Ricardo Auer: “Trump usa a la CIA para combatir al Pentágono”

Experto en tecnología y en análisis de riesgo geopolítico, el argentino Ricardo Auer analiza ya con algo de distancia la Guerra de los Doce Días entre Israel e Irán, coronada con el bombardeo final por parte de los Estados Unidos.

En sus estudios y escritos, Ricardo Auer suele incorporar un concepto: el de “guerra cognitiva”. Se trata de formas híbridas de guerra, que incorporan la información y la desinformación. 

–Vos acostumbrás hablar de “guerra cognitiva”. Te tomo el concepto y a partir de eso quiero saber por qué tanto Israel como Irán, y también los Estados Unidos, se dan por ganadores tras la Guerra de los Doce Días.

–Vamos a suponer que a Irán los bombardeos no le rompieron todas las instalaciones nucleares. Pero le conviene decir que sí se las rompieron por completo.

–¿Por qué?

Porque de otro modo retroalimenta el empoderamiento de Benjamín Netanyahu. 

–¿Le estaría dando aún más poder al primer ministro israelí, querés decir?

–Exacto. Netanyahu, a su vez, dice que ganaron porque en ese caso es obvio: bombardearon Irán y luego esos bombardeos fueron seguidos de ataques norteamericanos sobre instalaciones nucleares.

–Bien. ¿Y los Estados Unidos?

–Allí no hay un solo sector. El Pentágono, que es la oposición a Trump, salió con un misterioso “no le pudimos romper todo a Irán”.

–Donald Trump no dijo lo mismo.

–No. Su relato fue que el bombardeo norteamericano sobre Irán tuvo el efecto de la bomba sobre Hiroshima. Bomba y rendición. Con un agregado: el anuncio de que los Estados Unidos, con esa movida y con el fin de la guerra, ayudaron a que el petróleo iraní pueda ser embarcado hacia China. 

–Supongo que en esa relación no hay desinterés.

–Claro. Y lo más importante es que revela que hay conversaciones con China. 

–Casi no se escucha la frase “guerra arancelaria”. Arrancaste diciendo, Ricardo, que el Pentágono no está con Trump. ¿Quién sí lo apoya, dentro del establishment estratégico y de inteligencia?

–Trump apela a la CIA para combatir al Pentágono. La CIA dice: “Hemos solucionado un problema”. Fijate que hablan de solución y no sólo de victoria.

–Le dan un marco de largo plazo. O de un tablero más amplio.

–Es que Trump insiste en la paz. Es un objetivo verdadero. Creo que, en general, no se entiende este conflicto si uno se olvida de la existencia de los grandes aparatos militares-empresariales.

–¿En todos los protagonistas?

–Sí. Los iraníes también son un complejo empresarial militar, manejado por los guardianes de la revolución, que tienen el visto bueno de los ayatolas. ¿De quién son los pozos petroleros en Irán? No hay empresarios privados puros. ¿Quién financia milicias como Hezbollah? Es un aparato que controla todo. Incluso controla sociedades pantalla en Turquía, por ejemplo. 

–¿Y en Israel?

–Lo mismo. En ese aspecto hay un gran parecido. ¿Qué hace Trump para ayudar a Netanyahu y a la vez para que no escalar el conflicto? Trump dice que hay que terminar con el juicio contra  Netanyahu en Israel.

–Antes hablaste de China como un protagonista, aunque no bélico.

–El modelo chino también revela la existencia de un gran complejo, no cabe duda. El Estado es omnipresente pero deja que grandes empresarios actúen en rubros inmobiliarios, automovilísticos y comerciales. Ser dueño en China es como tener una concesión. 

–¿Y Europa?

–Pierde porque queda desubicada. No puede colocar el producto de sus intereses, que son sus sistemas de armas. Tiene que aumentar al 5 por ciento su presupuesto militar.

–Ése fue el compromiso que asumieron los miembros de la OTAN en la última cumbre, en La Haya?

–Sí. ¿Y cuál es la clave del rearme? Que 80 por ciento la van a proveer los norteamericanos. Lo cual sirve para entender cómo funciona el mundo. Hoy y desde hace unos cuantos años el sistema financiero se alimenta de los presupuestos deficitarios de los Estados. Los Estados, inclusive el Estado norteamericano y los Estados europeos, pagan intereses. Esa ganancia de intereses va al complejo tecnológico, que a su vez apunta al control social. También sucede lo mismo en Rusia, China e Irán. La otra parte, la que no se orienta al control social, va al sistema de producción de armas.Cuando no se entienden entre ellos, debaten cuánto va para un sector y cuánto para otro. Y el resultado puede ser un conflicto bélico. No hay que olvidar que la guerra también crea expectativas. Y miedos. Parece ciencia ficción, pero no lo es. Las empresas son todas conocidas. Las tecnológicas, ni hablar. 

–Starlink, Meta, Apple…

–Y del otro la General Dynamics, o la Lockeed. 

–¿Por qué la guerra se terminó en doce días? ¿Por esas empresas, entre otros factores?

Irán no tenía un sistema de defensa adecuado. El cielo era propiedad de Estados Unidos y de Israel.

–Más la campana de acero de los israelíes para detectar y destruir misiles iraníes, al menos en parte.

–Los misiles iraníes son más baratos que la campana de acero, pero eso no cambia la propiedad del cielo. Y además, en los Estados unidos Trump tenía que hacer algo que le diera valor a su palabra.

–Los megabombarderos B2 fueron un argumento sólido.

–Sí, claro. Más la inteligencia. Hay iraníes de alto rango que odian a los clérigos. 

–China y Rusia no se metieron. 

China hizo declaraciones. Rusia, aunque suene paradójico, tiene buena relación con Israel y con Irán. Existe un canal de intercambio tecnológico.

–Terminada, o pausada, esta guerra, ¿qué puede suceder con Gaza y Cisjordania?

–Hay que prestarles atención a los países árabes, donde sus pueblos están todos con la causa palestina. Por eso, antes de los bombardeos a Irán Trump los visitó e hizo grandes negocios. Y arregló, por ejemplo, que el uranio se enriquezca en Arabia Saudita.

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