Acaba de escribir un libro que se llama “Milei y Perón”. Participa activamente en la discusión peronista. Juan Giani, licenciado en Filosofía y profesor en la Universidad Nacional de Rosario, dispara una advertencia: «¡Agarrate Catalina!», si las fuerzas del cielo y la motosierra ganan las legislativas de 2025. A su juicio, el peronismo debe sincerarse con «una autocrítica» por los «errores cometidos» de cara a la sociedad. El filósofo se juega sin rodeos por el gobernador bonaerense Axel Kicillof como el indicado para empuñar «el bastón de mariscal» del movimiento. Dice que no se trata de «jubilar» a la flamante presidenta del PJ, Cristina Kirchner, y le reconoce méritos históricos. Pero reclama «una transmisión pactada y paulatina del liderazgo».
Sostiene Giani que un frente antiMilei debería abrir los brazos también a quienes no comulgan con el kirchnerismo.
–Un artículo tuyo titulado ‘Elogio de la autocrítica’ recuerda cómo Juan Perón supo reconocer una seria equivocación.
–Sí. Perón dice: «Haber acompañado el golpe contra Hipólito Yrigoyen fue el error político más grande que cometí en mi vida».
–¿No te parece que el peronismo aún no hizo una autocrítica de la era menemista?
–Desde el punto de vista histórico, viendo a largo plazo, el mérito del kirchnerismo fue sepultar en gran medida al menemismo.
–¿De qué modo?
–Estaba yo en el Frepaso, el Frente País Solidario. En aquellos tiempos yo tenía la convicción, que luego no se mostró equivocada, de que el ciclo del peronismo que habíamos conocido se había terminado con Menen.
–Menem metió un golpe de timón, un viraje.
–Esa era mi sensación. Había sido muy brutal la reconversión al neoliberalismo.
–Recordemos que no estaba solo en su afán.
–Estuvo acompañado por la gran mayoría de los dirigentes del peronismo. Los que nos fuimos éramos una minoría.
–¿Cómo imaginaban ese fin de época?
–Pensé que el peronismo iba a terminar mal, como terminó el PRI mexicano, el Partido Revolucionario Institucional con Carlos Salinas de Gortari.
–¿Cuáles eran los puntos de comparación?
–Los de una transformación de un partido nacional y popular en una versión neoliberal. Pero eso no fue así.
–¿Por qué?
–Porque apareció Néstor Kirchner. Logró, en buena medida, recuperar lo que había sido el peronismo clásico. El peronismo de Perón o como lo quieras llamar.
–¿Cómo lo logró?
–Lo hizo ‘indultando’ a los dirigentes que habían acompañado a Menem. Entre ellos, a Miguel Ángel Pichetto, por citar el caso más evidente.
–Lideró un regreso a las fuentes.
–De alguna manera, el kirchnerismo retornó a una suerte de peronismo original. Y eso para mí es un gran mérito.
–Pero sin autocrítica clara.
–El peronismo procesó aquel momento menemista de una manera silente, mirando para otro lado.
–¿No ves al menemismo volver con otro ropaje?
–Una cosa interesante que hace Milei es reponer el ‘Momento Menem’ por decirlo. Es muy interesante desde el punto de vista simbólico.
–Milei lo reivindica.
–Lo reintroduce. Aunque Menem esté muerto, Milei lo revive. Hasta hay una agrupación mileísta llamada La Carlos Menem.
–Vuelven aquellos antagonismos.
–Hay que seguir con atención cómo lo separa del kirchnerismo. Es lo mismo que hizo Mauricio Macri.
–¿En qué sentido?
–Al decir que una cosa es el peronismo, considerando que tiene cosas buenas, y otra cosa es el kirchnerismo, que es lo malo.
–Una vieja artimaña.
–Todos nos podemos equivocar en política. La cuestión es que reconozcas tu error. Porque si no lo reconoces, cómo sé que no lo vas a volver a hacer.
–¿Todos y todas tendrán lugar en el frente antiMilei?
–Si alguien como Pichetto reconoce que cometió un gravísimo error de acompañar a Macri, se puede recibirlo de nuevo.
–Si se reconvierte.
–Que reconozca. Y que no diga que, en realidad, pasó tal o cual cosa. No, no ¡Pará! Admití la que te mandaste.
–Como una redención.
–Si los que se la mandaron están dispuestos a reconocerlo, bueno, charlemos. Eso es la autocrítica. Decir: ‘Me equivoqué, no lo voy a hacer de nuevo’.
–En la lista, hay nombres para tirar para arriba.
–Hay que nombrar al excandidato presidencial Sergio Massa también.
–Abrazar al que vuelve.
–Cuando terminaron las elecciones muchos decían: ‘¿Y dónde están los dirigentes, por qué no se ponen a la cabeza? Yo respondía que no estaba bien. Que en los primeros meses Alberto Fernández, Cristina y Massa debían tener un perfil bajo. Si perdés, no podés salir a pontificar.
–¿Fueron meses de qué tipo?
–Más de resistencia social que de resistencia política. Pero ahora tenés que salir a la palestra.
–¿Con qué argumentos?
–Decir en qué nos equivocamos. Qué pensamos de lo que está haciendo Milei. Massa está totalmente callado. Pero Cristina es al revés, está sobreexpuesta.
–¿Está mal?
–Tampoco esa sobreexposición permanente da cuenta de los errores de los que formó parte. Y Alberto está involucrado en su caso de violencia de género. El horizonte es inquietante.
–¿Quién falta en esa autocrítica?
–Hubo otras figuras importantes que tienen que ser parte de la discusión, para ser ecuánimes, como el exministro de Economía Martín Guzmán. Él explica: ¿Por qué fallé? Porque Cristina me boicoteó. O porque Federico Basualdo, en el área de Energía, no quería aumentar las tarifas.
–Discusión clave en la época albertista.
–Pero Guzmán también cometió errores. Igual creo que se lo combatió mal e injustamente. Máximo Kirchner cometió errores. Su gestión al frente del bloque de Diputados fue mala.
–¿Cómo hacer la autocrítica?
–No se trata de echarle la culpa al otro. De decir, la culpa es de fulano o fulana. Es decir qué hizo mal cada uno y una. Esto terminó muy mal. Terminó en Milei.
–¿La gente lo entiende?
–Lo más importante es lo que piensa la sociedad. Cuando hablás con un ciudadano, con el vecino, con el colega ¿qué te dicen? Que hay una responsabilidad del gobierno anterior. Que Alberto no dio la talla. Es lo que piensa el hombre común.
–¿Cómo revertir eso?
–Si no se hace el balance social, es muy difícil recuperar interlocución con la sociedad cuya confianza se quiere recuperar.
–Néstor y Cristina lideraron a muchos que pensaban diferente de ellos.
–Hay saber separar la paja del trigo. Siempre el peronismo ha tenido personajes como Daniel Scioli.
–O como Osvaldo Jaldo.
–Pichetto fue presidente del bloque de senadores en el gobierno de Cristina y terminó de vicepresidente de Macri. El peronismo tiene esos costados de flaqueza, medio moral, medio ideológico.
–¿Hay que poner límites?
–Limitar al mínimo. Hay un peronismo no kirchnerista que estuvo en Unión por la Patria. Lo vimos enfrentarse a Macri. Y están fuera del circuito del kirchnerismo. No les gusta Cristina, a Máximo no lo pueden ver ni en fotos. Pero no son ‘Jaldos’.
–¿Nombres?
–Te doy uno porque es un amigo. Mario Secco (ndr: intendente de Ensenada). Era más kirchnerista que Máximo. Si no lográs contenerlos, algo no funciona.
–La gente no entiende la interna.
–No podés pensar que son todos tipos que están con la billetera. O que los compró MIlei. Esa lógica de que si no estás conmigo, sos un traidor, no va. Nunca fue. Menos ahora que venís de una paliza electoral.
–¿La nueva presidenta del PJ lo sabe?
–Cristina es consciente de que tiene un límite. Si no, no hubiera propuesto de candidato presidencial a Alberto.
–¿No lo hizo en aras de la unidad?
–En aras de tratar de ganar la elección. Hago un reconocimiento de ella. Tuvo la inteligencia de decir: ‘Che, conmigo no alcanza’.
–El saldo resultó fallido.
–Las cosas no salieron bien. Tal vez, no por culpa de ella, sino de la historia.
–¿Y ahora quién?
–Hay uno que fue kirchnerista. Ideológicamente está bien. Es honesto. Gobierna el principal distrito del país.
–Te inclinás por Axel Kicillof.
–¡Pero cuidado! Porque si la sociedad percibe qué va a ser la versión progresista de Alberto Fernández o porque lo puso Cristina, estamos liquidados. Venimos de peleas en el gobierno y la sociedad está curada de espanto.
–¿No era que había que tomar el bastón de mariscal?
–Para la elección del presidente del PJ creo, humildemente, que se debería haber hecho un sistema de consultas. Y la primera consulta debía hacérsela a Axel. Él se enteró por Twitter ¿Cómo puede ser?
–¿Qué hacer ahora?
–Una transmisión pactada y paulatina del liderazgo, del mando. No se trata de jubilar a Cristina. No. Es una dirigente muy importante y muchos compañeros y compañeras la siguen.
–¿Está en marcha esa transmisión?
–No está pasando. Hay cortocircuitos. Estamos en un berenjenal. Hay que discutir lo programático.
–¿Estás de acuerdo en que hay sólo dos capitalismos, uno de contenido social y otro salvaje? Que no hay tercera vía, o Coreas del medio.
–Si, es así. Hay un capitalismo más neoliberal y otro más regulado.
–¿Se puede debatir ese punto?
–Ni siquiera. Hay que construir una agenda del futuro. Si se quiere volver al gobierno, hay que decir en qué te equivocaste, qué cosas corregir.
–¿La sociedad lo escuchará?
–Estamos en cortocircuito con la sociedad. Nos quitó la confianza. Nos quitó el respirador y se lo dio a Milei. Mientras no admitamos los errores, no le van a sacar el respirador a Milei. Los pueblos no se suicidan.
–Tienden a conservar.
–Siempre buscan un camino. Hay un sector de la sociedad que te bajó la palanca. No te la van a levantar hasta que no hagas autocrítica, con humildad sin soberbia, sin lastimarnos.
–Y en público.
–Claro, no hay que hacerla entre cuatro paredes. Que la sociedad escuche.
–El problema es que el campo popular está bajo fuego.
–Es difícil. Milei agrede, insulta. Estás en el fragor. Pero es un ‘déjà vu’.
–¿Por qué?
–Es la misma discusión cuando ganó Macri. Esto que estoy diciendo, lo decía en 2016. Que se iban a ir en tres meses y no se fueron. Y después se volvió a votar al peronismo. Terminó bien porque Macri no pudo reelegir. Ahora puede no terminar bien.
–Es como un alud que aplasta todo lo social y lo público.
–Si. Pero no son iguales Milei y Macri. Ahora aprendieron. El ministro Luis Caputo no hizo la de Macri de levantar el cepo y quitar la retenciones.
–El economista ultraliberal Ricardo Arriazu dijo que si Milei devalúa vuela por los aires.
–Son anarcocapitalistas en algunas cosas. En otras toman medidas heterodoxas. Al gobierno le preguntan: ‘¿Cuándo levantan el cepo, cuándo bajan los impuestos?’
–¿Cuándo?
–No comen vidrio. Si levantan el cepo, se va todo a la banquina. Vamos a llegar al 2025 con cepo ¿Y por qué no se le va ir todo a la banquina? Porque no se le fue a Macri.
–¿Por qué?
–Porque el capitalismo global y los grandes capitalistas argentinos quieren que le vaya bien al gobierno.
–Aplauden sus vetos contra universidades y jubilados.
–Antes de que ganara Donald Trump en Estados Unidos, yo decía que si a Milei le faltan dólares se los van a prestar. Ahora lo digo más todavía. Harán una ‘vaquita’ y se la van a dar.
–Tampoco se sabe si a Milei le va a alcanzar.
–Soy bien práctico. Estoy pensando en las legislativas de octubre del 2025. Si las ganan ¡agarrate Catalina!
–Es como una presidencial.
–Si colocamos en el centro del dispositivo de la conducción política a una figura que, por buenas o malas razones, genera conflicto en el peronismo y tiene un límite en la sociedad, nos estamos equivocando. Y si vamos a buscar un peronista de derecha, digo no.
–¿No ves una demora en la discusión programática?
–Si porque estamos enfrascados en otra cosa. La experiencia de 2003-2015 fue virtuosa. Se lo reconozco a Cristina.
–¿No sirve como referencia?
–Es que también hay que revisar que se cometieron errores. Llevaron a que ganara Macri. No podés repetir una suerte de relato mítico.
–Es parte del ADN peronista.
–Si se tiene una visión totalmente idílica del pasado y pensás que lo que pasó es todo culpa de Alberto, estamos en problemas. Es buscar un chivo expiatorio.
–¿Qué revisar de lo mal hecho?
–Massa puso de viceministro de Economía a Gabriel Rubinstein.
–Un liberal promercados.
–Es como poner a Carlos Melconian. Hay que reconocer errores.
–¿No es un error hablar en Argentina de derechas e izquierdas? ¿No es mejor patria o colonia?
–Sí, comparto. Hay que usar otras palabras.
–¿Qué se puede esperar de un gobierno de Trump?
–No quiero apresurar. Tampoco soy un experto en geopolítica. Pero demócratas y republicanos son variantes del Imperio. La invasión de Bahía Cochinos en Cuba fue en la época de John Kennedy. La guerra de Vietnam la empezaron los demócratas.
–Pero habrá viento a favor de Milei.
–Le da aire. Eso sí. Todo ese discurso ultraderechista en lo moral coincide. No sería raro pensar que si el tipo necesita una mano financiera, Trump se la va a dar. Pero hay que verificarlo. Es una hipótesis. Es probable que sea así.
. E parece muy didáctica la manera de redacción. Generando preguntas y respuestas cortas que van llevando a las lectoras y lectores en una comprensión casi instantánea de lo que se está intentando transmitir.
El pensamiento de Juan Giani es sencillo y fácil de comprender por la media sin rebusques ni eufemismos.