La crisis momentáneamente no se llevó puesto al Gobierno gracias al Tío Donald y la falta de reemplazos a la vista. El horror al vacío, como las negras, siempre juega. Pero nada es para siempre. El tío Donald no da puntada sin hilo, y no tiene por qué apostar al caballo que está llevando las de perder. Los gringos dijeron que después de las elecciones hablamos.
El gobierno de libertarios a la violeta que encabeza el hermano de la Karina se estaba yendo al tacho por una sonada crisis de balanza de pagos, para decirlo genéricamente. La herida por mano propia, de momento, fue puesta en pausa en el reproductor de la historia por la iniciativa del POTUS 47, el President of the United States Donald Trump. La movida bien podría recibir el nombre de “La fuerza del cariño”. Un par de tuits tiran más que una junta de bueyes.
Algunas personas bien intencionadas sugieren que al colectivo malva y sus cabezas dirigentes (abuso de sinécdoque) les llegó la hora de cambiar. Y a lo grande. Forma y fondo. Que localicen dónde metieron la pata y la saquen del pozo.
El problema es que no pueden. Están imposibilitados de hacerlo. No es una cuestión de buena o mala voluntad. Una crisis política se produce cuando el grupo al comando del Estado – en este caso los acólitos de la Karina- están imposibilitados espiritualmente de decir y hacer otra cosa diferente de lo que hicieron y dijeron, y que los dejó en Pampa y la vía. Mientras, la ciudadanía quedó de a pie, columpiándose como Tarzán.
A raíz de sus acciones esperaban bonanza. La realidad les enmendó la plana con una flor de crisis que momentáneamente no se los llevó puestos gracias al Tío Donald y la falta de reemplazos a la vista. El horror al vacío, como las negras, siempre juega. Pero nada es para siempre. El tío Donald no da puntada sin hilo, y no tiene por qué apostar al caballo que está llevando las de perder. Los gringos dijeron que después de las elecciones hablamos.
Por ahí los entusiasmados cárdenos suponen con fervor que están cosechando los frutos de su compromiso ideológico. Pero el POTUS 47 no va a aflojar la bolsa para fijar el tipo de cambio. Devaluar el peso se impone como corolario de toda esta movida de las fuerzas del cielo. Un cielo muy nublado.
De Jekyll y Hyde a Hansel y Gretel
No faltan voluntarios para intentar cambiar las incambiables estructuras políticas que intentan hacer realidad las extrañas fantasías malvas sobre cómo funciona el capitalismo. “Para gobernar eficazmente a partir de ahora, Milei deberá evolucionar desde el personaje de estrella de rock que sorprendió al mundo político hasta convertirse en un pragmático constructor de coaliciones capaz de ampliar su base y formar un movimiento de centroderecha cohesionado”, sugiere Alejandro Werner, director del Georgetown Americas Institute, en el Financial Times (24/09/2025) para “exorcizar los demonios económicos de la Argentina”.
El historiador italiano Loris Zanatta – un vero gorilla– en una de sus habituales columnas que publica en los matutinos porteños se alivia así: “Después de tanto Mister Hyde, vimos por fin el presidente en la piel del Doctor Jekyll (…) ¿Durará? ¿O es oportunismo electoral? Ya veremos. Lo cierto es que se necesita mucho más para disipar los rencores sembrados hasta ahora. Las derrotas políticas, de hecho, se suceden en cadena”.
El historiador Zanatta se refiere al discurso que pronunció el hermano de la Karina el lunes 15 de septiembre para elevar el proyecto de ley del presupuesto del año próximo. Como se vio pocos días después, lo peor no había pasado pese a que el León cárdeno en el discurso afirmó lo contrario. Reveses del Panic Show.
Zanatta señala: “Su programa político (el del hermano de la Karina) (…) se resume en un solo punto: el equilibrio fiscal. Muy bien: el gasto irresponsable, la emisión desenfrenada, el clientelismo prebendario son plagas que hay que erradicar (…) Aquí es donde el tecnócrata debe convertirse en político; donde la demagogia electoral debe transformarse en arte de gobernar, la motosierra en recortes específicos (…) Todas cosas para las que Milei, por desgracia, no tiene vocación. ¡Ni idea! Escucharlo culpar a Keynes de lo que debería culpar al peronismo mueve a risas. ¡Cuando la obsesión ideológica embota el conocimiento histórico!”.
Es una tara de larga data culpar a esos negros de mierda del peronismo de todos los males de este mundo. Los gorilas y sus secuaces (los monos Tití) son seres impolutos cuyos gobiernos al frente del Estado han sido brillantes. Cabe agregar que de un tiempo a esta parte, y para no volver sobre los ’90, una porción considerable de la dirigencia peronista se ha civilizado: son gente seria, que prefiere no gastar y hacerse los guapos con el superávit fiscal.
Zanatta, el “gringuito” académico de Bolonia, no se quiere dar por enterado. ¡Habrase visto! “Ningún keynesiano ha teorizado jamás nada parecido al populismo económico argentino. Populismo atribuible a la declinación demagógica peronista de la doctrina social católica (…) No es una distinción insignificante. Si el problema fuera Keynes, deshacerse de él sería fácil: ¿quién demonios lo conoce en Argentina? Pero superar el sistema de creencias y valores del mito de la nación católica, un mito impregnado de paternalismo derrochador y hostilidad hacia la economía de mercado, es una tarea titánica”. En malévola apostasía, Zanatta descree que el hermano de la Karina –y la Karina misma- estén a la altura de las circunstancias.
La sanata de Loris
El apóstata de la Karina hace gala de la vulgaridad cuando se pone a vender el verso reaccionario de no gastar. Encima engrupido porque remarca en su crítica al Gobierno: “¡Qué sencilla es la historia vista desde el ojo de la cerradura de la macroeconomía! Qué envidia: basta con pulsar el botón correcto y todo se arregla. Me temo que es más complicado que eso, que el equilibrio fiscal sin solidez institucional y confianza social no sea la varita mágica que él cree. Lo estamos viendo”.
¿Y cómo cree el apóstata de la Karina que se consigue “solidez institucional y confianza social”? ¿Con el verso reaccionario y retrógrado de la austeridad? ¿Invocando implícitamente a Herbert Spencer para ofrecerle a la sociedad civil el lúgubre falso dilema de menos inflación a cambio de mayor tasa de mortalidad de jubilados y discapacitados? El Garrahan nos recuerda que en la paideia del colectivo cárdeno la eugenesia es parte esencial del asunto.
Cualquiera no
La bota de potro no es para cualquiera y observar la historia “desde el ojo de la cerradura de la macroeconomía”, tampoco, mucho menos. Si no que lo diga Keynes. Queda al lector sopesar hasta donde esta precisión, eminentemente eurocéntrica, proviene de un racismo contenido. No solo de Dr. Jekill, Mr. Hyde vive la parábola del hombre y la bestia. Kurz talla en esta partida.
Y dice al respecto Keynes: “En la economía ricardiana (por David Ricardo) que sirve de base a lo que se nos ha enseñado por más de un siglo, es esencial la idea de que podemos desdeñar impunemente la función de demanda global. Es verdad que Malthus se opuso con vehemencia a la doctrina de Ricardo de que era imposible una insuficiencia de la demanda efectiva, pero en vano, porque no pudo explicar claramente (fuera de un llamado a la observación común de los hechos) cómo y por qué la demanda efectiva podría ser deficiente o excesiva, no logró dar una construcción alternativa y Ricardo conquistó a Inglaterra de una manera tan cabal como la Santa Inquisición a España”. Y con los mismos efectos sobre la cabeza, faltaría adicionar.
“Aunque la doctrina en sí ha permanecido al margen de toda duda para los economistas ortodoxos hasta nuestros días, su completo fracaso en lo que atañe a la posibilidad de predicción científica ha dañado enormemente, al través del tiempo, el prestigio de sus defensores; porque, al parecer, después de Malthus los economistas profesionales permanecieron impasibles ante la falta de concordancia entre los resultados de su teoría y los hechos observados”, refiere Keynes en la “Teoría General…” que publicó en 1936.
Noventa años
El año que viene esta observación cumple 90 años, y el gobierno de libertario a la violeta encabezado por el hermano de la Karina tiene bien presente a la demanda agregada. Pero para hundirla. Y eso que los austríacos han tratado siempre de pulverizar a Ricardo en todo lo que pudieron. Pero en dos temas lo siguen a pie juntillas. En comercio exterior (ventaja comparativa) y en esta necedad del crecimiento por el lado de la oferta. Say, more, more, more.
El compromiso con esa fe inicua sin otro fundamento que los fervores reaccionarios, impulsó a Kristalina Georgieva, directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), tras el encuentro el miércoles en Nueva York con el hermano de la Karina, a señalar que “es muy importante mantener el rumbo de las reformas para que la Argentina pueda seguir viendo cómo baja la inflación, aumenta la actividad económica, disminuye la pobreza y mejora el bienestar del pueblo argentino”. Qué singular afición al humor negro que tiene la búlgara.
Es un mundo a pura oferta, promovido por Orbis Tertius. Curiosamente un tercer mundo. Siempre el tres. Los persigue.
Como los acreedores quieren cobrar lo que puedan cobrar, van a tener que negociar con la coalición que puede surgir con eje en el peronismo. Obvio que les gusta menos que nada, pero negocios son negocios, qué se le va a hacer.
Incluso Scott Bessent, que promete inversiones en vez de zapatillas o colchones, si la Karina logra que su hermanito salga airoso en las legislativas nacionales del próximo 26 de octubre, todo parece indicar que va derecho a meter violín en bolsa.
Presumiblemente son inversiones en extracción de materias primas que no tienen que ver con el ambiente económico nacional. Incide el mercado mundial, donde está la demanda. Además las decide el empresario privado y no el camarada Bessent, que no está a cargo del “Plan”, sino de la secretaría del Tesoro gringo. En fin, si hasta en el idealista planeta Tlön no pudieron zafar de la realidad cómo la única verdad ¿qué les queda a los acreedores, a Bessent y all that jazz? Si esa coalición de reemplazo no madura o es frenada, la crisis devendrá endémica, porque las sociedades ganan cuando gastan y en la vereda de enfrente, ocupada por el actual oficialismo, de gastar ni hablemos.