Alemania (rearmada) está de vuelta

El Bundestag (Parlamento) alemán acaba de aprobar una reforma constitucional que habilita la flexibilización del Schuldenbremse, el famoso “techo a la deuda”, con el objetivo de aumentar el gasto en Defensa e infraestructura. Representa un giro histórico, no sólo para Alemania, sino para la Unión Europea (UE), en un contexto internacional signado por la continuación de la guerra en Ucrania, y la amenaza del fin del “paraguas armamentístico americano” por parte de Donald Trump. 

La medida en favor del rearme fue impulsada por el canciller alemán, Friedrich Merz, líder de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), que obtuvo el primer lugar en las elecciones legislativas del 23 de febrero (28,6% de los votos). A la coalición parlamentaria entre la CDU y la Unión Social Cristiana de Baviera (CSU), se sumaron los votos a favor del Partido Socialdemócrata (SPD), del saliente Canciller, Olaf Scholz. Finalmente, y luego de semanas de negociación, Merz logró el “sí” por parte de Die Grüner (los Verdes), quienes no formarán parte de la coalición del entrante gobierno alemán, pero que han conseguido a cambio el compromiso de Merz para futuras inversiones en materia ambiental.  La modificación de una norma constitucional en Alemania necesita de una mayoría calificada, lo que en el Bundestag equivale a 489 escaños. La votación del pasado martes superó con creces este número, con 513 a favor y 207 en contra (la CDU/CSU, el SPD y los Verdes suman en total 520 escaños, lo que da a entender que, si bien hubo voces disidentes dentro de los bloques, las mismas no lograron estructurarse).

Alemania posee un freno de deuda constitucional que prohíbe aumentar el déficit de gasto en más del 0,35 del Producto Bruto Interno (PBI) anual. La introducción de esta reforma en materia fiscal, la más grande desde el proceso de reunificación de las dos Alemanias, elimina exclusivamente este freno a la deuda emitida en Defensa (y en ayudas destinadas a países amenazados, en este caso, ante la agresión rusa). Con esto, se prevé un aumento del gasto militar, que actualmente oscila alrededor del 1,5% del PBI, al 2-2,5%, y la conformación de un fondo de 500 mil millones de euros al año destinados a la inversión en infraestructura. Merz parece querer dejar atrás el “rigor fiscal” que caracterizó la economía de los gobiernos alemanes de los últimos 35 años, y en relación a esto, frenar la ralentización del gasto militar en el país (que comienza a finales de la II Guerra Mundial, cuando la inversión ascendía al 5% del PBI.) “Whatever it takes” dijo Merz a comienzos de mes, tomando las palabras del ex Primer Ministro italiano y ex Presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, durante la crisis del euro.

El rearme alemán se enmarca en un contexto europeo de igual calibre. El 12 de marzo, el Parlamento europeo aprobó el ReArmUE, un plan que implica la inversión de 800 mil millones de euros para, como lo indica su nombre, reforzar militarmente al bloque. De este monto, 650 mil millones se obtendrán de las mismas arcas de los 27 Estados miembro, es decir, del aumento de inversión en Defensa en el PBI nacional, tal como propone Merz en Alemania. Los restantes 150 mil millones, se esperan financiar a través préstamos (eurobonos), que la Comisión emitirá a los países. El plan fue propuesto por la presidenta de la Comisión de la UE, Úrsula Von der Leyen, ante la urgente necesidad del bloque de “defenderse ante la amenaza de Rusia”. 

Desde el pasado 12 de febrero, cuando Trump llamó a su par ruso, Vladimir Putin, para comenzar las negociaciones por el cese del fuego en Ucrania, en Bruselas se prendieron las alarmas. La tregua propuesta por los dos líderes, sin siquiera haber contado con la participación del presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, en una primera instancia, produjo la reacción de gran parte de Europa. La condición impuesta por Putin (entre otras), de anexar el Donbás, la Península de Crimea, y los territorios ocupados por el ejército ruso desde el 2022, significan una amenaza para “la independencia, la soberanía y la integridad territorial (de Ucrania)”. La Von der Leyen, y gran parte de los líderes del bloque, aseguran que “nada ni nadie impedirá a Putin seguir avanzando en territorio europeo”. Más aún, si la condición del americano es retirar las tropas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), de una frontera de más de 2.000 kilómetros.

Según algunos analistas que recorren los pasillos del Parlamento europeo, la Von der Leyen no se hubiera lanzado a tremenda y millonaria empresa, sin contar con el “espaldarazo” de su correligionario. En contrapartida, el voto positivo en el Bundestag, implica un cambio de época para Alemania, y algunos pronostica, para toda Europa. Tal como expuso el democristiano en el recinto, “es un primer paso hacia una defensa única europea”, y agregó “que puede incluir a países que no sean de la UE, como Noruega y Gran Bretaña.” En el actual contexto de creciente tensión con el Kremlin, Merz no es el único que toma decisiones. El 5 de marzo, el presidente Emanuel Macron anunció en la televisión francesa que su país abriría “su paraguas nuclear” a todo el continente, como manera de disuadir un posible ataque ruso. Francia es el único país de la UE con bases nucleares, además de Gran Bretaña, que, si bien reapareció en escena, no forma parte del bloque. Hace apenas unos días, Polonia, y los países Bálticos, Lituania, Letonia y Estonia, todos miembros de la OTAN, anunciaron su retiro de la Convención de Ottawa, debido a su prohibición a las minas antipersonas. Fue una recomendación unánime de cada uno de los Ministerios de Defensa, y tiene como objetivo que las Fuerzas actúen con “mayor libertad”.

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