Malamud: “Milei no quiere negociar, quiere pegarte”

De paso por la Argentina, donde nació, el politólogo Andrés Malamud explica por qué con este presidente la forma de hacer política funciona al revés de todo lo conocido.

Llegado a su tercer mes de gobierno, Javier Milei camina con pies de barro por tres escenarios inestables. No cuenta con un respaldo cómodo en el Congreso, su imagen positiva aún supera levemente la negativa aunque con tendencia a la baja, y agudizó una crisis económica persistente donde la única expectativa es reducir el ritmo de inflación “para ganar tiempo”. La frase es del analista político argentino Andrés Malamud. 

Este profesor de la Universidad de Lisboa dialogó con ¿Y ahora qué? en su breve paso por Buenos Aires. En esta charla, Malamud se refirió a los tres escudos que Milei debe atender para sobrevivir y llegar sin lesiones a las elecciones intermedias del año próximo. El escudo legislativo no está garantizado y allí los gobernadores pueden ser aliados para conseguir reformas o ser un obstáculo insalvable si presionan en conjunto. El escudo popular tampoco es un frente fácil. Los eminentes tarifazos y la constante pérdida del poder adquisitivo pueden erosionar su popularidad. Finalmente, la crisis económica persistente podría revertirse con la liquidación de la cosecha gruesa, advierte Malamud. Para entonces, advierte este politólogo, Milei tendrá dos caminos: “reparte o dolariza”.  

– La estrategia discursiva de Javier Milei en la apertura de sesiones, ¿es una aceleración de su postura o un freno para negociar?

– Milei tiene una estrategia aparentemente clásica de negociación: jugar al policía bueno y al policía malo. En la estrategia clásica, el policía malo es el que te aprieta y el policía bueno, el que te sonsaca. En ese caso, el que obtiene el resultado es el bueno, porque te asusta con el malo. Milei juega al revés.

– ¿En qué se distingue su estrategia de la clásica? 

– Manda a los buenos y después él te aprieta y consigue el resultado. Él es el policía malo y es el que gana el crédito. Hasta ahora era al revés, el presidente era el concesivo mientras que el ministro de interior, el jefe de gabinete o el presidente del bloque de diputados era el que tiraba los petardos. Milei invirtió esa ecuación. Pero no conocemos casos ni películas en los que funcione así. Si él lo logra, habrá invertido la estrategia; mostrando que el policía bueno te miente y te ablanda mientras que el duro te doblega.

– Las convocatorias al Pacto de Mayo así como la reunión de los gobernadores con el gobierno de hace unos días, ¿forman parte de esta estrategia?

– Por los estudios sobre el sindicalismo argentino sabemos que la estrategia es golpear para negociar; es típico de la CGT. Milei hace lo contrario, manda funcionarios a negociar para después golpearte. Cuando los funcionarios logran una aceptación del otro lado, llega Milei y dice: “no, yo no quería esto”; y va por todo otra vez. En esto se parece discursivamente a Cristina. Pero el kirchnerismo terminaba negociando, cediendo. Todavía no sabemos cómo será en el caso de Milei. Hay quienes piensan que frenó a su manera.

– ¿En qué consiste esa “manera de frenar”?

– Que, en realidad, acepta negociar. Yo creo que la negociación sigue siendo parte de la estrategia del conflicto. Él no agudiza el conflicto para negociar, negocia para agudizar el conflicto. Su objetivo es pasar por encima de la oposición, romper el statu quo o la casta. Para eso necesita dólares. Su estrategia es que hoy no hay plata; eso dura seis meses porque a partir del sexto mes habrá plata. Liquida las exportaciones en mayo y junio y, para entonces, reparte o dolariza. Pero son seis meses en el desierto. Pasó en los tres primeros porque consiguió bajar la inflación. Pero en los tres siguientes vendrán los tarifazos y los aumentos por el comienzo de clases, lo que incluye huelgas y una canasta escolar carísima. El 25 de mayo será el límite del desierto. Si llega a esa fecha, después viene la Tierra Prometida.

– ¿Cómo hace para llegar a mayo?

Miente, dice que quiere negociar. Pero te engaña, porque en realidad lo que quiere es pegarte. 

– Del otro lado, ¿cuál es el actor con más capacidad de jugar y negociar? ¿Acaso los gobernadores? 

– Él dijo que el consenso es corrupción. Los gobernadores son los tipos que tienen capacidad de gasto y, por lo tanto, son sus adversarios. En su estrategia consistente en “no hay plata”, los que quieren que haya plata para gastarla son los degenerados fiscales. En realidad, él necesita al Congreso, no a los gobernadores. A los gobernadores los desfinancia, los asfixia. Pero si no tiene leyes, no tiene reformas. 

– ¿Qué reformas tiene Milei en mente?

– Él dice que no necesita reformas para bajar la inflación. Quizás sea cierto, pero sí necesita reformas para que la caída de la inflación sea sustentable. Y lo cierto es que puede bajar la inflación en el corto plazo, pero no puede reformar en el largo plazo sin el Congreso. A través de los gobernadores, él quiere presionar al Congreso. Los gobernadores tienen la fuerza del gasto. El Congreso tiene la fuerza de la ley, por eso lo necesita aunque lo desprecia. A los gobernadores los desprecia un poco menos, porque cree que podrían ahorrar. Si los gobernadores actúan juntos imponen sus condiciones. Aunque si actúan separados quizá también, porque la coparticipación se reforma por unanimidad. Así que uno alcanza para que no haya reforma. Aún no sabemos si el gobierno entendió eso. Tal vez sí y está ganando tiempo para llegar a mayo. Porque el objetivo es llegar al 25 de mayo, no firmar un pacto.

– Hay dos decisiones económicas inminentes. Por un lado, los tarifazos significarán un golpe aún mayor sobre la clase media y la baja. Por otro, la liquidación de la cosecha gruesa redundará en un ingreso de dólares significativo. ¿Cómo cree que se conjugarán esos dos factores?

– En el pasado, a los presidentes impopulares los volteaban los militares. Hoy ya no los voltean los militares, sino la conjunción del Congreso y la calle. Milei no tiene el Congreso, aunque aún preserva la calle. En la opinión pública, su imagen es más positiva que negativa y tiene un nivel de popularidad adecuado a los tres meses de gobierno. Dado que no cuenta con el escudo legislativo, si pierde popularidad su estabilidad peligra. De manera que necesita mantener el escudo popular hasta que tenga plata, que llegaría en mayo o junio. Como tampoco está seguro de que esto le alcance hasta las elecciones intermedias del año que viene, intenta invertir en el escudo externo.

– ¿Se refiere a las elecciones en Estados Unidos? 

– Las investigaciones recientes en Brasil muestran que el golpe de Jair Bolsonaro, en enero de 2023, falló porque Joe Biden disuadió a los militares de que no lo acompañaran. El secretario de Defensa de los Estados Unidos les transmitió a los militares brasileños que su gobierno iba a aceptar el resultado de las elecciones en Brasil, y que a los brasileños les convenía hacer lo mismo. Porque Trump no es presidente, Bolsonaro no es presidente. Si Trump vuelve a ser presidente después de las elecciones de este año en Estados Unidos -escenario altamente probable- Milei tiene un reaseguro más. Puede tener minoría legislativa, puede tener poca popularidad, pero tiene un socio externo que le garantiza servicio de inteligencia, apoyo a la comunidad militar, seguridad y financiamiento. 

– ¿Por qué la Argentina sería importante para Estados Unidos, cuando no lo ha sido hasta ahora?

– La Argentina no le importa mucho a los Estados Unidos como oportunidad, aunque sí como amenaza. Estados Unidos necesita que no haya turbulencias en su patio trasero. Sus adversarios, sus enemigos, sus amenazas están en otras regiones. Pero a América Latina la pueden distraer con problemas, como “venderse” a China o al narco. Argentina, aunque no parezca, es un polo de estabilidad en un continente muy turbulento. A Estados Unidos le interesa que eso siga así. 

– ¿Cuál sería el hipotético escenario para Argentina si gana Donald Trump?

– Trump lo haría más por cuestiones personales, porque se maneja por lealtades y subordinaciones. A Trump no le incomodaría tener un presidente aliado que lo venera, como no le molestó tenerlo a Macri. De hecho, Macri recibió el mayor préstamo en la historia del Fondo Monetario porque era amigo de Trump, no porque Argentina tuviera bien las finanzas. 

– Usted advierte que Milei carece del escudo legislativo. Y allí necesita que se sancione la ley ómnibus y que no caiga el DNU. En una columna reciente, también aludió a la falta ese escudo frente a un juicio político. ¿Qué imagina? 

– El Poder legislativo es pro-cíclico: apoya a los presidentes populares, se despega de los impopulares. Lo mismo hace el Poder Judicial. Milei, por ahora, cuenta con su respaldo. De hecho, tuvo votos de más para aprobar en general la ley ómnibus. Y como le rechazaron algunos incisos, la retiró y perdió todo. Él tiene capacidad de juntar mayoría en el Congreso para pasar sus leyes. No parece tener interés. 

– ¿Por qué?

– Dos posibles explicaciones. La primera es impericia. La segunda es que tal vez, en el fondo, su estrategia no sea tener el apoyo de la casta sino revelarla. Ellos hablan del principio de revelación. Buscan mostrarle a la gente que enfrente están los malos, y de esa manera mantiene el apoyo popular. El objetivo de Milei es durar, no reformar. Una vez que logre durar, muda las condiciones y puede reformar. 

– ¿En qué circunstancias, en qué momento, logrará mudar las condiciones?

– Cuando tenga plata y gane las intermedias, para tener mayoría en el Congreso. Para eso necesita tiempo. Ahora todo apunta a bajar la inflación para ganar tiempo hasta tener plata y escudo legislativo. Ahora bien, él camina por un camino delgado: de un lado tiene como horizonte la mayoría legislativa y del otro, el precipicio, léase juicio político. 

– ¿El juicio político es un escenario imaginable? 

– Para un juicio político deben converger tres causales. Impopularidad, crisis económica y escándalo de corrupción. La crisis económica ya está y se va a mantener por un tiempo, la impopularidad todavía no. 

– ¿Y los escándalos de corrupción? 

– No había escándalo de corrupción adjudicables a él. Ahora hay algo parecido, como es aumentarse el sueldo y echarle la culpa a una ex presidenta por una norma de hace 13 años. Alberto Fernández llegó a tener 80% de imagen positiva. Empezó a decaer suavemente, la fiesta en Olivos lo afectó mucho, no solamente por hacerla sino por haberla negado y culpar a otra persona. Milei se dio cuenta de la gravedad de este asunto y retrotrajo las dietas de los funcionarios. Pero deja heridas. Si él no consigue mantener la popularidad, la crisis y los escándalos lo van a deglutir. 

– Durante las primeras semanas de su gobierno, la confrontación de Milei con Cristina Fernández fue más solapada. En la Apertura de sesiones, el ataque se presentó de manera desembozada. Este fin de semana la confrontación entre ambos fue explícita y personalizada. ¿Le sirve tener a Cristina como foco de confrontación? Y, al mismo tiempo, ¿le rinde también a Cristina?

– La grieta sigue siendo un combustible necesario en la política argentina, porque en el medio no hay nada. La famosa avenida del medio terminó en un callejón sin salida. A Milei le conviene tener un adversario nítido; a Cristina también. Pero las razones por las cuales Milei critica a Cristina no son las mismas que aquellas por las cuales la criticaba Cambiemos. 

– ¿En qué se distinguen?

– El discurso de Cambiemos contra Cristina era institucional: la República y la corrupción. A Milei no le importan ni la República ni la corrupción, sino el gasto público. Para él, Cristina es una gastadora. Para Cambiemos, Cristina era una corrupta. En Cambiemos, mucha gente critica a Milei por no perseguir la corrupción del ex gobierno. Recién ahora apoya, desde el gobierno, la persecución de la corrupción, para ganar a los que están en el medio y para consolidar la polarización. Tanto Milei como Cristina necesitan de la polarización. 

– El conflicto entre Milei y algunos gobernadores puso de manifiesto lo conflictivo que resulta el sistema de coparticipación. ¿Cree que sería necesario barajar y repensar la coparticipación? 

– La actual ley de coparticipación es inconstitucional. La sancionaron en 1989, la Constitución de 1994 mandó a reformarla hasta finales de 1996. No se hizo. El problema es que no se la puede eliminar sin más, hay que sustituirla. La Corte Suprema puede indicarle al Congreso que lo haga. Si el Parlamento no lo hace, se mantiene la inconstitucionalidad. Mi expectativa era que fuera el Poder Judicial el que apretara a los poderes políticos para actualizarla, pero no lo hizo. Los gobernadores no lo iban a hacer porque quienes se benefician del estatus quo no quieren cambiarlo. Finalmente, termina siendo el presidente el que fuerza la modificación, no con un proyecto legislativo sino desfinanciando. Es decir, no cambia la norma, cambia las transferencias. Esto puede llevar a los gobernadores a negociar y llegar a un acuerdo unánime, que es lo que manda la Constitución. Pero esta es la gran fórmula de gobernabilidad. 

– ¿En qué consiste esa fórmula concretamente?  

– El problema en la Argentina ha sido cómo encajar a las provincias en la Nación, sobre todo a la provincia de Buenos Aires. La coparticipación es clave porque le saca a Buenos Aires mucho en relación con lo que la provincia aporta y lo distribuye entre otras provincias. La provincia de Buenos Aires es como un elefante en un salón -un problema que todos sabemos que está pero no podemos resolver-, y además es el centro de poder de la oposición, donde está Cristina Fernández y está Axel Kicillof, potencial candidato presidencial. Y es, además, una de las tres provincias donde Milei no ganó. Así que la coparticipación es clave por cuestiones fiscales y financieras, pero sobre todo por cuestiones políticas, porque determina cuánto poder van a tener los que gobiernan hoy y los que quieren gobernar mañana. La coparticipación es la clave de la gobernabilidad y una cuestión transaccional. Quién pone cuánto y quién se lleva tanto.

Un comentario sobre «Malamud: “Milei no quiere negociar, quiere pegarte”»

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *