Aldo Duzdevich: “¿Le digo a la chica que trabaja en casa que es fascista?”

En un ambiente políticamente correcto, Aldo Duzdevich se hace notorio porque polemiza sin dar vueltas. Sobre la guerrilla. O sobre el peronismo. O sobre los gobiernos peronistas. O sobre los enfoques acerca del cuidado del medio ambiente. Y, desde hace un tiempo, sobre la exploración offshore en el área marítima de Mar del Plata, proyecto que aquí cuenta cómo impulsó. Autor de varios libros, entre ellos “Salvados por Francisco”, que Axel Kicillof le llevó de regalo al Papa, se anima con temas que ojalá provoquen un debate.

Dice Aldo Duzdevich, siempre con ganas de polemizar y al mismo tiempo siempre metido en algún proyecto, que últimamente es el offshore de Mar del Plata: “Veo el futuro muy difícil, ¿no? Porque en 2015, cuando nosotros perdemos frente a Macri, mirábamos el festejo en Costa Salguero, con los globos de colores, los chicos lindos y las chicas lindas de Barrio Norte. Cuando perdemos con Milei, yo, que vivo en Neuquén, veía por la televisión que aquí festejando estaban los rostros duros del conurbano bonaerense. Y cuando empiezo a hablar con mis amigos de clase media, escuchaba una repetición: ‘La chica que trabaja en casa votó a Milei’”. 

–Se repetía esa frase, sí. 

–En campaña electoral un amigo mío de Santa Fe ya me decía: “Aldo, un profe en una secundaria de la periferia de Santa Fe el otro día hizo una encuesta y perdimos 16 a 1. Lo mismo pasó en el barrio más pobre de Villa La Angostura, donde los pibes festejaron. Entonces, muchachos, algo nos está pasando, nosotros no podemos ser ciegos a esta realidad. Esta vez fueron los sectores populares los que nos dieron la espalda. Entonces, eso obliga a repensar qué es lo que no hemos hecho, qué es lo que hemos estado haciendo mal y cuál ha sido la razón por la cual los sectores populares votaron de esa manera. 

–¿Por dónde empezás a analizar el fenómeno?

–La función de los intelectuales o de la gente que piensa la política es poner en cuestión todos los paradigmas que hemos defendido, para dar un ejemplo, de 678 hasta acá, y que se han repetido hasta el cansancio. Por ejemplo, la defensa de la educación pública cuando sólo defendimos a los sindicatos de la educación pública. Y aclaro que ésta no es una crítica a los sindicatos sino a lo que no hicimos como política pública. O la defensa de los derechos humanos y, en muchos casos, la defensa de las organizaciones guerrilleras. O el discurso del Estado presente, que todo te resuelve y todo te soluciona, cuando en realidad aquellos que estaban fuera del Estado sentían que el Estado no estaba ni tan presente ni resolviéndole tantas cosas. Defendíamos verdades que parecían incólumes mientras la nueva derecha, que es una corriente mundial, al menos dentro de Occidente, pegaba y pegaba.

–¿Sobre qué?

–Sobre las agendas progresistas globales que nosotros compramos. Sé que es difícil hablar de “progresismo”, porque la palabra sola no define nada. Es obvio que yo creo en la no discriminación por sexo, digamos, o en la libre elección de opciones sexuales, o en la igualdad de género, en la necesidad de defender el medio ambiente. Si eso es progresismo, soy progresista. Entonces, insatisfecho con la categoría, encontré una palabra: wokismo. Es la definición de una corriente de opinión que surge en las universidades de la costa este de Estados Unidos, y que plantea estas agendas del feminismo, LGTB, el antirracismo, los indigenismos, los ambientalismos o el veganismo. Aquí tomamos esa idea de sumar colectivos con reivindicaciones, como si la sumatoria diera la posibilidad de confrontar contra los fascistas, los conservadores y la derecha extrema. Frente a esto no tomo acríticamente al italiano Diego Fusaro, un joven marxista italiano, ni defiendo todo su pensamiento, pero me parece interesante la crítica a lo que llama “la izquierda fuscia”. Dice que es la que ha perdido de vista la contradicción principal, que para un marxista es entre los proletarios y el capital, y la suplantado por una lectura de micro-conflictos: dividió la sociedad, según él, entre veganos y antiveganos, fascistas y antifascistas, héteros y gays…

–¿La izquierda fucsia convirtió esos conflictos en la contradicción principal, para usar vocabulario de otra época?

–Claro, esos conflictos existieron siempre, van a seguir existiendo, y necesariamente también hay que darles un tratamiento, no negarlos. Pero lo que no hay que hacer es algo que recuerdo muy bien. Un mes antes de la elección intermedia de 2021, Alberto Fernández convocó a un acto en la Casa Rosada por el documento X. Obviamente no estoy en contra del documento X. No me parece que defina nada en la vida de los pueblos, en la historia, pero si es una necesidad de alguna gente hagámoslo. El punto es que en todo el país se entregaron menos de tres mil documentos X. Una vez, en La Rioja, hablando con el gobernador justo estaba el encargado del Registro Civil. Me escuchó decir esto y contó: “Acá dimos un documento X”. Entonces, mostramos esto como el gran acto de gobierno cuando salíamos de la pandemia, cuando había problemas de toda naturaleza, fundamentalmente, de ausencia de trabajo, de los salarios que habían quedado retrasados. Esto es lo que no podemos hacer. Está bien tener un Inadi o un Ministerio de la Mujer. Pero en los barrios pobres no se enteraron nunca de que hubo un Ministerio de la Mujer ni se enteraron de que Milei lo suprimió. Arturo Jauretche criticaba a los que estaban siempre pendientes de las agendas europeas o norteamericanas. Aquello es lo científico, lo nuevo, lo moderno, lo que hay que seguir, de izquierda y de derecha, y de centro y del costado. El peronismo sería la barbarie. Es obvio que no cuestiono el feminismo. Pero el peronismo planteaba también un proyecto de industrialización, un proyecto nacional. Lo que cuestiono es la idea de que la lucha contra el patriarcado va a terminar con la sociedad de clases y el capitalismo. Porque tampoco cuestiono la lucha contra el patriarcado. Lo que hago es rescatar banderas que algunas llaamos “liberación o dependencia”, o “patria o colonia”. Todo eso, claro, adaptado a 2024. No es tirar piedras todos los días a la embajada norteamericana o a la inlgesa. Liberación o dependencia hoy significa la posibilidad de que nuestro país desarrolle sus potencialidades económicas, desarrolle una tecnología propia, que mantengamos nuestra esencia cultural, pero básicamente que podamos romper con esos lazos que hacen que tengamos un 50 por ciento de pobreza, niveles altos de desocupación y de falta de industrialización. Otra épica.

–¿Cuál sería?

–Por ejemplo, crear mil puestos de trabajo por día. Esa es la épica de un gobierno peronista. 

–¿Por eso te pusiste a trabajar a favor de la exploración off shore en el área de Mar del Plata?

–El wokismo de acá decía: el petróleo es malo, la minería es mala, la producción agropecuaria es mala, las granjas de chanchos por acuerdo con China son malas… Vamos a un ejemplo. En 2021 estalló un conflicto en Chubut contra el Proyecto Navidad. Se trata de la segunda reserva mundial de plata. Los que viven en Palermo Soho y opinan sin saber no tienen obligación de saber que esa reserva está en la estepa central. El último que pasó por ahí fue Calfucurá y dijo que era inhóspito. Las lagartijas te hacen dedo para que las saques de ese lugar. Sólo hay unas pocas chivas. Son 400 kilómetros de desierto. Una vez llegué a dormir en una comisaría, porque no había dónde parar. Bien, la agenda de la lucha contra la minería de plata la compraron el FIT, el complejo progresista, La Cámpora, las universidades, los gremios estatales. Prendieron fuego a la Legislatura y la Casa de Gobierno y en diciembre de 2021 quedó sepultado el Proyecto Navidad. En enero del 2022 aparece el tema de la opción en Mar del Plata. ¿De qué estamos hablando? De la exploración de áreas en aguas profundas de la plataforma continental argentina, en este caso, la CAN, que es Cuenca Argentina Norte, que está frente a la provincia de Buenos Aires. Este es un proyecto que empezó durante el gobierno de Cristina, en el mismo momento, en el mismo decreto, donde se da la puntada inicial para Vaca Muerta. Luego viene una licitación que se hace durante el gobierno de Macri, pasa al gobierno de Alberto. Había que darles a las empresas que ya tenían ganada la licitación, la autorización de impacto ambiental para que empezaran a hacer la sísmica, que es la exploración. Bueno, claro, esto venía mal dentro de nuestro gobierno, porque había funcionarios que estaban directamente en contra, que habían plantado bandera dentro del Ministerio de Ambiente. Recuerdo uno: Tornquist. Yo estaba entonces en la Secretaría de Energía. El 31 de diciembre el ministro de Ambiente, Juan Cabandié, saca una resolución, y el 4 de enero empieza en Mar del Plata el movimiento en contra de la exploración. Se arma una gran manifestación en Mar del Plata aprovechando el impulso de Chubut. Y se agregan los turistas y Greenpeace, que es la gran organización detrás de estas cosas. Hacen publicidad. Una jovencita en un video se para al lado de los leones marinos y dice: “Acá habrá una torre de petróleo”. Muestran pibes empetrolados saliendo del agua. Guillermo Montenegro, el intendente del PRO, se sube al ver la movilización y dice: “Yo también soy ambientalista”. Vio la oportunidad de ganarse a los hippies. Todo siguió con presentaciones judiciales, solicitadas, artistas, poetas… Pero en un momento Axel Kicillof , cuando nadie en el kirchnerismo abría la boca, jugó fuerte y dijo: “Esto hay que hacerlo”. Y le empezaron a llenar la cara de dedos mientras se quedaban callados los ministros, los senadores, los diputados, los concejales, los intendentes y los concejales. Fallo en contra. Publiqué una nota en la Agencia Paco Urondo pidiendo definir si la política del Estado nacional la íbamos a resolver nosotros o Greenpeace y Myriam Bregman. Y eso generó un despertar. Entonces armamos un equipo. Matías Kulfas lo puso a Daniel Schteingart, Axel puso a Carli Bianco, Energía a mí, YPF y Ambiente a los suyos… Un día resolví ir a Mar del Plata. Hablé con los sindicatos, empezando por los mercantiles porque los conocía, y conté qué significaría el proyecto para el país, para la provincia y para la ciudad. Después, de la mano de la CGT llegamos al sector comercial de los empresarios, a la construcción y a un plenario de la CGT con toda la gente. Llegamos con todo, powerpoints incluidos. 

–¿Con qué resultado?

–Cuando a la gente le diste la posibilidad de escuchar y de explicarles qué significaba, qué significa para el país, para la provincia, las expectativas de trabajo, que no es cuento, la cosa cambia. Es lo que estamos viviendo ahora en Vaca Muerta, donde un trabajador, un pibe que salió de una escuela técnica de Neuquén tiene un sueldo de 5 o 6 millones de pesos. Muy poca gente acá puede tener un sueldo de esa naturaleza. En esa reunión conté qué pasó en Brasil con el offshore, que ya lleva 20 años. Pasó de no tener petróleo a producir casi cuatro millones de barriles día. Y eso significa, monetizado, 130 mil millones de dólares año. Nosotros exportamos 30 mil millones del complejo sojero. Bueno, los brasileros, el 50% de eso lo exportan, o sea que están exportando 60, 70 mil millones de dólares en petróleo que se están sacando del mar. En Brasil Macaé es lo que sería Mar del Plata. El lugar donde Petrobras puso la base para el offshore.Por ejemplo, los hoteles tienen ocupación todo el año durante la semana, 100% y en fin de semana 80%. No es mala perspectiva para Mar del Plata, sobre todo fuera de temporada. Dije en esa reunión: “Pero como acá no nos quieren y nos hacen manifestación en contra, el intendente está en contra, la justicia está en contra, bueno, tendremos que ir a Bahía Blanca, Necochea, algún otro lugar. Claro, cuando les digo esto, empiezan a levantar la mano. Me dicen que estoy equivocado, que el intendente no está en contra sino que precisaba más información. Conclusión: Montenegro bajó su bandera anti-offshore. ¿Cuál es la conclusión que además yo me traje de eso? En un proyecto de esta naturaleza, ¿la política no habló o estaba en contra? ¿Quiénes fueron aquellos que apostaron y dieron vueltas, la fuerza de la producción? Las CGT y los empresarios, que son los que no están en lo concreto. Fusaro dice: “Por ahí perdés igual cuando planteás algo, pero si arrancás perdiendo seguro vas a perder”. Lo políticamente correcto está lejos de la producción. La pregunta sería: ¿en qué medida esta lógica no es la que en algún punto gobierna la política argentina y nos inhabilita a quienes queremos otra cosa? ¿Qué hizo la Bestia Milei? Y lo digo así porque es bestial. Actúa contra lo políticamente correcto, que sería el status quo. Pero quiere romper todo. Rompen la agenda que dicen que más les molesta y rompen la agenda de derechos sociales. Ni siquiera es Trump, que en economía busca que los fabricantes de autos salgan de China y vuelvan a Detroit y tiene una agenda proteccionista. Ahora, es cierto que Bolsonaro, que hace todo el discurso de la nueva derecha, luego pone un ministro de Economía que es liberal absoluto, globalista absoluto. Milei, lo mismo. 

–Y estaba el mito de que caería en 15 días. 

–Parece que no pasó. Y si ahora se cayera, la agenda que trajo, y que la gente humilde hizo suya, se va a quedar. Aquí hay muchas cosas de fondo que nosotros tenemos que replantear para generar una propuesta que vuelva a ser atractiva para la sociedad. Cristina recordó hace poco que para el peronismo hay una sola clase de hombres, los que trabajan, y que cada uno debería producir lo que consume. Si le hubiéramos dado más bolilla a esa verdad, estaríamos mejor. 

–De todas maneras, los planes bajaron brutalmente con los gobiernos peronistas y subieron, también brutalmente, con Macri. 

–Sí, pero eso no lo decimos. Quedamos identificados como los defensores de los planes como si fuera el único proyecto económico y social. Murray Rothbard, el ideólogo de Milei, dice que hay una clase explotadora y una clase de explotados. Pero en vez de caracterizarla por la tenencia en los medios de producción desde el punto de vista marxista, porque el tipo viene del marxismo también, dice que es la lucha entre la clase que tiene el manejo del Estado y la clase que está afuera, que es explotada por los que tienen manejo del Estado. O sea que la casta no es solamente la que componen los diputados y senadores. Incluye a la burocracia estatal, más la intelectualidad que acompaña a esto y que justifica la existencia de la casta. Bien, trasladalo eso acá. Y esto significa, trasladado a la Argentina, senadores y diputados, los gremios del Estado, los empleados públicos que tenemos nosotros, las universidades, el CONICET y todo el complejo intelectual que acompaña… Todo eso es la casta. A eso apuntaron. La pandemia los ayudó. En cada barrio, aun en los barrios más humildes, había algún empleado municipal, provincial o nacional que estaba en su casa mirando Netflix y cobrando su sueldo todos los meses. Mientras que el vecino, que era sodero, que era plomero, que vendía algo en la calle, no podía salir a laburar. Y lo estaba viendo.

–El Estado, sin embargo, mantuvo el nivel de empleo ayudando a las empresas a pagar sueldos.

–Pero la percepción no incluyó eso. Y donde prende más este discurso es en el sector más golpeado, que es el que está fuera del sistema. No se puede combatir esa percepción con el binarismo: todo lo que yo digo y lo que dicen los míos es bueno y todo lo que dicen los otros es malo. En 2015 tildábamos de globoludos a los macristas. ¿Yo qué le voy a decir a la chica que trabaja en casa? ¿Que ella es fascista? Me va a decir que no entiende de qué le hablo. ¿Los pibes de la Villa 31 son fascistas? Pero ¿esto qué es? Es el binarismo. Eso nos dio resultado durante una época, mientras nosotros éramos mayoría en el binarismo. Pero cuando se nos dio vuelta, resulta que el binarismo se terminó yendo para el otro lado y nos terminó aplastando. ¿Por qué no pensamos, mejor, en el Perón de 1973, que es el Perón de la unidad nacional, el que le viene a tener la mano a Balbín, que había sido su principal adversario? Dos viejos que se encuentran, se abrazan y entienden que peronistas y radicales tienen que dejarse de joder porque si no, lo que hacían era darles de comer a los golpes militares. Y lo que Perón viene a decir en su último libro, que no alcanza a terminar porque fallece el 1° de julio de 1974, pero anuncia el primero de mayo, es que hace falta un modelo argentino para el proyecto nacional. Lo que viene a decir es, bueno, a ver, pongámonos de acuerdo, llamemos a las fuerzas políticas, a las fuerzas productivas y pongámonos de acuerdo en diez cosas esenciales, como hacen los grandes países. Perón dice que los países desarrollados tienen un modelo, un proyecto nacional que no han logrado por dos cosas, porque tuvieron siglos de historia para pensarse a sí mismos o porque han tenido una guerra que los desangró. Nosotros no tuvimos ninguna de las dos cosas, y entonces tenemos que hacer un esfuerzo intelectual. Esto, digo, lo deberíamos haber hecho mientras nosotros éramos gobierno. Desde allí tendríamos que haber convocado, porque hoy escucho muchas veces que hay que ampliar un gran frente. Y cuando uno da nombres concretos, te los vetan porque ése dijo tal cosa y el otro una vez me miró torcido. Esto tiene que tener una sustancia.

–Sería bueno que dieras un ejemplo.

–La minería. Si sos de una sustancia más liberal, me vas a hablar de libertad de remesas. Y yo te diré que la cadena de valor tiene que favorcer la riqueza de las provincias. Pero no vamos a cuestionar que en la Argentina hagamos Vaca Muerta, que explotemos litio, cobre. No puede ser que los chilenos exporten en la misma Cordillera 40.000 millones de dólares en cobre y nosotros no exportamos ni un centavo. Ésta debe ser la utopía. La épica. Y lo tiene que entender la dirigencia y la militancia. Entenderlo y asumirlo. Pongamos en discusión estas supuestas verdades que hemos defendido durante tantos años. Pongámoslas en discusión, revisemos. No es que esté todo mal, pero revisemos esta cosa. ¿Qué le vamos a ofrecer a la sociedad de aquí en adelante? ¿Vamos a seguir diciéndole las mismas cosas que la gente no nos cree? Hablemos de justicia social, pero digamos en qué se traduce en la vida cotidiana. En la Villa 31 hay un influencer, Pablo Fernández, que dice que la universidad es una fiesta a la que ellos no están invitados porque la secundaria y la primaria fueron desastrosas. No podemos hacernos los distraídos con esos temas.

6 comentarios sobre «Aldo Duzdevich: “¿Le digo a la chica que trabaja en casa que es fascista?”»

  1. Coincido en revolver lo que no funcionó. Pero con las propias fuerzas. Esta clase dominante y sus voceros no pueden aportar nada más que odio antiperonista y por ende, antisindical. 1 millón de viviendas por año, producir nuestra propia comida, enjuiciar de veras a quienes fuga. No hay acuerdo que valga con quien te llena de minas antipopulares y demuele nuestro esfuerzo nacional. Con todo respeto y tomando ideas de quienes piensan como este cro. Un progre

  2. Coincido con el análisis, hay que ganarse , su pan esa es la ley primera . Si entre hermanos se pelean los devoran los de afuera
    ( MARTIN FIERRO )

  3. Estoy de acuerdo. Coincido en casi todo! Pero me temo que en este análisis no está considerado el “Poder real”. El financiero. Nadie tocó eso desde 1976 a la fecha. Y atrás e ello están otros intereses. Incluidos los foráneos. Recuerdo que bombardearon plaza de Mayo para sacar a Perón. Después desaparecieron 30.000 personas para implementar el sistema que hoy nos rige. Y para volver con los CEOS en 2015 con Macri condicionaron y sentaron a la más lúcida política en la Justicia y hasta intentaron asesinarla. ¿Los Medios de Comunicacion? ¿Las redes? Por qué Milei se abraza a Eliot Musk? Porque le vino al dedillo. Por qué Brasil cancela hoy X y lo enfrenta? Recuerdo que Lula estuvo preso. Y Bolsonaro ganó también con las redes y una justicia adicta . ¿Qué hacemos con la Justicia adicta? . ¿Clarin? ¿Nación? No influyen? De verdad? Todos los periódicos del interior y canales del interior; y radios del interior son satélites de estos. También recuerdo que el lavado de cabeza anti k … después anti k + anti populista … y después anti k + anti populista y anti peronista … escaló así en los medios desde abril de 2008 hasta nuestros días. 16 años ininterrumpidos. La joven que acompañaba al que intenta gatillar sobre CFK tenía 6 años. El que intenta matarla ver que 12 o 13 … “”querían pasar a la historia y ser San Martín…” por propias palabras. Entonces? ¿Qué hacemos con eso? Quiénes son los que atizan y apagan todo intento de real cambio hacia una justa distribución de riquezas históricamente? ¿Sin Ellos solamente o sin Ellos + La Embajada de EEUU y su geopolítica?

  4. Excelente, pero me pregunto en qué parte de este texto se habla de la corrupción kichererista? del robo,
    y expoliación de los bienes del estado y del dinero del pueblo? en qué parte el autor lo trata? es que lo olvidó o es que todavía es aquello de lo que no se debe hablar ? mientras siga la idea de que no hubo corrupción en estos años de kirchnerismo no hay acuerdo posible….

  5. Primero la Patria después el movimiento y por último las personas . Si no somos capaces de debatir ideas por encima de nombres propios nunca tendremos proyecto de país y menos aún Patria

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