El balance definitivo sobre el resultado de un encuentro como el que mantuvieron el 30 de octubre los presidentes de Estados Unidos y China en Corea, seguramente estará sujeto a las consecuencias de largo plazo y los resultados que finalmente se concreten como corolario de la cumbre. Como evaluación provisoria, pareciera que la firmeza, el poder económico y la claridad estratégica en los objetivos nacionales de China prevalecieron sobre la mezcla de personalismo e improvisación que caracteriza a los EEUU de Trump.
En la parte pública de la reunión se lo ve a Trump, inclinado, con un discurso de ocasión, pero apichonado y deshaciéndose en elogios hacia el líder chino. Del otro lado de la mesa, Xi marcó claramente la cancha. Nunca aduló a Trump. Marcó distancia. Sostuvo que su país y EEUU eran las dos economías más importantes del mundo, de igual a igual . Señaló que siempre entre economías de ese tamaño hay diferencias, cosa que también había dicho Trump, aunque sin reconocer a China un nivel de paridad.
También Xi expresó enfáticamente que China no tenía propósitos diferentes a los que Trump exhibe en su eslogan “make America great again”. Solo a partir de reconocer esta situación se podría construir la relación de cooperación entre ambos países. Esto tiene a su vez un significado especial para China, que pocos días antes había aprobado el “XV Plan Quinquenal de Desarrollo Económico y Social”.
Asimismo, Xi advirtió que China no está pintada a la hora de abordar los conflictos del sudeste asiático. Remarcó el papel que había jugado China en las negociaciones entre Tailandia y Camboya, mérito que Trump intentaba adjudicarse con exclusividad.
Aquí puede verse el video de la sesión de fotos y la presentación de ambas delegaciones con traducción simultánea en español.
En cuanto al acuerdo comercial alcanzado, vigente por un año, Trump retrocedió con la suba de aranceles en general y levantará la prohibición de venta de semiconductores de última generación, a cambio de que la empresa NVIDIA, fabricante de los mismos, pague al gobierno federal una tasa del 15% por cada venta que haga a China.
China, a cambio, levanta la prohibición de venta de tierras raras a Estados Unidos, le comprará soja, combustibles y controlará las exportaciones de fentanilo.
Es importante la secuencia temporal de estas negociaciones, que se venían llevando a cabo entre funcionarios de ambos gobiernos pero que recién pudieron concluirse sobre fines de octubre. Recordemos que Trump impuso aranceles (derechos de importación a productos chinos) de hasta un 125% en abril de este año, en lo que llamó “día de la liberación”. Luego los suspendió parcialmente para productos críticos y más adelante amagó con aumentarlas un 100% más.
Las conversaciones comenzaron a principios de mayo y parecían empantanadas, pero el día 6 de octubre China tomó una decisión crucial: restringir la exportación de tierras raras.
Las llamadas tierras raras son diecisiete elementos químicos no particularmente escasos en el mundo, pero que se encuentran en muy bajas concentraciones en general, lo que requiere gran pericia en su procesamiento y refinación. China produce entre el 60 y 70% de las tierras raras, elabora entre el 80 y el 90% y produce, lo que incluye ambas etapas, la casi totalidad de las llamadas tierras raras pesadas. Estos elementos son imprescindibles en las industrias militares, la energía nuclear y la alta tecnología pues son básicas para producir imanes, catalizadores, baterías y elementos para la metalurgia, entre otras aplicaciones.

Cuadro 1 Fuente OECD
El cuadro Nro. 1 grafica la extracción de tierras raras por país, entre los más importantes. Allí se ve que para 2024 participa en un el 68,54%.

Cuadro 2 . Fuente Statista.com
En el cuadro 2, según el sitio web Statista, se puede ver en la columna 6, que en 2023 , China procesó y refinó alrededor de 90% de las tierras raras
Según la revista Time, “los expertos consideran que las tierras raras han sido una pieza clave para apalancar a China en las negociaciones comerciales con EEUU”. Del mismo modo el Financial Times, citando a un think tank conservador australiano, sostiene que “Xi ha manejado magistralmente a Trump. China, respondiendo las amenazas con amenazas mayores ha conseguido que Washington retroceda.” También la agencia Bloomberg, CNN y la agencia AP coinciden con esta mirada. En verdad, prácticamente no hay analistas que opinen en contrario desde los más liberales a los más conservadores.
Del lado chino, los aranceles, si bien interesaban, no eran la preocupación mayor. El 10% de las exportaciones de China van a hacia Estados Unidos. Además, hace varios años que China está en plan de fortalecimiento de su mercado interno (cuatro veces más población que EEUU) y podría absorber buena parte esas exportaciones o derivarlas hacia otros mercados en expansión como India o ciertos países de África.
En cambio, sí es cierto que a China le preocupaba la restricción para ventas de semiconductores de última generación que mayoritariamente produce la compañía estadounidense NVIDIA. Si bien el gigante oriental domina la producción de los que se utilizan para productos de la vida diaria como computadoras comunes y celulares, se encuentra algo rezagada en los más avanzados. Por lo tanto, es un logro importante que EEUU haya autorizado las exportaciones de esos componentes.
Por el lado chino, se compromete a comprarle a Estados Unidos 12 millones de toneladas de porotos de soja. En 2024, había comprado 22 millones. China reanudará las importaciones de petróleo de Estados Unidos que había suspendido en junio de este año. Las importaciones de crudo desde EEUU son aproximadamente el 2% de las importaciones chinas, mientras que representan el 7 % de las exportaciones de petróleo estadounidense. No parece ser una enorme concesión del lado chino. Por último, China impondrá controles sobre el fentanilo, motivo de preocupantes adicciones en EEUU.
Podrían mencionarse otras muchas consideraciones, pero en líneas generales esta ha sido la visión que prevalece entre los analistas y la prensa de “occidente”, incluso las de posiciones definidamente conservadoras y por ende proclive a las posiciones de Trump.
En definitiva, China ha puesto condiciones. Después de medio año de guerra comercial, desde el 6 de abril de 2025 “día de la liberación”, hoy las posiciones han vuelto al día 5 de abril, esto es al punto de partida anterior a los aranceles de Trump. Este es un hecho objetivo indiscutible y que nos muestra cómo será el mundo multipolar de los próximos años.
Si las interpretaciones que exponemos estuvieran en lo cierto, queda una vez demostrado el tremendo error que ha cometido la Argentina, cuando a comienzos del actual término presidencial por exclusivas razones de prejuicios y alineamientos ideológicos, rechazó la invitación para incorporarse como miembro pleno a los BRICS, cosa que ni siquiera EEUU le pedía en ese entonces. La alianza hoy integrada por 20 países entre miembros plenos y asociados. Es que el mundo se ha tornado multipolar y va contra los intereses de la Argentina plegarse automáticamente a un país y dejar de lado a una alianza que, hoy, es por lejos el mercado mundial más importante. Como si fuera poco, complementario y no competitivo con nuestras exportaciones primarias. Vale la pena recordar aquí la famosa frase de Lord Palmerston: los países no tienen amigos o aliados permanentes, solo tienen intereses permanentes”. Y el mayor de todos esos intereses es la supervivencia de la nación.