Historias para entender el fondo de la cripta

El escenario de las criptomonedas está enmarcado en el objetivo de los Estados Unidos de preservar los privilegios aristocráticos del dólar como moneda mundial. El Estado puede ser capturado. Su criatura por excelencia, que es la moneda, no. Qué pasa con las stablecoins frente a los eurodólares.

Para contar los detalles más escabrosos del criptogate se extraña al Guardián de la Cripta. El vértice del ejecutivo luce lóbrego, fosco. El arrested development de la opereta bufa de la $LIBRA continúa a su peculiar ritmo, marcado por el gobierno que descarga muy lejos de ese difícil tarro, con sus votantes desconsolados que buscan sin encontrar algo para seguir creyendo en lo níveo de Blanca Nieves. Mientras tanto,  los opositores que no presentan alternativas factibles.

En tanto, algunos movimientos en la economía mundial -coyuntural y estructuralmente- están emitiendo señales que hablan de que lo que ya mostró el President of the United States, POTUS, Donald Trump en materia de guerra comercial y convencional. El trasfondo de este comportamiento del POTUS 47 tiene su relación –y sus contradicciones- con las criptomonedas y ese capricho insensato de deshacer el Estado para pagar menos impuestos. 

La administración Trump creó el DOGE (Department of Government Efficiency: Departamento de Eficiencia Gubernamental). Casi un año antes, la administración Milei puso en marcha Ministerio de Desregulación y Transformación del Estado. El primero a cargo de Elon Musk, un doppelgänger del nada santo Federico Adolfo Sturzenegger que está en la cabeza del segundo. 

A ambos experimentos les corren las generales de la ley de una opinión que está tomando consenso a escala global, incluso entre conservadores de fuste: que el adelgazamiento profundo del Estado que pretenden Trump y Milei va a derrapar hacia la captura del Leviatán por un puñado de grandes grupos económicos para ponerlo a su servicio, en desmedro del ciudadano de a pie. Algo de eso también hay en la fétida atmósfera que se respira en torno a $LIBRA.

La captura

Daniel Kaufmann un economista de dilatada trayectoria en organismos internacionales como la OCDE y el Banco Mundial, actual presidente emérito del Natural Resource Governance Institute (NRGI), en el ámbito de la Governance Action Hub (Centro de Acciones para la Gobernabilidad) desde hace años lleva investigando la captura del Estado. Además de haber escrito y seguir escribiendo papers de esos temas, trabaja sobre un conjunto de datos e índices asociados.

Kaufmann señala que el concepto de captura del Estado “desafía las nociones convencionales sobre la corrupción, su medición y su definición tradicional como ‘el abuso del cargo público para obtener beneficios privados’”. Recuenta que “cuando se propuso la noción de captura del Estado hace un cuarto de siglo, la atención se centró inicialmente en poderosos actores no estatales que ejercían una influencia indebida sobre el Estado o lo “capturaban”. Las mediciones iniciales se basaron en un estudio de economías postsocialistas en transición. Desde entonces, muchos académicos también han incluido a los actores estatales como potenciales captores de las reglas del juego”.

Este proceso condujo a Kaufman a calcular un “índice inicial de captura del Estado a nivel mundial que mide la evolución de la captura del Estado en 172 países a lo largo de casi tres décadas. Los resultados indican diferencias importantes entre las medidas tradicionales de corrupción y las de captura del Estado en muchos países, y en particular una prevalencia relativamente mayor de la captura del Estado en comparación con las medidas tradicionales de corrupción en las economías avanzadas”. 

El Índice de captura del Estado (SCI, por su sigla en inglés) en cero implica Estado no capturado, en 100 Estado completamente capturado. Se dio a conocer a fines de 2023 con datos disponibles desde 1996 hasta 2022. El índice está calculado utilizando datos tres componentes. Los tres componentes del SCI son: Estado de derecho corrupto y capturado (CCRL), acceso político y políticas capturados (CPAP) y entorno propicio capturado (CENE). 

Para la Argentina el índice SCI en el lapso 2027-2019 dio 39 y para el lapso 2020-2022 dio 35,9. A modo de comparación para mismos lapsos en los Estados Unidos el SCI fue de 32,2 y 30,3 y para Brasil 64,9 y 67,4. Rusia para 2020-2022 tiene un índice de 90,3 y Chile de 28,4.

¿Cómo nos irá?

Qué tan confiable o útil es ese índice es un tema. Pero seguramente con la última tentación de la cripto $LIBRA es para prever que empeoraremos bastante la posición en el ranking. Esto además, considerando, lo que está buscando la regulación no capturada que ocurra con las criptomonedas. 

En realidad si hay alguna cosa que por definición no puede ser capturada es la moneda. Esa criatura del Estado, tiene la cualidad de ser poder político impreso. Como se sabe la gloria se comparte, el poder no. Por cierto esa áspera y desalmada realidad nunca disuadió a los libertarios de ilusionarse con el despropósito de la emisión privada de moneda que falsamente prometen las cripto.

La irrupción de las cripto alimentó el mito de la moneda privada libertaria como pocas cosas imaginables lo hubieran hecho. En cambio, la realidad del dólar como moneda que expresa el poder mundial de quien los emite, y como se encarama en el universo cripto, no deja dudas de que se trata del comportamiento racional del Estado en la arena global, signado por la búsqueda de poder. 

Esto se observa cuando se escombra la contradicción que enfrenta el dólar como moneda mundial y el protagonismo que le asigna a los activos digitales los decretos que firmó Trump el jueves 23 de enero. 

Como toda cosa que existe el dólar tiene su contradicción. El asunto viene dado por el papel clave de la remuneración vía tasa de interés de los excedentes monetarios. Desde el momento en que el dólar norteamericano se convirtió en la moneda internacional, el mundo necesita una cierta cantidad de dólares para alimentar las reservas de sus bancos centrales y las cuentas en los bancos comerciales y otros canales de circulación. Esta cantidad únicamente puede ser proporcionada por el déficit de la cuenta corriente (CuCo) de la balanza de pagos de los Estados Unidos. Recordemos que la CuCo se compone de la balanza comercial (exportaciones menos importaciones) y la balanza por remuneración de los factores productivos (interés y dividendos que se cobran menos los que se pagan por ambos conceptos, incluidas también las partidas por remuneraciones al factor trabajo y las remesas).

Para que Estados Unidos funcione como emisor de la moneda internacional, el mundo tiene que ofrecer a los Estados Unidos una cierta cantidad de bienes y servicios reales a cambio de activos monetarios, cuyo no-pago es la condición misma del funcionamiento del sistema, ya que su extinción significaría el cese del comercio. Esto, hasta la saturación de las necesidades de la circulación mundial teniendo en cuenta el crecimiento secular de esa circulación.

Los Estados Unidos entonces reciben sin contrapartida, no sólo la transferencia inicial necesaria para poner en marcha el sistema, sino también una anualidad perpetua que expresa su expansión normal en el tiempo.

Es aquí donde aparece el papel crucial de los intereses. En razón de que su tasa normalmente supera la tasa de crecimiento del comercio mundial. En consecuencia, si esos activos monetarios son remunerados, convirtiéndose por eso en activos financieros –y todo dólar que sale de Estados Unidos deja de ser moneda para ser activo financiero porque hay que pagar intereses para moverlo-, no sólo el mundo no necesita un nuevo aporte de dinero «primario» para cubrir el saldo representado por el crecimiento, sino que este superávit de intereses hace que el mismo stock inicial se vuelva gradualmente súper abundante, y por lo tanto reembolsable. 

En ese momento desaparece el privilegio aristocrático de pagar con la propia moneda -que no cuesta nada más que imprimirla- las importaciones. Esta no es una simple diferencia cuantitativa – esto es un cambio de la naturaleza. Estados Unidos deja de ser un deudor «eminente». La deuda es degradada. Al nivel de la expresión contable, el déficit por cuenta corriente podrá subsistir, ya que los intereses ganados por el resto del mundo se registran como pasivos en su balance externo. Pero este déficit no representa más una entrada de valores reales sino de «servicios» financieros. El extranjero no le da más productos del trabajo por sus signos. Le da signos por signos. 

Y en la medida que los intereses en cuestión superen el déficit total de la balanza por cuenta corriente, compensado por el saldo positivo de la sub-balanza comercial, la situación se invierte completamente y ahora es el extranjero quien da signos por valores reales. Es eso lo que quiere evitar Trump y también quiso Biden: que el déficit de la cuenta corriente supere al de la cuenta comercial. Eso pasaría si los dólares acumulados en el exterior (los eurodólares) se siguen acumulando peligrosamente para el interés norteamericano.

El proteccionismo es entonces un tiro a dos pájaros. Uno a las propias multinacionales norteamericanas para evitar la sangría innecesaria de inversiones en China que terminan rompiendo el mercado interno norteamericano. El otro, en lo posible secar la plaza y evitar pagar los intereses crecientes de la deuda externa norteamericana.

Eurodólares

Eurodólares se denomina todo dólar que sale de Estados Unidos. Esa denominación tiene su historia. Cuando después de la Segunda Guerra el dólar comenzó a consolidarse como moneda mundial uno de los primeros bancos que se involucró en el negocio en la década de 1950 fue el “Eurobank”. Con el tiempo, los “dólares de Eurobank” se convirtieron simplemente en “eurodólares”. Hoy en día, el sistema del eurodólar es gigantesco –según algunos cálculos lo valúan en 53 billones de dólares- y genera esa aprensión a la dirigencia norteamericana.

¿Y esto que tiene que ver con las cripto? “El sector de los activos digitales desempeña un papel crucial en la innovación y el desarrollo económico de Estados Unidos, así como en el liderazgo internacional de nuestra nación. Por lo tanto, la política de mi Administración es apoyar el crecimiento y el uso responsables de los activos digitales, la tecnología blockchain y las tecnologías relacionadas en todos los sectores de la economía”, dice la orden ejecutiva firmada por el POTUS 47 el 23 de enero.

La orden ejecutiva también va contra las monedas digitales de los bancos centrales. Al respecto, en la orden ejecutiva se propende a “tomar medidas para proteger a los estadounidenses de los riesgos de las monedas digitales de bancos centrales (CBDC), que amenazan la estabilidad del sistema financiero, la privacidad individual y la soberanía de Estados Unidos, incluso prohibiendo el establecimiento, la emisión, la circulación y el uso de las CBDC dentro de la jurisdicción de Estados Unidos”. La orden ejecutiva prohíbe desarrollar el dólar digital. 

La orden ejecutiva le da un plazo de seis meses a un grupo que creó el mismo instituto, para que genere el plexo regulatorio que haga operativo la actividad con el objetivo de “proteger y promover la capacidad de los ciudadanos individuales y de las entidades del sector privado para acceder y utilizar con fines lícitos las redes públicas abiertas de blockchain sin persecución, incluida la capacidad de desarrollar y desplegar software, participar en la minería y la validación, realizar transacciones con otras personas sin censura ilícita y mantener la auto custodia de los activos digitales”. Así se persigue “claridad y certidumbre regulatorias basadas en regulaciones tecnológicamente neutrales, marcos que tengan en cuenta las tecnologías emergentes, toma de decisiones transparente y límites regulatorios jurisdiccionales bien definidos”.

Una de piratas

Para buena parte de los operadores de los mercados, lo que caracteriza el accionar regulatorio de Trump en el plano financiero es el sentimiento de que en la primera de cambio todo se vaya por el sumidero. El editorial del Financial Times del 17 de febrero ilustra el punto. Dice el bicentenario matutino londinense que “El temerario experimento de Trump con la desregulación financiera” es impulsado por la “reducción irreflexiva de la burocracia” lo que “supone una amenaza para la estabilidad del mercado”.

Y en lo específico del universo cripto el editorial del Financial advierte que “La aceptación de las criptomonedas por parte de Trump es particularmente preocupante. Ha sentado las bases para una posible reserva estratégica nacional de tokens especulativos, ha respaldado proyectos de criptomonedas lanzados por sus hijos y ha creado su propia moneda meme. Los cambios propuestos recientemente a las directrices contables también facilitarían mucho a los bancos y a los gestores de activos la tenencia de tokens criptográficos, una medida que acerca el activo altamente volátil al corazón del sistema financiero”.

Del estado de situación descripto el board del Financial infiere que “Adonde vaya el sistema bancario estadounidense, otros grandes centros financieros se verán tentados de seguir su ejemplo. La UE y el Reino Unido ya han dado marcha atrás en la imposición de requisitos de capital onerosos para los bancos en el marco del “juego final” de Basilea III, siguiendo el ejemplo de Estados Unidos. Pero dada la amplitud de los planes de Estados Unidos para reducir drásticamente la burocracia financiera, sigue existiendo el riesgo de una carrera más amplia hacia el abismo en materia de normas regulatorias”.

Stablecoins

El mucho ruido es para la poca nuez de las llamadas stablecoins, que son criptomonedas respaldadas en una divisa real. Ese es el núcleo de la orden ejecutiva de marras, por eso –además- se propone “proteger y promover un acceso justo y abierto a los servicios bancarios para todos los ciudadanos y entidades del sector privado respetuosos de la ley”. 

Adam Tooze lanza: “Si quieres entender por qué las criptomonedas están realmente haciendo avances serios con el dinero y la política de Washington, escucha a Austin Campbell, profesor de la Stern School of Business de la Universidad de Nueva York y director ejecutivo de la empresa de monedas estables (stablecoins) WSPN USA”. ¿Cuál es realmente el caso para usar stablecoins? ¿Para qué sirven estas construcciones complicadas? Según Tooze la respuesta de Campbell es reveladora: “Eurodólares. Las monedas estables terminarán desplazando a los eurodólares”.

¿Con cuál ventaja? Qué son activos como el oro, no generan interés. Valen de acuerdo a su cotización. Y si no generan interés el dólar ni pestañea y se retrae el punto crucial de los intereses que debe pagar un dólar que deja las fronteras norteamericanas. 

Tooze se pregunta: “¿Si los eurodólares son depósitos en el extranjero y préstamos en dólares, ¿qué son las monedas estables? ¿Y por qué se podría pensar que estos sistemas se superponen o que uno reemplaza al otro?”. 

La respuesta es que si los eurodólares son dólares que circulan en el exterior, las monedas estables son criptoactivos en cadena que están vinculados al sistema financiero convencional (es decir, fuera de la cadena). Dado que los dólares son la moneda principal del sistema financiero convencional, las monedas estables son, como los eurodólares, una especie de híbrido. Son vínculos entre el mundo de las criptomonedas en cadena y el sistema del dólar fuera de la cadena, explica el historiador inglés.

Por el momento las monedas estables son solo una pequeña parte del espacio criptográfico en términos de capitalización de mercado, pero su fungibilidad les otorga un papel dominante en las transacciones. En este sentido, cumplen una función similar a la de los eurodólares en la financiación del comercio mundial.

La cuestión crucial es la de la paridad. En la breve historia de las stablecoins los intentos de anclarlas en la paridad utilizan técnicas que son familiares a lo largo de siglos de práctica bancaria. Se basan esencialmente en el respaldo uno a uno de su emisión de monedas estables mediante depósitos en dólares, o algún tipo de cobertura de reserva fraccionaria. Esto las convierte en algo así como una caja de conversión bien respaldada, en la que una moneda extranjera está vinculada al dólar, o como un banco de eurodólares.

Solo por oro

Más en criollo con las stablecoins están queriendo construir un lingote de oro electrónico con las mismas propiedades que el lingote original. Si están embistiendo contra un molino de viento es un asunto que no debe hacer perder de vista que están en eso. Tan incipiente esto todo esto que el término «stablecoin (moneda estable)» no tiene una clasificación internacional establecida, y dichas monedas pueden no ser realmente estables y pueden plantear riesgos similares a los de otros criptoactivos. En cualquier caso, si la apuesta es muy grande, el premio para los norteamericanos es mucho mayor: ya ni pagar intereses al mundo por el uso que éste hace de los dólares. 

A todo esto, el oro real, el de siempre está atravesando una coyuntura alcista muy singular. Los lingotes están yendo masivamente desde el Reino Unido a Nueva York en vuelos comerciales, ya que la especulación global sobre una guerra comercial impulsada por las políticas del presidente Trump ha llevado a las instituciones financieras a hacerse de oro.

¿Por qué? Por un lado, los inversores están preocupados de que Trump instituya un arancel al oro, por lo que están ansiosos por introducirlo en los Estados Unidos antes de que entre en vigencia ese impuesto. Pero el oro también está acumulando millas de viajero frecuente porque esos temores sobre los aranceles han dado lugar a una brecha entre los precios del oro físico en el Reino Unido, donde lo alberga el Banco de Inglaterra, y en Nueva York, donde se venden contratos de futuros sobre el oro.

Los futuros del oro están en un máximo histórico, cerrando la semana pasada a 2.909 dólares en Nueva York. Los precios del oro por onza en Londres han cotizado unos 20 dólares más bajos por onza, una diferencia muy inusual. Esto presenta a los traders una oportunidad de arbitraje para ganar dinero enviando oro de Londres a Nueva York y encanutarse los 20 dólares de diferencia.

Si el Toto está en la cola para conseguir repatriar oro que fleto desde el Banco Central hace unos meses, es posible que tenga para largo. Los tiempos de espera para recuperar lingotes de la bóveda del Banco de Inglaterra se han disparado hasta ocho semanas en su lucha por satisfacer la demanda.

El escándalo de la $LIBRA está envuelto en la pulsión de la moneda privada que late en las criptomonedas. Resulta que el Estado que emite la moneda mundial vio en la innovación tecnológica que por fin el sueño de los alquimistas se hizo realidad. La imposibilidad de trasmutar piedra en oro la superó con los bytes.

Qué gente distraída que son estos libertarios. Creen que encontraron la piedra filosofal de la moneda privada y –en realidad- va camino a convertirse en el paroxismo del Leviatán. ¿Habrán estafado por la bronca que les dio que la realidad los haya estafado? Vaya a saber uno.

Lo cierto es que “»¿Puedes decirme dónde está mi país?/ Preguntó el unifauno a los ojos de su amada/ «¡Está conmigo!», gritó la Reina de la Guillotina/ Por su mercancía él canjeó su botín / “Última edición”, grito una voz entre la multitud / “Lo viejo se muere”, la nota que dejó estaba firmada/ “Viejo padre Potomac”. Al parecer se ahogó; vendiendo Argentina por la libra”. Algo así dice la canción “Bailando con el caballero iluminado por la luna”, de Genesis, la primera del disco “Vendiendo Inglaterra por una libra”. Curiosa asimilación: “¡Sigue! Hasta que el oro se quede frío”.


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