El león es todo piel y huesos

Las elecciones bonaerenses del domingo 7 son una incógnita. Pero la situación política arroja una certeza: viene cayendo fuerte la aprobación de Milei. También bajan la confianza y la identificación con él como Presidente y como líder político. Así lo revela un estudio de la consultora QSocial realizado entre el 1° y el 20 de agosto. O sea que Milei ya estaba peor considerado incluso sin contar los últimos 15 días de KarinaGate.

Su Excelencia bien podría haber hecho el acto de Moreno en una canchita de Futsal. Por la poca gente que convocó, le sobraba. En todo caso, ya que su fetiche es el superávit fiscal, habría sido un ahorro en gendarmes y policías. Y también para una canchita podría haber contratado punteros que manejan barrabravas tal como hizo en el barrio Trujuy antes de volar a Los Ángeles.

Si la pobreza del cierre de campaña es un termómetro del humor social, en cambio no es útil guiarse por los gurúes de mercado. Son mecanicistas. Hacen cálculos abstractos sobre el efecto que tendrá en las finanzas uno u otro resultado del domingo 7. Los gurúes terminan siendo abstractos porque no consideran un dato: el notable nivel de desgaste del Presidente, en un proceso que antecede al KarinaGate y al tres por ciento convertido en meme infinito. Incluso si llegara a pintar de violeta la Provincia de Buenos Aires, como prometió a los gritos, ese desgaste probablemente seguiría hasta el 26 de octubre y lo acompañaría después también.

Enfrascado en insultar vivos y muertos, convertido en una réplica del Gordo Dan, Su Excelencia desdeña los números de un declive que se empeña en hacerse cada vez más vertical.

La consultora QSocial publicó un estudio de alcance nacional que revela esa caída.1 En julio el 44 por ciento de los consultados aprobaba la gestión de Javier Milei. En agosto, el 38 por ciento. La caída se produjo en sólo un mes.

Arrepentidos libertarios

Cuando cruza los datos por su estado de ánimo en política, el estudio indica un aumento en la desaprobación de la categoría que denomina “arrepentidos libertarios”. Pasaron del 49 al 71 por ciento.

El dato de los arrepentidos libertarios sirve para entender las dos tácticas que primaron en estos últimos días frente a las elecciones bonaerenses. Tanto Milei por su lado como Axel Kicillof y CFK por el suyo, llamaron a sufragar. Su Excelencia se los gritó a los encapuchados de Moreno: “¡Andá a votar!”. Kicillof pidió asistencia masiva en los cierres de las secciones Primera, Tercera y Octava. Cristina Fernández de Kirchner lo hizo, por la proscripción, a través de las redes sociales. Son movidas simétricas. Su Excelencia teme perder incluso parte del núcleo duro libertario de 2023 a manos del ausentismo. Por eso no quiere que se abstengan. El peronismo, a su vez, apunta a movilizar a su militancia, a sus votantes y a los adolescentes y jóvenes que vienen de familia electoralmente peronista pero se fascinaron con el supuesto outsider en 2023.

También bajó la percepción positiva sobre la capacidad del Gobierno para resolver problemas. En julio era del 44 por ciento. En agosto, del 41.

“¿Usted cree que el gobierno gobierna para la mayoría de la población o sólo para algunos sectores?”, preguntó QSocial. Otro declive de varios escalones juntos. Si en julio ya pensaba que Su Excelencia atendía a toda la población sólo el 38 por ciento, en agosto la cifra descendió al 27. Peligro para la subsistencia del núcleo duro, especialmente cuando no hay un ballotage en puerta como en 2023.

El estudio fue realizado online sobre un universo de 1.537 casos, con un margen de error de más/menos 2.5 por ciento, en personas mayores de 18 años en condiciones de votar, entre el 1 y el 20 de agosto, o sea que no toma en cuenta los últimos 15 días de la nueva versión de Guantanamera. ¿Qué resultado tendría hoy un estudio similar? Hipótesis: seguramente peor para el Gobierno.

Consultados esos posibles votantes por área, Su Excelencia sólo llega al 50 por ciento de aprobación, su marca máxima, en el rubro “Narcotráfico”. Está por debajo del 50 en inflación (44 contra un 47 que directamente desaprueba, o sea que bajar la inflación ya no le es suficiente), seguridad, corrupción, relaciones internacionales, Justicia, educación y desarrollo social. Es mayor aún la desaprobación en empleo (68 por ciento), salud (66 por ciento) e infraestructura y obras (65 por ciento). Los últimos son algunos de los temas en los que machacó, en persona y en redes, la campaña de Kicillof de cara al domingo 7.

Para la consultora, la mayor fortaleza del Gobierno, aun en medio de la caída, es la inflación. Las mayores debilidades medidas se dan en salud y desarrollo social.

¿Honesto?

También empezó a estar en juego la honestidad personal de Su Excelencia. Considera que Milei es honesto el 35 por ciento, contra un 54 por ciento que piensa lo contrario.

Tiene esperanzas en Milei el 37 por ciento. El 55 por ciento, no.

Cree que ante una crisis nacional el Presidente sabe actuar un 36 por ciento. No está en condiciones para un 56 por ciento.

Sentimientos

El estudio introduce como criterio no solamente el índice de aprobación de acuerdo con economía o cuestiones partidarias. El enfoque atiende “los aspectos sentimentales y de percepción que influyen en el apoyo popular”. El fundamento es que “diferentes investigaciones académicas demuestran la existencia de una relación directa y positiva entre un alto índice de vínculo afectivo y mayores niveles de apoyo al Ejecutivo”. Por eso, “los líderes que logran establecer una fuerte conexión emocional con los ciudadanos tienden a tener niveles de aprobación significativamente más altos que aquéllos que no establecen este tipo de vínculos”. A su vez, este tipo de líderes tiene mayor capacidad para sortear una crisis.

El índice en que se basa QSocial tiene en cuenta el gado de identificación, la capacidad del Presidente de generar empatía, la cuantificación de la confianza en la honestidad y en la capacidad y la evaluación de cómo perciben los consultados la habilidad del líder para actuar en situaciones de crisis y generar esperanza.

Si el total del vínculo afectiva es 10, el índice total de Su Excelencia llega a 4.8. Esa cifra surge de promediar números como el 7.8 que obtiene entre los mileístas, el 6.2 de los arrepentidos libertarios, el 4.2 de la UCR, el 3.9 de los independientes, el 6.4 de los simpatizantes del PRO, el 2.4 del peronismo K y no K y otro 2.4 de los votantes de izquierda.

La oposición no las tiene todas consigo. Sin embargo, la desaprobación respeto de las fuerzas opositoras bajó del 66 al 58 por ciento entre julio y agosto.

De mal en peor

Si las legislativas nacionales fueran hoy, un 28 por ciento votaría por los libertarios y un 32 por ciento lo haría por las distintas variantes del peronismo. El PRO recoge el 8 por ciento.

Esas cifras parecen sintonizar con otras. Evalúa positivamente la situación actual del país un 43 por ciento y la ve mal un 54 por ciento. Y dentro de ese 54, un 28 respondió que muy mal. El 40 por ciento dice que en 2026 la Argentina estará peor, contra un 32 que la ve mejor y un 20 que la imagina igual.

Otro índice interesante es que el 46 por ciento percibe a la Argentina peor que antes de que asumiera Su Excelencia, contra un 42 por ciento que la encuentra mejor.

La realidad manda. Un 16 por ciento dijo estar sin trabajo. Un 44 por ciento está preocupado por el empleo, contra un 32 por ciento que no está inquieto.

Un 54 por ciento percibe que aumentó la diferencia entre ricos y pobres.

Democráticos e insatisfechos

Para el 57 por ciento, la democracia es preferible a cualquier forma de gobierno. Un 11 por ciento admite que un gobierno autoritario puede ser preferible.

A la vez, porque de nuevo la realidad social parece mandar, el 55 por ciento está insatisfecho con la democracia.

Es decir: según esos datos no habría un cuestionamiento al régimen constitucional sino al incumplimiento de los derechos exigibles al Estado.

Su Excelencia quiere votos para continuar con lo que el pensamiento ortodoxo y conservador llama “reformas”, lo cual implicaría sacrificios personales por la mayor pérdida de derechos. Pero un 57 por ciento no está dispuesto a sacrificarse más. Y eso no ocurre sólo con los peronistas (un 94 por ciento no quiere sacrificio) sino también con los arrepentidos libertarios, en un 83 por ciento.

Está difícil el futsal para el arquero Javier Gerardo Milei.


  1. Se puede consultar el estudio completo aquí. ↩︎

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