El Partido por la Libertad de Austria (FPÖ), de origen nacionalsocialista e ideología nacional alemana, resultó primero en las elecciones legislativas del país. Uno de cada tres electores ha elegido por este partido, un resultado que no se obtenía desde la Segunda Guerra Mundial. Inmigración, seguridad e inflación, y acercamiento con el Kremlin, son los temas que han monopolizado la campaña del FPÖ.
El pasado domingo 29 de septiembre, la política europea dio que hablar cuando el Freiheitliche Partei Österreichs (FPÖ) liderado por el controversial Herbert Kickl resultó primero en las elecciones legislativas con el 28,8 % de los votos. Con 26 escaños obtenidos, y un total de 57 en el Consejo Nacional –la cámara baja austríaca- este partido de extrema derecha, populista, y de origen nacionalsocialista se consolida como fuerza nacional. Sin embargo, la cantidad de bancas no son suficientes para que el FPÖ lidere solo. La idea de una alianza con Die Volkspartei, el Partido Popular Austríaco (ÖVP), quien gobierna actualmente en coalición con los Verdes, parece difícil. Así lo ha expresado el líder de este partido conservador y de centroderecha, y actual canciller austríaco, Karl Nehammer, quien ya se ha encargado de negarlo públicamente. La distancia ideológica y discursiva entre el FPÖ y ÖVP, las enseñanzas que han dejado las fallidas coaliciones entre ambos partidos en años pasados, y la inevitable popularidad de Kickl –quien, en una coalición, puede llegar a ser el futuro Canciller austríaco-, detienen a Nehammer.
El ÖVP quedó segundo con el 26,3% de los votos, lo que implica un retroceso de aproximadamente 11 puntos respecto a las elecciones del 2019, con 19 escaños menos y 51 en total. Lo siguen los socialdemócratas del SPÖ con el 21,1% y un total de 41 escaños. Una posible alianza entre estos dos grandes partidos no garantiza la mayoría que se necesita para liderar el Nationalrat. Se abre así la posibilidad de un gobierno de coalición tripartidaria en la política austríaca, para frenar el avance del FPÖ, con los liberales de NEOS, que resultaron terceros con el 9,2 % de los votos. Sin embargo, esta estrategia es igual de complicada que la anterior, si se considera el corrimiento hacia posturas de izquierda más extremas que ha adoptado el SPÖ en los últimos años, lo que hace imposible pensar en futuros acuerdos parlamentarios con ÖVP. En este contexto, la única opción para Nehammer sería la de un gobierno de minoría parlamentaria.
Orígenes
El Partido por la Libertad es una de las tantas fuerzas de extrema derecha que se consolida en el continente europeo. Con un líder carismático como Herbert Kickl, un discurso que identifica a un otro con el inmigrante, y específicamente con el islam, en contraposición a un nosotros austríaco y patriótico, y las críticas a la dirección de la economía nacional golpeada por el aumento del coste de vida –sobre todo desde el comienzo del conflicto entre Rusia y Ucrania-, el FPÖ presenta, sin embargo, características que lo hacen único.
Los orígenes del FPÖ se remontan a las elecciones parlamentarias de 1949, un año después de levantada la amnistía que impedía a simpatizantes y ex miembros del nacionalsocialismo participar en el sufragio (en medio de un proceso de desnazificación apoyado por los Aliados finalizada la Segunda Guerra Mundial). Aquel año, se crea el precedente del actual FPÖ, Verband der Unabhängigen (Federación de Independientes o VdU), que obtiene el 11,6 % de los votos. Esta fuerza heterogénea se caracterizó por los contantes conflictos por su liderazgo por parte de sus dos bandos constitutivos. Por un lado, estaban los liberales conservadores fundadores del VdU, que pretendían atraer a los “viejos” votantes, descontentos con las propuestas de los democristianos del ÖVP. Por el otro lado, estaban los simpatizantes del nacionalsocialismo, formados políticamente en la ideología nacional alemana. Las tensiones fueron en aumento, hasta que un ex alto rango nacionalsocialista forma su propia fuerza (die Freiheitspartei), la cual finaliza con unirse con el VdU en abril de 1956. Nace así el FPÖ, un partido que logra integrarse al sistema político austríaco de la post Segunda Guerra Mundial, y cuyos orígenes en la ideología nacional alemana son bien conocidos por todos. Mientras que otros partidos europeos de la extrema derecha hacen sus intentos por desligarse de un pasado pardo – como Fratelli d’Italia de Giorgia Meloni, o Rassemblement National de Marine le Pen- el FPÖ no hace esfuerzo alguno por ocultar sus raíces en el nazismo.
A través de los años, el FPÖ se instala en el sistema político austríaco como un partido más bien chico y de oposición, cuyos números de escaños lo excluía del juego parlamentario, a menos que estableciera alianzas con los partidos mayoritarios, ÖVP y SPÖ. No es sino hasta la segunda mitad de la década de los ‘80, con la llegada del carismático y provocador Jörg Haider, que el FPÖ da un salto significativo en las elecciones parlamentarias (resultados que se comienzan a notar en la década posterior). Con Haider el partido se populariza y se centra en la figura de su líder, quien comienza a recorrer estudios de la televisión nacional con una oratoria provocadora, con elementos xenófobos y de revisionismo histórico (aunque nunca haya llegado al negacionismo), y una clara confrontación contra el establishment y la élite política centralizada en los dos partidos mayoritarios. Otro cambio clave impulsado por Haider fue la incorporación de la idea del patriotismo austríaco, corriéndose de la ideología nacional alemana o pangermánica, que comenzaba a limitar su base electoral; en paralelo, el FPÖ flexibiliza su postura anticlerical, en una clara reivindicación de las raíces cristianas de Austria.
Otro líder que se destaca en la historia del FPÖ es Heinz-Christian Strache, quien asume la presidencia del partido en el 2005. Con un último giro discursivo – adoptado unos años después por el propio Kickl-, Strache decide dejar de lado los elementos antisemitas e incluso nacionalsocialistas, constitutivos del FPÖ, por un nuevo enemigo del pueblo austríaco. El inmigrante, y sobre todo el islam, se convierten en el otro, discurso que enraíza en la población con profundidad, sobre todo después de la crisis financiera del 2008, y la crisis de refugiados que golpea a Europa en el 2015. Cabe destacar que, en este contexto, las clases bajas y con poco nivel de instrucción son las que no sólo sufren en primera instancia las consecuencias de la caída de los índices económicos, sino también, las que compiten por puestos de trabajo (poco calificados) con los inmigrantes. Desde los años ‘90, se da un proceso de proletarización del FPÖ, siendo el SPÖ el partido que más sufre la merma de su base electoral. Por otro lado, Strache evoca un discurso que también identifica como enemigo a la misma Unión Europea y su ideología globalista, y posiciona al FPÖ en el ámbito internacional como un partido pro Rusia.
Detrás de Strache y su estrategia comunicativa, estuvo siempre el actual líder partidario, y no es hasta el 2021, en un contexto de post pandemia (y hartazgo), que Kickl llega a la presidencia del FPÖ, retomando el discurso de estos dos predecesores.
Re-migración y acercamiento con el Kremlin
El tema estrella en las pasadas elecciones parlamentarias austríacas ha sido la inmigración, y la consecuente inseguridad que afirma sentir parte de la población. Con Kickl, el FPÖ ha pasado de una postura antinmigración, a proponer un plan de re-migración de extranjeros no deseados. Quienes no han logrado insertarse en la sociedad y las culturas austríacas, y quienes atentan contra la seguridad de la población, serán regresados a su país de origen. No es necesario leer entre líneas para darse cuenta de que Kickl habla de los inmigrantes de cultura islámica. Por otro lado, el líder partidario propone un nuevo sistema de subvenciones estatales (en vivienda, desempleo y salud), para dar prioridad a los nacionales frente a inmigrantes y buscadores de asilo; el refuerzo del control de las fronteras, la suspensión del derecho de asilo y del derecho a la reagrupación familiar, construcción de centros de refugiados por fuera de sus fronteras, son algunos ejemplos de medidas para frenar la inmigración ilegal.
Otro tema importante durante la campaña fue la inflación que sufre el país, desde el aumento en alimentos y productos esenciales, hasta el precio de los alquileres. Esta tendencia se viene profundizando desde la invasión en Ucrania, con los constantes bloqueos a los hidrocarburos rusos en territorio europeo. Cabe destacar que del total de gas que importa Austria, poco más del 80 % proviene de Rusia, lo que ha provocado picos en los precios del hidrocarburo para familias y empresas, y lo que deja de manifiesto lo poco probable que es, en el corto plazo, reemplazas el gas por “fuentes alternativas” (como proponen ÖVP y los Verdes).
En este sentido, Kickl adopta una postura internacional de vínculos con el Kremlin, de cese de las sanciones económicas por parte de la Unión Europea a Rusia, y fin del envío de ayuda económica y militar a Ucrania. Esta línea acerca al FPÖ con partidos de la extrema derecha europea, sobre todo con el bloque parlamentario de Identidad y Democracia – con Rassemblement National de Marine le Pen y la Lega de Matteo Salvini, entre otros -, y con Patriotas por Europa, la agrupación recientemente creada por el húngaro Viktor Orbán, que también cuenta con presencia de los soberanistas checos. Cabe recordar que, en las elecciones al parlamento europeo de junio de este año, FPÖ resultó primero con poco más del 25% de los votos, dando a entender el clima político que se impone en Austria.