Alfredo Forti: “No se sabe si en Milei hay sólo torpeza o también fanatismo”

Asesor con base en Washington y gran conocedor de los recovecos del poder en los Estados Unidos, el argentino Alfredo Forti cuenta cómo ven a Milei los diplomáticos y los operadores financieros. No hay planes de inversión a la vista.

Ex secretario de Asuntos Internacionales de la Defensa, ex embajador en Honduras, actual asesor en estrategia internacional en Washington, el argentino Alfredo Forti aceptó dialogar desde los Estados Unidos para exponer su análisis de las relaciones actuales y de los escenarios posibles entre la Argentina y los Estados Unidos.

– Javier Milei está por viajar a los Estados Unidos. Y los norteamericanos tienen una vieja frase para los políticos extranjeros: “wait and see”. ¿Con Milei también funciona esto de esperar y ver?

– Los niveles de expectativa en los Estados Unidos sobre Milei son diferentes. Dependen del sector con el que uno converse: el Departamento de Estado, Wall Street, los formadores de opinión pública… 

– Partiendo de la base de que la Argentina no tiene el peso de China, Rusia, Brasil o Francia, ¿no hay una opinión promedio sobre Milei en esos círculos?

– El establishment primero enarcó las cejas por la sorpresa que le producían las características de Milei. Y obviamente toma con buena actitud todos los mensajes hacia los Estados Unidos. Es lógico, porque perciben en Milei una clarísima expresión de alineación total con los Estados Unidos, sin condiciones ni negociaciones. De entrada eso cae bien, sobre todo viniendo de un país como la Argentina. Aun con el veranito que significó para ellos el gobierno de Mauricio Macri, las posiciones de Milei suponen un cambio drástico. 

– Lo tradicional en estos casos es apelar al “trade off”. Yo pierdo algo y vos me compensás. O yo te doy y vos me das.

– Sí, ésa es la ilusión habitual, pero además de que no siempre funciona como uno imagina desde la Argentina, ni siquiera me consta que sea lo que pasó esta vez. Puede ser que el gobierno de Milei ni siquiera haya buscado negociar algo. Y en ese caso me queda claro que la Argentina va a terminar funcionando como un engranaje del dispositivo geoestratégico norteamericano.

– Me pongo en abogado del diablo y digo: “Si nos conviene, no importa”.

– Bien. Entonces vamos a los detalles. Ser parte de ese engranaje geoestratégico significa aceptar como eje de la política exterior argentina la neutralización de la presencia china en América Latina, y obviamente en el país. Supone admitir que el mayor problema de la Argentina es el narcotráfico, cuando no lo es. Significa comprar como propia la política de los Estados Unidos hacia los inmigrantes, cuando no tenemos un asunto migratorio a resolver. Son temas que no incumben al interés nacional argentino, sino todo lo contrario. Disminuyen nuestra autonomía como país e incrementan nuestra vulnerabilidad. Y encima de todo no ganamos nada. 

– Otra ilusión son los desembolsos del Fondo Monetario Internacional. 

– Sí, algunos puede calcular que las expresiones de adhesión geoestratégica se traducirán en un apoyo para obtener créditos. Mi experiencia me dice que no va a ser tan así. 

– ¿Existe una opinión promedio entre los operadores de Wall Street y entre los fondos?

– Los que observan lo que pasa en la Argentina, dentro del ámbito privado, son sectores con más interés financiero que industrial. Esos sectores aplauden lo que dice Milei. Pero miran cada vez con más atención lo que sucede. En teoría, Milei les deja abierta la puerta para grandes negocios. Pero al mismo tiempo, igual que todo el mundo, los operadores y los fondos están viendo que la modalidad de Milei está activando el rechazo de una enorme cantidad de actores sociales, económicos, sindicales y hasta culturales. Mi opinión personal es todavía más tajante, aclaro.

– ¿Qué significa Milei?

– Una blitzkrieg. Una guerra relámpago. Un cambio de régimen operado con técnicas de shock. 

– Volvamos a Wall Street. 

– Ven que esa modalidad pone en tela de juicio lo que para acá es lo más importante: en qué medida este plan tiene posibilidad de ser viable y, sobre todo, sostenible. Porque ven más oportunidades en todo el mundo, y con menos riesgo. ¿Cómo entienden ellos la seguridad jurídica? Qué garantías me das vos, gobierno argentino, de que me va a ir bien. La realidad de todos los días los hace frenar.

– No convierte la simpatía en acciones.

–Así es. Una muestra de esa actitud la dio Blackrock, el principal fondo de inversión. Después de dos meses de gobierno de Milei la única inversión que han hecho fue la compra de Bopreal. Hubo una inversión de 200 mil dólares y después otra de 1.800.000 dólares. Para ellos no es nada. Hay inversiones multibillonarias de África. 

– ¿Y con el Brasil de Lula?

– Tienen una relación mucho más civilizada. Igual que nosotros cuando Néstor Kirchner fue Presidente, Lula en relación con los Estados Unidos siempre fue honesto, abierto y sincero. Les dijo y les dice las cosas de frente a la contraparte norteamericana. Y no es agresivo, cosa que está bien. Los brasileños se sientan a negociar a partir de los intereses, no de las proclamadas. Claro que hay una historia moderna de Brasil con los Estados Unidos. Está la fortaleza económica de Brasil. Hay que tener en cuenta el peso personal y político de Lula y su pertenencia a los Brics. Brasil tiene con los Estados Unidos una relación más civilizada en la cual, que yo sepa, la relación comercial no está amenazada por nada. Y en materia de inversiones el vínculo es mejor que con la Argentina. Habrá oportunidades para los fondos como Blackrock pero Brasil no es un país abierto a las inversiones especulativas. 

– ¿A Brasil no le produce costos en los Estados Unidos ser la B de los Brics, y desde el 1° de enero de los Brics+?

– El tema de fondo es que Brasil gana peso porque se está  consolidando como actor internacional, y ni hablemos como referente regional. Con las actitudes de Milei la Argentina pasa a ser una figurita del fondo del salón que solo levanta la mano para votar. Dije antes que la Argentina no tiene por qué ser agresiva con los Estados Unidos. Agrego que tampoco con otros países. La modalidad del Presidente genera dudas sobre su viabilidad. Hay una constante en su política exterior, que se da también en la canciller Diana Mondino. Cada anuncio en política exterior es tan burdo y está tan mal expresado que se convierte en una cachetada gratuita. Nos afecta tremendamente porque generamos de manera gratuita fricciones con países amigos o principales compradores de lo que producimos. O con potenciales clientes. Y también producimos distanciamientos, cuando después necesitaremos el apoyo de muchos países para nuestros temas centrales. Además de anunciar el cambio de lugar de la embajada, de Tel Aviv a Jerusalén, les donamos a los ucranianos dos helicópteros rusos, previo paso por los Estados Unidos para su reparación. Antes se  usaban para el sostenimiento del plan antártico anual. Compramos a Rusia dos helicópteros a Rusia. Ucrania y Rusia están en guerra. ¿Cuál debería ser la posición argentina? Insistir en la búsqueda de una solución negociada para lograr el cese del fuego y el mantenimiento de la paz. 

– ¿Y de quién no recibiremos apoyo?

– Del Sur Global. Nos estamos aislando. Somos la mosca blanca, y no vamos a recibir ningún apoyo en los temas importantes. Es que no hay una definición basada en el interés nacional. Todo termina siendo una indescifrable expresión de políticas. Y uno no sabe si sólo es torpeza o también hay fanatismo. Son posturas pocas veces vistas en nuestras regiones. Estamos solos, bailando en una cuerda que en algún momento puede cortarse. Milei recibe atención, pero no hay consistencia.

– Milei va a ver a Donald Trump.

– Pero el presidente actual se llama Joe Biden. El Departamento de Estado puede ver las declaraciones de Milei con interés, pero eso solo no garantiza una invitación a la Casa Blanca. Y por otro lado la intervención de un presidente extranjero en la campaña electoral de un país donde no juega nada también levanta resquemores en el establishment. Son gestos de ignorancia. De petulancia. No te va bien en los Estados Unidos así. Los Estados Unidos tienen una institucionalidad que excede el marco de los partidos políticos. Supongamos que Trump sea el candidato y que gane la Presidencia. Lo que la Argentina representa debe estar en el nivel de una isla pequeña del Pacífico Sur. No sé qué va a hacer la Argentina si Trump gana y corta la asistencia a Ucrania y arregla con Rusia. ¿Milei está dispuesto a recibir a los hondureños y guatemaltecos que los Estados Unidos no quieren? La subordinación total a otros países no implica necesariamente recibir beneficios. Si no negociás nada y me das todo, y yo soy los Estados Unidos, ¿para qué tengo que darte algo?

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