El gobierno libertario no es apto para analistas acostumbrados a señalar errores formales o exigir rutinas en lugar de describir acciones y descubrir su lógica. Tampoco para dirigentes que ignoren el profundo sentido de la hiperactividad presidencial.
Tesis número uno: el gobierno de Javier Milei comete torpezas y todavía no entiende la botonera del Estado. ¿La entenderá algún día?
Tesis número dos: al Presidente no le importa la botonera del Estado porque quiere destruir todo lo que no sea aparato de coerción ni instrumento de grandes negocios.
Tesis número tres: el Presidente ataca a sus propios aliados, reales y potenciales, y así no se hace política.
Tesis número cuatro: el Presidente ataca a sus propios aliados, reales y potenciales, porque quiere diluirlos ya mismo lo más posible, aprovechando que todavía conserva parte importante de su popularidad.
Tesis número cinco: el Presidente libra batallas absurdas, y su cuenta de X funciona con la dedicación de un adolescente.
Tesis número seis: el Presidente libra batallas porque en el ADN de la nueva extrema derecha en todo el mundo la acción y el ataque son permanentes, como base de la construcción del escenario político.
Tesis número siete: X no es el único modo de comunicación, a tal punto que el Gobierno acaba de incorporar al operador de redes Fernando Cerimedo, sospechado por haber participado en la intentona golpista de Jair Bolsonaro.
Tesis número ocho: el Presidente sólo está en la Casa Rosada para garantizar la apertura de la Argentina y la intervención de grandes grupos para negocios con granos y minerales raros.
Tesis número nueve: el Presidente quiere que su paso por la Casa Rosada signifique la reconversión completa de la Argentina en una nueva, distinta a todo lo conocido desde 1916.
Tesis número diez: el Presidente quiere que su paso por la Casa Rosada signifique la reconversión completa de la Argentina en una nueva, distinta a todo lo conocido desde 1816.
Tesis número once: el Presidente dirige varios tsunamis al mismo tiempo, y el país va a estallar.
Tesis número doce: el Presidente dirige varios tsunamis al mismo tiempo porque se arriesga a que el estallido sea controlado y confía tanto en la base antiperonista tradicional como en sus votantes antipolíticos o directamente ultraconservadores.
Tesis número trece: el Presidente no sabe lo que es el peronismo cuando despliega su potencia.
Tesis número catorce: el Presidente olfatea un peronismo disgregado y sin conducción única, mientras mira de reojo si la enorme demostración de fuerza de la CGT y las CTA el 24 de enero último se sostiene en el tiempo y si el peso de Axel Kicillof remata en una proyección nacional hoy mismo, por fuerza de las circunstancias que aprietan al país entero y más allá de las especulaciones sobre el 2027. Por eso el Presidente refuerza el parate de la obra pública y corta la transferencia de fondos nacionales a la Provincia: para quitarle energía al gobernador.
Tesis número quince: el Presidente es como Jair Bolsonaro.
Tesis número dieciséis: el Presidente es como Jair Bolsonaro pero llegó después y pudo aprender de Bolsonaro. Así como la dictadura argentina decidió desaparecer antes de matar porque Augusto Pinochet no había llegado a matar a todos los que proyectaba desde el día del golpe, el gobierno actual sabe que tiene que acelerar desde el primer día porque Bolsonaro no lo hizo.
Tesis número diecisiete: los libertarios no supieron ni moverse para que saliera aprobada la ley ómnibus.
Tesis número dieciocho: los libertarios no supieron ni moverse para que saliera aprobada la ley ómnibus y por eso atacaron de entrada con el súper DNU, el número 70 de 2023, que regula la desregulación, porque no es verdad que el Presidente quiera desregular todo sino esencialmente lo que garantiza el tejido sindical, cultural y productivo de la Argentina, desde los pequeños y medianos empresarios hasta incluso firmas importantes que perderán mercado.
Tesis número diecinueve: el Presidente hace gestos como para distraer de la discusión del DNU, como su pelea con Lali Espósito.
Tesis número veinte: el Presidente hace gestos como para distraer de la discusión del DNU, como su pelea con Lali Espósito, pero como la cantante tiene una enorme influencia en redes, un sector donde le compite a Milei, la oficialización de Cerimedo sería una decisión preventiva para no subestimarla ni a ella ni a quien pueda aparecer desde el costado de la política y no desde el centro de la política profesional.
Y bien, ¿cuál de todas las tesis se comprueba ya mismo, o se comprobará en la práctica? ¿Todas? ¿Algunas? ¿Ninguna? Cada quien, y la realidad, tendrá su respuesta. Pero el punto clave no está ni en las tesis ni en las respuestas, sino en la hiperactividad de un Gobierno urgido selectivamente por destruir y construir al mismo tiempo. Y si esa hiperactividad se despliega sola, sin límites parciales o totales, trazar nuevas hipótesis y formular tesis será un trabajo de historiadores o arqueólogos. Porque, para colmo, una marabunta despliega el mismo nivel de hiperactividad para operar sobre el sentido común. El objetivo es paralelo: lograr, también en ese campo, una reconversión de valores. Por ejemplo, que sea un pecado la presencia en la Casa Rosada de un Presidente con políticas de justicia social y que, en cambio, sea natural un Presidente de los monopolios. Lo cual, dicho sea de paso, no es una calificación ideológica. El propio Milei dijo, escribió y sigue sosteniendo que los monopolios abaratan precios. No estaría pasando con la leche y la harina pero quién sabe si no ocurrirá en medio siglo. Es cuestión de esperar. O no.
No es cuestion de esperar. Intalar la idea del juicio politico YA. En el congreso pierde. Y despues…q se vayan todos para q no suba la reivindicadora de criminales, con la gente en la calle para evitar q capitalicen los q inventaron a este sicotico criminal a quien el FMI corre x izquierda. Nunca visto.