Criticado en su momento por Mauricio Macri por el pecado de ser abogado laboralista, Héctor Recalde falleció el 9 de diciembre a los 86 años. Poco antes lo había entrevistado Y ahora qué?. Aquí se reproduce el reportaje. Para que consten sus últimas reflexiones.
Héctor Recalde, abogado laboralista y expresidente del bloque del peronismo y sus aliados en la Cámara de Diputados, sostiene que es imperativo generar «un programa nacional, democrático, popular, republicano y feminista», frente a «la crueldad» social del Gobierno. Postula «concitar la mayor cantidad de adhesiones» contra el mileísmo y sus aliados. En el oficialismo «hay una subestimación del otro o de la otra, se creen dueños de una verdad absoluta y muestran desprecio», según el histórico dirigente. Pero no considera prudente ni acertado llamar a elecciones internas en el justicialismo.
–¿Cómo dirimir los liderazgos, entonces?
–Convocar a hombres y mujeres que tienen militancia. Con mayor o menor conocimiento de la sociedad. Estos dirigentes existen y hay que juntarlos.
–¿Bajo qué premisas?
–Con algunos límites. Digo, con todo respeto al que piensa distinto. No puede unificarse el nacionalismo con la vicepresidenta, Victoria Villarruel. Hay que juntar pero con grandeza. Reconocer nuestro pasado, son mis límites.
–¿Qué aconseja?
–Yo les diría a los compañeros que están en esa condición que reflexionen. No es posible una unidad con quienes fueron cómplices de la represión.
–¿Quiénes son los sapitos?
–Sergio Massa es un sapito que me puedo comer. A Daniel Scioli, no. Cocodrilos, no.
–Supongo que Alberto Fernández tampoco.
–No quiero hacer leña del árbol caído. Alberto ‘fue’. Y a otra cosa Robirosa.
–¿Hay más nombres?
–Cuando se votó la ley contra los fondos buitres eso fue un parteaguas. Ahora hay que revisar algunos apellidos. Algunos tienen mala memoria. Pero yo tengo los libritos de votaciones.
–¿Cómo recuperar la memoria?
–Un amigo mío de la escuela secundaria fue Carlos Lafforgue. Era secretario de John William Cooke.
–Hombres de la Resistencia Peronista.
–Lafforgue, ya fallecido, escribió un libro que se llama ‘A quién no votar’. Eligió una serie de leyes y mostró cómo había votado cada uno.
–¿Y por quién votar?
–Evita Perón, a quien no tuve el privilegio de conocerla personalmente, decía: «Bienvenidos los rezagados».
–¿Quién se salva?
–Alguno que diga: «Me equivoqué». Hacerle un análisis de sangre y pensar si se lo puede reincorporar.
–Evita pedía también estar ‘alerta’ a la traición.
–Sí, sí. Había una dirigente española que le llamaban la Pasionaria.
–Dolores Ibárruri.
— Sí. Y bueno, Evita era la pasión.
–No entendida como venganza.
–Claro. Y por eso hay que ser prudente. Una característica que yo no tengo es la de ser tolerante. Pero igual tengo un grado bueno de tolerancia para tratar de ‘amuchar’.
Concierto desafinado
A los 86 años, Recalde integra el Consejo de la Magistratura. Es el organismo que selecciona a los magistrados y administra el Poder Judicial. Lo eligieron por una lista de abogados. «Siempre llego por el voto popular», se enorgullece. Fue diputado nacional, dos veces reelecto, entre 2005 y 2017.
–Volviendo al frentismo ¿qué tal los radicales?
–Volvamos a Evita: bienvenidos los rezagados.
–¿Le indigna el gobierno?
–¡Son tremendos! Y me recuerdan a un funcionario del macrismo, Miguel Ponte, quien decía que «contratar y despedir debería ser tan natural como comer y descomer».
–Causan desconcierto.
–Voy a disentir. No me lo produce. Conozco la calaña. Si estos van a un concierto, desafinan. Son ‘gorilas’ contra sus propios intereses. Por su ideologización.
–¿Es una patología también?
–Estoy viendo la necesidad de convocar a psicoanalistas, a psiquiatras, antropólogos y sociólogos. Al concurso de muchas especialidades para entender a fondo lo que está pasando.
–¿Y los sectores populares?
–Hay como una resignación. Es lo peor que puede pasar. Bajar los brazos.
–¿Qué hacer?
–Digo con toda prudencia: llegar con amor, abrazar al otro y a la otra. Ser tolerante con la persona que está sufriendo. No se puede bajarle línea.
–El mileísmo se muestra arrogante.
–Me hace acordar un chiste de una historieta. Había un señor en una biblioteca enorme, con un traje distinguido y con un habano en la boca. Le hablaba a otro hombre que tenía un mameluco de trabajo. A él le explicaba, le explicaba. Y le pregunta: ¿Entendiste?. Sí, le responde el del mameluco. El hombre del habano lo corrige: ¡No! Sí doctor decime.
–¿Cómo ve ahora a los aliados de Milei?
–No creo que haya opositores amigables. O sos oficialista o sos opositor.
–Le asestaron derrotas legislativas a Milei.
–Puede haber diferencias. Pero no me vengas con que sos un opositor amigable. Ganaron las elecciones. Que se hagan cargo.
–¿Se unirían a una coalición opositora?
–Hay que ver sus razones. Cuando son de conveniencia o mantener el carguito, son despreciables.
–¿Y cuándo no lo son?
–Lo que uno tiene que hacer es escudriñar la autenticidad de su pensamiento. Eso es más difícil. Preguntarles: «¿Flaco, no me engañes, realmente, qué pensás?»
–¿Cocodrilos disfrazados de sapitos?
–Hay un tango que habla de lucirse en el carnaval. Esto no es un carnaval. No se puede jugar con la suerte y la desgracia de nuestro pueblo. Esto no es joda.
–¿Hay crisis de liderazgo en el peronismo?
–Sobre eso podemos conversar un rato. No coincido totalmente.
–¿Por qué?
–Tengo una conducción política. Como decía Mario Benedetti el poeta uruguayo: «Yo soy parcial, incurablemente parcial». Mi conducción política es Cristina Fernández de Kirchner.
–¿Sola?
–Hay otros dirigentes con menor representatividad. No quiero dar nombres. Estaría conspirando contra lo que considero. Hay compañeros que pueden tener el bastón de mariscal.
–¿Nombres?
–No quiero dar nombres. Creo que hay que escaparle ahora a las internas. Incluso hay que tener la grandeza de abrir los brazos y construir la unidad del peronismo junto con otras fuerzas del campo nacional y popular.
–Ahí aparecen los sapitos.
–En aras de la unidad. Solos no vamos a llegar. Hay que hacer un programa nacional, democrático, popular, republicano y feminista.
–¿Un frente amplio?
–Concitar la mayor cantidad de adhesiones. Es un momento muy difícil. Como nos ha tocado estar sufriendo, parezco un pastor evangélico.
–¿Por qué?
–Porque predico el amor. El afecto en la amistad. Acercarse a los otros. Esto requiere un sacrificio.
–No quiere dar nombres, pero ¿qué tal Axel Kicillof?
–Lo quiero mucho a Axel. Hasta fui abogado de Tontos pero no Tanto, su agrupación estudiantil en Ciencias Económicas. Sólo que cuando compartimos la Cámara de Diputados y yo era presidente del bloque le decía: «Tenés 10 minutos para hablar de economía. Nunca me cumplió ¡Era imparable!
El tocadisco de López Rega
Recalde se considera «uno de los pocos seres vivientes que estuvo personalmente» con Juan Perón. Lo conoció en el exilio de Madrid. Pero no fue en la residencia Puerta de Hierro. Fue en las oficinas de Jorge Antonio, amigo, asesor y financista del líder justicialista.
–¿Qué es ser peronista hoy?
–No cambió la esencia. Su naturaleza. Lo que cambiaron son las nuevas tecnologías. Las técnicas. Las formas de comunicación.
–¿Cuál esencia sigue vigente?
–El peronismo tiene una columna vertebral que son los trabajadores. El Partido Justicialista es el instrumento electoral.
–¿Qué recuerda de aquel momento?
–Perón hablaba del equilibrio ecológico. Hablaba, hace 60 años, de la universalización y la continentalización. Es lo que hoy se conoce como globalización.
–¿Conoció al entorno de Perón?
–Un fin de semana en Madrid no había forma de contactarse con él. Pero llegué a través de alguien, que en ese momento no era nadie: José López Rega. Yo lo conocía.
–¿Por qué lo conocía?
–Por una cuestión muy fortuita. Habíamos hecho un juicio defendiendo a trabajadores gráficos. La empresa era propiedad de José López Rega. Me junto con su socio, Carlos Villone, y otros.
–Fundadores de la Triple A.
–Claro. Les digo que a los trabajadores hay que pagarles en efectivo. Mis honorarios pueden pagarlos en especies. Ellos tenían una casa de electrodomésticos. Me pagaron con una heladera, un lavarropa, un tocadisco. Siempre hacía yo un chiste: éste es el tocadiscos de López Rega.
–Después tuvo que exiliarse.
–Primero viví el exilio interno. Y luego fuera del país.
Los dientes blancos del perro
Recalde todavía es consultor de la Universidad de Buenos Aires. Dicto cátedra de Derecho Laboral en facultades de la UBA. Fue profesor de la materia a la que dedicó su carrera de abogado laboralista. Militó contra el menemismo en las filas del Movimiento de Trabajadores Argentinos, el MTA, junto con Saúl Ubaldini y Hugo Moyano, entre otros.
–Los medios dominantes quieren hacer invisibles los despidos y suspensiones.
–Hay crueldad. Hay una subestimación del otro o de la otra, se creen dueños de una verdad absoluta y muestran desprecio. No hay solidaridad con los que están sufriendo. Como la señora Sandra Pettovelo que no distribuye los alimentos ¡Es una locura!
–¿Están en peligro todas las conquistas laborales?
–Vienen a arrasar con toda la legislación protectora de los trabajadores. Están consiguiendo leyes muy regresivas. Como los que impulsa Federico Sturzenegger. A quien le digo ‘Schwarzenegger’ por lo destructivo.
–¿El ministro va por su tercer fracaso de gobierno?
–Eso es por la mala memoria generalizada.
–¿Qué es lo peor de la reforma?
–Hay artículos para temblar. Se desconoce la relación de dependencia. Se levantan las sanciones a empresarios que no tenían registrados a los trabajadores. El período de prueba de tres meses lo llevan hasta un año.
–¿Tiene nombre genérico?
–Es la ‘deslaborización’ de las normas laborales. Quieren que la relación entre un patrón y un trabajador se guíen por el Código Civil y Comercial ¿Por qué nace el derecho al trabajo? Porque hay una desigualdad. Y para eso también están los sindicatos.
–¿Qué es la figura de colaborador?
–‘¡Minga!’ colaborador. Cuando uno labura, labura. Uno colabora con una entidad benéfica, con una mutual o una cooperativa. Crean un fondo de desempleo para no pagar indemnizaciones. Que un bloqueo o una asamblea no se puedan hacer.
–¿Encontró algo a favor en la ley?
–Le buscaba los dientes blancos al perro. Me parecía haber encontrado algo. Se pena la discriminación en el despido. Pero ponen una multa. Al compensar con plata la discriminación, se impide la reincorporación. No hay dientes blancos. No tengo prejuicios. Pero no hay nada bueno en la reforma. Nada.
–¿Habrá actualización doctrinaria?
–Hay toda una escuela con la actualización en el peronismo. Conservando el ADN. Pero con otros instrumentos.
–¿Como cuáles?
–Antes no había aplicaciones. Estos chicos y chicas que van con una ‘bici’, con una moto, con una caja atrás y dicen que son empresas ¿Desde cuándo son empresas?. En estos casos hay que buscar la plusvalía. Donde esté la plusvalía, está la responsabilidad patronal. ¡Y a otra cosa Robirosa!