Presidente difunde un presunto activo financiero pero no lo promociona, es la idea de financiar proyectos de una economía en retroceso con cripto-monedas. Su funcionamiento en el plano internacional tiene otras características.
Desde su aparición, los activos cripto se caracterizan por una alta volatilidad en su valor. Bitcoin, el primero de todos ellos, experimentó períodos de alzas significativas desde su puesta en circulación a finales de 2009, seguidos de caídas abruptas que llegaron a durar uno o dos años.
Cuando el blockchain, que es la tecnología mediante la cual funcionan, comenzó a atraer el interés de los grandes bancos internacionales, inició un crecimiento importante en su precio, y a partir de entonces fue asimilado paulatinamente en las finanzas.
En la actualidad, son utilizados por varias entidades financieras, que promueven la teneduría de bitcoins para fondos comunes de inversión. BlackRock es el que tiene mayores tenencias, administrando activos por un valor de 60 mil millones de dólares. Y en Estados Unidos se progresa para oficializar operaciones y establecer regulaciones, cuya ausencia se considera un vacío.
Varios analistas coinciden en la idea de que las cripto-monedas se encaminan a convertirse en un activo de reserva, del estilo de lo que hoy es el oro. Tienen en común la característica de que su oferta es limitada (la producción electrónica de una cripto-moneda tiene un límite), por lo que no se asocian de ninguna forma con el crecimiento económico.
De ser así, dejarían de ser una novedad para ser otra variante dentro del sistema financiero internacional. Una suerte de vertedero para fondos que no se pueden utilizar de mejor manera ante situaciones adversas, o bien un activo de reserva para prevenirse de contingencias en épocas de auge.
Es decir, algo muy distinto que una forma creativa de financiar emprendimientos productivos. Idea de por sí contradictoria con un país en estancamiento económico, en el que tiene lugar una bicicleta financiera que es una bomba de tiempo. ¿O habrá pensado Milei que además de ser eso, $LIBRA podría ser una nueva forma de atraer fondos para el carry trade, agravando sus consecuencias?
El Presidente no solamente se excedió en publicitar un activo financiero carente de integridad. Además lo hizo con un trasfondo ideológico y una connotación que se contrapone con la realidad argentina, que sus propias políticas reproducen y ahondan.
Es para preguntarse si el nivel de ilusionismo sobre el que se estructura el discurso presidencial sobre el tema no es tan preocupante como el suceso en sí mismo. Evidencia una indiferencia ante los hechos que implica una incapacidad de responder a una situación social enrarecida.