Ni Morales ni Arce, que encabezan dos sectores del MAS, son populares según los sondeos. Al término de la marcha del ex presidente hacia La Paz, la conclusión es que no hubo un cambio drástico de la situación política interna.
Desde La Paz,
Bolivia
Hilo y aguja. Los materiales más empleados en una marcha. Pero no sirven sólo para coser ropa o zurcir las medias, sino para curar las ampollas. Desde mediados de los años 80 cuando se despidieron a la mayoría de los trabajadores de las minas bolivianas lo que llevó a la llamada Marcha por la vida, este tipo de manifestaciones han sido moneda corriente contra los gobiernos neoliberales.
La mayor parte fue detenida a medio camino por los militares pero hubo algunas históricas que llegaron hasta el llamado kilometro cero, la Plaza Murillo, es decir al centro mismo del poder, hasta las puertas de palacio de gobierno.
Eso ocurrió, por ejemplo, en 1990 con la marcha por la dignidad y el territorio organizada por una treintena de naciones indígenas amazónicas que permanecía “clandestinas” en el país a pesar de haber vivido miles de años en ese suelo.
Hasta las izquierdas aprendieron con esa marcha. No eran ya el genérico “tupi guaraníes”, eran naciones con diferentes idiomas que en su mayoría habitaban la Amazonia, un territorio en su momento más poblado que los propios Andes aymara-quechuas.
En tiempos de la caída de Gonzalo Sánchez de Lozada, mientras El Alto se movilizaba y ofrendaba su sangre para que el gas producido en Bolivia sea de los bolivianos, marchan desde los cuatro puntos cardinales miles de bolivianos ofrendando su dolor a la patria.
Ya con Luis Arce en el poder hubo dos marchas, pero ambas eran de apoyo a él y denunciando desestabilización. En ambas oportunidades Evo Morales capitaneo las manifestaciones.
La diferencia es que ahora la parte del Movimiento al Socialismo (MAS) que apoya al expresidente marcha contra el otro sector del MAS, contra la que está en el gobierno.
Fueron siete días de movilización y sacrificio. Por ello la sorpresa fue mayúscula cuando los marchistas decidieron dispersarse al llegar a la ciudad de La Paz. Se rumoró de un acuerdo entre los dos mases pero inmediatamente Evo desmintió ello dando plazo de 24 horas para la renuncia de 4 ministros (no dio nombres) supuestamente ligados al Narco.
Se habló también de un bloqueo de caminos que comenzaría el 30 de septiembre para luego postergarlo.
Mientras el jueves 26 la Corte Interamericana de Derechos Humanos emitía un comunicado en el que reiteraba que la reelección indefinida no es un derecho humano, pero además aprobaba lo obrado por el Tribunal Constitucional Plurinacional que, según interpreta el oficialismo, prohíbe un segunda reelección aunque sea discontinua, lo que no permitiría que Juan Evo Morales Ayma vuelva a postularse.
Y como guinda en el pastel vino la renuncia de Iván Lima al cargo de ministro de Justicia. Un golpe duro para el Ejecutivo pues Lima era quien movía los contactos con jueces y otros operadores de justicia. ¿Fue un gesto de acercamiento o simple coincidencia?
Como dirían en las radionovelas de nuestra juventud: “esta historia continuará”.
Los senderos que se bifurcan
Las peleas internas y las escisiones en los partidos son parte de la historia de Bolivia. Ninguna organización de importancia durante el siglo XX (época en la que surgen los partidos políticos modernos) y que estuviera en el gobierno se salvó de la división. Se dividieron los liberales entre auténticos y republicanos, los nacionalistas del Movimiento Nacionalista Revolucionario y ahora le toca la MAS. Algo muy fácil de comprender para cualquier lector argentino.
El domingo 15 el actual primer mandatario, Luis Arce, por mensaje televisivo le enrostró a Evo Morales que los problemas comenzaron cuando no quiso convertirse en su “títere”. El líder cocalero respondió que Luis y su vicepresidente, David Choquehuanca, debían renunciar para dejar paso al presidente del senado, Andrónico Rodríguez, quien a su vez aclaró que no era parte de esa postura.
Evo manifestó que para evitar su captura dejaba la marcha para restituirse en ella un día después.
Pero, palabra van palabras vienen, el clìmax llegó cuando el ministro de gobierno, Eduardo del Castillo, denunció que Evo se trasladaba en una vagoneta 4 Runner de Toyota cuya propietaria era Tania Nina, de 21 años- El vehículo es 2024 y consultada la casa importadora dice que su precio es de 89.999 dólares.
Ahora bien la madre de la dueña del auto fue acusada de estar ligada al narcotráfico el 2015 pero, según Del Castillo, fue liberada a los dos meses de estar presa por una amnistía otorgada por Morales.
El policía hablará en inglés
Está a la puerta la resolución del Tribunal Supremo de Justicia de extraditar al exjefe antidroga de Evo Morales, el general de policía Maximiliano Dávila, quien ya ha adelantado que si esto ocurre llegará a un acuerdo con la justicia norteamericana. Este podría implicar a Carlos Romero, uno de los dirigentes del evismo y exministro de Gobierno, que fuera superior a Dávila.
Por lo pronto, Estados Unidos ofrece 5 millones de dólares a quien proporcione pruebas contra Dávila, quien se encuentra detenido en el penal de San Pedro, en La Paz, por enriquecimiento ilícito al ser propietario de más de 30 inmuebles con sueldo que apenas supera los 2 mil dólares mensuales.
Encuestas
Mientras tanto, dos encuestas, una de Ipsos y la otra de la empresa Diagnosis muestran que la marcha evista es impopular: la primera sostiene que el 81 % de la población se opone a la medida de fuerza y solo el 12 % la apoya mientras el restante 7% no sabe no responde.
Los resultados de la encuesta de Diagnosis dan 60 % de encuestados que se encuentran en desacuerdo con la toma de medidas de presión y solo el 18 % apoya.
De alguna manera estos datos muestran el sentir frente a la candidatura del líder indígena. Ahora bien, a Luis Arce tampoco le va bien, encontrándose su índice de aprobación en entre el 27 y el 36 % según los sondeos de opinión.
En resumen, se está cumpliendo el vaticinio de Álvaro García Linera: el MAS dividido no gana las elecciones.
Quizás por eso el presidente Arce invitó a Evo a que los dos dejen la pugna por la candidatura y que un tercero se haga cargo del reto. Tercero que todo indica sería el senador Andrónico Rodríguez, que aunque participa de la marcha manifiesta diferencias con Evo.
Triste, solitario, final
Enhebras el hilo, uno que tenga por lo menos 20 centímetros de cola, luego penetras con la aguja la ampolla y sales por el otro lado de ella, cortas el hilo liberándole del metal. El líquido irá drenando. Unas horas después sacas la fibra. La ampolla está seca y comenzará a cicatrizar.
Lo cierto es que el MAS va a necesitar de hilo y aguja pero ya no para las ampollas nada más constantes en el partido más grande de Bolivia sino para coser las heridas cada vez profundas.