Roberto Bacman, sociólogo y director del CEOP, el Centro de Estudios de la Opinión Pública, analiza el escenario político después del triunfo de La Libertad Avanza en CABA y sostiene que el peronismo está en una encrucijada de cara a la batalla electoral que se librará en la Provincia de Buenos Aires, el 7 de setiembre: su opinión es que necesita “ir unido” para impedir que el Presidente Javier Milei le pinte de violeta el territorio bonaerense.
Profesor universitario, sociólogo y experimentado analista político, Roberto Bacman le dijo a Y ahora qué? que “el PRO está en soledad” tras ser “el gran derrotado” en los comicios para la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires. Afirma que hoy en día “el voto es fundamentalmente emocional” y que LLA y sus estrategas, entre ellos Santiago Caputo, lo manejan “a la perfección”. El fenómeno de la abstención y ausentismo en distintos comicios puede obedecer a “la indiferencia” ciudadana y a un desencanto con el sistema, según Bacman. Pero aclara que “el más perjudicado” es el peronismo porque sus votantes perciben que “perdió identidad”, no ofrece “alternativas”, no “resuelve problemas” ni emociona.
–¿La victoria electoral de la Libertad Avanza en la Ciudad de Buenos Aires lo perfila mejor para las batallas claves del 7 de setiembre en la provincia de Buenos Aires y las nacionales del 26 de octubre?
–¿Qué escenario se le abre? El oficialismo de Milei obtuvo también un triunfo simbólico, políticamente hablando. Ahora tiene un panorama bueno. Por supuesto que las elecciones bonaerenses son muy importantes. El gobernador Axel Kicillof logró adelantar los comicios provinciales. Milei buscará ganar porque hay que tener en cuenta que es una de los distritos que más le costó, y le va a costar, pintar de violeta. Aún más si el peronismo logra la unidad de Cristina Kirchner con Kicillof o si, por lo menos, hacen una tregua.
–Hay una ofensiva del mileismo para absorber al PRO de Mauricio Macri, al parecer sin ninguna alianza ¿Está en condiciones, tiene la fuerza suficiente?
–El primer paso de Milei es dejar afuera al PRO. Esto lo dejaron en claro. Lo planteó Manuel Adorni con Claridad en su discurso festejando un triunfo que es importante.
–¿Por qué plantea el valor simbólico de haber logrado el primer lugar en CABA?
–Tiene un efecto simbólico desde el punto de vista político, aunque electoralmente ganó por poquito, por 45.000 votos. Logró tener un poco más de legisladores en el cuerpo legislativo. El peronismo, que no ganó, sumó dos legisladores más de los ocho que ponían en juego. Ahora tienen 10 y se convirtió en la primera minoría. Esto es un desafío para el PRO. Si el PRO quiere seguir manejando las decisiones de la Legislatura porteña con quien primero tiene que negociar es con el peronismo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
–¿El mileismo acertó en nacionalizar el comicio y poner al kirchnerismo como una amenaza a vencer?
–En este proceso, Milei puso enfrente, como enemigo, no solamente al macrismo sino, claramente, al kirchnerismo. Este proceso tuvo su inicio desde aquella noche en que Mauricio Macri le solicitó a Milei que vaya a su casa de Acassuso para hacer un acuerdo. Para firmar un pacto y cogobernar. Patricia Bullrich había perdido ostentosamente en las generales de octubre de 2023. Había quedado a tres puntos del triunfo. Luego vino Milei con 29 puntos y monedas, porque no llegó ni a los 30 puntos y Bullrich era quien tenía esos 25 puntos que Macri se los brindó pensando en la gobernabilidad.
–El mismo argumento que llevó al macrismo a votarle a LLA en el Congreso las leyes claves.
–A Macri le fue muy mal con aquel acuerdo. El supuesto papel donde habían firmado 12 puntos de acuerdo, Milei lo rompió y lo tiró al tacho de basura, por no decirlo de una manera más grosera. Empezó ahí este proceso de cooptación de dirigentes. El primer caso fue Bullrich a quien le ofrece el Ministerio de Seguridad y el segundo a su compañero de fórmula, Luis Petri, el de Defensa. De esta manera, rompe ya la relación con la Vicepresidenta Victoria Villarruel. Relación que ya venía bastante tirante. Durante la campaña, Villarruel ya se sentía afuera. Hasta hizo su logo personal. Y le habían prometido que iba a manejar esos dos ministerios.
–¿Es imparable ese proceso de captación de ex votantes y ex adherentes del macrismo?
–Primero le cooptó muchos intendentes del Gran Buenos Aires, como el caso de Diego Valenzuela de Tres de febrero. Pero también incluyó la captación de adeptos ¿Qué significa esto? Que si hoy preguntamos en las encuestas ¿de qué partido usted es simpatizante? el que tiene más es La Libertad Avanza. Incluso le triplica porcentualmente al PRO la cantidad de simpatizantes. Esto explica un poco lo que pasó en la Ciudad de Buenos Aires. En CABA se dieron dos fenómenos muy particulares que beneficiaron a LLA. En primer lugar la baja cantidad de votantes. En segundo lugar, el que más se perjudicó fue el PRO. Muchos de sus votantes no quisieron hacerlo por Milei o por cualquier otra fuerza.
–¿El voto útil, paradójicamente, fue no ir a votar?
–Sí. Vieron que era más útil no asistir. Y al peronismo le faltaron votos peronistas. Votos de clase baja. En las comunas del sur de la Ciudad ganó Leandro Santoro. Pero hubo una participación del 40 al 45 por ciento. En barrios como el 31 o el 1-11-14, la participación no superó el 20 por ciento. Por lo tanto, las diferencias fueron muy bajas en los barrios más duros del peronismo. Las diferencias fueron más altas en el centro de la Ciudad, donde ganó con mayor comodidad, porque al peronismo se le sumaron fuerzas de tipo progresista, de izquierda.
–¿A qué se atribuye el voto a LLA? ¿Es un apoyo a qué políticas? ¿A una baja inflación nominal, combinada con la libre compra de dólares por personas individuales?
–¿Cómo interpretar ese voto positivo que logró Milei? Es muy sencillo. Logró nacionalizar la elección. Cuando en las encuestas le preguntábamos a la gente qué se votaba, no había mucha claridad. Mucha gente suponía que eran diputados. Algunos no sabían la diferencia entre legisladores comunales y diputados. Muy pocos sabían realmente que se renovaba la mitad de una Legislatura de 60 bancas. Pero tras el debate de los candidatos, LLA instaló una consigna de referencia dominante que puso sobre la mesa una dicotomía: Milei o el kirchnerismo. Milei y LLA son los únicos que pueden ‘derrotar, destruir y hacer desaparecer de la faz de la tierra’ al kirchnerismo, decía en aquel debate Adorni.
–Pero ¿surge en las urnas una convalidación de la política económica del Gobierno?
–Fue una convalidación de la política económica de parte de ese 30 por ciento que apoyó a Milei y Adorni. La acepta y representa al núcleo duro. Que no es solamente el que lo votó en 2023. Ya pasan a ser del núcleo duro aquellos viejos votantes del PRO que se cansaron o que se enojaron con Macri. Especialmente, por su mala gestión económica. Y que resultó en 2019 en el triunfo del Frente de Todos. Ahora, si hay 30 por ciento de porteños que avala las políticas, hay un 70 por ciento que no. El 27 por ciento que votó a Santoro no las convalida totalmente. Los que votaron a Horacio Rodríguez Larreta la aprueban hasta ahí. Pero lo cierto es que siete de cada 10 votantes no aprueban la política económica:
–¿Qué pasará con el PRO? ¿Deberá reinventarse?
–El PRO quedó en soledad. La idea de Macri de hacer un frente con LLA está absolutamente perdida. No cayó muy bien, supongo, en la gente simpatizante del PRO la actitud de Macri. Viajó al otro día de una derrota de esta naturaleza. Un resultado que requiere analizarlo. Fue el gran derrotado. Recuerden que el macrismo ganó cuatro elecciones seguidas a Jefe de Gobierno en la Ciudad. Llegó a tener entre el 50 y el 55 por ciento de los votos. En esta oportunidad no llegaron al 17 por ciento. Y al otro día. Macri se toma un avión privado, supongo que con plata de la FIFA y se va a Europa no sé a hacer qué más importante que tratar de defender lo que le queda de su partido. De ese 10 por ciento que a nivel nacional todavía considera que es un partido que tiene cosas para decir.
–¿El mileísmo se cuidará de no romper tantos puentes con el PRO porque necesita sus votos para frenar en el parlamento la investigación del escándalo $Libra?
–La estrategia parlamentaria de LLA, hasta el momento, se basó en tener alianzas. De lo contrario, no hubiera habido leyes ni DNU. No hubiese conseguido quórum ni que levantara la mano lo que se llama oposición amigable. Entre ellos muchos gobernadores de origen peronista como Llaryora, Jaldo o Jalil. Se vienen temas complejos de aquí en adelante, como vos planteás, con cuestiones económicas muy importantes y, sobre todo, la de $LIBRA. Se vienen más planteos de la oposición con respecto a mejorar la situación de los jubilados, como actualizarles ese bono de 70.000 pesos, vergonzoso. Se va a cumplir un año y medio de aquel aumento y no lo actualizan.
–La otra gran puja electoral es el 7 de setiembre en la provincia bonaerense ¿Habrá coalición de LLA y PRO?
–No se va a aceptar algo tan rápidamente. Lo cierto es que la provincia de Buenos Aires va a ser fundamental. Será otro resultado significativo en lo político y simbólicamente en lo comunicacional. Si a la Ciudad de Buenos Aires, pintada de amarillo desde el año 2005, la pintaron de violeta, así la querrá pintar el oficialismo. Es lo que no lograron en las elecciones presidenciales.
–¿Cuál será el impacto que pueda tener en el peronismo? Kicillof precisa conservar poder en la Legislatura ¿Necesita al cristinismo? ¿Una derrota no sería un golpe muy duro, incluso para sectores populares aún ilusionados con una situación mejor?
–Está el tema de la unidad o no del peronismo. Ver si empieza a transitar de manera positiva esta tregua que empezó a tejerse. Intendentes que pertenecen al grupo de la mesa chica se han reunido en el Instituto Patria con Cristina Fernández. Están firmando la paz. Habrá que ver si se ponen de acuerdo con la lapicera para armar las listas. Es muy importante para el peronismo ir unido. Puede haber un problema grave. No solamente porque Milei y LLA pueden pintar de violeta la elección, sino que, además, se complejiza en cada una de las elecciones municipales. Y no solo en los municipios peronistas del Gran Buenos Aires, que componen la primera y la tercera sección electoral. Se complicaría, fundamentalmente, en el resto de los municipios. Incluido uno ganado pírricamente en 2023 como el de la capital provincial, el de La Plata.
–¿Se advierten señales de unidad en el peronismo o siguen las divisiones?
–La falta de unidad quedó demostrada en las elecciones de Santa Fe. Pero, fundamentalmente, en las de Chaco. La división del peronismo entre Magda Ayala y el ex gobernador Jorge Capitanich, realmente, fue fatal. La elección hubiese salido mucho más pareja y, quizás, hasta la hubiera podido ganar el peronismo.
–¿Cómo interpretar el fenómeno que se viene dando de abstención y ausentismo electoral?
–Es un fenómeno muy complejo. Prácticamente se está dando en todas las elecciones. Lo fuimos justificando. Primero decíamos que en Santa Fe lo que se elegía era una PASO. Que no le importaba a nadie. Y además era una constituyente para hacer una reforma, que a la gente, en la diaria, no le resuelve. Pero votó el 55 por ciento. Fue un llamado de atención importantísimo. En segundo lugar, aparecieron cuatro provincias, unas con poco voto, en otras un poquito más, como fue San Luis. Pero en Salta fue la peor con el 50 por ciento de presentismo. En CABA, el promedio era de 72 por ciento. En los últimos años y en cualquier elección, ya sea de medio término o de Jefe de Gobierno o presidencial, nunca había bajado del 75 por ciento. En esta elección comunal bajó a 52 puntos. O sea, hubo prácticamente 20 puntos porcentuales menos que en las elecciones anteriores. Esto implica una cantidad muy importante.
–¿La gente está desencantada con la democracia? ¿Hay una crisis de representación política? ¿O hay desinterés por lo que se elige?
–Siempre que hay baja participación, en general, el que más problemas tiene, el más perjudicado, es el peronismo. La primera vez que apareció este fenómeno fue en 2021, especialmente en la Provincia de Buenos Aires y no en el resto del país. En Provincia terminó perdiendo el peronismo. El que le ganó esas elecciones fue el PRO. Pero ganó con el mismo porcentaje con el que había perdido dos años antes las elecciones nacionales frente a la fórmula Fernández-Fernández, que había cosechado 48 puntos y el PRO sumó 40. El que sacó mucho menos, 24 puntos, fue el peronismo. El no voto fue una señal de alarma porque el peronista que no fue a votar en 2021 era el del Gran Buenos Aires, de clase baja y muy baja. El peronista de trabajos de muy baja calidad institucional y laboral. Y muchos de ellos terminaron votando a Milei, especialmente jóvenes varones de clase baja y muy baja.
–¿Se puede decir que hay una falta de credibilidad en el sistema democrático?
–Sí, puede ser, es un factor. Un 70 por ciento de argentinos está de acuerdo con no votar más en las PASO. Consideran que no sirven para nada. En CABA se demostró que, más allá de que haya o no haya interna, es un ordenador. Había 17 candidatos. Muchos de sus votos hubieran servido para que otros partidos tuviesen una mejor participación en el espectro electoral. Otro componente que se puede pensar es la necesidad de que la oposición, y especialmente el peronismo, tenga un contrarrelato. Que tenga una narrativa alternativa a la del Gobierno que es la que le garantiza su éxito. Es lo que mantiene y genera expectativas. La que les permite que sigan creyendo en su modelo. Que el 30 por ciento en CABA haya votado para ayudarlo a Milei a que ‘clave el último clavo en el cajón del kirchnerismo’, como violentamente lo dice siempre el Presidente.
–¿El peronismo está perdiendo su identidad histórica?
–Este es un tema importante que también se ve en el no voto de CABA ¿Por qué no fueron a votar en los barrios más populosos, en los típicamente peronistas? No les cayó bien, políticamente, este frente ampliado que incluso hasta le cambió el color y le sacó el nombre clásico. Le puso otro nombre con un color verde, no con el clásico color azul. No les cae bien el candidato que, por otro lado, sí le caía bien a otro peronista más intelectualizado o más progre. También hay otro factor que lo podemos llamar ‘la indiferencia’.
–¿Cuál es la explicación de esa indiferencia de los electores?
–Puede ser que mucha gente, especialmente opositora a Milei, no haya ido a votar por indiferencia. Por decir ¿para qué voy a ir a votar si al final son todos iguales? Esto se vuelve a relacionar con lo del sistema democrático que alguna vez Cristina Fernández lo definió como una democracia incompleta. La gente dice para qué votar ‘si al final los políticos hacen lo que quieren’. Dicen que el peronismo ‘no me está dando una respuesta para mi vida, para resolverme y no que me hable del pasado’. No simplemente hablar de los derechos que nosotros ganamos. Me tiene que resolver el presente y el futuro. Quizás estas son algunas primeras reflexiones para tenerlas en cuenta de lo que se viene. Lo que se está poniendo en juego es el modelo de país ¿Qué país queremos? ¿Queremos un país convertido en una especie de colonia que simplemente les está dando a los intereses multinacionales nuestros recursos? Me refiero al petróleo, el gas, el litio, el cobre, la soja, el maíz, el aceite. Y después el valor agregado no existe. ¿Qué pasó con el gasoducto? ¿Qué pasa con las rutas para las mercancías? ¿Qué pasa con los trenes?, que en lugar de sacarlos hay que ponerlos para abaratar el costo ¿Qué pasa con la producción? Porque lo que está haciendo el Gobierno es un industricidio. Son muy pocos los que se preguntan por qué. Hay que motivarlos. En el contrarrelato que el peronismo debe estructurar, es más importante la redefinición del peronismo. El peronismo debe recuperar su identidad, el de la comunidad organizada. Pero repensada hacia el futuro. Despertar nuevamente emociones. El voto hoy es fundamentalmente emocional. Y eso LLA y sus estrategas, a cuya cabeza está Santiago Caputo, lo manejan a la perfección.