El voto mayoritario en la Bolivia de 2025 fue enormemente práctico. Hastiados de las peleas internas del MAS, de los ataques arteros entre hermano, un grueso sector de los bolivianos de izquierda buscó a la fórmula más cercana a sus sueños. Así ganaron en primera vuelta Rodrigo Paz y el capitán Edman Lara, una figura muy popular. El balotaje, en octubre.
No se fascistizaron ni arriaron las banderas.
Domingo 17, día de elecciones nacionales. Ha pasado ya el medio día. En la mesa almorzando está la cúpula mayor de Rodrigo Paz Pereira. La jornada comenzó temprano en El Picacho, la hacienda de Jaime Paz Zamora, su padre, en Tarija. Luego de una misa celebrada en la capilla de la propiedad, el candidato fue a votar y después llegó a La Paz, en vuelo ligeramente demorado. Ahora, mientras se pica algo de comida, hay un espíritu positivo. En la charla se sostiene que de conseguir el 10 por ciento podrían considerar que hay hecho una gran elección. La sorpresa fue mayúscula, incluso para ellos. Obtuvieron un poco más del 32 por ciento de los sufragios y salieron primeros en los comicios.
Un día antes se hubiera considerado delirante a cualquiera que dijera eso. Las propias encuestadoras no dieron pie con bola. Ni siquiera las más honestas. La gran pregunta es ¿por qué? pero antes entendamos qué significó esta victoria o esta derrota según se mire.
Bolivia vira hacia el centro
Cuando uno ve el mapa de la votación se da cuenta de que las dos fracciones de derecha moderada (Tuto Quiroga y Samuel Doria Medina) sólo ganaron en la parte oriental del país, tradicionalmente más conservadora que la del occidente, es decir la de Los Andes. De hecho, perdieron en el país. A diferencia que en Argentina, en Bolivia la derecha privatizadora y neoliberal no es mayoría, aunque está cerca.
Por supuesto que también el Movimiento al Socialismo, envuelto en acusaciones y contraacusaciones, en peleas internas llenas de insultos y deméritos, ha sido uno de los grandes perdedores. De hecho, dos candidatos (los más jóvenes) sacaron el 8 % (Andrónico) y 3,2 (Del Castillo) y Evo puede abrogarse una parte del 19 % de voto nulo en un país donde éste tradicionalmente fluctúa entre el 5 y el 8 %.
No ha muerto la predilección por la izquierda. Sólo ha cambiado y se ha dispersado.
El 2002, el Movimiento de Izquierda Revolucionaria de Jaime Paz Zamora perdió la personería jurídica toda vez que no alcanzó al 3% de la votación. Ahora, 23 años después, es posible que vuelva de la mano del hijo de su más importante líder.
No es un fenómeno nuevo. Pasó con Víctor Paz Estensoro quien en 1964 fue defenestrado por un golpe de Estado y su partido el Movimiento Nacionalista Revolucionario perdió las elecciones por escándalo de 1967. Sin embargo, en 1986 volvería al poder para ser calificado como el presidente del siglo XX en Bolivia.
En concreto, acaba de ganar las elecciones en primera vuelta el partido que, sin ser el MAS, más se le parecía. Y ganó en los bastiones del socialismo. De Argentina a Achacachi en el Lago Titicaca y San Julián en el oriente boliviano, pasando por la combativa ciudad de El Alto. Ahí donde el MAS era imbatible el voto no pasó ni a Andrónico ni a Del Castillo.
Lo curioso es que no hubo consigna pública, no hubo gran repercusión de las redes sociales en torno al presidenciable Rodrígo Paz. Un fenómeno que debe ser analizado desde la comunicación y la política. Y que llevó a la distorsión de las encuestas, todas ellas realizadas a través de lo digital.
El capitán comanda la victoria
Para el experto en Big Data Ludwing Calderón, lo que falló en la medición fue que no se ponderó a los vicepresidenciables. No se midió bien porque sólo se priorizó a las cabezas. Y esta vez (quizá sea un fenómeno inédito) el capitán Edmand Lara sí fue determinante.
“Al día siguiente de la elección fuimos a ver de nuevo los datos, tratando de entender qué había pasado y nos dimos cuenta que si hubiéramos medido al binomio completo nuestros resultados hubieran sido diferentes”.
Estos errores metodológicos ocurrieron en todas las mediciones mostrando la crisis de las encuestas y las encuestadoras.
También es verdad de que hay serias dudas sobre cómo algunas de las mediciones habrían sido compradas por grupos de poder que querían que el empresario Samuel Doria Medina ganase la justa electoral.
Un capitán sin mando
Edman Lara fue capitán de la Policía dado de baja el 2023 por denunciar hechos de corrupción dentro de su institución. Sin sueldo ni trabajo el exoficial se dedicó a vender ropa norteamericana usada y a continuar sus estudios de derecho, logrando hace pocos meses el título de abogado.
Si Rodrigo Paz mamó de la política desde el seno de su madre (sus dos padres siempre estuvieron ligados a ella) y vivió su niñez y adolescencia en el exilio, Edman Lara fue tomado como el símbolo del boliviano pobre obligado a sobrevivir vendiendo en las calles. Y en un país que tiene más del 80% de su población en la informalidad este es un caso muy común. ¿Cómo no va a sentirse identificado con él gran parte de los bolivianos de a pie?
Además, en un país donde los agentes del orden te cobran coima por pasarte en luz roja o manejar borracho, la lucha contra la corrupción policial es muy, pero muy popular.
Ahora bien, Lara es un populista muy cercano a la demagogia y muy alejado de las fórmulas conservadoras. Un ejemplo, ha ofrecido elevar el bono Dignidad (a los mayores de 60 años) de 350 a 2000 bolivianos. Los economistas ortodoxos se siguen jalando los pelos. Más aún ha prometido meter presos a todos los integrantes del Alto Mando policial.
Acompaña a propuestas de este tipo la consigna de que no se privatizarán las empresas ligadas a los recursos naturales bolivianos (solo se venderían las que estén con problemas económicos) y que habrá perdonazo tributario, es decir se condonará multas e intereses a las empresas que no pudieron tributar a partir del Covid. O sea, propuestas típicamente masistas.
Los evangelistas están detrás
Ahora bien, el Partido Demócrata Cristiano, fundado en 1954, siempre fue una organización de centroderecha. Curiosamente llevó a Jorge Tuto Quiroga como su candidato en las elecciones del 2014 obteniendo un poco más de 267 mil votos. Y antes, en los años sesenta, gobernó con René Barrientos, aunque renunció al poder ejecutivo luego de las masacres de mineros.
La juventud de este partido junto con otros grupos guevaristas darían nacimiento al Movimiento de Izquierda Revolucionaria cuyo máximo líder sería Jaime Paz. Un hermano de él, Nestor, murió defendiendo ideas foquistas en Teoponte.
Desde hace cuatro décadas el PDC es una organización en permanente búsqueda de acomodar su sigla al mejor postor. No tiene organización ni gravita en la vida política si no es cuando los candidatos necesitan sigla para acudir a los comicios.
Al principio de la contienda electoral el PDC, antes de decantarse por Rodrigo Paz, proclamó como candidato al pastor Chi Hyun Chung líder de una iglesia evangélica. De origen coreano, Chi participó en las elecciones del 2019 obteniendo casi el 9 % de los votos. El 2020 solo logró el 1 %. Sus seguidores mayoritariamente migraron su voto por Luis Arce candidato del MAS.
Esto demuestra el gran pragmatismo del voto evangélico, sobre todo en los sectores más pobres de la población. En su momento fueron un puntal electoral para el evismo, particularmente porque así consiguieron que el Estado fuera declarado laico y se borrara de la Constitución Política del Estado que la católica era la religión oficial boliviana. Hecho que alejó a los seguidores del Vaticano pero acercó a los adeptos a la protesta de Martín Lutero.
Un voto pragmático
El voto mayoritario en la Bolivia de 2025 fue enormemente práctico. Hastiados de las peleas internas del MAS, de los ataques arteros entre hermano, un grueso sector de los bolivianos de izquierda buscaron a la fórmula más cercana a sus sueños.
No se fascistizaron ni arriaron las banderas. Si el partido no estuvo a la talla de ellos, estos no se pasaron a la otra orilla. Ahora velan las armas esperando que Paz y Lara cumplan con lo prometido.
Mientras tanto en lo que queda del MAS, sobre todo en el ala de Andrónico la idea es “hay que pensar, hay que compartir lo pensado, hay que reagruparse, reabrazarse y entender a la gente”. Monumental tarea.