El Gobierno quiere reducir el costo empresario y liquidar la capacidad negociadora de los gremios. Un panorama completo sobre qué cosas habría que cambiar para una verdadera reforma que mejore las relaciones del trabajo.
Tanto el DNU como la “Ley ómnibus” del presidente Milei han generado múltiples críticas y decenas de artículos a favor y en contra. Resulta sorprendente que la mayoría de los periodistas, hacia un lado y hacia el otro del espectro político coincidan en la necesidad y urgencia de una “reforma laboral”. Pero ¿a qué se refieren?
Una lectura detallada de las propuestas en materia laboral, que fueron rechazadas por la Justicia tanto en primera como segunda instancia a instancias de reclamos de la CGT y la CTA, muestra que sus artículos no apuntan a una reforma estructural cuyo objetivo es el de actualizar y mejorar el sistema de relaciones laborales. Al contrario. Se concentran en dos cuestiones: reducir el costo empresario y debilitar las capacidades de los gremios. Sabemos que esta no es la solución. Por eso es interesante revisar esta visión restrictiva del problema, en el marco de los múltiples desafíos que enfrenta el mundo del trabajo en esta década del XXI,
Por un lado, una revisión del articulado muestra que uno de los principales objetivos del DNU apunta a la reducción de aportes patronales. Recordemos que, entre otras cosas, los aportes previsionales constituyen un salario diferido para el trabajador , en tanto impactan en su futura jubilación. (Actualmente, las empresas contribuyen con el 16% de la jubilación, el 2% del PAMI, el 6% de la obra social, el 1,5% del Fondo Nacional de Empleo, el 0,3% del Seguro de Vida Obligatorio y la ART. Los trabajadores aportan, por su parte, el 11% de la jubilación, el 3% del PAMI y el 3% de la obra social).
Promueve la extensión del período de prueba, pues se pasa de los tres meses a los ocho. Para determinar si un trabajador estaría en condiciones de ser contratado como formal, resulta un poco exagerado, ¿no?
En esa misma orientación, se promueve cambiar el sistema indemnizatorio reduciendo los montos y los ítems que suelen ser remuneratorios y que, mediante este esquema quedan excluidos. También busca el DNU la desindexación de los intereses por indemnizaciones. De esa manera se inmiscuye en el ámbito judicial, ya que se trata de una fórmula establecida por la misma Justicia para reducir el efecto de la demora de los procesos judiciales sobre el trabajador litigante, y eso en un país con alta inflación.
La eliminación de las multas por registración deficiente incita, de algún modo, a no registrar el empleo.
Por otro lado, se promueven una serie de medidas que debilitan la acción gremial. En idéntica orientación va el Fondo de cese laboral, de aceptación “voluntaria” por gremio, por el cual empleadores y trabajadores aportan mensualmente para cubrir el costo de los despidos.
Quiere reducir la Cuota solidaria, surgida de acuerdos entre empresas y gremios por los que un pequeño porcentaje de la masa salarial del conjunto de los trabajadores va al sindicato (se trate de afiliados y no afiliados) y la propuesta es que cada trabajador dé explícitamente su aprobación.
Desde ese énfasis del DNU se plantean no pocos interrogantes: ¿se trata de una Reforma Laboral o simplemente lo que está en juego es la desregulación de las obligaciones del sector empresario y un fuerte debilitamiento de los sindicatos? ¿Ese modelo de Relaciones Laborales es lo que se necesita para la modernización y actualización del mundo del trabajo en Argentina?
En primer lugar, sabemos que habría que avanzar en materia de cambios y de adaptación a los cambios en el mundo del trabajo. Pero lo principal no es un tema de costos empresarios o de restricciones gremiales. Lo que debería estar en juego es abordar derechos y nuevos derechos, considerando las nuevas figuras laborales. Hay transformaciones profundas en la esfera del trabajo, en las tareas que se realizan, en el empleo, en los sistemas de producción o en las modalidades de contratación que es preciso considerar para apuntar a una reforma estructural y sostenible.
El mundo de la producción y el trabajo cambió sus alcances y está en permanente transformación. Como dice María L Vega de la OIT: “Tiempo, espacio, lugar y medio ambiente en el lugar de trabajo se convierten en nuevos conceptos mucho más amplios y con significados diferentes a los que ostentaron hace no muchos años”.
En materia de trabajo y tecnología el trabajo está cambiando desde hace mucho tiempo con mayor o menor velocidad. Es el corolario de las variaciones de los sistemas de producción (cadenas globales de valor, tercerización, subcontratación) y el desarrollo tecnológico (la informatización, automación y digitalización, las ciencias que se combinan con tecnologías que dan lugar a la Industria 4.0 y ahora, la inteligencia artificial que abre nuevos desafío en materia de empleo y de calificaciones y competencias).
Para mencionar algunos elementos clave:
*La influencia de la minería de datos, el big data, la inteligencia artificial (AI) y la gestión por algoritmos actúa y actuará de forma novedosa en las relaciones del trabajo y en las relaciones sociales en general. En las relaciones del trabajo, la gestión por algoritmos introdujo también nuevas formas de control. El incremento del teletrabajo, el trabajo a distancia, a través de plataformas, la automatización y robotización, entre otras, generaron nuevas modalidades de trabajo en las oficinas, en las fábricas y en el domicilio, a la vez que hay una emergencia de nuevas desigualdades, ampliación de brechas y crisis en las representaciones
*El rol de los algoritmos y de la propiedad de los datos, y nuevas formas de control y disciplinamiento como bien desarrolla S Zuboff en su libro “La era del capitalismo de vigilancia”. También emergen los nuevos “derechos de la digitalización, o “los derechos del entorno digital”, ya implantados en Europa.
En términos de nuevas modalidades de contratación y producción tengamos en cuenta lo que sigue:
*Las nuevas modalidades de contratación son muchas de baja calidad, como el trabajo por plataformas, pero en esta categoría se encuentran también trabajos de alta calificación, en especial los vinculados con la economía del conocimiento. Incluye el trabajo a distancia, a menudo freelance de alta y de baja calificación. En la industria argentina del software más del 13% de los trabajadores trabajan o cobran parte o todo su salario fuera del país (Rabosto, 2023);
*Incremento de la segmentación del mercado de trabajo, en muchos subgrupos con necesidades diferentes y problemas de distinto tipo. Ya no se trata solo de la segmentación entre trabajadores formales e informales. Se genera cada vez mayor desigualdad, al interior de los países y entre países, entre varones y mujeres, entre poblaciones nativas y migrantes, entre trabajadores formales e informales, entre los trabajadores de los sectores de mayor productividad y los de menos, etc. Hay muchos escenarios en transformación
*Hay que avanzar en la regulación del trabajo en plataformas – a partir de la figura de Estatuto- contemplando el universo de garantías laborales e introduciendo derechos y obligaciones, vinculados con las características de los trabajos específicos. Emergen también nuevas subjetividades (divorcio de los sectores medios con las clases bajas, y mayor heterogeneidad en los sectores populares que dificulta el viejo modelo de solidaridades)
*La estructura productiva continúa segmentada y hay que poner todos los esfuerzos para una mejora y modernización que abarque a todos los sectores. Hay que entender que si bien la manufactura es importante en términos de calidad de los puestos y de salarios, los servicios (a las empresas, sectores de industria de conocimiento), las actividades extractivas (minería y petróleo) e incluso el comercio deben ser incluidos en el esfuerzo de un cambio estructural. La economía social y popular debe ser considerada en su especificidad, pero, sobre todo, para su inclusión.
*La productividad es un problema del país. Las nuevas teorías y abordajes la toman como un concepto sistémico y resultado de la combinación de múltiples variables: tecnología, sector de la producción, innovación y gestión de la fuerza de trabajo. Es central avanzar sobre una mejora de la productividad, acompañada con las instituciones laborales adecuadas, que signifiquen también una mejora de la distribución del ingreso.
*Sabemos que no se crean puestos de trabajo con reducción de los aportes patronales, una experiencia que ya se aplicó en los ‘90. En ese periodo, junto con la reducción de aportes crecieron el desempleo y la informalidad.
*A este conglomerado de transformaciones se le suma una crisis institucional, en todos los órdenes, que se juega en la Argentina, en América Latina y en el mundo. Las instituciones juegan un papel importantísimo en la gobernabilidad del orden social y particularmente en la construcción de la igualdad y la inclusión social y su debilitamiento atenta contra los derechos laborales y la equidad en el mundo del trabajo.
En cuanto a la temática de la educación y formación de capacidades, éstos son algunos factores a considerar:
*La recuperación del crecimiento económico sostenido con productividad e inclusión social se fortalece, en materia de empleo, con el desarrollo de las cualificaciones disponibles en la población económicamente activa (PEA). Progresivamente, los puestos de trabajo se están transformando, y lo van a seguir haciendo y nuevas competencias laborales se pondrán en juego para abordar tareas diferentes, a veces más complejas, y otras más simples, aun en las mismas posiciones de trabajo. Esto significa que la población económicamente activa deberá detentar mayores niveles educativos y haber sistematizado saberes prácticos, a través de acciones de educación formal y formación profesional continua con el fin de alcanzar niveles de cualificación media. Estos niveles de cualificación podrán aportar mayor competitividad al país y mejorar, así, vía mejores salarios, la distribución del ingreso
*En otro orden, es importante avanzar en una institucionalización de la economía de cuidados, por los cambios en los modelos de familia y la tarea de cuidados de menores y mayores, que permitirían generar nuevos puestos de trabajo, especialmente para las mujeres y permitir a otras salir al mercado de trabajo.
*De resultado de todo este mosaico de transformaciones hay que avanzar con cambios innovadores y no aplicar viejas recetas. El consenso es la metodología adecuada para ello. La Argentina tiene una importante tradición de diálogo social y es vital respetarla. Una forma de diálogo es la negociación colectiva entre sindicatos y representantes empresarios.
En síntesis, hay una compleja superposición de las viejas agendas de los estudios laborales con las nuevas, una suerte de stock de temas pendientes que desafía a quienes se ocupan de estudiar, construir y revisar las instituciones, las normas y las formas adecuadas a los nuevos contextos. Bajar costos laborales y debilitar a las organizaciones gremiales no se presentan como los principales dilemas de una problemática tan compleja. En todo caso, no se trata de una reforma laboral.
Como señalaba Joan Subirats, politólogo catalán, en relación con la pandemia, estamos enfrentando fenómenos del siglo XXI con miradas del siglo XX e instrumentos del XIX. El razonamiento se aplica in toto al mundo del trabajo. Y nos interpela.
Obviamente para mí el Dnu apunta a la mayor precarización laboral.Tampoco nadie habla de las agencias de empleo en las cuales un trabajador pude estar contratado por termino indefinido.