En medio del acuerdo entre Bessent y Caput, Enrique Aschieri expone su opinión. Sostiene que no hay que buscarle a este movimiento inédito del Tesoro norteamericano aristas geopolíticas centradas en el alejamiento de China o confabulaciones varias en pos de saqueo de riquezas o potenciales inversiones. La intervención del Tesoro de los Estados Unidos en la Argentina, vendiendo dólares para estabilizar el peso, y el anuncio de un acuerdo de swap por 20.000 millones de dólares, sugiere que la acción beneficia a grandes inversores amigos del Secretario del Tesoro.
De la venta de dólares que hizo el Tesoro americano el jueves 9 de octubre, y que momentáneamente frenó la corrida contra el peso, ni siquiera se sabe oficialmente de cuánto fue. Lo único cierto es que hay que devolverla con intereses y en su moneda, en razón de que el agua moja y de noche está oscuro.
El lunes 13 veremos qué onda, porque incluso resulta muy prematuro y temerario suponer que se terminó la corrida contra el peso. Si todo lo que la impulsó sigue tal cual, ¿por qué cesaría? A menos que se suponga que el Tesoro americano seguirá alimentando la sangría de dólares, las bandas son insostenibles ahora como lo eran hasta las 15 horas del jueves, cuando se supo que tres bancos estaban vendiendo dólares por orden del Tesoro gringo.
La fuerte devaluación del peso no responde al cronograma electoral. El secretario del Tesoro, Scott Bessent, subrayó: “No vamos a poner dinero en Argentina”. ¿Entonces?
Es verdad que en el tuit del jueves Bessent confirmó el swap por 20.000 millones de dólares y defendió el esquema de bandas cambiarias. Pero de ahí a que se cumpla lo que los sueños prometieron a su ansias, media el conflicto político interno de los Estados Unidos. Se resume en el cierre del gobierno.Y no pinta que en los inmediato le encuentren la punta al ovillo.
Lo cierto es que sobre el swap -de momento- ni noticias de a qué plazos, a qué valor de tasa de interés y cómo se articulará el movimiento del Fondo Monetario Internacional (FMI) en medio del shutdown del gobierno federal norteamericano para esquivar ése y otros onerosos costos políticos muy propios de la tradición aislacionista, hoy en pleno auge.
Posiblemente los detalles se sepan el martes 14 –o a partir de entonces-, en la cita que tenía pactada el POTUS 47 en la Casa Blanca con el hermano de la Karina. Antes Donald Trump tiene el viaje a Egipto para capitalizar el fin del conflicto de la Franja de Gaza. Otro punto a tener en cuenta es si el caldo interno se le pondrá muy espeso al President of the United States. Querer recortar el gasto público norteamericano y darle plata a la Argentina no es el mejor prospecto.
El verso y la bicicleta
Una opinión: buscarle a este movimiento inédito del Tesoro norteamericano aristas geopolíticas centradas en el alejamiento de China o confabulaciones varias en pos de saqueo de riquezas o potenciales inversiones, es errarle al feo al vizcachazo.
Comprarle el cuento a Bessent de que es contra China es caer en la misma trampa retórica de la intervención en Irak. Se vendió aquella guerra en nombre de la libertad y la democracia, mientras que sottovoce se codeaba y susurraba a la sociedad civil diciendo que era por el petróleo. No, no era por el petróleo. Siendo los Estados Unidos consumidores directos de casi el 50 por ciento del petróleo que se extraía en el mundo, no necesitaban una guerra para asegurarse el fluido. Fue para explotar el más impresionante yacimiento a disposición: el del presupuesto del Pentágono.
Tienen razón el New York Times y Paul Krugman, hasta ahora las dos primeras voces que se alzaron para denunciar que lo de Bessent es un trato pampa para salvar a los amigos. Incluso se escucha a Joe Cocker cantando esa inolvidable versión de “Con una pequeña ayuda de mis amigos” en Woodstocks, años ha. Bueno, no tan pequeña.
El paquete supone un alivio para los grandes inversores globales que han apostado por Argentina, muchos de los cuales adquirieron deuda pública a bajo precio con la esperanza de que fuera reembolsada o renegociada, señala The New York Times. Entre ellos:
- Fondos de gestoras como BlackRock, Fidelity y Pimco . Un vehículo de Fidelity atribuyó este verano la rentabilidad de su inversión en Argentina a la compensación de las pérdidas en otros países emergentes.
- Stan Druckenmiller , quien fue mentor de Bessent en Soros Fund Management, su Family Office, Duquesne, fue el segundo mayor inversor en el principal fondo cotizado en bolsa de Argentina.
- Robert Citrone, fundador de Discovery Capital Management y quien se atribuye el mérito de persuadir a George Soros y a Bessent para que apostaran contra el yen japonés en 2013, una inversión enormemente rentable . Citrone había estado en contacto con Bessent antes de que este anunciara el mes pasado que Estados Unidos ayudaría a Argentina, argumentando que una caída del peso perjudicaría políticamente a Milei, informa The Times.
Por cierto, el Financial Times da cuenta que hasta el martes Bessent estuvo entretenido entrevistando a candidatos para suceder a Jay Powell como presidente de la Fed en mayo, centrándose en los recortes tasas de interés y la política de facilidades cuantitativas. Señala el Financial que “Rick Rieder, director de inversiones de renta fija global de BlackRock y una apuesta externa para el puesto, tuvo un desempeño “muy bueno”, dijo una persona familiarizada con las discusiones (…) Bessent ha sido hermético respecto del proceso, y en una reciente entrevista con Fox Business dijo que quería a alguien con “una mente abierta” y que “mirara hacia adelante”.
La medida ha generado una reacción política negativa para la administración Trump. Si bien Bessent ha argumentado que Estados Unidos no rescataría a Argentina, los escépticos afirman que la medida es precisamente eso. “Es un país en crisis, se está quedando sin dólares, y Estados Unidos le está dando dólares”, declaró a The New York Times Monica de Bolle, investigadora principal del Instituto Peterson de Economía Internacional. “Eso es un rescate por definición.”
Un grupo de senadores demócratas acaba de presentar una legislación destinada a impedir que el Departamento del Tesoro utilice un fondo especial para ayudar a Argentina. El NYT considera que es poco probable que se apruebe.
“Es inexplicable que el presidente Trump esté apoyando a un gobierno extranjero mientras clausura el nuestro”, declaró la senadora Elizabeth Warren de Massachusetts, quien ayudó a redactar la legislación. “Trump prometió ‘Estados Unidos primero’, pero se prioriza a sí mismo y a sus amigos multimillonarios, y les impone la factura a los estadounidenses” consignó la legisladora.
Clima financiero
A todo esto el clima financiero de Wall Street se nutre de la fiesta y del miedo al coma alcohólico. En medio de todo, el dólar desde abril se ha devaluado 10/15 por ciento -según la métrica que se tome- frente al yen, al euro y el franco suizo, Los futuros del oro a mediados de semana superaron ayer los 4.000 dólares por onza por primera vez, lo que, según los analistas, refleja el apetito del mercado por activos refugio en medio de la incertidumbre económica y los riesgos geopolíticos.
El metal precioso ha subido más del 50 por ciento desde principios de año, lo que lo coloca en camino de lograr su mejor año desde 1979. Los acontecimientos mundiales de los últimos días han exacerbado las preocupaciones sobre la capacidad de los gobiernos para garantizar la estabilidad económica, lo que ha impulsado el atractivo de los metales preciosos. Esto se produce a expensas de las divisas y de activos tradicionales como las acciones y los bonos.
El gobierno de los Estados Unidos ha estado cerrado desde el 1 de octubre debido a una disputa presupuestaria en el Congreso, lo que genera un clima de incertidumbre que se ve intensificado por los retrasos en la publicación de datos económicos cruciales.
En Francia, el primer ministro dimitió tras sólo 26 días en el cargo, obstaculizando los esfuerzos para aprobar un presupuesto destinado a reducir la deuda y sacudiendo al euro.
Los bonos japoneses y el yen cayeron esta semana después de que Sanae Takaichi, una defensora de un mayor gasto gubernamental, emergió como el probable próximo primer ministro, lo que aumentó las preocupaciones sobre la deuda del país.
Los bancos centrales han acumulado lingotes de oro durante meses, mientras que los inversores se apropian de ETFs de oro como cobertura contra la turbulencia económica generada por las guerras arancelarias y la inestabilidad geopolítica. Además, la caída de las tasas de interés está reduciendo la rentabilidad de los bonos, lo que impulsa a los tenedores de riqueza a buscar alternativas para aumentar sus ahorros.
El Fondo Monetario Internacional y el Banco de Inglaterra se unieron esta semana a un coro de instituciones financieras que lanzaron una alarma bajista, advirtiendo que la economía global sufrirá si el optimismo sobre la IA se desvanece y los mercados que actualmente se sustentan en inversiones en IA se desploman. Mientras tanto, el director ejecutivo de JPMorgan, Jamie Dimon, afirmó que, si bien cree que los beneficios de la tecnología son reales, muchos inversores perderán dinero, ya que el mercado subestima el riesgo de una recesión.
Pero las ansiedades están lejos de ser una opinión consensuada en Wall Street, con varios bancos publicando investigaciones esta semana que sugieren que “burbuja” podría ser un nombre inapropiado. Los escépticos señalan que, a diferencia de la sobreinversión en ferrocarriles y cables de fibra óptica que sustentaron burbujas anteriores, pero que aun así impulsaron el crecimiento de la productividad a largo plazo, los costosos chips de IA que alimentan los centros de datos deben reemplazarse cada pocos años
El desarrollo
El propio funcionamiento de la acumulación a escala mundial y los datos coyunturales, desmienten que este movimiento que tiene al canoro hermano de la Karina de protagonista secundario –casi sin importancia- tenga algo que ver con geopolítica, tierras raras o cosa por el estilo.
Para empezar, el enfrentamiento de Trump no es con China, sino con las multinacionales norteamericanas a las que se les fue la mano –innecesariamente- invirtiendo en China. Esta recaída del imperialismo en invertir extramuros sin necesidad, por los atavismos de la cultura política norteamericana se plantea como conflicto global.
Por otra parte, las empresas norteamericanas no necesitan ningún acuerdo del tipo Bessent para invertir en la Argentina en aquellos emprendimientos que lo requieran. Incluso, la Argentina necesita esas inversiones si quiere sacar el país adelante, siempre y cuando sea en un programa de desarrollo.
El de ahora es de desarrollo del subdesarrollo, por obra y gracia del empeño en profundizar el intercambio desigual, con propuestas tan antinacionales como la flexibilización laboral. Los gorilas no perdieron ni un minuto después del salvataje en reclamar ese ataque a los trabajadores en nombre de “elevar la productividad”.
El desarrollo es el resultado de la acumulación y la inversión. Es una cuestión de beneficios y no de salarios. Ahora bien, cuando los salarios aumentan, el beneficio disminuye y no aumenta. Y como se supone la tendencia hacia la uniformidad de la tasa de ganancia a escala mundial, un aumento de salarios, allí donde quiera que se produzca, disminuye la fuente de financiamiento de las inversiones en el mundo entero.
Entonces, si tal o cual país consigue por medio del intercambio desigual hacer que el extranjero le pague la mejora de sus salarios, obtendrá un mejor nivel de vida, aumentará sus ingresos nacionales, pero no avanzará en el camino del desarrollo, porque por su naturaleza esta mejora no engendra ni alimenta ningún proceso de reproducción ampliada.
Sin embargo, bajar los salarios es un pésimo negocio para el país. La exigüidad del mercado mantiene el capital extranjero fuera de los países de bajos salarios (salvo que se trate de yacimientos no importa de qué) y alienta al capital local a invertir también fuera del país o a dilapidar en consumo suntuoso. Empero, más el capital disponible se vuelve escaso, mayor es la presión a la baja sobre los salarios. El resultado es una nueva contracción del mercado y una nueva reducción de las oportunidades de inversión.
Por otra parte, los músculos de los seres humanos cuestan relativamente menos que (y desplazan) las herramientas y los cerebros. Pero sin las herramientas y los cerebros los músculos de los seres humanos se vuelven menos productivos. Y el efecto final es la depreciación de los músculos.
Solo, naturalmente, una acción deliberada del Estado, por fuera de la rentabilidad de la inversión privada, pueda romper el “círculo vicioso” de menos mercado por menos salario. ¿Por qué el Estado y por qué no el empresario privado? Porque para efectuar su elección de los sectores y las técnicas, el empresario toma en cuenta el tiempo de trabajo que paga, mientras que la sociedad y por consiguiente el Estado, en la medida que expresa adecuadamente el interés social, toma en cuenta el tiempo de trabajo total. Bessent en el tuit del jueves aboga por lo contrario. Un chanta que no tiene la menor idea sobre lo que está hablando. Pura chantada ideológica.
Mercados emergentes
La contrastante marcha de los mercados emergentes con lo que aconteció el último año en la Argentina le da más argumentos a los que sostienen la hipótesis del trato pampa de Bessent. Informa el Financial Times que el índice de referencia MSCI de acciones de mercados emergentes ha subido un 28 por ciento en lo que va del año, su mayor ganancia durante el mismo período desde 2009.
También que el índice JPMorgan de bonos gubernamentales vendidos por países en desarrollo en sus propias monedas ha subido un 16 por ciento, en una creciente recuperación de una “década perdida” a la sombra de los mercados estadounidenses. Asimismo, que el repunte de las acciones de los mercados emergentes ha superado con creces las ganancias en las economías avanzadas. El índice MSCI de acciones de mercados desarrollados ha subido menos del 17 por ciento en lo que va del año.
El contraste con lo sucedido en la Argentina no podría ser mayor. El índice principal de la bolsa de valores de Argentina, el Merval, entre el 2 de enero y el 19 de septiembre había caído 45 por ciento. Desde que Bessent se le dio a fines de septiembre a tuitiar a favor del gobierno cárdeno –o de sus propios amigos según Krugman- el Merval recortó la pérdida a 36 por ciento. ¿Por qué habrá alcanzado fama el gobierno de libertarios a la violeta que encabeza el hermano de la Karina de ser pro mercado? Los fríos datos –objetivamente- dicen lo contrario.