La “letra chica” del acuerdo crediticio del Fondo Monetario Internacional con el Gobierno de Javier Milei contempla flexibilizar relaciones laborales, bajar impuestos patronales, desregular y privatizar, entre otras reformas, según Pablo Manzanelli, doctor en Ciencias Sociales, Magíster en Economía Política y coordinador de CIFRA, el Centro de Investigación y Formación de la República Argentina. El informe del FMI reconoce que el país tiene una “capacidad de pago de riesgo alto”, frase que en criollo significa la “posibilidad” de “entrar” en default, subraya el sociólogo, en diálogo con Y ahora qué?
El genial Quino demostró una vez que una foto periodística, por más buena que sea, no alcanza para explicar lo que pasa. Dibujó una página con numerosas imágenes idénticas. Se observa en las ilustraciones a un mismo soldado y una misma mujer con una nena en brazos. Pero a cada una le escribió un epígrafe diferente. El efecto creado por los distintos textos al pie fue sorprendente ¿Cuál era la verdad de lo que se mostraba? Quino reveló su inspiración: “Fue una foto que vi en La Nación con una familia y un nene chiquitito y una cara de terror y el epígrafe decía: ‘Esta familia oriental está orando para que no se caiga la bolsa de Hong Kong’. Nada que ver con la realidad”. La conclusión es que una foto no vale más que mil palabras. En todo caso, necesita al menos unas palabras para entenderla. La nueva foto que quedará en la historia será la de un eufórico Presidente Javier Milei, junto a su ministro Luis Caputo y el equipo económico, festejando con brazos en alto como si se hubiera ganado un campeonato mundial. El motivo era “el día de la liberación del cepo” cambiario ¿Qué celebran? Responde Pablo Manzanelli:
–Dicen que al firmar un contrato hay que leer con ojo clínico la letra chica. ¿Hay gato encerrado en el acuerdo?
–Lo que tenemos a simple vista es un crédito de 20.000 millones de dólares. Es por 48 meses y devenga una tasa de interés del 5,63 por ciento. Pero se plantea algo que me parece importante: hay una meta de reservas netas para terminar este año con 4.000 millones de dólares arriba, es decir positivas. Y venían de estar valuadas en 4.900 millones de dólares negativas.
–¿Los fondos podrán ser conservados o seguirá la fuga de capitales?
–De lo que estamos hablando es de casi 9.000 millones de dólares que deberá acumular el Banco Central de acá hasta finales de diciembre. Esto pone un límite a la utilización de los 12.000 millones de dólares iniciales desembolsados. De esos 12.000 millones, si cumple la meta de reservas, debería utilizar solo 3.000 millones de dólares.
–¿El FMI será implacable en que Argentina alcance el nivel de reservas comprometido?
–Por supuesto, históricamente, se pueden incumplir las metas de reservas. Está contemplado en los ‘waiver’ o dispensas, que permiten aprobar los desembolsos a pesar de incumplir esa meta.
–¿El volumen del dinero fresco recibido era el que esperaban Milei y su Gobierno?
–El crédito es de 20.000 millones de dólares. Tiene un anticipo muy importante y es más de lo que se esperaba originalmente. Entraron los 12.000 millones. Y después hay dos desembolsos adicionales que van a venir en junio y noviembre, de 2.000 y de 1.000 millones de dólares, respectivamente. Para todas las metas y reformas estructurales que plantea el crédito, esto es importante porque el 60 por ciento del crédito, después del desembolso inicial, no está sometido a ninguna meta ni restricción que pueda imponer el Fondo Monetario.
–¿Cuándo aparecen las metas y restricciones?
–Eso vendrá después, con los desembolsos posteriores . Que son importantes pero de menor importancia respecto a este primer desembolso.
–¿Cuáles son los compromisos que trae aparejado para el país?
–Respecto de las reformas, se plantea explícitamente que haya avances en la reforma laboral. Se menciona el tema de las negociaciones salariales flexibles y la simplificación de los despidos. Son metas de esas reformas. Por el lado de la reforma fiscal, figura una reducción de los derechos de exportación, una reducción del impuesto a las Ganancias de sociedades y una reducción del impuesto de débitos y créditos, entre otras.
–¿De la mentada reforma del sistema previsional no hay mención?
–Se plantea una reforma previsional pero sin dar detalles. En cambio, sí se le pone una fecha para finales del año que viene. Después se plantean también desregulaciones. Por ejemplo, en diversas actividades, como navegación, comidas procesadas, fertilizantes y herbicidas. Se propone que haya planes para avanzar con las privatizaciones que se aprobaron en la ley Bases. Y se propone la eliminación de los Fondos Fiduciarios.
–¿No hay señalamientos respecto del pesado endeudamiento del país?
–De los elementos que uno puede ver de una primera lectura del informe del Fondo Monetario, está el hecho de que se ataja. Lo hace en términos de que Argentina tiene una capacidad de pago de riesgo alto, según menciona el organismo. Y de las posibilidades de que se vuelva a crear un nuevo episodio de tensión soberana. Eso no es otra cosa que la posibilidad de entrar en cesación de pagos.
–Reperfilamiento, diría Mauricio Macri. ¿Y en cuanto a que el acuerdo pueda estimular las inversiones directas que no sean al sector de especulación financiera?
—Tanto el Gobierno nacional como el FMI parten de un diagnóstico similar. Consideran que el simple hecho del equilibrio fiscal y macroeconómico crea las condiciones necesarias y suficientes, con las reformas estructurales, para que se liberen las fuerzas del mercado. Y que haya un proceso de inversión y crecimiento. Creo que eso no es así.
–¿Por qué dicho orden macroeconómico no sería adecuado para las inversiones?
–Porque de hecho, desde que asumió Milei, logró el superávit, a comienzos del año pasado, y en realidad no se vio reflejado en un aumento de las inversiones. Todo lo contrario. Es el componente de la demanda agregada que más cayó. Quedó 10 puntos abajo en el último trimestre del año respecto al mismo período del año anterior. En lugar de recibir un ‘boom’ de inversiones, en el marco del Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones, el RIGI, y del buen desempeño de Vaca Muerta, además de la minería, en realidad lo que se registró fue una repatriación de capital extranjero.
–¿Los inversionistas miraron para otro lado en lugar de venir a apostar por este modelo presuntamente promercado?
–Hubo una caída en términos de desinversión de 1.300 millones de dólares. En realidad, para que haya inversión tiene que haber un proceso primero sostenible desde el punto de vista externo. Es decir que no haya una situación tan precaria de las cuentas externas del país. Creo que este acuerdo con el Fondo Monetario no hace otra cosa que agravar la insostenibilidad financiera que tiene la economía argentina desde el gobierno de Mauricio Macri.
–¿No era que el de Macri también se presentaba como un Gobierno promercado?
–En aquel momento fue cuando se volvió a iniciar un ciclo de endeudamiento. No sólo no se resolvió sino que se profundizó ahora con Milei. Por otro lado, también en un escenario de guerra comercial y convulsiones Internacionales, el hecho de la apertura comercial es un elemento que desincentiva inversiones. Las puede incentivar en algunos sectores que ya estaban recibiéndolas. Me refiero a los de energía y minería, pero no en los industriales que se van a ver sometidos a una competencia intensificada en este momento.
–¿Se desactivará la bicicleta financiera conocida como ‘carry trade’ o empieza otra fase de especulación?
–El Gobierno de Milei, con este acuerdo con el FMI, lo quiere sostener e impulsar aún más. Generó un nuevo ciclo de valorización financiera, de ‘carry trade’ o como lo quieran llamar. La especulación financiera tiene un lugar preponderante en términos de rentabilidad respecto del sector productivo. Y eso es un desaliento a la inversión. Se desvía la inversión financiera que pudiera ir hacia la productividad.
–¿Quiere decir que la fuga de capitales seguirá vivita y coleando?
–Los fundamentos de la inversión hay que pensarlos desde la economía real y el desarrollo y no desde la financiarización y el endeudamiento. A lo que conducen es a un proceso de fuga de capitales. Lo anticipó el propio FMI en su informe diciendo que hay un riesgo alto de una nueva tensión soberana.
–¿Factores como la inflación o la mayor demanda de dólares pueden presionar sobre la banda superior del tipo de cambio fijada en 1.400 pesos?
–Más allá de la situación de corto plazo, en que el tipo de cambio podrá sostenerse en niveles intermedios de la banda, lo más probable es que vayamos a un escenario en el que se ubique por el techo de la banda. Esto tiene que ver con cómo llegamos al acuerdo con el Fondo. No llegamos porque el Gobierno hizo bien la tarea y fue un éxito en su programa. O que requería los fondos para levantar el cepo. En realidad, llegamos después de una corrida cambiaria basada en fundamentos estructurales que tienen que ver con un programa que es insostenible desde el punto de vista externo.
–¿Por qué se volvió insostenible la histórica restricción externa?
–Por la salida de dólares por la vía de la reducción de superávit comercial. Por el turismo emisivo al extranjero que demanda dólares. Por las intervenciones del Banco Central para sostener los dólares que se requerían mantener estables para sustentar la bicicleta financiera. Y además de eso, los fenómenos de desendeudamiento forzoso del sector público porque no conseguía quién le preste para refinanciar los vencimientos de deuda. Todo eso hacía que hubiese un cuello de botella en el sector externo.
–¿Cómo afrontará Argentina los vencimientos de deuda?
–Si yo miro de acá hacia adelante, es cierto que ahora entra este crédito del Fondo. Pero también hay que pensar que, como contrapartida, hay vencimientos pendientes hasta diciembre de 2025. Hay que sumar los vencimientos en moneda extranjera del Gobierno nacional, de los Gobiernos provinciales, del Banco Central, de los bonos Bopreal (creados para importadores con obligaciones pendientes de pago) y de las empresas que hicieron un verdadero festival de Obligaciones Negociables desde que empezó el Gobierno. Esos vencimientos suman 19.000 millones de dólares.
–¿Eso implica que el techo de la banda cambiaria debería subir?
–Los vencimientos, obviamente, van a seguir presionando sobre las reservas y si están dentro de las bandas pautadas de libre flotación con el FMI, eso va a tender a subir el precio del tipo de cambio. Es decir, en el corto y mediano plazo vamos a ir hacia un techo más alto de la banda de flotación cambiaria que se espera que llegue a 1.500 pesos en diciembre. Pero claramente eso siempre está sometido a reajustes que son permanentes. O sea que el nivel final lo sabremos cuando la película concluya.
–¿Hasta qué nivel impacta la devaluación en precios? ¿Puede darse una escalada inflacionaria?
–Hay un primer indicio que tiene que ver con la aceleración de los precios en marzo. Llevó la tasa mensual al 3,7 por ciento por el solo hecho de haber expectativas de devaluación del tipo de cambio oficial. Es el que impacta en los insumos importados. Esto no es menor, porque ocurre en un escenario donde hay buena parte de los salarios que todavía no han recuperado el nivel de la devaluación en el arranque de Gobierno de Milei. Me refiero a los trabajadores informales, a los del sector público, a los ingresos de los jubilados, etc. Esta elevación de precios invita a reflexionar que, efectivamente, va a haber un traslado a precios importante. Estimo que este 3,7 por ciento se va a perforar hacia arriba, en una situación altamente dependiente de la variación del tipo de cambio.
–¿Se festeja un fin del cepo pero no fue eliminado para empresas o personas jurídicas?
–Diría dos cosas: primero que, efectivamente, no es una liberalización absoluta. Es una flexibilización de los controles cambiarios. Se mantiene alguna restricción sobre las sociedades pero es una flexibilización importante. En segundo lugar, diría que aumenta la vulnerabilidad de la economía argentina en un escenario local e internacional muy crítico. El Gobierno elige el peor momento para hacer esta flexibilización.
–¿Por qué es el momento menos indicado para liberar ventas minoristas de dólares?
–Porque por el lado local, estamos en el marco de una corrida y sin dólares. Con una insolvencia financiera estructural. Por el otro lado, a nivel internacional, hay turbulencias económicas y financieras que van a impactar en la economía argentina. En un escenario tan crítico, Argentina le agrega un condimento adicional a su vulnerabilidad y fragilidad económica que es el hecho de tener menores controles cambiarios cuando más los necesita.