Un rugido a favor de la desigualdad

Un estudio sobre la ultraderecha en la Argentina, Brasil y Chile indagó en autopercepciones ideológicas y dejó una hipótesis: de los tres países, son los encuestados argentinos quienes se manifestaron en mayor medida en favor de las diferencias sociales.

Su Excelencia completó la semana a los gritos. Primero fue el discurso por el Día de la Industria, que pareció el Día de la Desindustria. Luego devolvió atenciones a los neofranquistas de Vox que lo ovacionaron en España, y fue el orador de fondo en el acto que la Fundación Disenso organizó en Buenos Aires. Se llama Foro de Madrid pero funcionó en el CCK. No hay caso con el nuevo nombre, el de Palacio Libertad. Ya sea por el buen recuerdo de Néstor Kirchner o porque ya pasaron por allí miles de artistas, franja poblacional detestada con ganas por el Presidente Javier Milei por zurda, CCK o Centro Cultural Kirchner ya son nombres muy instalados en la cultura popular. Allí y con una acústica excelente, como al gobierno cualquier micrófono le viene bien Su Excelencia aprovechó para seguir promocionando a su vocero Manuel Adorni, probable candidato legislativo el año que viene, que también habló. Y Adorni a su vez aprovechó para criticar, con gran alegría del jefe de Vox Santiago Abascal, al presidente del gobierno español Pedro Sánchez. El premier socialista es autor de un proyecto para aumentar el gravamen a los ultrarricos y de otro para crear un impuesto a las grandes herencias. “Pondremos en marcha nuevas acciones destinadas a acotar los privilegios desproporcionados de ciertas élites y a gravar fiscalmente a quienes ya tienen en el banco suficiente dinero para vivir cien vidas”, dijo Sánchez. Y agregó: “Lo haremos no para perjudicar a los millonarios sino para proteger a las clases medias y trabajadoras de un sistema injusto”. La reacción de la extrema derecha ultraliberal de allí y de aquí no es nueva. En Ecuador los mayores ataques que sufrió Rafael Correa cuando era presidente se originaron en un proyecto de impuesto a las grandes herencias. El argumento fue la supuesta agresión de Correa al principio de la propiedad privada. El proyecto no cuajó, y la artillería desplegada por los ultraconservadores, a esa altura ya fusionados con el dinero negro de los narcos, fue digna de una guerra mundial.

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Y ahora qué viene analizando desde su primer número el fenómeno de la extrema derecha en la Argentina, con Su Excelencia a la cabeza, y en todo el mundo. En esta misma edición hay un dossier especial con enfoques nacionales e internacionales. La fundación alemana Friedrich Ebert acaba de publicar un estudio comparado sobre la Argentina, Brasil y Chile que, como cualquier otro, merece ser leído tanto como discutido. Se llama “Apoyo y rechazo a la ultraderecha” y puede leerse completo haciendo click en este link: https://library.fes.de/pdf-files/bueros/chile/21406.pdf.

El encabezamiento tiene tres claves:

*”Datos recientes de Argentina, Brasil y Chile indican que 30 por ciento del electorado está a favor de la ultraderecha y 60 por ciento en contra. A pesar de su ascenso, amplios segmentos se le oponen”.

*”En términos sociodemográficos, sus seguidores y detractores presentan importantes diferencias, por lo que hay que ser muy cuidadosos antes de generalizar. Una de las pocas similitudes es que la población evangélica está sobrerrepresentada entre los seguidores”.

*”Sus votantes se caracterizan por tener bajo apego a la democracia, posturas conservadoras frente al aborto y el matrimonio igualitario, posiciones muy favorables al libre mercado y demandar mano dura contra la delincuencia”.

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Participaron Cristóbal Rovira Kaltwasser, Gonzalo Espinoza, Carlos Meléndez, Talita Tanscheit y Lisa Zanotti. Los autores formularon 112 preguntas sobre percepciones y preferencias del electorado. Informan que trabajaron cara cara, en hogares, con muestreos representativos. En Argentina la muestra fue de 1821 casos, en Brasil de 2011 y en Chile de 1488. Aclara el informe que el trabajo de campo se realizó en 2023. En el caso argentino terminó antes de la primera vuelta en las elecciones presidenciales.

El estudio se planteó no sólo estudiar sociológicamente a quienes son proclives a la ultraderecha sino examinar “las dos caras de la moneda” en parte por la experiencia europea. “Es posible pensar que la ultraderecha se caracteriza por generar adhesión en un segmento específico del electorado y, al mismo tiempo, antipatía en amplios sectores de la sociedad”, dice el texto.

Por ejemplo en el caso argentino, un 29 por ciento ya exhibía su apoyo a Javier Milei. Es la cifra obtenida por La Libertad Avanza en la primera vuelta.

Y a la vez la hipótesis es que el apoyo a la ultraderecha es homogéneo pero la diferencia o el rechazo no lo son.

La investigación revela que tanto en la Argentina como en Brasil las mujeres rechazan más a la ultraderecha que los hombres y que en Chile no hay diferencias de género. Una explicación posible, sostienen los autores, es que Milei y Jair Bolsonaro generen en las mujeres lo que José Antonio Kast no produce.

Entre los que apoyan a la ultraderecha, el perfil favorable es marcadamente joven en la Argentina. Está en la franja que va de 18 a 24 años. Ni en Brasil ni el Chile hay diferencias significativas por edad. “El triunfo electoral de Milei en parte se explica por un voto de castigo del segmento más joven hacia los dos grupos políticos que gobernaron el país en la última década”, sobre todo en los gobiernos de Mauricio Macri y Alberto Fernández. En la Argentina, a más años de estudio hay mayor rechazo. En Brasil es al revés. El rechazo a Bolsonaro es mayor entre quienes solo completaron la educación primaria.

En términos sociales, el voto pro-Milei ya era fuerte en las clases más bajas al momento del estudio.

A mayor distancia de la ciudad de Buenos Aires y del Gran Buenos Aires, más simpatía por Milei. Sucede lo mismo respecto de Santiago de Chile y según los autores es un patrón que también se da en Europa.

En Chile es muy fuerte el apoyo a Kast en el sur, “explicado en parte por la crisis de seguridad y el conflicto mapuche en la Araucanía”.

En Brasil es notorio el rechazo entre la población afro.

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“Los católicos se oponen a la ultraderecha de modo bastante más considerable que los evangélicos”, dice el documento.

A diferencia de lo que ocurre en Brasil y Chile, hay más ateos y no creyentes que se declaran a favor de Milei, quizás por una interpretación de su discurso libertario. Al revés de lo que pasa en Chile y Brasil, en la Argentina “el discurso de Javier Milei parece cautivar a un tipo de electoral más laico que el votante de Jair Bolsonaro y José Antonio Kast”.

Al momento de realización del campo, los datos recogidos indicaron cómo era el autoposicionamiento de las personas consultadas. En Chile y la Argentina primó el centro. En Brasil la autopercepción está corrida hacia la derecha y al conservadurismo.

Los autores del estudio se comprometen después de cada hipótesis a seguir profundizando. Lo bien que hacen, como lo demuestran algunas de sus observaciones. Una, sobre todo: en la Argentina, la identificación con partidos políticos era, al menos al momento del sondeo, más pronunciada que en Chile y Brasil. Si aun así Milei obtuvo en el balotaje el 56 por ciento de los votos, tanto la práctica política como estudios actualizados deberán pesquisar qué ocurre ahora, tras nueve meses de gobierno de Milei cuando se acercan las elecciones de medio término de 2025.

Una posibilidad es que la ultraderecha “puede eventualmente propiciar un proceso de realineamiento electoral, similar al que está produciéndose en gran parte de Europa” al dar vida a partidos de ultraderecha “que han venido creciendo en sus niveles de identificación partidaria, generando así una base de apoyo electoral muy estable y leal”.

En cuanto al perfil ideológico, aunque no sería legal la instauración de la pena de muerte en la Argentina porque los tratados internacionales tienen rango constitucional desde 1994, dijeron estar a favor el 56 por ciento de los consultados argentinos, el 57 por ciento de los chilenos y el 60 por ciento de los brasileños.

De paso, hay una mala noticia para la ministra de Seguridad de Su Excelencia: el 59 por ciento de los argentinos está en desacuerdo con atenuar las restricciones a la posesión de armas.

En la Argentina recibió apoyo mayor la respuesta “más orden” que “más educación” como contestación al problema de la delincuencia. La mitad de los encuestados argentinos cree que los delincuentes reincidirán.

Si se pasa a las cuestiones de género, los encuestados no acordaron mayoritariamente con la frase “las mujeres usan el feminismo para ganar de manera injusta ventaja sobre los hombres”. La segmentación se invierte cuando se les pregunta la opinión a quienes se declararon votantes de Milei.

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Conviene detenerse en el capítulo del estudio sobre la relación entre Estado y mercado y acerca de las diferencias sociales. Textualmente: “Predominan las respuestas a favor de una mayor igualdad de ingresos en Brasil (51 versus 39,2 por ciento) y en Chile (52,5 versus 27 por ciento) si bien esta proporción se invierte en la Argentina (40,6 por ciento a favor de la igualdad y 43,1 por ciento a favor de la diferencia”.

¿Y los beneficios sociales a cargo del Estado? El 48 por ciento de los consultados argentinos quieren que se achiquen, contra el 36 por ciento. En Brasil es 49 versus 39. Y en Chile hay más gente a favor de los gastos sociales: un 57 por ciento contra un 29 por ciento que quiere reducirlos.

Al preguntar sobre el aborto, el apoyo gana en la Argentina y Chile y pierde en Brasil, resultado que el estudio atribuye al peso de los evangélicos. También en la Argentina y Chile hay aceptación del matrimonio entre personas de la misma preferencia sexual.

La migración obtiene mayor rechazo en Chile, fenómeno que el estudio adjudica a que fue más reciente y más veloz.

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Es homogénea entre los tres países la idea sobre la democracia. “Quienes apoyan a la ultraderecha muestran menores niveles de apoyo a la democracia y mayor apoyo a un régimen autoritario o indiferencia frente a la democracia”, dice el documento. “Esta tendencia es particularmente notoria en el caso de la Argentina.” Al mismo tiempo, en la Argentina el 80 por ciento de la población dice estar a favor de la democracia, contra un 60 por ciento de Brasil y Chile. Conclusión: “Este hallazgo refuerza lo mostrado respecto a que potencialmente hay mayor espacio para el apoyo popular al autoritarismo en Brasil y Chile que en la Argentina”.

¿Cómo se informan (o se informaban en el tercer trimestre de 2023) los consultados en cada país? Sobre todo por la televisión, especialmente en la Argentina. Luego por las redes sociales. En tercer lugar por las radios. Los distintos servicios de mensajería vienen después como fuente de información, aunque el WhatsApp y Telegram vienen creciendo en Brasil y sobre todo entre las huestes de Bolsonaro.

A diferencia de Europa, donde predominan los sistemas parlamentarios, el estudio resalta que los tres países estudiados no sólo son presidencialistas sino que tienen primera y eventualmente segunda vuelta. “En consecuencia, hay que distinguir entre quienes votan por una opción de ultraderecha en primera vuelta y en segunda vuelta: mientras que en el primer caso se trata de personas que por lo general adhieren a las propuestas programáticas de la ultraderecha, en el segundo caso muchos terminan apoyando esta alternativa más bien por descarte en un contexto de desgaste de los líderes y los partidos tradicionales.”

Y ahora nada de “fin”, como le gusta poner al disertante Adorni. A discutir, que chocan los planetas.

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