Economista de consulta en mercado de capitales, Christian Buteler plantea que el nuevo esquema de ajuste del tipo de cambio instrumentado por el Gobierno de Javier Milei, al ritmo de la inflación, “hace imposible” acumular reservas monetarias, recurso clave para afrontar la montaña de vencimientos de la deuda que proyecta su sombra sobre las finanzas del país en 2026. El analista subraya que el Tesoro nacional necesita al menos 17.000 millones de dólares para cumplir con sus acreedores.
¿Volverá a ser el Presidente Donald Trump el bombero que le apague incendios a un Presidente que lo idolatra como Javier Milei? Dice Buteler que el objetivo del Gobierno es “volver a los mercados internacionales de crédito” para financiarse, pero en una entrevista con Y Ahora Qué? advierte un conjunto de inconsistencias en la Argentina de Milei: “El tipo de cambio es insostenible cerca del techo de la banda”, “no se acumulan reservas”, “no le conviene devaluar porque tiene una implicancia en el bolsillo de la gente, en el nivel de pobreza y en el nivel de los precios”, “no respeta la ley de Acceso a la Información Pública”, “deja de lado la inversión en Ciencia y Tecnología” y sostiene “un modelo de economía primaria, extractivista, con el campo, la minería, petróleo y gas” mientras que con el resto de los sectores del país “que sea lo que Dios quiera”.
–¿El Gobierno luce de nuevo atrapado en el laberinto de los vencimientos de la deuda? ¿Es acertado festejar un retorno del país a los mercados financieros?
–Desde un primer momento fue un objetivo y una meta para el Gobierno volver a los mercados internacionales de crédito. Todavía no lo logra hacer. El regreso con la última colocación en dólares por 1.000 millones sería un paso intermedio. Fue primera desde el 2018, bajo la ley local. Lo que se procura, obviamente, como principal objetivo, es conseguir el dinero para pagar el próximo vencimiento.
–Pero ¿le alcanza con la nueva emisión de bonos? ¿Deberá apelar en algún momento, otra vez, a respaldos de emergencia como el de Trump, quien acaba de insistir que fue su ayuda la que le hizo ganar las elecciones legislativas a los libertaristas?
–Creo que este mínimo de 1.000 millones de dólares fijado por el Gobierno fue una medida de marketing. De tirar el monto hacia abajo, para poder presentar un mejor resultado en la licitación. O sea que si hubiesen colocado más iban a decir que tuvieron una sobre colocación y una sobre demanda.
–¿La tasa de interés que se va a pagar no está por encima de la que pactaron hace poco Santa Fe o la Ciudad de Buenos Aires? ¿No hay otra alternativa para normalizar el sector externo?
–La tasa de interés es todo un tema. Porque si vas al mercado secundario, ves que la tasa para un instrumento similar está arriba del 10 por ciento. O en torno al 10 por ciento. El objetivo del Gobierno era colocar deuda a menos de nueve por ciento. Lo hizo a 9,26 por ciento. Creo que habrá habido algunas conversaciones con algunos inversores institucionales, ya sea bancos, ya sea instituciones colocadoras de fondos, para poder hacerse, por lo menos, de ese dinero a esa tasa. Es lo que puede hacer el Gobierno.
–Pero ¿qué pasa con el cumplimiento de los compromisos soberanos si le costara reunir los fondos?
–Si no llega a los vencimientos, que son en torno a los 4.300-4.500 millones de dólares que tienen ahora en enero, podrá seguramente estar manejando en forma adicional algún nuevo Repo con bancos (ndr: vender activos con compromiso de recompra). Sería con otra tasa, a plazos mucho más cortos. Pero reitero que todo esto sería un paso intermedio en lo que se busca que es la normalización del sistema de deuda, del sistema de financiamiento de la Argentina.
–¿El caso de Argentina es excepcional? ¿Hay países que estén tan apretados para cumplir?
–Todos los países no están con la soga al cuello con el tema de ¿cómo pago? Se van al mercado unos días antes o el mismo día, incluso, y colocan un bono. Con eso pagan lo que está venciendo. Argentina no puede hacer eso desde 2018.
–¿Si el Gobierno salta con garrocha la primera barrera de vencimientos, qué tipo de año le espera? ¿Seguir tomando deuda y deuda?
–Mirá, para 2026, tenés aproximadamente 17.000 millones de dólares que necesita sólo el Tesoro nacional. Pero lo que precisa, en si, la Argentina, es también lo que necesitan las Provincias, los privados o la gente para atesorar. Realmente ahí radica el problema. Hablar solamente de la deuda del Tesoro es hablar de una partecita de los dólares que se necesitan ¿Cómo lo van a cubrir? La idea sigue siendo la misma: intentar la vuelta al mercado de crédito.
–¿Y qué pasa si no logra un retorno pleno al mercado de préstamos?
–Mientras que eso no se pueda realizar, lo que se hace son resoluciones parciales ¿Cuáles son esas resoluciones parciales? Por ejemplo, colocar un Repo, pedir algún crédito al resto de los organismos multilaterales y con eso cancelar un vencimiento con ellos mismos. Y eso es lo que se ha venido haciendo hasta ahora y se va a seguir haciendo. Sobre todo como lo que fue este este año.
–¿En ningún momento se comprarán reservas monetarias, cuando ya no hay organismo internacional ni analista que no diga que es la manera de salir de la encrucijada?
–Este año se dejaron de comprar reservas. Tuviste que recurrir, al final, al Fondo Monetario Internacional para poder cumplir con tus obligaciones. Y también recurrir a otros organismos multilaterales. Creo que se va a seguir en la misma línea.
–Pero ¿cuál es tu posición respecto a la compra de reservas?
–Soy de los que piensa que Argentina debe comprar dólares. Desde el Banco Central debe reforzar sus reservas con compras genuinas y no tener que estar siempre dependiendo de alguna colocación.
–Muy vinculada a estas disyuntivas es la cuestión del tipo de cambio ¿Es sustentable el modelo cambiario?
–Cómo bien lo marcás, el tipo de cambio es en la Argentina, y en esta gestión, siempre un tema a seguir y a tener en cuenta. Las críticas que se hicieron a este Gobierno en materia cambiaria se han corroborado todas. Del esquema anterior, que era de dólar fijo con el ‘crawling peg’ (minidevaluaciones programadas), todos decíamos: ‘Mirá, esto no se puede sostener, es insostenible’. El Gobierno insistía en que no. Y terminó al final yendo al FMI, modificando y pasando a este esquema de bandas cambiarias.
–La pregunta de nuevo es ¿se puede sostener así la estabilidad cambiaria?
—La nueva medida de ajuste en el tipo de cambio te va a permitir que el techo de la banda no se atrase ¿Por qué? Porque hasta ahora venías teniendo un techo que ajustaba al uno por ciento. Un índice de precios del 2 por ciento, en términos reales, hacía que el techo cambiario se vaya atrasando. Con esto lo solucionas. Pero si el dólar no empieza a alejarse un poco del techo de la banda, más allá de cual sea la variable de ajuste, vas a tener inconvenientes todavía para poder comprar reservas. Si el tipo de cambio se mantiene al cinco por ciento del techo de la banda se te hace imposible poder acumular reservas. Cualquier demanda adicional te lo lleva a ese techo y te hace vender. El cambio hace daño a la credibilidad. Decían hace poco que las bandas estaban bien calibradas y que se marchaba de acuerdo al plan. El nuevo sistema ¿es mejor? Si ¿Es el ideal? No ¿Permite recuperar el tiempo perdido y sumar reservas? Por el momento, no. No está solucionado el problema de la deuda y del tipo de cambio.
–¿Alguien pudo haberse imaginado alguna vez a la entidad que funciona como banco central de EE.UU. sosteniendo el modelo económico de un Gobierno argentino?
–Es un hecho inédito de que ellos vendan dólares en Argentina. La realidad es que el esquema cambiario no funciona. De hecho, cuando la banda cambiaria está tan cerca del techo, es el principal motivo por el cual el Gobierno no acumula reservas. Y no acumula reservas por lo que decía antes: no podés salir a comprar dólares estando tan cerca del techo. Enseguida lo tocás. Eso no es sostenible en el tiempo.
–Lo que dicen economistas no ligados al oficialismo es que un alza del tipo de cambio provocaría una disparada de la inflación ¿Cuál es, entonces, el mecanismo de salida que intenta el Gobierno?
–La realidad es que el Gobierno quiere que entren en dólares vía endeudamiento o por inversiones. Y que esos dólares mantengan el tipo de cambio. Hasta ahora no lo logró. Siempre fue el objetivo. Pero es muy difícil que eso se pueda dar ¿Por qué? Porque hasta que no saques el cepo cambiario, no te van a entrar las grandes inversiones. Estamos hablando del cepo a las empresas. Rápidamente vas a tener problemas con el tipo de cambio.
–Presión devaluatoria siempre hay, pero ¿desde la perspectiva de sectores populares, o de menores ingresos, no serían ellos los primeros en ser perjudicados?
–La realidad es que nunca conviene devaluar, eso es cierto. No le conviene ni siquiera al país, porque tener una moneda débil no es bueno. O sea, podés tener algún beneficio en el corto plazo, pero en el medio plazo o a largo plazo, una moneda débil nunca es bueno. El tema es si tenés opciones. Cuando se habla del dólar se habla del peso. Y lo que creo es que la moneda o sea el peso, se defiende de otra manera. Se defiende mucho más con mantener el equilibrio fiscal. Se defiende mucho más con la no emisión monetaria, que con ponerle un techo al tipo de cambio.
–¿Se trata, por lo tanto, de mantener a rajatabla el esquema cambiario?
–Desgraciadamente, uno debe tener en cuenta la siguiente la ecuación: ¿Cuál es el precio de equilibrio del dólar? Cuando le sumes la demanda de las empresas, que hoy siguen en cepo, más la demanda del Gobierno, que en algún momento va a tener que acumular reservas, seguramente te va a dar algo por arriba del precio del dólar que tengas hoy. Y sí, eso tiene su implicancia en el bolsillo de la gente. Tiene su impacto en el nivel de pobreza y en el nivel de los precios. Uno no lo puede negar. Y no se puede decir que no va a pasar nada. Seguramente tenés todas esas secuelas que te van a impactar. Pero vuelvo a lo mismo: no podés ponerle el precio al dólar constantemente, porque llega un momento donde el mercado no lo convalida.
–¿No fue una situación que tampoco pudo resolver el Gobierno de Alberto Fernández?
–Terminas con la brecha del 200 por ciento como en la gestión anterior. Creo que lo mejor es una política fiscal responsable, una política monetaria sana y que el dólar flote libremente. Si podés sostener las otras variables que te estoy diciendo, podrás tener algún acomodamiento hacia arriba pero que prontamente va a ser compensado con un ingreso de dólares, con una mejora de la actividad y demás.
–Hay otro ángulo que no parece prudente ignorar: ¿No hay una demanda social de transparencia, de mantener un orden institucional? ¿Dónde está el oro del Banco Central? ¿Cómo fue la operación tipo ‘carry trade’ a lo Scott Bessent? ¿Cuál es el límite?
–Obviamente, es muy difícil saber cuál es el límite. La verdad es que hoy tenés una ley de Acceso a la Información Pública que el Gobierno no respeta. Incluso los Diputados han enviado preguntas sobre dónde está el oro o qué pasó con el swap. El Gobierno decidió no contestar.
–¿Se puede hablar así de seguridad jurídica?
–La verdad es más tarea de ustedes, de la prensa, de presionar para que ese tipo de información realmente sea pública. Soy de la idea de que la información pública siempre es mejor porque evita lo que puedan hacer las malas interpretaciones, los rumores y demás. Muchas veces, tenés que salir a aclarar y queda todo medio en la nebulosa. Mientras el Gobierno decida no ser transparente, creo que eso daña claramente la credibilidad. Pero es el camino que eligió el Gobierno.
–¿Depende de la prensa conocer qué hace el Gobierno o el Banco Central?
–Es una tarea más de ustedes, del sector prensa, de poder presionar para que la información realmente se conozca. El caso del oro lo puedo llegar a entender. Un país como Argentina, con múltiples juicios, que quiera evitar embargos, podría no decir dónde está físicamente el oro. Hasta ahí, no es que me guste, pero puedo llegar a entender el argumento. Pero el resto, claramente, no comparto esa falta de información. Creo que le genera un perjuicio a su propia credibilidad.
–Por otro lado ¿cuál considerás que es el plan de crecimiento real que imagina el Gobierno? ¿No debe proteger su industria como la gran mayoría de países? ¿No hay importación hasta de ropa usada cuando el sector textil está desfalleciendo?
–A ver, creo que el Estado de un país tiene que ser lo más pequeño posible, pero a su vez lo más fuerte posible. Creo que el Estado no tiene que intervenir, sino que tiene que generar los incentivos correctos para el desarrollo.
–Pero hoy el mayor escenario de contiendas entre potencias, y en el mundo en general, es el tecnológico ¿Cómo se puede entender que Argentina no invierta en 2026 ni un centavo en Ciencia y Tecnología?
–Cuando uno habla de los incentivos y del Estado, digamos pequeño pero fuerte, no puede dejar de lado la inversión en Ciencia y Tecnología. No se ve ningún país creciendo realmente sin un desarrollo en esos sectores. Y Argentina lo supo tener y ha tenido resultados buenos. Seguramente hay cosas para mejorar. Pero no es la eliminación del sector la forma en que se mejora. Tener que mejorarlo no es eliminarlo.
–Volvemos a la pregunta del desarrollo ¿cómo supone Milei que el país va a crecer?
–El modelo de Milei es más de una economía primaria, extractivista. Es con el campo, con la minería, el petróleo y el gas. Y el resto que sea lo que Dios quiera. Parece ser ese un poco el modelo de este Gobierno. Un modelo bastante latinoamericano donde así te va a sobrar una fuerza laboral importante. Te va a sobrar gente. Capaz que en algún momento, con los dólares que te generan estos tres sectores, principalmente, y tengas los dólares suficientes, te va a dar para pagar la deuda. Pero, por otro lado, vas a tener una población bastante pobre que no te va a poder comprar dólares, ni productos importados. Me parece que no es el modelo de desarrollo que yo hubiese elegido, incluso dentro del concepto liberal de economía. Pero bueno, el que gobierna hoy es la Libertad Avanza.