En el último día hábil antes de las elecciones del 26, el Presidente se reunió con Jamie Dimon, presidente del banco JP Morgan Chase. Es el más grande del mundo. Es el que operó el Plan Brady de entrega de empresas estatales en 1992. Y es el que creó Panamá. El país, no sólo el canal. Una historia increíble de geopolítica, lavado y negocios.
Salvo sorpresas tipo batacazo o disparada explosiva del dólar, está claro qué pasará tras las legislativas del domingo 26. El lunes 27 y el martes 28 la Argentina ofrecerá como espectáculo una guerra de narrativas. Y puesto que en este país esas cosas no duran, el miércoles 29 estaremos discutiendo otra vez sobre la realidad tal cual es. La de todos los días. La crisis. La plata que no alcanza. Y, también, cómo avanzan el Tesoro de los Estados Unidos y el JP Morgan Chase, el mayor banco del mundo, para convertir sus préstamos en activos argentinos. De eso estuvo hablando en Buenos Aires nada menos que Jamie Dimon, presidente y CEO del JP, que se reunió con Su Excelencia Javier Milei y con el ministro de Economía Luis Caputo.
El JP, donde revistaron entre otros Caputo y el canciller designado, Pablo Quirno, tiene una larga historia en las relaciones de Washington con América latina.
Los papeles del Brady
Con Carlos Menem de Presidente, la Argentina ya conoció el papel decisivo del Morgan en el Plan Brady de 1992, cuando los bancos norteamericanos hicieron buenos negocios en el canje de bonos de deuda por activos estatales. Es decir, empresas luego privatizadas y que, en general, fueron a parar a manos europeas.
Alejandro Olmos Gaona, especialista en deuda externa, le explicó al periodista Reynaldo Sietecase a qué conclusión llegó luego de investigar las operaciones. “(Domingo) Cavallo firmó un contrato con Morgan para que ellos le prepararan todo lo que iba a pasar en la Argentina. Y había agregadas tres cartas confidenciales de Lewis Preston, presidente del Banco Mundial, por el director del Fondo Monetario Michel Camdessus, todas de 1992. En esas cartas pedían a la comunidad financiera internacional el apoyo irrestricto al gobierno argentino porque se había comprometido a privatizar las empresas públicas, especialmente la compañía de petróleos, a modificar la legislación laboral y la jubilatoria, y a poner en disponibilidad o echar empleados para reducir el gasto público”.
Dijo Olmos que al leer las más de mil páginas del plan y las cláusulas contractuales, vio que estaba escrito que si el JPMorgan obraba de mala fe, la Argentina renunciaría a toda acción legal contra el banco. “También se estableció que la Argentina constituyera domicilio legal en Londres y en Nueva York, y en dos instituciones controladas por ellos”, reveló el experto. A Olmos le llamó la atención también que los abogados de la Argentina en Londres, Japón y Nueva York emitieron dictámenes idénticos. “Los contratos eran exactamente iguales porque habían sido redactados por los abogados del JP Morgan”, dijo. “Lo notable es que el procurador del Tesoro firmó el dictamen sin cambiarle una coma”, señaló sobre Alberto García Lema, jefe de los abogados del Estado en el Gobierno de Menem. “En la parte final García Lema decía que como él no conocía la legislación de los Estados Unidos, confiaba en los abogados norteamericanos”, contó Olmos Gaona.
“Ahora el JP Morgan va a decidir la política económica y tendrá el control absoluto de las empresas del Estado, que seguramente serán liquidadas”, dijo. Recordó como antecedente la frase de 1991 expresada por el entonces canciller Guido Di Tella durante una reunión: “Estamos preparando la legislación para que ustedes hagan lo que quieran”.
Para un análisis histórico y actual del endeudamiento, esta edición incluye un reportaje de Guillermo Lipis a Olmos Gaona. Lectura recomendada. Es jugoso.
Teddy & Morgan
Quienes duden de que siempre JP Morgan fue parte del diseño geopolítico de los Estados Unidos –negocios are negocios, y para eso son necesarias la fuerza militar, la diplomacia y la coerción– pueden hurgar en una historia todavía más antigua que el Plan Brady. Porque Panamá nació como país independiente por la acción combinada del presidente Teddy Roosevelt, con mandato iniciado en 1901, y el señor John Pierpont Morgan, nacido en 1837 y muerto en 1913. Ovidio Díaz Espino publicó en 2020 un libro que, traducido, lleva este título: “Cómo Wall Street creó una Nación”. Y este subtítulo: “J.P.Morgan, Teddy Roosevelt y el canal de Panamá”.

Dice sobre Roosevelt (no confundir con Franklin Delano, quien llegaría en 1933 a la Casa Blanca) que “se fusionó con los magnates de Wall Street para obtener los derechos de construcción del canal”, ya iniciado en el siglo XIX por Francia. Y algo más: “Él personalmente condujo las maniobras militares que llevaron a la independencia de Panamá”. Escribe Díaz Espino que Roosevelt “creía que el canal en el istmo bajo control norteamericano convertiría a los Estados Unidos en la nación más poderosa del mundo”.
Morgan compró las acciones de la compañía que estaba construyendo el canal desde 1881 y prestó dinero para el proceso de independencia. Fue clave el papel articulador de William Nelson Cromwell, socio del estudio de abogados Sullivan & Cromwell, por entonces el más poderoso de Wall Street.
Investigación Pulitzer
Panamá pertenecía a Colombia desde 1821. Pero el Congreso colombiano no quiso firmar con los Estados Unidos un tratado para compartir el canal o cederlo y eso desató la conspiración internacional. En acuerdo con Roosevelt y Morgan, un militar colombiano, el general Esteban Huertas, a cargo de las fuerzas de su país en Panamá, se dio vuelta y arrestó a sus propios generales para garantizar la escisión. Las maniobras fueron completadas por la marina de los Estados Unidos en 1903.
El canal quedó inaugurado en 1914, cinco años antes de la muerte de Teddy.
Buena parte de la historia la contó en 1908 un periodista del diario World, propiedad del después famoso Joseph Pulitzer. Escribió sobre la colusión entre Roosevelt y Wall Street. El presidente, naturalmente, le hizo juicio por calumnias e injurias. Pero el World tenía información sobre el corazón del negocio. El gobierno de los Estados Unidos, informó, había pagado 40 millones de dólares por el control del canal a un grupo privado, que a su vez había comprado por no más de cuatro millones la empresa constructora francesa en quiebra. El grupo privado no era otro que el de Morgan y sus abogados. Cromwell, además, no sólo era socio de un gran estudio. Operaba sobre los medios y controlaba legisladores.
El garrote
Teddy Roosevelt, el President of the United States número 26, fue el artífice de la expansión moderna de su país. En 1904 proclamó que los Estados Unidos tenían derecho a intervenir en los asuntos internos de otros países de América si alguno de ellos atentaba contra empresas o ciudadanos norteamericanos. La doctrina del big stick. Del garrote. Fue la era de las intervenciones militares en México, Cuba, Panamá y la República Dominicana. Roosevelt en persona luchó contra España por la independencia de Cuba, que se transmutaría inmediatamente en dependencia colonial respecto de Washington.
En un artículo publicado en el diario inglés The Guardian, Ed Vulliamy escribió en 2016 que “Panamá fue creado por los Estados Unidos debido a razones puramente comerciales, sobre la base de la decadencia de Gran Bretaña como el gran imperio global y la aparición del nuevo imperio norteamericano”. Aprovecharon la debilidad de Colombia por la guerra civil entre liberales y conservadores.
Luego del triunfo, “JP Morgan condujo a un grupo de bancos norteamericanos hacia la conversión de Panamá en un centro financiero, y un paraíso para la evasión impositiva y el lavado de dinero” mientras el canal operaba y permitía el transporte de petróleo para la ya poderosa Standard Oil.
Hubo otro Morgan en la historia de Panamá. Se trata de Henry Morgan, el corsario nacido galés que atacó y saqueó la ciudad de Panamá, entonces española, en 1671. Por allí pasaba la ruta de los metales preciosos. El rey Carlos II de Inglaterra lo premió con el cargo de gobernador de Jamaica, santuario de los piratas del Caribe.
No hay parentesco entre uno y otro Morgan. No compartieron familia. Sólo un oficio.