El salvataje del Tesoro de los EE.UU. abre un paréntesis de cierta serenidad en “los mercados” que no garantiza un mejor desempeño del Gobierno en las urnas, donde se juega la gobernanza para la segunda parte de su gestión. Mientras tanto, recrudecen los intentos de alinear la conflictividad social en el desenvolvimiento de una difusa Batalla Cultural.
Los argentinos son ingratos y no tratan a su Presidente como se merece. Antes no pudo viajar a España para nuevamente hacerse arrumacos con los duros ultraderechistas europeos porque en su país nada funcionaba según lo planeado (o mejor en inglés: nothing works as planned) y la campaña electoral, en paralelo con la crisis económica y pese a los esfuerzos de su hermana Karina, le absorbía la totalidad de las energías.
Agobiado por la paliza en los comicios legislativos bonaerenses, el arranque de la seguidilla de disgustos parlamentarios y la escandalosa corrupción en la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS), no pudo viajar a España por quinta vez desde que asumiera la Presidencia, donde lo aguardaban con los brazos abiertos en el festival Europa Viva 25 organizado por Patriotas por Europa (o mejor en inglés: Patriots for Europe) para que pronunciara uno de sus discursos luminosos al estilo del célebre “I Have a Dream” de Martin Luther King en el Lincoln Memorial DC, pero de signo diametralmente contrario.
Así que a causa de que no pudo viajar les obsequió la presencia virtual abriendo un paréntesis en sus compromisos locales para discursearlos durante casi seis minutos del domingo 14 de septiembre, proyectándose de paso como un irresistible “fenómeno barrial” al mundo entero. Y tras agradecer la convocatoria a Santiago Abascal, el líder de Vox y de Patriotas.eu, dijo: “Quiero dedicar esta alocución y brindarle mis condolencias a la familia del mártir de la libertad, el queridísimo Charlie Kirk. Charlie fue brutalmente asesinado a sangre fría por un intolerante, un simpatizante de la organización terrorista ANTIFA, mientras llevaba a cabo un debate abierto con alumnos de la Universidad del Valle de Utah el pasado miércoles. Pero, lamentablemente, este hecho fue solo una prueba gráfica más de lo que es verdaderamente la izquierda en su estado puro: odio y resentimiento. Nos quitaron un guerrero ejemplar en el campo de la batalla de las ideas…”
Seguidamente Milei dijo que Kirk había sido “una persona intachablemente pacífica”, y aseguró que “solo Dios sabe qué será del alma del malnacido que apretó el gatillo, pero de algo estoy seguro: es que este trágico asesinato no debe ser un motivo para claudicar en la batalla cultural, porque las personas que servimos a la causa noble y justa de la libertad de nuestras naciones solo somos meros instrumentos que contribuirán a hacerla posible”.
Milei estaba inspirado. Cuando fue muerto de un tiro en el cuello, Charlie Kirk apenas tenía 31 años y ya presidía Turning Point USA, una organización promotora de valores conservadores y de extrema derecha en los institutos, colegios y universidades de los EE.UU., que cuenta con una red de fondos de inversión, grupos estudiantiles trumpistas y diversas organizaciones religiosas. Los críticos y estudiosos del discurso de odio vieron en Kirk un ejemplo paradigmático; Milei, por el contrario, un dirigente que se caracterizó por “su forma de confrontar mediante el debate público la mentira de los socialistas, desarticulando hasta el más mínimo de los detalles”.
Eso dijo Milei en su breve discurso virtual para Patriotas.eu y agregó, autorreferencial hasta el abuso: “Tuve el honor de conocer a Charlie Kirk, un ser humano excepcional, que desde su juventud se dedicó a trabajar contra el adoctrinamiento de la izquierda recalcitrante en ámbitos educativos. En 2012 fundó Turning Point USA, organización que llegó a expandirse en 3.500 campus de colegios y universidades […] Pero antes de volverse masivo, hubo un tiempo en que lo hizo en soledad o en pequeños grupos de personas, algo que inevitablemente me recuerda a mis inicios en Argentina, cuando éramos pocos quienes defendíamos las ideas de la libertad en los medios de comunicación […] Tanto a Kirk como a cualquiera de nosotros los izquierdistas y los progres nos tildan de ultras o extremos cuando, en realidad, somos así porque no queremos delincuentes adueñándose de nuestras calles. No queremos una invasión migratoria, no queremos que quemen y destruyan nuestras ciudades, y tampoco vamos a aceptar que nos disparen por decir lo que pensamos.”
La confección de listados de profesores que discriminan a los estudiantes conservadores al tiempo que difunden propaganda de izquierda en las aulas es uno de los ejes del activismo de Turning Point USA. Otro es combatir al progresismo en los campus de escuelas y universidades, y también publicar listas temáticas de vigilancia para protestar contra la educación sexual, los estudios de género, el denominado proyecto 1619, etcétera. Respecto de su último presidente, el asesinado Charlie Kirk, una rápida taxonomía de sus publicitados principios ideológicos puede ser útil para comprender el sentido homenaje que le tributara Milei en su discurso virtual para Patriotas.eu.
El joven Kirk tenía una larga y exitosa carrera política por delante, pero fue baleado durante un evento multitudinario desde un edificio a 180 metros de distancia. Así cayó quien, según sus críticos, había apelado a una retórica severamente divisiva para dar cauce a su condición de xenófobo, racista, machista, homofóbico, islamofóbico y transfóbico. Así cayó quien fuera opositor al aborto, a los anticonceptivos, a la medicación de las mujeres (porque las volvería malhumoradas), a toda regulación de la propiedad privada y a lo que denominaba “anarquía sexual”.
La carrera meteórica de Kirk se presenta desbordante de ubicuidad, cuando no de contradicciones irreparables, al mejor estilo de su referente Donald Trump. Hasta diciembre de 2023, por ejemplo, aseguró que Martin Luther King había sido un héroe y un “ícono de los derechos civiles”, opinión que cambiaría antes de terminar el año, cuando lo describió como “horrible… una mala persona”. Pero ya en enero de 2024, cuando a sus ojos la metamorfosis de King parecía irreversible, aseguró que aquel activista que pronunciara el célebre “I Have a Dream” en el Lincoln Memorial DC era un mito que había crecido “totalmente fuera de control”, hasta convertirse en “la persona más honrada, venerada e incluso deificada del siglo XX”, pese a no gozar en vida del aprecio de las mayorías. Por supuesto que eso y otros puntos de vista por el estilo motivaron controversias encendidas y acusaciones a las cuales Kirk respondió como pudo, o subiendo la apuesta.
Al momento de ser asesinado, su imagen pública era la de quien colecciona armas y defiende el derecho de portarlas, o apoya las acciones bélicas de Israel al tiempo que se manifiesta enemigo de los musulmanes y de la inmigración y, por qué no, del matrimonio igualitario. O sea que fue un claro exponente del conservadurismo cavernario, aunque en su funeral Trump, el principal orador, lo recordara como “un misionero con un espíritu noble” que “no odiaba a sus oponentes: quería lo mejor para ellos”. Así Trump, fiel a su megalomanía, lo corrió con delicadeza del lugar ultraderechista que considera exclusivamente suyo, y fuera de libreto agregó: “Ahí es donde discrepé con Charlie. Yo odio a mi oponente. Y no quiero lo mejor para él.”
Para los demócratas convencidos el asesinato de Kirk es en sí mismo condenable –y con razón– no sólo por atentar contra el Estado de Derecho y los principios éticos que lo fundamentan, sino también porque no repudiarlo vaciaría de sentido toda crítica a los discursos de odio. En el caso de Milei, por las complicaciones locales debió postergar un viaje a los EE.UU. para el lunes 22, donde se vería después con Trump y recibiría la promesa de apoyo financiero para salir transitoriamente del atolladero en el corto plazo. Así fue, finalmente, pero antes continuó discurseando en Argentina –por haberse puesto al frente de la campaña electoral–, y también lo hizo en Paraguay, donde habló en una Sesión de Honor del Congreso Nacional con miembros de la Corte Suprema de Justicia, en un Foro de Emprendedores Industriales y en el CPAC Paraguay 2025.
En el Foro de Emprendedores Industriales y en el CPAC también evocó a Kirk arrancando con humildad, y refiriéndose al asesinado dijo que “lo primero que quiero hacer es rendir un homenaje al queridísimo Charlie Kirk, quien ha dado literalmente la vida por las ideas de la libertad”. Inmediatamente después Milei derrapó hacia el más denso narcisismo autorreferencial: «Yo tuve la dicha de conocerlo a Charlie en una reunión en Mar-a-Lago a la que había sido invitado y ahí fue cuando lo vi. Y después del trágico episodio también me enteré que había estado en Buenos Aires, en un edificio muy cercano al hotel donde nosotros estábamos viviendo cuando fue durante la campaña. Y que era muy interesante porque el nombre del hotel es “El Libertador” y lo más interesante de todo ello, que el color del hotel es violeta.»
Los presentes se miraron azorados, sobre todo cuando Milei dio vuelta la página del coloreado pensamiento mágico y luego de referirse a la participación de Kirk en grandes debates abiertos en los campus estudiantiles, prosiguió: “Pero parece que eso a la izquierda y al wokismo los irritó demasiado. Y entonces cuando ya no pudieron pelear en el plano de las ideas, directamente decidieron matarlo.” En este punto, para balancear tanto homenaje y acceder a idéntico nivel, Milei decidió recuperar el centro de la escena: “Además, han matado a Uribe; han matado a un importante dirigente en Japón; intentaron asesinar a Trump; intentaron también asesinar a Bolsonaro. Muy recientemente en una caravana nos tiraron con un adoquín, que vendría a ser como una piedra muy grande y muy pesada. Si nos hubiera dado en la cabeza, como la tiraron desde un edificio, podría habernos matado. O una que nos tiraron una que nos tiraron de frente y que rebotó en el capot de la camioneta y que, afortunadamente, la pude esquivar.” En la CPAC Paraguay 2025 arrancó el discurso homenajeando al líder ultraderechista asesinado en la Universidad del Valle de Utah, y dijo al final que deseaba “volver a dejar mi recuerdo por Charlie Kirk”.
Con el país deslizándose hacia el default y “los mercados” operando en consecuencia, antes de viajar a los EE.UU. para ver si Trump le habilitaba seguir al mando todavía Milei hizo campaña en Córdoba. Lo acosaban las denuncias por corrupción y en su discurso sintió la necesidad de atribuirlas a “operetas” realizadas con inteligencia artificial. Además de operetas, serían calumnias, mentiras y difamaciones, dijo, proponiendo una fina ironía: “Me encanta que ahora los kukas son catadores de corrupción y hablan con audios de chimento de peluquería e inteligencia artificial mientras ellos tienen una triple condenada con tobillera.” Pero la situación para su gobierno continuaba siendo crítica, al punto que debió postergar una reunión que tenía con la directora gerente del FMI, acordada para el lunes en Nueva York, antes de su participación en la Asamblea General de la ONU.
Las cosas parecían ir de mal en peor, entonces, hasta que el secretario del Tesoro, Scott Bressent, y luego el mismísimo presidente Trump tuitearon su apoyo a la gestión libertaria, y todo pareció volver a la calma. La comitiva argentina tomó el avión, y para colmo Trump eligió recibir a Milei, a su hermana Karina, al Toto Caputo y al canciller Werthein públicamente, encuentro durante el cual leyó el tuit, entregó su impresión ampliada a la manera de un título de graduación (aunque lleno de vaguedades, como que apoyaba incondicionalmente la reelección presidencial de Milei) y respondió algunas preguntas. Cuando a Trump se le ocurrió dar por terminada la reunión, una verdadera imaginen surrealista, sencillamente dijo: “No estuvo mal. Ahora se pueden ir de acá.” Hubo risas de compromiso y Milei lo miró a los ojos y puso el mismo gesto que al iniciar la campaña en Córdoba, cuando dijo: “No tengan duda que, si el 26 de octubre pintamos a la Argentina de violeta, vamos a iniciar el camino a la Tierra Prometida y Argentina va a ser grande nuevamente.” No lo repitió frente a Trump, pero bien pudo mirarlo fijamente, buscar algo debajo de sus densas cejas y recordar el último verso del soneto Vocales de Arthur Rimbaud: ¡O, la Omega, relámpago violeta de Sus Ojos! (O, l’Oméga, rayon violet de Ses Yeux!).