El disfrute del capataz

Mientras el Gobierno endurecía la posición frente al movimiento obrero y deslizaba incluso la eventualidad de una jornada laboral de 12 horas, el Presidente se tomó una noche y paladeó la inauguración de los Juegos Olímpicos frente al Sena.

Su Excelencia y El Jefe se merecían esa noche en París. Exhaustos, seguramente, por el combate contra el comunismo en la Argentina, nada ni nadie les quitará en la vida el gusto de haber descansado mientras admiraban ese caballo plateado que parecía galopar de noche por el Sena. Por un momento la inauguración de los Juegos Olímpicos dejó en el olvido todas las nimiedades. Hasta opacó el tuit fijado de la vice, Victoria Villarruel, que reivindica a los represores de la dictadura pero no ve contradicciones entre ese recuerdo activo y su crítica al colonialismo francés. También quedó suspendida la política en Francia, un país donde un frente de izquierda resultó electo como primera minoría en las últimas elecciones legislativas pero donde el presidente Emanuel Macron no convocó a sus principales dirigentes a formar gobierno. ¿Habrá tenido Su Excelencia el Presidente Javier Milei tiempo de anoticiarse sobre la permanente discusión francesa acerca de la jornada laboral? Mientras en la Argentina simpatizantes del nuevo ministro Federico Sturzenegger echaron a correr la versión de que habría que llevar el horario de trabajo a 12 horas, en Francia desde el 2000 la jornada máxima se redujo de 39 horas semanales a 35. Es decir, un promedio de siete horas diarias en cinco días. El cambio se debió a las Leyes Aubry, por el nombre de la ministra de Trabajo del entonces número uno Lionel Jospin, socialista. Es verdad que luego hubo medidas de contrarreforma, utilizando las horas extras como presión. Y también es verdad que países con movimientos sindicales fuertes, como Alemania y Dinamarca, sin necesidad de cambio de ley tienen menor cantidad de horas trabajadas por año. Países zurditos que aún no aprendieron nada de los libertarios implacables.

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Y mientras tanto, en Buenos Aires, lejos de París, la Confederación General del Trabajo se retiró de las negociaciones con el secretario de Trabajo Julio Cordero (uno de los representantes de Techint en el Gobierno) y con los sectores empresarios. La conducción de la CGT buscaba incidir en la reglamentación de los aspectos laborales de la Ley Bases atenuando el hachazo del Impuesto a las Ganancias para la cuarta categoría y buscando que el Estado renunciara a mantener su demanda en la Corte Suprema contra los numerosos fallos de la Justicia laboral en contra del DNU 70, verdadero antecedente de la Ley Bases. Lejos de buscar acuerdos, los ultraliberales extreman sus posiciones. Para justificar que el recorte llegue también a horas extras y sueldo anual complementario, el diputado José Luis Espert llegó a decir que “el aguinaldo existe desde toda la vida”. Error. Vaya a saber si ex profeso o por ignorancia, pero error al fin. El aguinaldo fue establecido por ley el 20 de diciembre de 1946, en el primer año del primer gobierno de Juan Domingo Perón. Hasta ese momento existía, pero por sectores. No era un derecho universal. En 1945, como secretario de Trabajo y Previsión, Perón le hizo firmar al presidente Edelmiro Farrell un decreto para nacionalizar el aguinaldo, y con ese antecedente transformó el decreto en ley al año siguiente. También data de ese momento la formalización del salario mínimo, vital y móvil. Espert no es un francotirador. Preside la poderosa Comisión de Presupuesto y Hacienda, se candidatea como primer postulante a diputado por la provincia de Buenos Aires para el 2027, eventual precedente, si le va bien, para disputar la candidatura a gobernador, y compite con Su Excelencia a ver quién insulta de modo más grosero a Axel Kicillof. Es decir que expresa la doctrina del sálvese quien pueda que el Gobierno disfraza de batalla cultural.

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Espert y Su Excelencia, con la colaboración del Pro y del senador nacional de la Unión Cívica Radical por Buenos Aires Maximiliano Abad, están enfrascados en completar el torniquete en torno de Kicillof. Aunque ni habla de una candidatura para 2027, el gobernador despliega gestos nacionales. Ya se vio con sus colegas Maximiliano Pullaro, Nacho Torres y Sergio Ziliotto, intercambia mensajes y conversaciones con el resto y sus hombres de confianza, como Carlos “Carli” Bianco, recorren ciudades del interior y se reúnen con intendentes peronistas. El torniquete mayor para limar cualquier proyección es el recorte de fondos, que afecta a todas las provincias pero proporcionalmente más a la de Buenos Aires por una simple cuestión aritmética: concentra casi el 40 por ciento de la población, es la principal potencia industrial y explica el 38 por ciento del PBI nacional. El torniquete político es presentar a Kicillof como “comunista expropiador” (son palabras de Su Excelencia) y tratar de demostrar, a la vez, que no quiere ni querrá inversiones ni desarrollo empresario. La última herramienta disponible es el Rigi, y la secuencia viene construyéndose como sigue:

*Kicillof estuvo en contra del Rigi y de la Ley Bases.

*Kicillof debería hacer que la Provincia adhiera al Rigi.

*Si no adhiere, perderá los alrededor de 30 mil millones de dólares de una futura planta de licuefacción en Bahía Blanca.

*Río Negro viene peleando la localización de la nueva planta de GNL para Punta Colorada, y su gobernador Alberto Weretilneck se apresuró a consagrar la adhesión al Rigi. Con apuro, porque ni siquiera está reglamentado.

*YPF, que está asociada a la multinacional de origen malayo Petronas, sugiere a través de su presidente Horacio Marín, un ingeniero especializado en petróleo que cambió el tenis por Techint, que sin Rigi no habrá Bahía Blanca.

*Bianco insiste en que el Rigi ya es cuestión saldada, porque la ley fue sancionada y promulgada, y que nada impediría la instalación en Bahía.

*Kicillof propuso que todas las fuerzas provinciales lo acompañaran en un movimiento para persuadir a YPF y publicitar a Bahía Blanca, pero hasta el cierre de esta edición radicales y gente de Pro preferían alinearse con Milei antes que con el Plan Bahía.

Algunas preguntas están abiertas. Sobre todo una. Si es verdad que, como sostiene una parte de los técnicos en consultas privadas, instalar el GNL en Bahía Blanca significaría ganar dos años por sobre Punta Colorada, porque en el primer sitio ya hay infraestructura del que carece el segundo, ¿Techint optará por buscar la neutralización de Kicillof antes que por apurar su negocio?

Preguntas de entrecasa, sin duda. Luces opacas al lado de las antorchas del Sena que alegraron a Su Excelencia como si fuera un capataz deleitándose en una noche de placer.

Un comentario sobre «El disfrute del capataz»

  1. Si Milei es un capataz quién gobierna realmente?
    Los efectos del RIGI, de enajenación de nuestros recursos, la destrucción del Estado, la disolución nacional y la maraña financiera, son objetivos que hablan de los verdaderos intereses.
    Son los que gobiernan?
    Pero «intereses» es genérico. Quienes son? Los Elon Musk? Blackrock?

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