Momentum Milei

Milei pareciera estar en su mejor momento desde hace semanas. Los números de la macro, las ganancias extraordinarias de los sectores concentrados, el orden en la calle y la desaparición de los piquetes son las anclas de estas mieles mileístas. Pero la caída en las ventas, el país carísimo en dólares y los problemas para las exportaciones parecen desmentir esta euforia. Esto muestra el juego del oficialismo en el lugar en el que está parado. No se sabe muy bien dónde está parada la oposición.

Hace semanas que se ha instalado con fuerza la idea de que al gobierno de Milei le va bien o muy bien. Apalancado en números macro de la economía, como el precio del dólar que en casi todas sus variantes lo muestran en caída, la inflación controlada (materia opinada, ya que 2,7% mensual lejos está de ser un indicador homologable con economías estables), la aparición incipiente del crédito personal o prendario para comprar una moto, por ejemplo, y una recuperación irregular en algunos rubros que mide el INDEC, parecen avalar este canto de sirena. Las acciones y los papeles argentinos “vuelan” (YPF en diciembre de 2023 cotizaba 5 dólares la acción, hoy está en 35) y el carry trade, antes conocido como bicicleta financiera, le provoca a los sectores de altos ingresos ganancias extraordinarias. Al momento de escribir esta columna los rumores sobre el levantamiento del cepo cambiario son indisimulables y no hacen más que aumentar el paroxismo existente.

Podríamos agregar otro factor central para entender las mieles que recorren a la administración central. El orden en el espacio público y la desaparición de los piquetes fueron uno de los contratos principales entre Milei y sus votantes, y lejos están los sectores medios de cuestionar los métodos represivos del gobierno. Cabe la reflexión para otra oportunidad de por qué el peronismo, en tanto partido de orden fundado por un general, perdió el control de la calle cuando tuvo la responsabilidad de gobernar.

Otros marcadores que afectan al piso de la pirámide social como son los números de consumo en supermercados y almacenes de barrio, parecen desmentir los idus triunfalistas y se emparentan con una mezcla de averno y paz de los cementerios. En octubre pasado, según la consultora Scentia, la venta en las góndolas cayó 20, 4 %, comparado con octubre de 2023. El derrumbe en ese segmento no encuentra piso. La Argentina se ha convertido literalmente en uno de los países más caros del mundo. Fruto del dólar barato, exportar es una tarea titánica (la industria vitivinícola da cuenta de ello) e importar es el camino de subsistencia que han encontrado muchos fabricantes. La salida de divisas por turismo es una luz que brilla con fuerza. 

Pero todo lo que orbita alrededor del Gobierno nacional está tomado por un clima de euforia, coronado por una semana de agenda internacional que comenzó hace siete días con la visita de Milei a Trump, continuó con el paso por Buenos Aires del presidente de la República de Francia, Emmanuel Macron, hubo reuniones bilaterales en la cumbre del G20 con Xi Jimping, premier de la República Popular de China, con Kristalina Georgieva, titular del FMI, Narendra Modi, primer ministro de la India, y remate final a toda orquesta con Giorgia Meloni, presidenta del Consejo de Ministros de Italia, esta vez en Buenos Aires.

Solo un cono de sombra opaca a este round trip mileísta. La aparición del lumpenaje de “las fuerzas del cielo” corporizada en la figura de Daniel Parisini, más conocido como el Gordo Dan, convocando a organizar milicias en defensa del Gobierno. Esa boutade fascista, ambientada estéticamente con decorados fascistas, abrieron una disputa entre “el jefe” Karina y Santiago Caputo, protector del Gordo Dan. Las operaciones para liquidar al tal Dan incluyen a periodistas que más que periodistas funcionan como voceros del gobierno nacional. Veremos cómo se resuelve esa interna, pero el ciclo expansivo del mileísmo también incluye un capítulo interno que le permite a Milei utilizar a estos personajes según la ocasión.  

Si abrimos el análisis de este “momentum Milei” a los trabajos de focus group, encontramos sesgos comunes en muchos entrevistados. Quien escribe conversó con varios profesionales de la Sociología encargados de este tipo de estudios y la mayoría encuentra respuestas transversales del tipo: “no había otra, había que ajustar”, y además aparece un registro novedoso: muchos entrevistados se “sobreajustaron” si es que existe el término. Por ejemplo, uno de ellos dijo haber encendido la estufa solo de manera excepcional, y que, gracias a eso, le vinieron menos pesos en la factura que el año anterior. Aunque parezca insólito, da la impresión de que la gente milita el ajuste y eso tiene nombre y apellido: el Gobierno está ganando la batalla cultural. Mirando los estudios demoscópicos, la aparición de Cristina Kirchner como la oponente a vencer, afianzan hacia el lado del Gobierno al votante blando, ése que un día vota a uno y al otro día vota todo lo contrario.

 En los tiempos líquidos de Zygmunt Bauman donde todo se desvanece con mucha rapidez, las expectativas cambian a la velocidad de la luz. Milei cabalga en el clima de época que lo favorece. Es el tiempo del individualismo extremo donde el repartidor de Rappi se siente emprendedor y a mayor gloria de Byung Chul Han, lo que importa es el metro cuadrado de confort personal.

El aleteo de una mariposa lo puede cambiar todo. Si no, que le pregunten a Donald Trump, al que le acaban de dejar un “presente griego”. Este “presente griego” se basa en la decisión de Biden de autorizar a Zelensky a usar misiles de los Estudios Unidos en la guerra que sostiene Ucrania con Rusia, y en la respuesta de Putin que amenaza con usar armamento nuclear. Todo indica que el complejo militar-industrial norteamericano no se resigna a perder lo conquistado en esa guerra que estalló en Europa y que acaba de cumplir mil días. 

Lo que no son estrellas incandescentes son las cuestiones de fondo. Ésas permanecen firmes y constantes. En un escenario de guerra comercial como el que se avecina, Trump, Macron, Xi Jinping, Modi o Meloni tratarán de defender el trabajo de sus países, sus industrias y sus inversiones. Brasil intentará comprar gas en Vaca Muerta a buen precio para llevarlo al corazón fabril paulista.

Si la ecuación energética no cambia y nuestra engripada industria no recibe energía barata y abundante para volverse realmente competitiva, ésta será otra oportunidad perdida. Ya sabemos cómo juegan los otros. El tema es cómo jugamos nosotros.

Un comentario sobre «Momentum Milei»

  1. toda esta política económica está muy repetida. La vivimos con los militares, con caballo en los noventa, con de la Rúa y con macri. Nada nuevo bajo el sol. Esperemos que pase rápido y que el daño sea el menor posible.
    muy bien explicada.

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