Mientras las lanchas que navegan hacia Europa se dan vuelta en el Mediterráneo, con miles de ahogados, y las ultraderechas explotan la xenofobia, la verdad es que todos los análisis sobre escenarios acerca del número de habitantes en las próximas décadas están siendo corregidos a la baja. La Argentina incluida. Qué dice el último informe de las Naciones Unidas.
Ian Goldin, profesor de globalización en la Universidad de Oxford, acaba de escribir un ensayo llamado “The Shortest History of Migration” (La corta historia de la migración). Además de dar argumentos que perfectamente se aplican a la razonabilidad económica tal y como está plasmada en la vigente Ley 25.871 de Política Migratoria Argentina, se aboca a considerar el problema con la crisis demográfica que puede llegar a tener la UE, la Unión Europea. El olfato registra un fuerte aroma a que impactará en la Argentina, lo que sugiere tomar nota de sus coordenadas.
Perspectivas de población mundial 2024
Máxime cuando en el informe de frecuencia bienal “Perspectivas de población mundial” de la ONU, publicado en esta segunda semana de julio de 2024, se ratifica que las proyecciones anteriores que pronosticaban un crecimiento ininterrumpido de la población mundial hasta el siglo XXII debieron ser ajustadas a la baja. La de 2024 es la vigésimo octava edición de las estimaciones y proyecciones de población oficiales de las Naciones Unidas, presentadas desde la década de 1950.
Ahora se estima que de los 8.200 millones de seres humanos de 2024 se pasará a un máximo de alrededor de 10.300 millones en 2080, yendo a aproximadamente 10.200 millones hacia finales del siglo. En la edición de 2022 se proyectaba una población mundial para el 2.100 de 10.400 millones de personas. En el ínterin ocurrió que las bajas tasas de natalidad en ciertos países resultaron aún más bajas de lo previsto mientras que en otras naciones de alta fecundidad se produjeron descensos de la natalidad ligeramente más veloces de lo supuesto.
“Perspectiva” analiza tres tipos de situaciones demográficas
- Países con poblaciones que ya han alcanzado su punto máximo,
- Países cuyas poblaciones probablemente alcancen su punto máximo en los próximos 30 años,
- Países cuyas poblaciones se prevé que sigan creciendo hasta 2054, potencialmente alcanzando un pico más adelante en el siglo o más allá de 2100.
La Argentina cae en los del segundo tipo. El 28 % de la población mundial en 2024, incluidas China, Alemania y Japón, ya alcanzó el tamaño máximo antes de 202. Se estima que para el año 2100 la población de Europa se reducirá un 21 % desde su pico en 2020, lo que marca el mayor descenso de cualquier continente.
En cuanto al contingente donde está la Argentina el Informe señala que “entre 2025 y 2054, se prevé que 48 países verán alcanzar su punto máximo el tamaño de su población (…) Si bien los países con poblaciones que ya alcanzaron su punto máximo se encuentran predominantemente en Europa, el mayor número de los países y áreas entre los que probablemente alcanzarán su punto máximo en el transcurso de los próximos 30 años se encuentran en América Latina y el Caribe: 19 países, o el 40 %”.
El Informe puntualiza: “Es probable que Brasil vea caer su posición en el ranking de los países más poblados del mundo en 2100 (…) Otros países con poblaciones que probablemente disminuirán rápidamente después de alcanzar su tamaño máximo entre 2025 y 2054 será la República Islámica de Irán en Asia Central; Singapur en el Este Asia; Argentina, Chile y Colombia en América Latina; y Turquía en Asia occidental”.
Los 15 países más grandes en términos de PIB tienen una tasa de fecundidad por debajo de la tasa de reemplazo. Eso incluye a Estados Unidos y gran parte del mundo rico, pero también a China y la India, ninguno de los cuales es rico pero que juntos representan más de un tercio de la población mundial.
Las proyecciones de la población de 2022 pusieron en marcha el lobby de la Inteligencia artificial (IA) para aprovechar tanto la absoluta necesidad de inmigrantes como el no menos absoluto rechazo de los electorados para vender el falso Grial de que el ingenio haría innecesario repoblar con extranjeros porque los reemplazaría sin problemas.
El actual Informe de la ONU por primera vez incluye proyecciones sobre migraciones netas y advierte que “en 50 países y zonas, se prevé que la inmigración atenúe la disminución del tamaño de la población causada por los bajos niveles sostenidos de fecundidad y una estructura de edad más avanzada (…) Para países como Italia, Alemania o la Federación de Rusia, donde el tamaño de la población ya ha alcanzado su punto máximo, ese pico se habría producido antes si no hubiera habido inmigración (…) Se proyecta que la inmigración será el principal impulsor del crecimiento demográfico en 52 países y áreas hasta 2054 y en 62 hasta 2100. Este grupo incluye Australia, Canadá y los Estados Unidos de América (…) La emigración generalmente no tiene un impacto importante en el tamaño de la población de los países, pero en 14 países y áreas que ya experimentan una fecundidad ultra baja, es probable que la emigración contribuya a reducir el tamaño de la población de manera considerable de aquí a 2054 (…) En países donde los niveles de fecundidad ya están por debajo del nivel de reemplazo, la emigración de personas en edad reproductiva puede deprimir aún más el crecimiento demográfico. En tales países, la creación de más oportunidades de trabajo decente y la promoción de la migración de retorno pueden ser enfoques a explorar y podrían ser más efectivos para frenar la disminución de la población en el corto plazo que las políticas dirigidas a aumentar los niveles de fecundidad”.
Nuestro país ya está por entrar en este último pelotón.
Los recién venidos
Según las estimaciones de Goldin, en la UE, dado el envejecimiento y retranca de la tasa de natalidad, en los próximos 25 años se van a necesitar no menos de 50 millones de inmigrantes para estabilizar su población. Eso comportaría el arribo de un promedio de 2 millones de inmigrantes por año. Estabilizar significa que la población no aumenta, pero tampoco disminuye y –fundamentalmente- que las tasas de dependencia (la relación de la población económicamente activa -18 a 65 años- con respecto a la cantidad de niños y adultos mayores) permanece estable más o menos en los niveles actuales.
No es solo el espacio ganado en el electorado europeo por la intempestiva unánime reacción antiinmigrante derechista dura y ultra derechista, conforme los resultados de la votación al parlamento de hace un par de semanas –el preocupante 9 J- la única gran dificultad que enfrenta la UE para que no se le deteriore –irreparablemente- la maquinaria del crecimiento vía crisis demográfica profunda. Los propios datos de flujos y stocks de los inmigrantes en el planeta ya alertan lo difícil que la tienen.
Las últimas estimaciones disponibles de las Naciones Unidas informan que en el año 2000 se contabilizaban 173 millones de migrantes internacionales a nivel mundial. En 2005 ya eran 191 millones los inmigrantes. En 2010 había 220 millones de inmigrantes. En 2015 el stock mundial de inmigrantes ascendía a 248 millones de seres humanos. En 2020 aumentaron a 281 millones.
Esta tendencia -en principio- luciría creciente, puesto que entre 2010 y 2015 el stock mundial de inmigrantes se incrementó a razón del 2,3% anual, en tanto en el período 2015-2020 avanzó a razón de 2,5% anual. Pero se atenúa hasta lo relativamente estable cuando se tiene en cuenta el aumento en esas dos décadas de la población mundial, de manera que en 1990 los inmigrantes eran el 2,8% de la misma y en 2020 3,6%. Este último guarismo se supone que quedó afectado por el COVID.
Lo que sí es creciente, es la ayuda que los inmigrantes envían a sus países de origen. En su “Informe sobre las migraciones en el mundo 2022” de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) –el organismo de la ONU encargado del tema- se señala que “los datos existentes indican un aumento global de las remesas en los últimos decenios, pasando de 126.000 millones de dólares de los Estados Unidos en 2000 a 702.000 millones de dólares de los Estados Unidos en 2020. A pesar de las predicciones de un gran descenso en remesas internacionales a causa de la COVID-19, en el 2020 la caída fue leve (2,4%) desde el total mundial de 2019”.
Advierte la OIM que “El Banco Mundial compila datos mundiales sobre las remesas internacionales, pese a las innumerables lagunas en los datos, diferencias en las definiciones y cuestiones metodológicas que dificultan la elaboración de estadísticas exactas. Sin embargo, sus datos no captan los flujos no registrados que tienen lugar por cauces formales e informales, por lo que es probable que la magnitud real de las remesas mundiales sea superior a las estimaciones disponibles”.
Por otra parte, el mismo Banco Mundial informa que “Las remesas siguieron siendo la principal fuente de financiación externa para los países de ingresos bajos y medianos durante 2023, en comparación con la inversión extranjera directa y la asistencia oficial para el desarrollo (…) Excluyendo a China, las remesas constituyen la mayor fuente de financiamiento externo de los países de ingresos bajos y medianos desde 2015, superando a otros tipos de flujos de recursos”.
En Europa viven 87 millones de inmigrantes, lo que representa el 12% de la población total del continente. Asia registra 86 millones de inmigrantes, lo que equivale a un magro 1,8% de la población total de ese continente. América del Norte, tiene alrededor de 59 millones de inmigrantes internacionales, significando el 16% de su población nativa. África, alberga 26 millones de inmigrantes, el 1, 9% de su población total. América Latina y el Caribe, con 15 millones de inmigrantes, equivalentes al 2,3% de su población nativa, y Oceanía, con 10 millones de inmigrantes, el 22% de su población nativa, completan esta parte del panorama.
La otra parte es que Europa y Asia sumadas dan cuenta del 61% de la población mundial total de migrantes internacionales. 21% está en América del Norte, 9% en África, 5% América Latina y el Caribe y 3% en Oceanía. Alrededor del 58% de los migrantes internacionales viven en países desarrollados.
Entre 2000 y 2020 en cifras absolutas la inmigración mundial aumento en 108 millones de personas. Donde más creció la inmigración durante esas dos décadas fue en Asia, a la que emigraron 37 millones de personas. En ese ranking sigue Europa con un aumento de 30 millones de inmigrantes que arribaron a su territorio, luego viene América del Norte con 18 millones y África con 10 millones. Casi nadie emigró a Oceanía o América Latina que, en cambio, se convirtió en un continente típicamente emisor.
Los tres países que más inmigrantes albergan son los Estados Unidos, con 50 millones, 15% de la población total, Alemania con 16 millones, 19% de la población total y Arabia Saudita con 14 millones de inmigrantes, un 38 % de la población del reino. Arabia Saudita es regularmente denunciada por ongs internacionales – y con razón- por el espantoso trato a los inmigrantes. Los tres países que más emigrantes emiten son India, México y la Federación Rusa.
Fronteras violentas
La violencia desmedida y el tráfico de personas se han convertido en la moneda corriente en las fronteras a consecuencia de la epidemia de nativismo xenófobo en los electorados derechizados y la falta de claridad en entender lo importante que son estos seres humanos para impulsar el crecimiento. ¡Ah!, y eso: se trata de seres humanos. El lunes fue confirmada la muerte de al menos 49 personas y 140 están desaparecidas después de que un barco que transportaba inmigrantes se hundiera frente a la costa de Yemen. El barco transportaba a unas 260 personas, principalmente de Somalia y Etiopía, a Yemen, donde habrían continuado el peligroso viaje hacia los ricos reinos del Golfo en busca de trabajo. A pesar de estar asolado por una brutal guerra civil que duró una década, Yemen es una importante ruta de inmigración, con unos 380.000 inmigrantes en el país en este momento.
El gobierno mexicano informó el domingo que alrededor de 1.390.000 personas de 177 países viajaron por México en lo que va del año tratando de llegar a Estados Unidos sin visas. Como referencia, las Naciones Unidas tienen 193 estados miembros. El presidente estadounidense Joe Biden, que no tiene más remedio que responder al cambio de opinión en vista de las elecciones presidenciales de noviembre, firmó la semana pasada una orden ejecutiva para cerrar temporalmente las solicitudes de asilo en la frontera entre Estados Unidos y México cuando haya demasiados solicitantes. En compensación, días después anunció que los matrimonios que tengan un miembro en situación migratoria irregular bajo ciertas condiciones, podrán obtener la residencia permanente. Se estima que la medida favorece a medio millón de inmigrantes. También estarían amparados por la medida anunciada 50.000 niños no ciudadanos, cuyos padres están casados con un ciudadano estadounidense. Son manobras para neutralizar un tema que ha estado ayudando a los republicanos a presentarlo a Biden como blando con los “ilegales”, sin perder espacio entre los inmigrantes.
Cruzando el charco, hace unos días testigos alegaron a la BBC que los funcionarios de la guardia costera griega arrojaron deliberadamente al menos a nueve inmigrantes al océano y son responsables de la muerte de al menos 40 personas que fueron expulsadas de las aguas griegas o devueltas al mar después de tocar tierra. Cuando la BBC enfrentó a un alto oficial de la guardia costera griega con un video de funcionarios cargando a 12 personas en un bote y luego abandonándolas en esa embarcación, lo calificó de «obviamente ilegal» y «un crimen internacional».
En mayo, el número de personas desplazadas por la fuerza en todo el mundo alcanzó un récord de 120 millones según la agencia de refugiados de la ONU, que atribuyó la culpa a “conflictos nuevos y cambiantes”, así como a la falta de resolución de “los conflictos de larga data”. El conflicto en Sudán, en particular, ha contribuido al nivel histórico de desplazamiento, dijo la ONU. A finales de 2023, casi 11 millones de sudaneses habían sido expulsados de sus hogares.
El Banco Mundial define el desplazamiento forzado a la situación de las personas que dejan sus hogares o huyen debido a los conflictos, la violencia, las persecuciones y las violaciones de los derechos humanos. Se los tipifica como refugiados, desplazados internos o solicitantes de asilo. En 2015 había casi 60 millones de personas desplazadas a la fuerza, y era la cifra más alta desde la Segunda Guerra Mundial. Los 120 millones actuales las duplican. Si la población actual de desplazados por la fuerza fuera un país, sería el vigesimocuarto más grande del mundo, lo cual pone de relieve cuán grave es este problema.
La OIT (Organización Internacional del Trabajo) dice que “Los trabajadores migrantes tienen más de tres veces más probabilidades de realizar trabajos forzados que los trabajadores adultos no migrantes”. En las “Estimaciones mundiales sobre la esclavitud moderna: Trabajo forzado y matrimonios forzados”, hechas por la OIT, OIM y la Walk Free Foundation (WFF), se realizó una proyección mundial de la prevalencia de los delitos de trata de personas con fines de trabajo forzoso y matrimonio forzoso. En el informe de 2022, se calcula que 50 millones de personas fueron víctimas de formas contemporáneas de esclavitud a lo largo de 2021. De estas, aproximadamente 27,6 millones se encontraban realizando trabajos forzosos y unos 22 millones habían contraído matrimonio forzoso. Para realizar estas estimaciones, se utilizaron datos procedentes de la base de datos de la CTDC (sus siglas en inglés de la Base de Datos Colaborativa sobre la Trata de Personas) sobre la trata de personas con fines de explotación sexual y explotación infantil. Los datos de la CTDC, indican la proporción de casos identificados de trata con fines de trabajo forzoso es generalmente mayor que la de trata con fines de explotación sexual. Eso no quita un ápice al delicado tema de la explotación sexual. Por caso, la OIM estima en 500.000 el número de mujeres que entran todos los años en Europa Occidental para ser explotadas sexualmente.
En baja
En el “Informe de envejecimiento 2024. Proyecciones económicas y presupuestarias para los Estados miembros de la UE (2022-2070)” presentado a medidos de abril de 2024, se prevé que la población de la UE comience a disminuir en los próximos años mientras crece el número de adultos mayores, especialmente en relación con el número de personas en edad de trabajar. En concreto, se espera que la población total de la UE aumente de 449 millones de personas en 2022 a un máximo de 453 millones de personas en 2026. Después de eso, caería a 432 millones en 2070, una disminución del 4% en comparación con 2022.
A consecuencia de esta declinación en ciernes, la tasa de dependencia económica de las personas mayores (personas inactivas mayores de 65 años con relación a personas empleadas entre 20 y 64 años) aumentaría del 46% en 2022 al 70% en 2070. Esto significa que por cada diez personas inactivas mayores de 65 años, frente a 22 que hay en 2022 habrá 16 personas empleadas en 2045 y 14 en 2070.
Dada la disminución esperada en las horas trabajadas, el crecimiento de la productividad laboral se convertiría en el único motor del crecimiento del PIB, proyectado en un 1,3% en la UE. “Informe de envejecimiento…” hilvana un crecimiento anual real del PIB de un 1,3% en promedio para la UE en el período 2022-2070.
Por un lado, se espera que la contribución del trabajo al crecimiento del PIB se vuelva negativa a finales de la década de 2020, disminuyendo un 0,2% en promedio durante el período de proyección. Esta disminución se debe a una menor proporción de personas en edad de trabajar en una población total que ya se está reduciendo, y una tasa de empleo más alta compensa en cierta medida la disminución.
Por otro lado, se supone que el crecimiento de la productividad laboral avanzará un 1,4% en promedio durante el período de proyección, del cual 0,9 p.p. provienen de la productividad total de los factores (PTF) y 0,5 p.p. de la profundización del capital.
La metodología de proyección en el “Informe de envejecimiento…” supone que las tasas de natalidad y mortalidad convergen con las de los Estados miembros con “mejores resultados”. En consecuencia, las tasas de natalidad aumentarían en casi todos los Estados miembros entre 2022 y 2070 y más rápido en los países que actualmente tienen las tasas más bajas. De manera similar, la esperanza de vida sigue una trayectoria de convergencia ascendente, y la longevidad aumenta relativamente más rápido en los países que actualmente tienen los niveles más bajos de esperanza de vida.
La migración neta se estima a través de flujos separados de emigración e inmigración, basándose en las tendencias pasadas, la evidencia empírica más reciente, la convergencia parcial a largo plazo y la coherencia de los flujos dentro de la UE. Además, cuando la población en edad de trabajar se reduce, se supone una inmigración adicional “parcialmente compensadora”.
En el “Informe de envejecimiento…” se asume que “debido a la alta volatilidad histórica a lo largo del tiempo y entre países, los supuestos sobre la migración son metodológicamente los más difíciles al preparar proyecciones demográficas. Según las últimas proyecciones, se espera que las entradas migratorias netas anuales a la UE vuelvan a los niveles anteriores a 2022, es decir, alrededor de 1 millón de personas por año (0,2 – 0,3% de la población) durante la mayor parte del período de proyección, después del nivel excepcional de alrededor del 1% de la población en 2022”. Incluso, ni Mambrú puede ir de una a la guerra, dado que el lado europeo de la OTAN no cuenta con suficientes soldados a raíz de que la poca cantidad de jóvenes tiene menos vocación castrense que sus predecesores.
Otra partera para la historia
Goldin dice no menos de dos millones, las propias autoridades de la UE se contentan con un millón. Por ahora no pueden convencer a sus electorados que están furiosos con los inmigrantes, alentados por sectores de la dirigencia política derechista y ultra derechista, verdaderamente irresponsables y demagógicos. Además a la UE entre 2000 y 2020 los inmigrantes arribaron a razón de un millón y medio por año. Pero el sol del envejecimiento y el estancamiento relativo del crecimiento poblacional, sale para todo el planeta.
¿Por qué no incentivar a las familias a tener más hijos? El informe de la OCDE aparecido el 20 de junio es el último de los estudios que –una vez más- comprueba que el incentivo a procrear familias funciona poco, lo que no quita que el plato fuerte demográfico es la inmigración.
La edición de 2024 de Society at a Glance (Panorama sintético de la sociedad) muestra que las tasas de fecundidad han disminuido a la mitad en los países de la OCDE en los últimos 60 años, lo que plantea el riesgo de una disminución de la población y graves desafíos económicos y sociales para las generaciones futuras.
Según el nuevo informe de la OCDE, la tasa total de fecundidad cayó de 3,3 hijos por mujer en 1960 a solo 1,5 hijos por mujer en 2022, en promedio en los países de la OCDE. Esto está significativamente por debajo del “nivel de reemplazo” de 2,1 hijos por mujer necesario para mantener constante la población en ausencia de migración. La tasa total de fecundidad es baja en Italia y España, con 1,2 hijos por mujer en 2022, y la más baja en Corea, con una estimación de 0,7 hijos por mujer en 2023.
Las bajas tasas de fecundidad podrían provocar una disminución de la población a partir de la próxima década, y las muertes superarían a los nacimientos por primera vez en al menos medio siglo. También se prevé que el número de personas de 65 años o más por cada 100 personas en edad de trabajar se duplique de 30 en 2020 a 59 en 2060 en toda la zona de la OCDE. La consiguiente reducción de la población activa podría llevar al envejecimiento de las sociedades, lo que ejercería importantes presiones sociales y económicas sobre los gobiernos, en particular para aumentar el gasto previsional y en servicios de salud.
Una segunda tendencia importante identificada en “Panorama…” es la maternidad tardía: la edad promedio de las mujeres que dan a luz aumentó de 28,6 años en 2000 a 30,9 años en 2022. Al comparar las mujeres nacidas en 1935 y 1975, el porcentaje de mujeres sin hijos casi se duplicó en Estonia, Italia, Japón, Lituania, Polonia, Portugal y España.
Las decisiones personales de tener hijos están influenciadas por una variedad de factores, incluidas las presiones económicas y sociales de los padres, así como actitudes sociales cambiantes, como la desestigmatización de no tener hijos. «Si bien los países de la OCDE están utilizando una variedad de opciones políticas para apoyar a las familias, el costo económico y la incertidumbre financiera a largo plazo de tener hijos continúan influyendo significativamente en la decisión de las personas de convertirse en padres», dice Stefano Scarpetta, Director de Empleo, Trabajo y Asuntos Sociales de la OCDE. Y agregó que “Facilitar las decisiones de paternidad requiere un apoyo integral y confiable a las familias. Esto incluye viviendas asequibles, políticas familiares que ayuden a conciliar la vida laboral y familiar, y coherencia con otras políticas públicas que promuevan el acceso a empleos de calidad y la progresión profesional de las mujeres”.
El informe de la OCDE muestra que el aumento de los costos de la vivienda desde mediados de la década de 2010 ha complicado la formación de relaciones y familias a largo plazo, con un número cada vez mayor de jóvenes de entre 20 y 30 años que viven con sus padres por razones financieras. El acceso a viviendas más asequibles facilitaría que los jóvenes formen familias.
Dado el creciente número de hogares con dos ingresos, mejores políticas familiares que ayuden a conciliar la vida laboral y familiar ayudarían a mejorar la fecundidad. Históricamente, las tasas de empleo más altas entre las mujeres estaban vinculadas a una baja fertilidad, mientras que ahora están correlacionadas positivamente en promedio en toda la OCDE.
De acuerdo a este informe de la OCDE los países también deben considerar cómo adaptar sus estrategias políticas a un nuevo “futuro de baja fecundidad”. Esto incluye un enfoque proactivo respecto de la migración y la integración y facilitar el acceso al empleo de los grupos subrepresentados. El aumento de la productividad también ayudaría a mitigar las consecuencias económicas y fiscales de una fuerza laboral potencialmente menguante.
¿Y qué pareja le toca a la Argentina en este baile? Con el nivel de calificación de nuestra fuerza de trabajo, con la proliferación de la doble ciudadanía, y en la medida que sigamos si hacer crecer el producto bruto lo suficiente y continúe el sentido común que los salarios de morondanga en vez de ser una desgracia -en todo sentido- adecuadamente manejados son una “ventaja competitiva”, el más boludo será el anteúltimo en pagar la luz. Eso es lo más factible que suceda cuando el mundo desarrollado se enfrente a la cara hereje de la necesidad sin atenuantes. Entonces, el odio actual trasmutara a políticas que pongan efectivo para atraer a los inmigrantes y si no son morochos mejor. Ya pasó. En los ‘60 en la actual xenófoba Austria recibían a los inmigrantes en la estación de tren con la banda municipal.
Mientras tanto, una reciente investigación del Observatorio de Psicología Social Aplicada de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires (UBA) realizada entre el 19 y el 22 de junio relevó 1747 casos de siete grandes regiones del país y encontró con relación a los niveles de prejuicio que “se observa que en mayor medida se presenta hacia los inmigrantes latinoamericanos, seguido por el prejuicio hacia personas con discapacidad intelectual y el prejuicio hacia las mujeres”.