Para el economista Arnaldo Bocco el anuncio de un posible préstamo swap de veinte mil millones de dólares recibido por Argentina de los Estados Unidos es “para alejarla de los países asiáticos”, sobre todo de China, “bastante más generosa a la hora de abrir las manos”. Agrega que cree que, a pesar del acercamiento con Washington, La Libertad Avanza (LLA) puede “perder en octubre” porque el recorte realizado en el gasto público “lastima a una parte muy importante de la sociedad”. Claudio Zlotnik, periodista especializado en economía, entrevistó a Bocco, ex director del Banco Central de la República Argentina (BCRA), en el canal de streaming Ahora Play. Aquí se reproduce el interesante diálogo.
–Zlotnik: ¿Qué condiciones le impusieron los Estados Unidos a México después del Tequila?
–Bocco: Que toda la liquidación de exportaciones petroleras de la empresa estatal (PEMEX) fueran garantía de repago del financiamiento. Ese apalancamiento (ocurrido en 1995) fue en plena crisis del Tequila. Y a la Argentina le va a pasar algo similar. Se especula que sería con activos físicos, en términos de tierras raras o en posiciones que no le van a resultar fácil al Gobierno.
–Zlotnik: Scott Bessent -el secretario del Tesoro de los Estados Unidos- anunció posibles medidas como un swap de veinte mil millones de dólares, un crédito stand by a través del Fondo de Estabilización Cambiaria, y que saldrían a comprar bonos argentinos. ¿Qué suraya usted luego de tanto anuncio?
Bocco: Me gustaría distinguir dos cosas. La primera es que Argentina está fuera del mundo, no es considerada. Y tiene mucho que ver el Gobierno porque ha elegido dos aliados (Estados Unidos e Israel) y ha dado por tierra con todo el resto de los países. Hemos retrocedido mucho. Una situación de esta naturaleza cobra una enorme dimensión en el marco de la integración internacional con uno de los países con los que tenemos un trato preferencial, como Estados Unidos y luego con Israel. Después, el resto del mundo no existe para nuestro país, y eso es un problema muy serio cuando hablamos de situaciones financieras y cambiarias porque nosotros tenemos un problema grande en materia de comercio exterior. Por eso creo que vamos a terminar cosechando esta desintegración y desacople con el mundo.
–Zlotnik: ¿En qué se expresa esta visión?
–Bocco: En la desesperación que produjo en Estados Unidos la posibilidad de que Milei pierda en octubre y se estructure una oposición para una elección en el 2027 que corte el tipo de política que sigue este gobierno, muy apegada al Departamento de Estado. Argentina es casi el único país latinoamericano de envergadura -considerando que somos cinco o seis esos países- cercano a Estados Unidos. Del resto, salvo Ecuador, que es muy pequeño, y en alguna medida Perú, que tiene su propia dinámica, no hay ninguno que tenga la cercanía que tiene Argentina. Además, nuestro país tiene para Estados Unidos la contaminación de ser un aliado estratégico de China desde hace bastante tiempo, cuando se hizo el primer swap de monedas. Cuando el gobierno de Estados Unidos vio perdida la elección por parte del Gobierno en la provincia de Buenos Aires, tomó riendas en el asunto, y ahora pisó el acelerador. Estructuró la promesa de armar una ingeniería financiera muy relevante y dispuso un paquete para disipar el default.
–Zlotnik: Porque, literalmente, la tasa que teníamos era una tasa predefault.
–Bocco: Claro, sí. La tasa del riego país implica la cercanía o la distancia que existe con una relación de default. No calificás parea emitir deuda ni para renovar la que se vence. Con el problema que Argentina ya renovó y no va a renovar de nuevo, y los acreedores van a querer que Argentina pague, al igual que el Fondo Monetario. Hemos generado mucha displicencia en el resto del mundo, la opinión internacional es que somos un país raro, un país rico que tiene estas posiciones tan exóticas frente al mundo, como la que estamos ahora con esta crisis.
–Zlotnik: Creo recordar que usted trabajó en el swap con China, ¿no?
–Bocco: Sí, en el primero.
–Zlotnik: El swap chino le permitió a la Argentina, en el 2023, cuando no teníamos dólares en las reservas, pagar importaciones y vencimientos con China. ¿Acá sería lo mismo pero con Estados Unidos?
–Bocco: Ni lo sabemos porque aún no hay nada escrito. Nuestro principal proveedor hoy es China. También Estados Unidos es un gran proveedor con quien tenemos una balanza comercial muy negativa. A la Argentina le han cerrado las puertas de Estados Unidos. No podemos exportar limones desde hace 40 años, y tenemos una balanza comercial negativa como la tenemos con Brasil y también con China, los tres grandes países que explican nuestro peso en el comercio mundial.
–Zlotnik: En principio, por los anuncios realizados, no cambiaría nada en la relación comercial.
–Bocco: No. Creo que lo que le preocupa a Estados Unidos es que Argentina pague la deuda financiera de todos los vencimientos de 2026, en enero y julio, para generar confianza y le permita al Estado y al sector privado salir a renovar el ímpetu que tuvo con las obligaciones negociables para darle aire a un mercado local que está muy caído.
–Zlotnik: El Gobierno, en lo inmediato, ¿qué tendría que hacer?
–Bocco: Como diría el gran filósofo Edson Arantes do Nascimento, Pelé, a un equipo se lo juzga por un campeonato, no por un partido. Esta cosa sobreactuada que hacemos de bajó el dólar, subió la tasa, Estados Unidos, Bessent, etc., no me preocupa. Me preocupa qué hace la Argentina en ese contexto.
–Zlotnik: Pero ahora hay un nuevo contexto.
–Bocco: Es lógico que algo que trepó a un nivel inexplicable, vuelva seguramente a mil y ojalá esté en quinientos para que la Argentina pueda salir -después de este acuerdo- a colocar deuda para el sector privado, que es lo que necesitamos. En este momento, creo que estamos viendo los grandes trazos del acuerdo. Lo que vamos a tener que ver es el acuerdo general y la letra chica para saber qué se incorpora como garantía. Lo que creo es que va a haber es desembolso de fondos en la medida que Argentina estructure una oferta de títulos que satisfaga a la otra parte. Puede haber garantías que se van a discutir para, en el caso de que Argentina no pueda atender a los vencimientos de esos papeles con recursos propios y vamos a tener un debate más estratégico porque habrá temas económicos y diplomáticos como, por ejemplo, la base que quieren constituir para la observación de la Antártida desde Tierra al Fuego, que no va a tener apoyo parlamentario.
–Zlotnik: Lo que se percibe es que a Estados Unidos le interesa que Argentina no destine recursos fiscales a algunos sectores para darle más competitividad y quitarle competencia a las empresas americanas.
–Bocco: Desde el año 2004 hasta acá, China fue el país que más recursos aportó en la Argentina en materia de inversión extranjera directa y en inversión financiera. China enterró en la Argentina, y me quedo corto, como cincuenta mil millones de dólares entre los swaps y toda la inversión que hizo desde la minería, logística, créditos, etc., puso mucho dinero. Es evidente que no lo va a desarmar de la noche a la mañana porque hay compromisos internacionales firmados. La inclinación que tuvo Bessent por la Argentina es precisamente para alejarla de todo vínculo con los países asiáticos. Y esto no es un tema menor, es parte de una debilidad competitiva de Estados Unidos con China, porque no puede lograr el desarrollo industrial chino, ni su velocidad. Entonces, ¿qué hace?: trata de generar tensiones en algunos lugares, por ejemplo, con Brasil, que está muy asociada al vínculo que los países van teniendo con China, que es bastante más generoso a la hora de abrir las manos.
–Zlotnik: Volvamos al tema nuestro. ¿Cómo evalúa la actitud de los Estados Unidos?
–Bocco: La iniciativa es un paso importante porque se veía que la Argentina iba por un sendero muy complejo. El tema del ajuste es muy festejado en el mundo financiero por tener equilibrio fiscal, que tiene un costo interno altísimo, y el gobierno lo pagó en la última elección. Y seguramente, aún ganando las elecciones, lo va a pagar en octubre porque ese recorte en el gasto público lastima a una parte muy importante de la sociedad que el gobierno minimizó. Haber perdido en lugares donde nunca había ganado la oposición, marca que tampoco lo va a resolver con la eliminación de las retenciones (al agro) porque son ciudades industrializadas, pequeñas o medianas que hoy están en un colapso económico.
–Zlotnik: ¿Cómo debería aprovechar el Gobierno, a corto plazo, este nuevo clima financiero para tratar de hacer crecer la economía? ¿Tendría que comprar dólares, bajar el riesgo país…?
–Bocco: Hay un acuerdo con un país que en principio se aviene a entregarte veinte mil millones de dólares en un modelo de protección financiera que tiene sus bemoles porque tiene componentes económicos, financieros, institucionales y políticos. El equilibro de la Argentina, y el desequilibrio, está determinado por la capacidad de compra de dólares para amortizar esa deuda y atender los compromisos del comercio exterior. Si no tenemos esos recursos, no podemos funcionar, como si no hubiera oxígeno al levantarte a la mañana para salir a trabajar. Segundo, tenés un problema que es como tener una deuda y un crecimiento de consumos no esperados. Por ejemplo, hoy hay un exuberante consumo de dólares en turismo y compras compulsivas en el exterior de argentinos que hacen importaciones minoristas que nos llevan casi dos mil millones de dólares por mes en los últimos meses. No digo que cierres todo, pero hay que ver en qué se va. Es como si tuvieras que pagar un crédito de tu casa todos los meses y a la noche, tu hijo va al casino y timbea parte de la plata guardada para pagar el crédito. Más tarde o más temprano, esto explota.
–Zlotnik: ¿Cómo se maneja esto institucionalmente?
–Bocco: Ésta es una democracia y el Gobierno tiene que informar al Congreso y tratar de que sea lo menos costoso posible. A mí me parece que ese es el costado más flaco porque no te podés llevar puesto al Congreso. Generaría un problema muy grande localmente. Históricamente, todos los partidos, fuesen Macri, el peronismo o Alfonsín, siempre hablaron con el Congreso, que será mejor o peor, pero ahí está. Y hay que hablar con este Congreso porque, si no, se la va a hacer más difícil.