Milei transformó a Federico Sturzenegger de demiurgo (como coordinador del DNU 70 y el proyecto original de la Ley Bases) en ministro. Está claro que Su Excelencia no cree en cábalas: cada vez que Sturzenegger pasó por la función pública hubo crisis.
El señor alto y calvo se para frente a una montaña de papeles, los acomoda y luego gira hacia la cámara. Dice: “Bueno, Patricia, finalmente acá está el trabajo que después te vamos a entregar cuando nos reunamos con el equipo. Primera columna: más o menos 300 leyes que se derogan”. En la carátula se lee, justamente, “Deróguese”. Y después agrega el señor: “Bueno, obviamente, si se quiere hacer”.
Pero resulta que Patricia, que es Patricia Bullrich, no pudo aprovechar el trabajo, al menos como Presidenta, porque no llegó al ballottage contra Sergio Massa. Sí lo hizo Su Excelencia Javier Milei, que ganó y entonces convirtió a Federico Sturzenegger en su mano derecha, cosa que es mucho decir para una persona que califica de “zurdo” a cualquiera.
Ese mamotreto, coordinado por Sturzenegger y fabricado por los estudios de abogados que asesoran a las mayores empresas, argentinas y extranjeras, se transformó en la nueva Biblia que las fuerzas del cielo, representadas en este caso en el colegito de abogados de la calle Montevideo, acercaron a Su Excelencia.
Primero fue la base del Decreto de Necesidad y Urgencia número 70 de 2023, el más grande y abarcativo de la historia argentina. La memoria tiene patas todavía más cortas que la mentira, pero un módico ejercicio permite recordar que Su Excelencia lleva gobernando con el DNU 70 desde diciembre. Acaban de agregarse la Ley Bases y el paquete fiscal. Sin embargo, el megahípersuper DNU sigue siendo el andamiaje administrativo del Gobierno nacional. Y algo más: es el instrumento que Su Excelencia puede utilizar para rellenar los huecos que debió dejar en la Ley Bases para que fuese aprobada.
Sturzenegger prometió seguir con otros mamotretos que refunden la Argentina construida en los últimos 108 años, desde que en 1916 Hipólito Yrigoyen asumió como el primer Presidente electo por el voto secreto y obligatorio.
Lo hará como ministro, tras un anuncio conocido mientras la Selección argentina le pateaba los penales a Ecuador, en la noche del 4 de julio.
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Para que Sturzenegger llegara hasta aquí fueron necesarios dos hechos, uno fortuito y el otro seguramente no tanto.
El hecho fortuito es que el joven Federico quería ser pintor, pero al final eligió estudiar Economía.
El no tan fortuito es que en 2016, pleno gobierno de Mauricio Macri, el juez Sebastián Ramos lo sobreseyó en la causa abierta por el megacanje. “Mega” es lo suyo, parece. Se trata del canje de bonos realizado por el gobierno de Fernando de la Rúa. El canje buscaba alargar los pagos y como contrapartida aceptar el aumento de los intereses y del capital. De paso, los bancos extranjeros recibieron comisiones suculentas (o sea mega) por esa operación. Sturzenegger era en ese momento secretario de Política Económica de De la Rúa. Un virtual viceministro de Economía.
Como no se dedicó a la pintura ni fue condenado o inhabilitado para la función pública, Sturzenegger pudo ser en esta etapa ministro de Desregulación y Transformación del Estado de la Nación Argentina.
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Compartirá gabinete con Patricia. Ya fueron, juntos, parte del Poder Ejecutivo dos veces. Dado que el Fondo Monetario Internacional le exigió a De la Rúa un severo ajuste, ella como ministra de Trabajo y él en Economía diseñaron el plan para liquidar el déficit pulverizando el salario de los empleados públicos y las jubilaciones de los adultos mayores. También integraron, ambos, la administración Macri. Ella como ministra de Seguridad, igual que ahora. Él como presidente del Banco Central entre el 11 de diciembre de 2015 y el 14 de junio de 2018, momento en que fue reemplazado por otro megafuncionario, Luis “Toto” Caputo. El mismo Toto que hoy es ministro de Economía.
En su carta de renuncia a la presidencia del BCRA dirigida a Macri, dijo en aquel momento que la presentaba de manera indeclinable porque “en los últimos meses diversos factores fueron deteriorando mi credibilidad como Presidente del Banco Central, atributo clave para llevar adelante la coordinación de expectativas”.
La verdad es que cuando el dólar se disparó a 28,42 en un día (parece chiste pero así fue) Macri lo convocó a Olivos y le pidió que se fuera. Con él salió también del Central Demian Reidel, el mismo que hoy es presidente del consejo económico asesor de Su Excelencia.
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Al revés de Daniel Scioli, que cambió megacantidad de veces de bando político y de ideas, nadie podrá decir de Sturzenegger que alguna vez abandonó el ultraliberalismo conservador.
Su cuenta de X es muy interesante porque lo ubica en un mileísmo sin fisuras, pasión que lo invade casi tanto como la sturzemanía.
El 9 de junio escribió: “Han sido seis meses sorprendentes. Pero no por el DNU 70 o la discusión de la ley bases, sino por el giro copernicano que el gobierno ha logrado darle al debate público. Mucho, considerando que es un gobierno que lleva tan solo seis meses”.
Si alguien tiene algún reparo contra la ministra de Capital Humano Sandra Pettovello, ahí está Super-Sturze: “Finalmente, hay que evaluar diferente cuando un ministerio genera polémica. ¿No será porque efectivamente llegó al hueso de la corrupción? Decía Churchill: ‘No llegarás lejos si te paras a tirarle una piedra a cada perro que te ladra’. Salvas y fanfarrias en apoyo a Pettovello”.
Otra discusión es la obra pública, que el Estado nacional suspendió por miles con la excusa de que generan corrupción. Ni Gabriel Katopodis ni Jorge Ferraresi están siquiera sospechados, pero igual el nuevo ministro chiche de Su Excelencia persiste en su cruzada. Escribió: “Mis colegas economistas dicen ‘no es sostenible’ Pero Milei dice: ¿Por qué? ¿Debe tomar un préstamo con el BID para hacer alcantarillado? Obvio que no”.
El autoagradecimiento al DNU 70 es transparente en la manifestación de intereses. Un tuit repostea un elogio a Starlink, una de las megaempresas del superamigo de Su Excelencia Elon Musk. Como publicó Y ahora qué, Musk fue quien usó su empresa X para reproducir el discurso de Su Excelencia en Davos y traducirlo al inglés con inteligencia artificial para que nadie tuviera que leer subtítulos.
Cuando el Senado rechazó el DNU 70, votación que la Cámara de Diputados nunca imitó, Super-Sturze volvió a las citas: “El rechazo del DNU por el Senado nos recuerda la frase de Churchill, ‘el éxito es ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo’. Igual, como dijo Milei ‘nunca dijimos que sería fácil pero al final del camino triunfaremos’”.
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Aunque Su Excelencia jugó de arquero, su vida no parece estar dominada por las cábalas. Si no, habría tenido cuidado con los antecedentes que rodearon a su nuevo ministro en su paso por los dos papeles más importantes en la función pública. Al gobierno de Fernando de la Rúa llegó el 12 de marzo de 2001 y se fue el 29 de noviembre del mismo años, unos días antes del corralito y poco antes del final. Secundó a Ricardo López Murphy y a Domingo Cavallo, dos de los economistas vilipendiados en los últimos tiempos por Su Excelencia. Y dejó el gobierno de Macri cuando Juntos por el Cambio ya empezaba, en 2018, a dilapidar el buen resultado obtenido en las legislativas de medio término de 2017.
Su Excelencia le asignó por decreto 27 objetivos. Hay varios relacionados con el achicamiento de las funciones del Estado, la “desregulación económica” y la “libertad económica” (así reza el texto) pero no figura ni una vez la palabra “industria”. Lo habitual en el gobierno de vivalalibertácarajo.
Sturzenegger nació el 11 de febrero de 1966 en Rufino, Santa Fe, es fanático de Star Wars y, como Martín Guzmán, hincha de Gimnasia y Esgrima de La Plata, ciudad donde vivió y se licenció en Economía. Fue profesor aquí, en los Estados Unidos y en Francia y dice que su peor sueño fue morirse sin ver campeón a Gimnasia.
Su Excelencia le profesa cariño, al menos por el momento, y lo llama “Coloso”.