La Cámara de Diputados recordó finalmente que debe funcionar, sobre todo cuando el oficialismo es una minoría escandalosa, como la oposición constructiva que salga al cruce de los desvaríos del Ejecutivo. Después le tocará el turno al Senado, pero mientras tanto Milei por todos los medios a su alcance insiste, con los secuaces más cercanos a su gestión haciendo coro, en tejer y desplegar un relato falaz que cubra el desborde de una realidad que se le escapa de las manos.
La semana pasada en Diputados al gobierno le fue mal: cosechó rechazos, entre otros sinsabores, para varios decretos debidos a la monotemática creatividad de Federico Sturzenegger, por ahora ministro de Desregulación y Transformación del Estado. La votación desfavorable no implica la derogación inmediata de las normas en cuestión, porque falta el trámite en el Senado, pero lo cierto es que hubo aplastantes mayorías, por ejemplo, contra la reestructuración y desregulación de Vialidad Nacional, así como también contra la disolución de la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV), y la reorganización de la Comisión Nacional de Regulación del Transporte y de la Junta de Seguridad en el Transporte.
Tampoco superó la prueba de fuego de la votación en Diputados el Decreto supresor, entre otras cosas, de la autonomía de los Institutos Nacionales de Tecnología Agropecuaria (INTA), de Tecnología Industrial (INTI), de Propiedad Industrial (INPI), de Vitivinicultura (INV), y dotado de aptitud para disolver el Instituto Nacional de Semillas (INASE), la Comisión Nacional de Semillas y la Agencia Reguladora de la Industria del Cáñamo y del Cannabis Medicinal (ARICCAME).
Otros golpes al narcisismo libertario llegaron por el lado de la promocionada Batalla Cultural. A ver: la Cámara de Diputados votó contra la pretensión de quitar autonomía y dar el pase a la Secretaría de Cultura, en tanto “unidades organizativas”, a varias entidades emblemáticas como los institutos nacionales del Teatro, de la Música, de Investigaciones Históricas Eva Perón, el Sanmartiniano, el Yrigoyeneano y el de Investigaciones Históricas Manuel de Rosas (estos dos últimos fusionados). Tampoco dio luz verde a la iniciativa para desbaratar los directorios de la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (Conabip) y de la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos. Y la misma suerte corrió un decreto que con raro alarde de coherencia estilística disolvía el Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Juan Domingo Perón y la Comisión Permanente Nacional de Homenaje al Teniente General Juan Domingo Perón, pero sin privarse de disolver además a los institutos nacionales Browniano, Newberiano y Belgraniano, y de transformar en unidades organizativas a incorporar a la Secretaría de Cultura el Museo Nacional de Bellas Artes, el Parque Tecnópolis del Bicentenario, Ciencia, Tecnología, Cultura y Arte, y el Palacio Libertad/Centro Cultural Domingo Faustino Sarmiento (antes CCK/Centro Cultural Kirchner).
Otras decisiones trascendentes de la Cámara de Diputados se refieren al rechazo del quite de autonomía al Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG) y su reubicación en la órbita de la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología, dependiendo de la Jefatura de Gabinete y a cargo de un director general técnico designado por el Poder Ejecutivo. Y se frenó una ofensiva contra los trabajadores al rechazar un decreto de necesidad y urgencia que en principio anulaba, mediante el procedimiento de ampliar el radio de los servicios considerados esenciales y de importancia sustantiva, el derecho de huelga en la virtual totalidad de las actividades en el régimen para la marina mercante nacional –y a propósito de los decretos de necesidad y urgencia, reactivó la comisión bicameral permanente encargada de su tratamiento.
En otro orden, la Cámara debatió la parálisis por acefalía de la comisión investigadora de la cripto estafa $LIBRA, un tema que preocupa especialmente a los hermanos Milei y a varios de sus más cercanos colaboradores, y emplazó a que un plenario de comisiones de Asuntos Constitucionales y Peticiones, Poderes y Reglamento (a sesionar el martes siguiente, como lo hizo) emitiera dictamen sobre un proyecto del diputado Maximiliano Ferraro (Coalición Cívica ARI), con el fin de fijar las reglas y elegir autoridades de la comisión y la manera de definir los desempates. Realizado el plenario una semana después del miércoles negro, entonces, devinieron abstractas todas las chicanas del oficialismo para impedir el funcionamiento de la comisión investigadora en el Congreso de la causa $LIBRA, paralizada durante meses por falta de autoridades, y ahora podría volver a sesionar la semana próxima.
También hubo emplazamientos a las comisiones correspondientes para el tratado y dictamen de dos proyectos (oportunamente impulsados por los gobernadores) que ingresaron con media sanción desde el Senado, a propósito de la distribución de los Aportes del Tesoro Nacional y de la creación de un fondo en base a la recaudación del Impuesto a los Combustibles.
Suman media docena los vetos de Milei en lo que va de su gestión. Le bajó el pulgar a la modificación de la fórmula de actualización de las jubilaciones y a la Ley de Financiamiento Universitario. También vetó la Ley Nº 27.790 que declaraba la emergencia y catástrofe por 180 días en los municipios de Bahía Blanca y Coronel Rosales a raíz de las inundaciones registradas durante el mes de marzo. Y finalmente cumplió con sus amenazas al vetar el aumento de las jubilaciones, la nueva moratoria previsional y la emergencia en discapacidad, aunque la sucesión de reveses que ha recibido el oficialismo en Diputados pongan en duda su futuro.
En cierto modo la Cámara pasó a la ofensiva, insistió con un proyecto de Financiamiento Universitario y aprobó un proyecto que declara la Emergencia Sanitaria por dos años de la Salud Pediátrica. Desde la perspectiva del gobierno todas estas iniciativas apuntaron exitosamente por debajo de su línea de flotación, y merecían una respuesta contundente de quien mejor interpreta al numen libertario que rige su destino. Por eso Milei redactó en soledad el borrador vehemente de algo que luego, asistido por sus íntimos, se convertiría en un discurso por cadena nacional (el viernes 8) de un Presidente severo, serio, monótono y circunspecto, pero sin la menor originalidad respecto de sus discursos anteriores, salvo la peregrina idea de continuar distrayendo a la ciudadanía con la amenaza de un proyecto de ley para penalizar la sanción de leyes que pongan en riesgo el equilibrio fiscal.
Visto desde la oposición y el sentido común, fue un discurso claramente surrealista. Dijo: “Vinimos a arreglar la economía de raíz, sin atajos ni gradualismo, y la única manera de lograr este objetivo es a través del orden fiscal, el orden monetario y el orden cambiario.” Y agregó: “Sacamos de la pobreza a más de 12 millones de personas de los cuales más de 2,5 millones son jóvenes y la indigencia pasó del 20,2% al 7,3%, es decir, que cerca de 6 millones de personas que no les alcanzaba para comer hoy comen.” También planteó que “los salarios privados le vienen ganando sistemáticamente a la inflación desde el mes de abril del año pasado”, y que “los proyectos aprobados por el Congreso, si los sumamos todos –que incluyen reinstalar la moratoria previsional, aumentar el salario de docentes y las pensiones por discapacidad, entre otros–, representan un gasto anualizado de prácticamente 2,5% del PBI”.
De ahí que Milei no vacilara en condolerse públicamente: “En el último mes hemos presenciado un nuevo espectáculo lamentable en la política argentina. El Congreso de la Nación impulsó un conjunto de leyes dirigidas a destruir el superávit fiscal que tantos esfuerzos nos ha costado a todos los argentinos y que es la piedra angular para que la recuperación económica sea sostenible en el tiempo y se transforme en crecimiento genuino.” También aclaró que su tarea no es parecer bueno sino hacer el bien (“incluso si el costo es que digan que soy cruel”), y por eso la importancia de insistir una vez más en explicar que el aumento del gasto público es un acto destructivo: “Cuando un Estado gasta más de lo que recauda y no puede endeudarse o subir impuestos, recurre a la emisión monetaria para financiar sus gastos” –o sea que el alza de precios consiguiente, agregó, confirma que la inflación es siempre y en todo lugar un fenómeno monetario causado por el exceso de oferta de dinero.
En este punto el Presidente se atoró, a pesar de su determinación pedagógica, con un intríngulis propio de Lewis Carroll. En efecto, aseguró que “quienes necesitan negar que la inflación es un fenómeno monetario suelen excusarse diciendo que el valor del dólar es el que determina los precios de la economía y que la suba del dólar va a causar un aumento de todos los precios para siempre, pero esto es falso”. Haciendo gala de un nivel teórico abrumador Milei agregó que dada una base monetaria fija, si por algún motivo (según los estudiosos del tema no eligió ninguno, ni para ilustrar, ni habló de elasticidades relativas por el lado de la demanda o de la oferta) se produce un cambio en la composición de la demanda en favor de un bien A, en detrimento de un bien B, “el precio de A va a subir y por ende también sube el gasto en el bien A, por lo que inexorablemente el gasto en el bien B va a caer y por ende también su precio”. O sea que la subida del precio de A sería compensada con la caída del precio de B, por lo que el nivel general de precios no cambiaría sino que ocurriría un cambio de precios relativos. Muy bien. Entonces “la única forma de que haya inflación es que el Banco Central para evitar la caída del precio B, emita dinero haciendo subir el precio de A más que proporcionalmente y dando lugar a la inflación”. Muy raro, porque tampoco mencionó algún motivo para que el Banco Central quisiera sostener el precio del segundo bien en esa economía con dos bienes, claro que sí. Además: “Esto significa que, sin convalidación monetaria, o puesto de otra manera, con la base monetaria fija, el nivel de precios no varía. Por eso, cuando se terminen de limpiar los rezagos de la emisión monetaria pasada, las fluctuaciones del dólar, de la papa o de la zanahoria no tienen por qué impactar sobre el nivel general de precios y, por ende, en la tasa de inflación. Hay que decirlo una y otra vez: la única relación causal que existe es desde la cantidad de dinero hacia el nivel de precios; no existe relación causal entre el tipo de cambio y el nivel de precios.”
Respecto de los embates legislativos contra la política en curso, Milei dijo que el Congreso está impulsando gastos sin explicar su fuente de financiamiento y sin preocuparse porque esa fuente implique o no imprimir dinero. Flanqueado por Caputo, Daza, Bauzili y Werning, entre otras cosas aseguró que el Parlamento está proponiendo normas destinadas a incrementar la deuda y causar “un genocidio contra los jóvenes, nuestros hijos, nuestros nietos y las generaciones futuras…”
De acuerdo con su diagnóstico, a todas luces elaborado más como panfleto de campaña que como documento de trabajo, Milei anunció: “En los próximos días estaremos tomando medidas para amurallar el déficit cero y la política monetaria de este gobierno. En primer lugar, el lunes firmaré una instrucción al Ministerio de Economía para prohibir que el Tesoro financie el gasto primario con emisión monetaria. El Tesoro no podrá solicitar dinero al Banco Central para financiar su gasto. En segundo lugar, en los próximos días estaré enviando un proyecto de ley para penalizar la aprobación de presupuestos nacionales que incurran en déficit fiscal. Este proyecto establece una regla fiscal estricta que le exige al sector público nacional obtener un resultado financiero con equilibrio o superávit. Cada peso nuevo que quieran gastar tiene que tener un nombre y un apellido. Tienen que decir de dónde sale y a quién se lo sacan. También establecerá una sanción penal a los legisladores y funcionarios que no cumplan con estas nuevas reglas fiscales.”
En este último discurso hubo de todo, como se ve, aunque las formas del orador fueran más cuidadas. Hubo exabruptos poco meditados, como cuando se aludió a un genocidio, o una advertencia al Congreso cuando aseguró que “si ustedes quieren volver atrás, me van a tener que sacar con los pies para adelante”, a lo cual Cristina Kirchner replicó: “Más que con los pies para adelante, a vos te van a sacar con un chaleco de fuerza de la Rosada.” Y también hubo pasajes que ponen en duda la comprensión de Milei respecto de la división de poderes: “Es paradójico que la figura del Parlamento fue concebida originalmente con el propósito de proteger el patrimonio de sus representados de las garras del Poder Ejecutivo […] En una república sana, el Ejecutivo propone los impuestos a cobrar y el Parlamento, en representación del pueblo, decide si los acepta o no, en pos de defender los intereses de sus representados.”
Pero las dificultades para comprender a Milei son numerosas, aunque siempre que abre la boca ofrece las claves para hacerlo. Esta vez le tocó el turno a Sun Tzu: “Como dijo Sun Tzu hace más de dos milenios –evocó Milei–, el gobernante cobarde es capaz de prender fuego a su propio país con tal de reinar sobre sus cenizas, y es exactamente lo que el Congreso está intentando hacer con sus constantes embates al equilibrio fiscal.” Según Milei, “la locura es que aquí” el propio Parlamento pretende aumentar el gasto, aumentar los impuestos, etcétera, etcétera. Pero claro, es comprensible si lo dice quien asegura que solo abandonará el poder con los pies para adelante, si lo dice un simple topo que destruye al Estado desde adentro.