La deuda de corto plazo, una bomba que nadie ve

El Gobierno va barranca abajo. No controla las variables financieras, recibe palizas electorales y legislativas, ya no puede sostener los vetos y los gobernadores se le despegan. En este cuadro el economista Cristian Módolo explica en detalle un mecanismo de relojería a punto de estallar: la deuda de corto plazo. Aumentó nada menos que un 6.800 por ciento.

Cristian Módolo fue subsecretario de Hacienda. Egresado de la Universidad Nacional de Rosario, es docente de grado y posgrado allí, en la UBA y la Universidad Nacional de San Martín. Dirige la Fundación de Estudios Políticos y Estratégicos. 

–En este gobierno –dice Módolo– hablar de la deuda es un tema clave, porque en el futuro se va a medir lo que pasó con la deuda bruta, o sea la deuda en términos globales. El Gobierno tomó distintos tipos de deuda.

–Es multifacético.

–Ha ido haciendo una suerte de especialización. Hay deuda de largo plazo, deuda institucional con organismos internacionales, títulos, mercado… Y también está la deuda de corto plazo, en pesos, a la que se le presta poca atención.

–¿Y es peligrosa? 

–Sí, y con plazos perentorios. En marzo de 2024 había una deuda en pesos equivalente a 630 millones de dólares. Hoy equivale a 43 mil millones de dólares. Fijate el ritmo explosivo de aumento. Pero vuelvo por un momento a la deuda bruta, para que se entienda todavía más la especificidad de la deuda a corto plazo. 

–¿Cuál fue la cifra inicial?

–Javier Milei arranca con un paquete de deuda bruta total de 370 mil millones de dólares. En diciembre de 2024, sólo un año después, había llegado a 460 mil millones. Es un 25 por ciento de aumento en un año. Nunca pasó antes. Disponemos de contabilidad de pasivos públicos desde 1993. Desde ese momento nunca hubo ese incremento de un año para otro. 

–¿Y en 2025 se da el mismo aumento de la deuda bruta total respecto de 2024?

–No. Pero resulta que hacia adentro de la canasta algunas cosas se fueron moviendo a ritmo de vértigo. Uno de esos renglones fue la deuda de corto plazo en pesos. Se puso muy de moda en el gobierno de Milei. Como te dije antes, en marzo de 2024 el equivalente en dólares de los pesos llegaba a más de 630 millones. Eran letras de corto plazo, las Lecap. En julio de este año, 2025, ya son 43 mil millones de dólares. De 630 a 43 mil millones. Esta deuda se multiplicó en una cantidad extraordinaria. Es un 6800 por ciento. Y en un solo rubro. La deuda es como un órgano vivo. Hay pedazos que viven y otros que mueren. 

–¿La de corto plazo es la que estaría muy viva? ¿Y demasiado?

–Es la deuda que puede generar un despelote pampa. Como es de corto plazo, tiene vencimientos que arrancan en 45 días pero no pasan de los 180 días. Al tener corta maduración, es muy atractiva para los que compran títulos de corto plazo. Se puso de moda. Pero si les gusta la música, tienen que bailar. Como vence dos veces al mes, los días 13 y el 30 o 31, hay licitaciones que generan enormes cimbronazos y tensiones. Es como si tuviéramos dos bocas de urna por mes. La tensión más importante fue en julio, cuando se vencieron unos 27 mil millones de dólares. 

–¿Qué determina la magnitud de un cimbronazo?

–El secreto del plan económico para que se mantenga el superávit es no pagar intereses de deuda. Hay que capitalizar. Los acreedores no deben irse del juego. Pero a medida que debés más, el acreedor empieza a sentirse inseguro ante tu capacidad real de pago. Entonces sube la tasa. Y cuando se va a las nubes, la tasa empieza a tener vida propia y vuela por los aires. De hecho llegó al 90 por ciento anual. Un mes y medio atrás se disparó el crédito. La deuda presionó sobre la tasa. Al dispararse la tasa se terminaron los créditos con tarjeta e incluso se acabó el descubierto bancario. Esto significa que no hay capital de trabajo para las empresas. En Santa Fe así fueron los casos de Roque Vasalli, en Firmat, y Celulosa, en Capitán Bermúdez. No podían abonar los sueldos porque el descubierto llegó a ser impagable. 

–¿De cuánto llegó a ser la tasa de descubierto?

–Del 100 por ciento. Obviamente antes, además, el empresario dejó de pagar muchas otras cosas. Queda cerca de la convocatoria de acreedores, cosa que terminó sucediendo. 

–El Gobierno suele hablar del crédito productivo en términos abstractos. ¿Qué hizo?

–Tomó la decisión de pegar un volantazo para dar un poco más de oxígeno. Bajó la tasa. Pero el perjuicio ya estaba hecho. Era tarde. Una parte del cerebro quedó trabajando sin oxígeno y el daño fue enorme. Así fue que un problema del endeudamiento de deuda de corto plazo generó un trastorno económico gigantesco.

–Te escucho y todo me suena a que podría venirse un nuevo Plan Bonex.

–Lo que está claro es que la cuestión de la deuda de corto plazo, por volumen y por el tipo de vencimiento, es la candidata nata a ser reperfilada o transformada en un bono en pesos. La pregunta es a quién el Gobierno le moja el asado. Las Lecaps las compran (con plata ajena) los bancos, por ejemplo. Y si esto genera incertidumbre, algunos en el Gobierno dirán: “Dejá que explote todo y, cuando los pesos no valgan nada, la deuda la licuarán la inflación y la devaluación escandalosa”.

–¿La deuda de corto plazo ocupa un porcentaje importante de la deuda bruta total?

–No. Hablamos de menos del 10 por ciento de la deuda total. Sin embargo, tiene un enorme impacto en la realidad cotidiana. Llega a la economía real. Hay que tener un ojo puesto en este problema. Como el Gobierno va a los volantazos, cuando pretende corregir los errores ya es tarde. Así el país anda a los barquinazos. La devaluación inicial del 118 por ciento que hizo Milei al comienzo de su gobierno no fue gratis. 

–Eso quedó claro en la economía cotidiana. ¿Qué sucedió en el terreno de la deuda?

–Había bonos inflados por CER. Eso hizo aumentar también la deuda. Algo que nunca se había dado en la historia en esa escala. Algunos microorganismos terminaron siendo monstruos. Uno de esos microorganismos es esta deuda de corto plazo.

El propio Joaquín Cottani, que fue viceministro de Luis Caputo, dijo que nunca entendió por qué se preocupaban tanto por los pasivos del Banco Central. Las Lecap fueron la vía para el desarme de las Lelic. Y cuando hicieron el pase del Banco Central al Tesoro, sacaron un problema de la cocina y lo llevaron al baño. Convirtieron un problema cuasifiscal en fiscal. Una gran incompetencia. Un mal ejercicio de la profesión. Y en términos de enfoque general, el producto de no tener en cuenta que el país es uno solo. Dejemos por un momento de hablar en dólares y conversemos en pesos.

–Adelante.

–Lo peor del 2025 en vencimiento de deuda de corto plazo sucedió en julio, con una deuda de 39 billones de pesos. Eso ya produjo una altísima presión. En diciembre habrá un vencimiento de 19 billones de pesos. Para que puedas comparar, los ingresos totales por recaudación mensual alcanzan los 10 billones. La comparación de cifras las entiende cualquier hijo atento de almacenero, pero al trader que maneja las finanzas no le importa. La deuda de largo plazo rebana pedazos del Banco Central. Es en dólares y con acreedores internacionales. Hay menos chances de negociar. Si el dogma es el gasto público, ni siquiera echando a todos los empleados estatales se movería el amperímetro de los intereses de un día. El punto clave es que el equipo económico que dirige el trader no se maneja a escala humana. Esto hace inviable administrar el país. Se formó una bola imposible de frenar, y menos todavía en esta lógica. ¿Acaso Milei va a romper los contratos? No. Antes estallará la economía.

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