Desafíos del presidente de la Cámara de Diputados, Arthur Lira, que juega a dos puntas y también coquetea con Bolsonaro, mientras los militares reivindican los 60 años del golpe militar de 1964.
No fueron sólo las encuestas de opinión las que le causaron problemas en los últimos días al presidente Lula, quien incluso convocó por sorpresa una reunión ministerial para el próximo lunes 18 de marzo.
Otros dos episodios también debieron dejar a Lula al menos decepcionado y, por qué no decirlo, incluso con la sensación de haber sido traicionado por los militares y por el presidente de la Cámara de Diputados Arthur Lira.
Aunque Lula prohibió al gobierno realizar actividades para conmemorar los 60 años del golpe, decisión considerada errónea y muy criticada, el Club Militar programó un almuerzo para celebrar los “60 años del Movimiento Democrático del 31 de marzo de 1964”.
Si bien el Club Militar es una entidad privada, la institución funciona muchas veces como ventrílocuo de los altos mandos de las Fuerzas Armadas. Un portavoz político de los cuarteles.
La celebración del golpe de 1964 como “Movimiento Democrático” es una actividad ilícita, pues condona dos crímenes cometidos por militares en la ruptura institucional del 31 de marzo de 1964: [1] el crimen de abolición violenta del Estado de Derecho, y [2] el delito de deponer al presidente legítimamente electo, João Goulart. Estos dos delitos están tipificados en los artículos 359-L y 359-M del Código Penal brasileño.
Por tanto, el acontecimiento parece una provocación cuartelaria. Es una barbaridad. Una bofetada dada por los militares en la cara de Lula incluso después de su gesto equivocado de “no pensar en el pasado”.
En este caso, es significativo el silencio de los comandantes de las tres Fuerzas ante la provocativa e ilícita iniciativa del Club Militar.
Arthur Lira, tampoco se queda atrás de los militares en términos de traición, ingratitud y deslealtad hacia Lula, que le ha hecho muchas concesiones y ha respondido a muchos de sus chantajes, extorsiones y acosos.
En el gobierno de Lula, al que se opone ideológica y programáticamente, Lira obtuvo récords de enmiendas parlamentarias. Su pandilla ya ganó ministerios, la Caja Económica Federal, direcciones y otros beneficios. Y Lira todavía afirma haber obtenido el apoyo de Lula para convertirlo en su sucesor en la presidencia de la Cámara.
Todo esto, sin embargo, parece insuficiente para que Lira le pague al gobierno con un mínimo de lealtad política e institucional.
Este martes 12 de marzo, Lira cenó con Bolsonaro y el gobernador de São Paulo Tarcísio de Freitas en la sede del PL.
Como plato fuerte de la cena, compartieron la articulación de la candidatura del bloque de derecha y extrema derecha para derrotar al propio Lula en 2026.
El encuentro de Lira con Bolsonaro se produce en medio de otra grave derrota que le impuso a la base del gobierno. Esta vez, el reparto de comisiones estratégicas de la Cámara en favor del PL, el partido de Bolsonaro, dejó al gobierno aún más a la defensiva e infló el valor del peaje que Lula deberá pagar él mismo, Lira.
El presidente Lula hizo concesiones y más concesiones a Arthur Lira y a los altos mandos de las Fuerzas Armadas, y por esta razón sufrió una tensión considerable en su base social y sus aliados políticos.
Sin embargo, a pesar de tales concesiones, Lula no rcibió a cambio reciprocidad política e institucional de Lira y los militares, sino más bien bofetadas.
cria cuervos…