Un joven de 34 años, histriónico y carismático, autodefinido como socialista democrático, ganó la alcaldía de Nueva York tras una campaña de promesas tan concretas como el transporte gratis, el congelamiento de dos millones de alquileres y la suba de la alícuota impositiva para quien gane más de un millón de dólares al año. La Argentina no es Nueva York y el futuro jamás está escrito. Pero quien quiera oír que oiga.
Javier Milei no pudo con su genio. Ensimismado en su egolatría, les recordó a los trumpistas que él había derrotado al Diablo pero ellos no. Dijo, buscando hacer una mueca graciosa, que en un lugar de la costa Este había ganado un comunista peligroso: “un lobo rapaz con piel de cordero”. Aunque no dio el nombre, se refirió al 51 por ciento obtenido por el demócrata socialista Zohran Mamdani en la pelea por la alcaldía de Nueva York.
Su Excelencia habló en Miami, invitado como rockstar al American Business Forum, el jueves 6 de noviembre, dos días después de la victoria del ex rapero de 34 años en una de las ciudades más importantes del mundo.
Como relató este medio el 27 de junio con la pregunta “¿Alcalde Mamdani?”, este newyorker nacido en Uganda, musulmán como el actual alcalde de Londres, hijo de un académico afroamericano y una artista india, desplegó una campaña basada en lo que un argentino llamaría “justicia social”. La palabra más repetida fue “affordable”.
Puede traducirse como asequible o accesible.

Bajando a tierra
Pero Mamdani no se quedó enfrascado en categorías conceptuales. Eligió como ejes varias propuestas concretas:
*Congelamiento de dos millones de alquileres.
*Estímulo a la construcción sindical de viviendas para alquilarlas a precios accesibles.
*Contratación de más docentes.
*Instauración de un Departamento de Seguridad Comunal para afrontar las crisis de salud mental y de los sin techo.
*Una administración tanto para los newyorkers judíos como para el millón de musulmanes, sin antisemitismo ni islamofobia.
*Aumentar los impuestos a los que ganen más de un millón de dólares anuales.
*Transporte gratis en Manhattan.
*Creación de ferias o supermercados en las zonas más carenciadas.
*Atención a los 500 mil pobres de Nueva York.
*Creación de un servicio de cuidado para chicas y chicos desde las seis semanas hasta los cinco años.
*Eliminación del hambre.
Hasta ahora legislador municipal, Mamdani caminó permanentemente las calles de Nueva York. Hasta se metió en el río helado para graficar cómo congelaría los alquileres. Un voluntariado de 100 mil personas, en su mayoría menores de 30 años, terminó ganándole la campaña al demócrata de centro y ex gobernador del Estado Andrew Cuomo, miembro de una dinastía de políticos ricos. Trump había dicho que el voto útil debía ser para Cuomo y no el candidato republicano.
En su discurso tras la victoria, Mamdani dijo que no sólo le había ganado a Trump sino al poder que lo respalda en la ciudad de Nueva York. Es verdad que el actual Presidente viene trasladando el centro de poder hacia el Estado de Florida, donde atiende en su residencia de Mar-a-Lago. Es cierto que más de 15 altos funcionarios, empezando por el secretario de Estado Marco Rubio y siguiendo por el embajador en la Argentina Peter Lamelas, un gran empresario de la salud, son oriundos de Florida.
Una limusina para Macri
Pero el éxodo hacia el Caribe no borra el pasado: Trump hizo su fortuna con los grandes desarrolladores inmobiliarios de Nueva York, denunciados a menudo por la enajenación de terrenos públicos para destinarlos a negocios privados con el nombre puesto de antemano.
Mauricio Macri es el argentino que mejor conoce esos mecanismos. Su padre, Franco Macri, quiso meterse en el real state de la Big Apple pero no llegó ni a lustrar la manzana. Un día, justo cuando estaba convencido de que había llegado a ser socio de Trump en un mega emprendimiento, lo esperó una limusina en la puerta del hotel. Y un señor, tan amable como convincente, le dijo que subiera. Franco preguntó si irían a una oficina a terminar con el trato. “Señor, este vehículo lo llevará directamente al aeropuerto”, dijo taxativo el enviado de Trump. Le informó que, eso sí, podría hacer los revestimientos de la nueva construcción. Un extraño concepto de la amistad. O, más bien, una idea clara de que la disparidad de poder debe transformarse en acciones concretas. Trump puede ser volátil en sus decisiones, pero no es un misterio: si puede arrasa y si no, negocia. Con Macri y Milei no es necesaria la segunda opción, según parece.
¿Peronista o comunista?
Scott Bessent, el ministro binacional de Economía de la Argentina y de los Estados Unidos, tildó a Mamdani de “peronista”. Lo mismo había dicho de Elizabeth Warren, la senadora por Massachusetts que se opuso al salvataje a la Argentina no por capricho, como suele aparecer, sino por su militancia permanente para regular el libertinaje de Wall Street. (En su campaña, Mamdani no eligió como blanco a los financistas sino a multimillonarios que manejan el real state.)
Para Trump, Mamdani directamente es “comunista”. Por eso desplegó contra él la misma campaña que en la Argentina para las elecciones del 26 de octubre. Amenazó con que, si ganaba Mamdani, cortaría los fondos discrecionales para Nueva York. O los votantes no le creyeron, o no le temieron.
Mamdani, en rigor, está lejos del comunismo y muy cerca de experiencias políticas como el socialismo austríaco de principios del siglo XX o el batllismo uruguayo, por no hablar de los distintos casos de Estado de bienestar del que disfrutaron los europeos desde los años ’60 hasta la irrupción de las variantes neoliberales.
El propio Mamdani dijo que admira el mayor igualitarismo de las naciones escandinavas.
Casos
En su discurso como intendente electo, recordó a gente concreta. Como Wesley, que se tuvo que mudar a Pennsylvania y viajar dos horas de ida y otras dos de vuelta porque Nueva York se le hizo muy cara. O como una mujer que le dijo: “Antes amaba Nueva York, y ahora es sólo el sitio donde vivo”. O Richard, el chofer de taxi que trabaja los siete días de la semana.
Afirmó Mamdani que quienes tienen una fortuna de más de mil millones de dólares trataron de convencer a los que ganan 30 dólares la hora de que su enemigo es el que gana 20. “Quieren que nos peleemos entre nosotros para distraernos de la tarea de reconstrucción de un sistema roto.”

“Trump, sé que me estás viendo, así que subí el volumen”, dijo en el momento más aplaudido.
Asumirá el 1° de enero de 2026.