Guillermo Carmona: “La Argentina no puede ignorar el principio de integridad territorial”

Al margen de lo que le pueda suceder a nivel personal al Presidente Javier Milei con las investigaciones por la estafa de la criptomoneda, el caso “agrava el aislamiento” en que se encuentra Argentina al haber abandonado políticas que fueron respetadas en el plano internacional, según Guillermo Carmona, ex diputado peronista, abogado de la UBA y ex secretario de Malvinas en la Cancillería, entrevistado por Y Ahora Qué?

Carmona sostiene que para entender algunas políticas de Milei hay que echar mano al marxismo. Pero no se forme usted una idea equivocada. No se refiere al filósofo revolucionario alemán del siglo XIX. La cita remite al ingenio humorístico del genial Groucho Marx: “Estos son mis principios. Si no le gustan, tengo otros”. El ex legislador cuestiona el voto de Argentina de abstención en Naciones Unidas frente a la guerra en Ucrania, el nombramiento de un empresario tecnócrata como Alejandro Oxenford en la embajada en Estados Unidos, el “seguidismo” de Milei respecto de Donald Trump y Elon Musk, los vaivenes en la relación con China, “el desprecio” al Mercosur y los organismos multilaterales y una “desmalvinización” que sólo favorece los intereses del Reino Unido

El Gobierno cambió súbitamente el voto que sostenía en la Asamblea de Naciones Unidas respecto de la guerra en Ucrania. Ahora se abstuvo de pedir el retiro de tropas rusas, al parecer sólo porque Estados Unidos cambió su postura y negocia el fin de la guerra con Vladimir Putin ¿Cuál es el supuesto rédito para el país?

–Para dimensionar los alcances y consecuencias del cambio de posición en el voto, hay dos aspectos. El primero es tener en cuenta cómo construyó su posición la Argentina desde febrero de 2022, cuando se produjo el avance de las tropas rusas sobre territorios ucranianos. Y más allá de la consideración sobre las causas que determinaron la invasión, esto implicaba una violación al principio de integridad territorial. Y lo segundo es la consideración sobre el alcance de la soberanía de los Estados. El voto anterior fue de condena. Tuvimos un debate intenso en la Cancillería, junto con funcionarios de la presidencia (de Alberto Fernández). Tuvimos muy en cuenta las opiniones de especialistas y académicos. E incluso los fuertes e importantes vínculos de Argentina con Rusia.

¿Cuál fue la esencia de aquella postura de condena?

–Había que sostener una posición de principios basada en el derecho internacional y que contemplara los intereses de nuestro país en relación con temas territoriales. Allí tuvo un peso enorme en la decisión la cuestión Malvinas.

¿Por qué el vínculo directo del caso ucraniano con el conflicto de Malvinas?

–La Argentina no podía votar en contradicción con su histórica posición de valoración y defensa del principio de integridad territorial. Y la guerra en Ucrania es el caso del avance de un país sobre el territorio de otro país. Esta posición creo que contempló también una acción concreta efectiva para evitar que se afectara la relación con Rusia, entre otros aspectos pero no solamente por los fuertes vínculos económicos y comerciales con Rusia.

–¿Qué otra cuestión vinculada a Rusia se tuvo en cuenta para no dañar las relaciones?

–Que Rusia es uno de los países que más abiertamente ha sostenido en todos los ámbitos multilaterales, y en la relación bilateral, un explícito reconocimiento de la soberanía Argentina sobre Malvinas. Tal como ocurrió con el resto de los países latinoamericanos y caribeños, Argentina no se sumó a las iniciativas de adopción de medidas económicas, bloqueos financieros y embargos económicos que promovían en ese momento Estados Unidos y la Unión Europea. El gobierno de Milei ha tirado por tierra esta posición de principios, sustentada en los intereses de Argentina en relación con Malvinas.

Relaciones carnales, sin carnes

–¿Qué es lo más grave de esta actitud de Milei en el plano de las relaciones exteriores?

–Lo que ha demostrado es tener una actitud de absoluto seguidismo de la posición de Estados Unidos. Milei ya lo había anticipado. Es el alineamiento automático con Estados Unidos. Alineamiento que implica asumir como propios los intereses de Estados Unidos, independientemente de quién gobierne. Esta situación ha llevado a que el Gobierno pase en la votación de esta semana de una postura basada en principios e intereses soberanos a otra de abierta contradicción con dos principios fundamentales que la Argentina busca siempre preservar.

–¿Cuáles principios de política exterior son fundamentales?

–El de integridad territorial y el principio de solución pacífica de las controversias internacionales. En cuanto al giro en la posición del actual gobierno, resulta evidente que ha sido exclusivamente por el cambio que introdujo Estados Unidos a partir de la llegada de Donald Trump a la presidencia. Esto se vio reflejado en la votación. Y lo más grave es que Argentina se abstuvo. La resolución de la ONU planteaba la importancia del respeto del principio de integridad territorial en los procesos de negociación en busca de un acuerdo de paz. También resulta reprochable que durante las votaciones previas de las enmiendas propuestas al proyecto, Argentina haya votado negativo a la inclusión de una referencia específica, y finalmente aprobada por la Asamblea, al derecho de integridad territorial y al de soberanía.

–¿No reconocer la integridad territorial y soberanía es lo peor?

–Las miradas críticas pusieron en evidencia la contradicción del voto de Milei contra su amigo el presidente Volodimir Zelenski. Eso no es lo más grave. Lo más grave es que haya decidido votar en contra de lo que resulta fundamental para la defensa de nuestros intereses soberanos en la cuestión Malvinas y la defensa de nuestros intereses soberanos en general.

–¿Cómo interpretar la designación en comisión del empresario Alejandro Oxenford como embajador en Estados Unidos? ¿Un gesto hacia el sector cada vez más poderoso de firmas tecnológicas, incluyendo al amigo admirado de Milei, el ultramillonario Elon Musk?

–Habría que utilizar una figura para entender las señales que Milei pretende darle a Estados Unidos. Oxenford no es conocido solamente por su trayectoria tecnológica sino sobre todo por ser el fundador de una de las primeras plataformas de comercio virtual que hubo en Argentina; DeRemate.com. Estamos ante un Gobierno que todas las señales que da al exterior son las de un país ‘de remate’ o ‘en remate’. Si bien puede considerarse como una chanza, creo que explica cabalmente la lógica con la que Milei ha planteado la relación con Estados Unidos. Hay que tener en cuenta que, en general, quienes han ocupado la embajada en Estados Unidos han sido figuras destacadas de la política argentina. O que hayan jugado papeles importantes en ámbitos parlamentarios o en experiencias vinculadas a la diplomacia. Que pudieren acreditar una trayectoria que justificara la designación ante Estados Unidos.

–No sería la primera vez que se nombra a amigos en esa legación tan estratégica para el país.

–Mauricio Macri inauguró la práctica de proponer empresarios amigos. Milei reincide y lo hace con una actitud que tiene una clara connotación de subordinación. No parece estar Milei proponiendo a alguien para que represente los intereses de la Argentina en Estados Unidos sino que estamos ante la designación de alguien que pueda estar alineado con los intereses del gobierno de Trump. Intereses que, en gran medida, están asociados a la figura de Musk y de otros sectores a los que el griego Yanis Varoufakis denomina como tecno-feudalismo.

–Milei propugna firmar un tratado de libre comercio con Estados Unidos ¿En que favorecería al país desligarse así del Mercosur que no contempla pactos bilaterales?

–Lo primero que hay que tener en cuenta es que las palabras libre comercio están explícita y evidentemente excluidas del léxico que utiliza Trump. Ya en su presidencia anterior retiró a Estados Unidos del acuerdo TLC Transpacífico. Tuvo una posición muy refractaria respecto de las prácticas de libre comercio. De hecho está propiciando políticas de abierto proteccionismo de la economía estadounidense disponiendo aranceles. Aranceles que alcanzan a prácticamente todos los países y en particular respecto de determinados tipos de productos. Lo que resulta evidente es que este planteo de Milei se contradice con la posición sostenida por Trump. Esto no significa que no se pueda concretar. Pero no hemos visto ninguna expresión entusiasta desde Estados Unidos. La relación bilateral ha sido intensa y compleja. Marcada fundamentalmente por la falta de complementariedad de nuestras economías.

–¿En qué radica la mayor falta de complementariedad bilateral con Estados Unidos?

–Somos países que en materia agrícola, ganadera y alimentaria, tenemos productos similares dentro de la oferta exportable. Esto ha traído serios problemas en distintos momentos. Sobre todo porque Estados Unidos ha sostenido un fuerte proteccionismo respecto de los productos agrícolas, cárnicos y alimenticios elaborados. Por otro lado, la Argentina ha intentado proteger su industria en relación al enorme potencial industrial de Estados Unidos. Así que la propuesta de Milei va a contramano de la complementariedad. Es una propuesta que difícilmente tenga un fuerte eco o un claro posicionamiento favorable de parte del gobierno de Estados Unidos por sus prácticas proteccionistas. No creo que estén interesados en comprar nuestros productos agrícolas cuando ellos son importantes productores de ese tipo. Ya vimos el episodio de los limones argentinos durante la presidencia de Macri. Ahí se refleja la concepción estadounidense.

–No parece por lo tanto un modo de complacer deseos de Estados Unidos.

–También existe un claro obstáculo. Es una resolución del año 2000 del Consejo del Mercado Común del Mercosur. Se necesita consenso en las negociaciones con otros Estados o grupos de Estados. Debe ser de manera coordinada. Creo que el mensaje de Milei busca ser una ofrenda complaciente en un tema que pareciera no ser prioritario para Trump. Por otro lado, es una señal negativa para los países socios del Mercosur.

–Justo cuando Brasil es uno de los dos socios comerciales claves. El otro es China ¿Qué quiere hacer Milei con China después de haber dicho que no hará tratos con ‘comunistas’?

–Para analizar la posición de Milei hacia China hay que apelar al marxismo. Pero no al de Carlos Marx sino al de Groucho Marx: «Estos son mis principios pero si no le gustan tengo otros». Esto parece haberle transmitido Milei al gobierno chino tras una serie de improperios, malos tratos por parte de funcionarios, descalificaciones y hasta expresiones que podían considerarse como discriminatorias y xenófobas. Tuvo que ceder en su posición, no solo por la importancia que tiene el comercio entre ambos países y la importancia de las inversiones chinas en la Argentina, sino sobre todo por la situación que se presentó a mediados de 2024 ante el vencimiento del préstamo swap. Se hubiera complicado la ya muy compleja situación financiera argentina.

–¿Cómo mantener acuerdos con Beijing y a la vez satisfacer a Trump en su guerra económica contra el gigante asiáatico?

–Creo que este va a ser uno de los temas más complejos para el gobierno de Milei. Pareciera existir dentro de la política de Trump un claro objetivo de escalar la confrontación estratégica con Beijing frente al evidente crecimiento de China. Argentina tiene que mensurar muy adecuadamente la importancia de la relación económica, comercial y política con China. Y al mismo tiempo revisar su posicionamiento respecto de los países del BRICS. El alineamiento automático con Estados Unidos está metiendo de algún modo a la Argentina en una disputa que no es nuestra. Y de la que difícilmente pueda salir con algún tipo de ventaja o en una posición victoriosa.

–¿Y qué puede suceder en el plano regional con los enfrentamientos de Milei con gobiernos que no le agradan e incluso los agravia en duros términos?

–Se pueden encontrar similitudes de las políticas de Milei con las de otros gobiernos de corte neoliberal, como los de Carlos Menem, Fernando de la Rúa y, sobre todo, con el de Macri. Sin embargo, donde las comparaciones dan como resultado un agravamiento clarísimo, es en el campo de la integración regional, tengamos en cuenta que Menem propiciaba el regionalismo abierto. Es decir, la consideración del Mercosur como una plataforma para el libre comercio. No implicó una afectación de las relaciones con los vecinos. Si bien había un proceso de alineamiento y de subordinación con Estados Unidos, se propició incluso una intensificación de las relaciones. Hubo mejora de las relaciones con Chile en la superación de conflictos territoriales. Con De la Rúa se mantuvo esta tendencia al regionalismo abierto. Pero en una política con elementos en común, durante el gobierno de Macri ya hubo cambios en esa perspectiva. Apuntó claramente a la desintegración de los procesos regionales. Al regionalismo le sumó una política de ruptura con ámbitos a los que calificó ideológicamente, como la Unasur o la Celac.

–¿Macri sentó las bases de lo que haría luego Milei?

–Propició la generación de otros ámbitos como el Prosur que surgió del Grupo de Lima. Hubo una relativización de los compromisos. En el Mercosur, priorizando el libre comercio. A diferencia de lo actuado por Menem, De la Rúa y Macri, el gobierno de Milei tiene una posición abiertamente rupturista con la región. Por la subordinación con Estados Unidos. No se trata de la apuesta por la desintegración, sino directamente la ruptura a partir de una relación conflictiva con los presidentes de países de la región. Y un retiro de la Argentina de la Unasur. En el caso de la Celac, desde que asumió Milei, nunca ha habido una representación en las cumbres ni por el presidente ni por la Cancillería.

–¿No se había acusado a gobiernos peronistas de provocar un aislamiento?

–Ahora se ha dado lugar a que se profundice la situación de aislamiento de la Argentina en el plano regional. Y de aislamiento en los ámbitos multilaterales y globales especialmente en Naciones Unidas. Argentina tenía una práctica de buscar coincidencias con la región en los principales votos en la asamblea general de Naciones Unidas. Coordinar posiciones. Todo esto ha sido echado a tierra por Milei.

–Hay un tema que es de su incumbencia como exsecretario de Malvinas en la Cancillería ¿Qué quiere hacer Milei con el diferendo por las islas?

–Su política es abiertamente desmalvinizadora. Hablar de desmalvinización implica dos cosas: en primer lugar la relación con el Reino Unido saca el tema Malvinas como prioritario. Justo con la potencia que ocupa ilegalmente el territorio nacional. En segundo lugar, la desvalorización alcanza a un retiro de la cuestión Malvinas de la agenda Internacional y de los ámbitos multilaterales, especialmente de la asamblea general de la ONU y el Comité de Descolonización. La desmalvinización hace que el tema esté prácticamente ausente en la acción diplomática. Y complaciente frente a las reiteradas y cada vez más frecuentes provocaciones británicas.

–Mirando desde la otra orilla, ¿qué le parece que busca Gran Bretaña? La cercana Antártida será más temprano que tarde un asunto sensible mundial.

–Parece que el Reino Unido busca medir hasta qué punto Milei ha decidido quedarse callado frente a las acciones unilaterales que los británicos llevan adelante. Esto se evidencia en la ausencia de protestas respecto de hechos graves que han ocurrido. La protesta es un instrumento de la diplomacia. Es un mecanismo previsto en el derecho internacional para salvaguardar nuestros derechos. No es ninguna declaración de agravios hacia otro país. Todo lo contrario. Es el señalamiento de que nuestro país se está viendo agraviado en sus derechos. El Gobierno actúa con una permanente omisión de poner en evidencia estas acciones colonialistas británicas.

–¿Podría mencionar algunas de estas acciones colonialistas?

–La oposición planteó rechazos públicos por la ampliación del Puerto de Malvinas, la ampliación del área marina protegida en las Islas Georgias, la intensificación de vuelos militares, la realización de ejercicios militares, las visitas incluso de funcionarios británicos de alto rango, han sido claras provocaciones. Milei ha decidido no protestar. Y del lado británico no existe correspondencia al silencio y omisiones argentinas. Todo lo contrario. Los británicos han intensificado su acción diplomática, tanto como intentan debilitar la posición de Argentina. El gobierno anterior tenía una posición de firmeza respecto de las provocaciones.

–Incluso el Gobierno firmó otro acuerdo de facilidades para Gran Bretaña.

–Quizás sea el hecho más grave ocurrido durante la gestión de Milei. Accedió a un nuevo acuerdo con los británicos que implica una reedición del pacto de los cancilleres Foradori-Duncan. Nuestra gestión lo dejó sin efecto. Es un instrumento internacional que los británicos van a intentar utilizar en función de su interés de naturalizar la presencia colonial británica en Malvinas. Y evitar que futuros gobiernos puedan retomar posiciones soberanistas.

–¿Cuánto daño puede causar a la política exterior argentina el escándalo de la criptomoneda $LIBRA que involucra a Milei?

–Uno de los activos más importantes que tienen los Estados en sus relaciones internacionales es la reputación. Se construye de manera constante, trabajosa. Lleva años lograr una reputación de país respetuoso del derecho internacional, que apuesta por la construcción de la paz, comprometido con el multilateralismo, preocupado por los grandes problemas de alcance global, como son los temas ambientales y el cambio climático. Las posiciones de Milei han sido absolutamente dañinas. Desprecio por el multilateralismo, por los procesos de integración regional, por la defensa de la soberanía, desprecio a la soberanía de otros Estados.

–¿La estafa con la criptomoneda agravó la reputación, al margen de lo personal que le toca al Presidente?

–Se agrava ahora y se dispara muy significativamente con este escándalo internacional de la cripto estafa. Es un hecho que ha sido objeto de análisis por los principales y más influyentes diarios internacionales. Que ha dado lugar a declaraciones públicas de mandatarios de países latinoamericanos y de otras regiones. Y que sobre todo ha dado lugar a la intervención de los poderes judiciales de otros países. Hasta ahora el de Estados Unidos y España. Puede ocurrir que otros países inicien causas. Así que estamos ante una situación de grave y evidente deterioro de la reputación internacional. Eso que costó tanto construir y sostener es muy rápidamente destruido y luego costará grandes esfuerzos reconstruir. Así que Milei y su gobierno le están haciendo un enorme daño al posicionamiento y la reputación Internacional de la Argentina, un país respetado y que hoy está viviendo una clara situación de aislamiento. Se nota en Naciones Unidas al votar con un pequeño grupo de países, la mayoría de escasa relevancia internacional. Ya en el gobierno de Macri, con los Panamá Papers, la Argentina estuvo cuestionada internacionalmente. Sobre ese grave problema de reputación, el gobierno siguiente, del que fui parte, tuvo que operar para revertirlo. Ahora hay un hecho de connotaciones delictivas mucho más relevantes y graves.

Un comentario sobre «Guillermo Carmona: “La Argentina no puede ignorar el principio de integridad territorial”»

  1. Maravillosa entrevista. Coincido en cada palabra. Lamentablemente hay un alto porcentaje de adultos; anti peronistas; y otros pocos jóvenes que se creen este discurso.
    Lo que lamento es haberlos subestimado y creer que ya estaba todo claro. Se tenía que capacitar Malvinas y Soberanía “en todos los niveles educativos” . Una idea que Carmona impulsó en su período en Cancilleria. Bueno es un tema que quedo en la historia. A no bajas los brazos y a seguir “Combatiendo”. Y no confundir lealtad con obsecuencia.

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