Biden aceleró el reloj de la guerra

Desde Porto Alegre.

Hace exactamente cuatro meses, el 18 de julio, el profesor de la Universidad Federal de Río de Janeiro José Luís Fiori, uno de los más grandes intelectuales brasileños, advirtió que “las manecillas del ‘reloj de la guerra mundial’ se mueven a un ritmo cada vez más acelerado”.

«Existe una sensación generalizada de que el reloj de la guerra se está acelerando, y un número cada vez mayor de personas habla de la inminencia de una tercera guerra mundial, que sería [1] nuclear y [2] catastrófica para toda la humanidad», escribió en el artículo ¿Qué hora es en el reloj de guerra de la OTAN?.

La decisión anunciada por Washington de permitir a Ucrania utilizar misiles ATACMS de largo alcance para penetrar profundamente en territorio ruso representa un paso peligroso hacia el desencadenamiento de la Tercera Guerra Mundial.

Francia y el Reino Unido, a la vanguardia del vasallaje estadounidense en Europa, se sumaron a la locura de Biden y también autorizaron a Ucrania a utilizar misiles Storm Shadow/SCALP, que pueden alcanzar hasta 560 kilómetros.

Para Fiori, incluso ante la inevitable derrota de las tropas ucranianas Estados Unidos y sus aliados de la OTAN siguen obsesionados con “imponer una derrota estratégica a Rusia en el campo de batalla”.

Fiori describió que en la “75ª Reunión Anual de la OTAN, celebrada en Washington, entre el 9 y el 11 de julio de 2024 […], la OTAN duplicó su compromiso de confrontación, al anunciar la futura incorporación de Ucrania a la Organización, sabiendo que esto representa una declaración abierta de guerra contra Rusia”.

“Y es por eso que todos miran este momento [el pasado mes de julio] con ansiedad ante algunos eventos que podrían precipitar este resultado catastrófico”, escribió.

En la exacta predicción que hizo en su artículo del 18 de julio, Fiori también pronosticó que las elecciones presidenciales estadounidenses, el 5 de noviembre serían un hito en la escalada anti-Rusia.

Analizó Fiori: “Una fecha que inmediatamente se convirtió en un plazo extremadamente peligroso para el alto mando militar de Estados Unidos y de la OTAN, y para todos los gobernantes de la Unión Europea que quieren radicalizar su confrontación con Rusia y temen el regreso de Donald Trump, con su antigua antipatía hacia la OTAN y hacia la intervención estadounidense en Ucrania”.

Estados Unidos y sus aliados de la OTAN actuaron deliberadamente antes de la toma de posesión de Trump, dos meses antes del final del mandato de Biden, en una medida que podría conducir a una guerra mundial o que, como mínimo, pretende dificultar la negociación para poner fin al conflicto. Esa tratativa es la que anunció Trump. Consagraría la condición propuesta por Rusia y fortalecería “el liderazgo militar y atómico [ruso] dentro de la jerarquía del poder mundial”.

Rusia reaccionó como se esperaba. Advirtió que la OTAN y Estados Unidos están “jugando con fuego” y declaró que los países que suministran armas a Ucrania, incluido Estados Unidos, serán considerados objetivos legítimos de su respuesta militar.

La ofensiva de la alianza del Atlántico Norte deja a sus países expuestos a riesgos de proporciones aún imponderables, considerando el potencial tecnológico ruso.

Fiori recuerda el discurso de Vladimir Putin en el parlamento de su país en 2018, en el que el presidente ruso “comunicaba al mundo que Rusia tenía un nuevo tipo de armamento que establecía un verdadero ‘abismo tecnológico’ entre la capacidad militar de Rusia y la de Estados Unidos, y en particular entre su poder nuclear y el de sus vecinos de la OTAN”.

El mundo tomó entonces conciencia del “nuevo misil balístico RS-28 Sarmat, con alcance ilimitado y capacidad de cambiar su trayectoria; el sistema de planeador hipersónico de velocidad Mach 20, llamado Avangard; misiles de crucero y aerobalísticos; y el misil aerobalístico Kinzhal[…]. Un conjunto de armas, por tanto, que según varios analistas militares, estableció un nuevo paradigma y una nueva concepción de la guerra […] que habría comenzado a derrocar la hegemonía militar global de Estados Unidos”.

Para Fiori, “fue esta nueva realidad militar la que hizo que ‘Occidente’ apostara inicialmente por su poder económico y sus sanciones financieras para derrotar a Rusia”, objetivo que fracasó.

A partir de ahí, señala, “se ha formulado cada vez con más frecuencia la hipótesis de que Estados Unidos y la OTAN ya han planeado un primer ataque atómico contra instalaciones nucleares rusas. Una hipótesis que explicaría, a su vez, las dimensiones, profundidad y complejidad de los últimos ejercicios militares rusos con sus misiles nucleares y las tácticas que utilizará ante un posible ataque de la OTAN, que supondría el fin de Europa tal y como la conocemos.»

“No hay manera de verificar o probar estas hipótesis de forma segura, por razones obvias, pero son las que explican por qué las manecillas del ‘reloj de la guerra mundial’ se mueven a un ritmo cada vez más acelerado”, concluye.

Un comentario sobre «Biden aceleró el reloj de la guerra»

  1. Hola.
    Excelente nota. Agregaria que toda esta movida de sicoticos de la otan, tiene un gran componente de la interna politica usaca. Gracias.

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