El gas de la esperanza boliviana

De comprobarse los estudios Bolivia tendría gas para el consumo interno y la exportación para los próximos 25 años. Pero, además, esto permitiría el desarrollo de varios proyectos productivos de gran importancia para el país. Por ejemplo, garantizaría el funcionamiento de la planta siderúrgica del Mutún.

El descubrimiento de un nuevo megacampo de gas en la amazonia paceña podría cambiar la historia de Bolivia como productor de hidrocarburos.

Lo anunció el presidente Luis Arce Catacora horas antes del aniversario de la celebración de revolución independentista del 16 de julio. En el Alto Beni, norte del departamento sede de gobierno, se encuentra el pozo Mayaya medio X1 cuya capacidad certificada por expertos internacionales es de 1.7 trillones de pies cúbicos de gas y además poseería una importante cantidad de líquidos. Sobre esto último faltan pruebas para precisar si estos permitirían la producción de diesel o tan solo de gasolina. Bolivia importa ambos productos para cubrir parte de su consumo.

Casi inmediatamente el Presidente de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), Armin Dorgathen Tapia, confirmaba la existencia de otras 4 estructuras también en Mayaya con una capacidad estimada parecida al X1. En resumen un total de 7 TCF. Ya ha comenzado la perforación de cuatro pozos exploratorios.

Arce precisó que se calcula que en total en toda esa área amazónica formada por los departamentos de La Paz, Beni y Pando existe 17 TCF.

Si se considera que actualmente  en Bolivia las reservas suman tan solo 3.8 TCF podemos calcular las dimensiones del hallazgo.

En resumen, de comprobarse los estudios Bolivia tendría gas para el consumo interno y la exportación para los próximos 25 años.

Pero, además, esto permitiría el desarrollo de varios proyectos productivos de gran importancia para el país. Por ejemplo, garantizaría el funcionamiento de la planta siderúrgica del Mutún que este octubre entrará en producción cubriendo el 50 % del consumo boliviano de acero, permitiría el funcionamiento de varias plantas de producción de carbonato de litio y la construcción de una segunda planta de producción de urea que es un compromiso asumido en la reciente reunión entre Luis Ignacio Lula da Silva y Luis Arce.

Sumamos a eso que los líquidos encontrados en el área más el desarrollo de la industria del etanol minimizarían la importación de hidrocarburos. Esta de momento está garantizada por Rusia que cobraría en pesos bolivianos con los que se construiría una planta de producción de carbonato de litio tan importante para la producción de baterías.

Una larga historia

Ya la segunda década del presente siglo se sabía de la existencia de petróleo en el área de Mayaya, pero el gobierno de Evo Morales priorizó trabajos exploratorios más al norte en Liquimuni que no dieron buenos resultados. 

En julio de 2019 Morales anuncia los trabajos exploratorios de sísmica en la zona. Sin embargo, estos se retrasaron toda vez a los pocos meses se produjo el golpe de Estado y la asunción no constitucional de Jeanine Añez al gobierno.

Recuperada la democracia en noviembre de 2022 comienza la perforación del pozo y los resultados son muy alagueños. Sin embargo, Arce pide certificación antes de anunciar públicamente los hallazgos. Con el estudio concluido se da a conocer a Bolivia la buena nueva.

Tanto los acuerdos con Brasil para una mayor complementariedad económica y con Rusia para la dotación de hidrocarburos como los descubrimientos en la amazonia boliviana dan un respiro al gobierno asediado por la falta de dólares y los problemas en la dotación de gasolina y diésel.

De la producción de Mayaya gozará el próximo gobierno dado que se necesitan entre 3 y 4 años para que comience la extracción. Las dificultades de la orografía, es una zona con continuos deslizamientos, constituyen otro desafío a vencer. Pero queda en claro que con las certificaciones en la mano (las otras cuatro estarán en octubre) Bolivia puede optar por financiamiento internacional y puede mejorar la venta de sus reservas actuales.

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