Ahora, con China disputando las tierras raras bolivianas y el litio, la administración Trump sonríe y manifiesta su interés en ser socio de los bolivianos. De momento, Rodrigo Paz Pereira no es Javier Milei y no atacará los intereses chinos aunque él personalmente se incline por Estados Unidos, país donde estudió.
Año 2002, gobernaba Bolivia Gonzalo Sánchez de Lozada, Goni, el presidente que acentuaba su acento gringo porque estaba convencido de que así ganaba votos. Goni y los suyos viajaron a Estados Unidos a entrevistarse con George Bush hijo, presidente de la nación del norte.
El ejecutivo boliviano estaba totalmente entregado a los norteamericanos al punto que enviaba, como lo hicieron sus antecesores, la lista de los posibles ministros a la embajada para que esta diera su visto bueno antes de la posesión.
La misión de la delegación era pedir fondos para enfrentar la crisis económica y Sánchez de Lozada, luego de estrechar la mano de Bush le dijo:
–George, necesito 250 millones de dólares.
–¿Goni, crees que soy Santa? Le respondió el yanki.
Eran otros tiempos. Todavía China no se había convertido en el gran jugador en el que devendría las dos décadas siguientes.
Ahora, con China disputando las tierras raras bolivianas y el litio, la administración Trump sonríe y manifiesta su interés en ser socio de los bolivianos.
De momento, Rodrigo Paz Pereira no es Javier Milei y no atacará los intereses chinos aunque él personalmente se incline por Estados Unidos, país donde estudió. No pasa lo mismo con su vicepresidente, el popular ex capitán de policía Edmand Lara quien entre las primeras cosas que hizo fue visitar a la delegación diplomática de los hijos del celeste imperio.
Las peleas entre los dos mandatarios elegidos en Bolivia hace rato que traspasaron la intimidad. No. Gracias a los mensajes emitidos por Lara en las redes sociales hoy los trapos se lavan fuera de casa.
Una de las primeras muestras de los roces se dio cuando el expolicía denunció que Paz no le atendía ni a los llamados ni a los mensajes. Pero hubo otros. El último cuando el vicepresidente vía video dijo que no lo invitaban a las reuniones de gabinete pese a que la Constitución Política del Estado boliviano señala explícitamente que el segundo hombre del país debe estar en esas reuniones.
Según Lara, Paz le habría dicho “no vas a tener tiempo”, “algunas de las reuniones se harán en otros departamentos”.
Bueno, aires de telenovela cebollina tienen algunos gobiernos. Pero la cosa puede empeorar toda vez que los miembros del gobierno y el pueblo que los votó van tomando partido. Por ejemplo, el ministro del Interior, Marco Antonio Oviedo, ha declarado que él responde al presidente y que no tiene que obedecer al vicepresidente.
En el horizonte se dibuja un escenario en el que Paz será el ala de conservadora del gobierno en íntima relación con Estados Unidos y Lara será el populista. Así lo demuestra el hecho de que mientras el presidente festejaba en un banquete con los invitados su juramento, el ex capitán estaba en la avenida Camacho celebrando con el pueblo que entre bailes bolivianos y cervezas recibía los nuevos tiempos.
La economía
Como otros pueblos el boliviano suele dar 100 días de tregua a las nuevas autoridades antes de comenzar a movilizarse y exigir. No funciona automáticamente pero algo de eso hay. Por lo pronto, el precio del dólar bajó de los 20 bolivianos que se cotizaba en mayo en la franja de los 10 bolivianos acercándose a la marca de 6,96 que se mantuvo por muchos años.
Por supuesto, esto fue posible, básicamente porque los exportadores trajeron parte de los dólares que cobran por sus productos, pero también por la confianza depositada en el nuevo ejecutivo. Todo lo contrario al gobierno de Luis Arce quien se fue con uno de los peores índices de popularidad que se recuerde en la historia.
Pero la tendencia puede no ser permanente, depende de que haya los dólares. El gobierno confía en préstamos de organismos extranjeros y en las inversiones del exterior, particularmente Estados Unidos.
Y para ello ya se dan muestras de genuflexión. Boliviana de Aviación la línea aérea estatal acaba de felicitar a los veteranos norteamericanos por su día. Es como si los espectros del pasado volvieran a los tiempos donde los políticos bolivianos iban disfrazados de cow boys nortemericanos a la fiesta del 4 de julio en la embajada.
Mientras tanto, los chinos hacen uso de su vieja paciencia asiática. Tarde o temprano habrá que hacer negocios con ellos, sobre todo cuando comienza a verse el desastre económico de la era Trump.
¿Y el pueblo masista? Comienza a prepararse para las elecciones subnacionales (gobernaciones y alcaldías) del 5 de marzo de 2026 que podría marcar el retorno del que otrora fuera el partido más grande Bolivia o deberá esperar algunos años más. Depende también de que se remoce y de que los bolivianos superen el desgaste producido por la falta de gasolina, diesel y dólares algo que tardará en borrarse. Los pueblos olvidan pero a veces los fantasmas se niegan a irse.