En redes sociales se autodefine como “salteño y dirigente industrial”. José Urtubey, directivo de la Unión Industrial Argentina y accionista de Celulosa, en 2023 no estuvo entre los empresarios que apostaron electoralmente a Javier Milei. Hoy pide baja en algunos impuestos, enfoque productivista, créditos y baja de la informalidad.
El Gobierno insiste en hablar de “la macro”, y la mayoría de los economistas lo siguen, sin índices de la economía real. En el diálogo con Y ahora qué, José Urtubey responde así sobre el punto:
–Sí, el Gobierno tiene una visión macro que incluye el criterio de que las variables cambiarias se utilizaron para combatir la inflación.
–¿Coincidís?
–Mi opinión es que ese manejo de las variables tiene que tener un período de excepcionalidad.
–O sea que ya debería cambiar el criterio inicial del Gobierno.
–Si extendés las excepcionalidades en el tiempo y no pasás a modo de fortalecimiento de oferta productiva, si no te metés en la micro, se resquebraja el sistema productivo. El combate a la inflación es muy bueno. También es buena la reducción de gasto público ineficiente, pero…
–Perdón, veo que no hablás de reducir el gasto público a secas sino que te referís a la parte que definís como “ineficiente”.
–Pienso lo mismo en este tema que en los otros. Ya hay que terminar con la excepción y volver a la obra pública. El período del ajuste está cumplido.
Ahora hay que pasar a modo sustentable, es decir, cómo dar incentivo a los sectores productivos y cómo integrarte productivamente al mundo. Estamos en un mundo en guerra comercial permanente entre Estados Unidos y China. Algunos hablan de un efecto pospandémico. Para mí en realidad esa competencia se agudizó con la crisis de 2008. Hoy no veo una reversión del globalismo pero sí mayor auge del regionalismo. Por eso la industria está llamada a tener un impacto enorme. Observemos Brasil. Está enfocando su política hacia el logro de tener un sector productivo eficiente. Cuidado con las mieles circunstanciales. Si no damos la curva ahora todo puede terminar muy mal.
–Brasil, además, devaluó.
–Y sigue siendo nuestro socio principal. Ojo. Prendo una luz amarilla.
–¿Por qué Brasil reaccionó así, a tu criterio?
–Brasil está leyendo que geopolíticamente en el mundo recrudece la política derivada de una batalla tecnológica y comercial entre Estados Unidos y China. Entiende que tiene que cuidar su micro.
–Funcionarios del Gobierno argentino dicen, más en privado que en público, que no quieren crecimiento porque eso implicaría más importaciones y mayor uso de dólares.
–Es que sólo una política productivista evita daños.
–¿De qué debería constar?
–Hay impuestos distorsivos como el impuesto al cheque, ingresos brutos y alícuotas elevadas de IVA. Hay que trabajar sí o sí sobre cada uno de esos temas. Y, especialmente, darle importancia al aumento del crédito productivo y a la baja de la informalidad. Hoy somos el único país del mundo que deprecia el dólar. Así no hay chance de conseguir una integración productiva sostenible. Por eso es fundamental trabajar a fondo sobre el aparato productivo también en gas y energía.
–Después del Rigi general, el Gobierno anunció un Rigi local.
–Todavía hay que ver bien ese proyecto. Toda política debe tender a darle fuerza al incentivo productivo. Ya te mencioné impuestos, créditos y baja de informalidad. Te agrego la cuestión de la infraestructura. Hay mucho trabajo pendiente en ese terreno. Hay que compensar para romper las asimetrías.
–¿Externas o internas?
–Hablo en este caso de las internas. No es lo mismo producir en Salta que en Buenos Aires o en Rosario. Además de transportes y rutas, hablemos de sistemas compensatorios.
–¿Cómo es la interlocución con el Gobierno?
–Hasta ahora estuvieron muy concentrados en la macro. Ahora veremos si abren el abanico.
–Elisa Carrió habló de “pymecidio”.
–Las pymes siguen representando el 80 por ciento de la producción y del empleo. Agregá la crisis que están sufriendo los comercios. No nos extrañemos tanto: (José Alfredo) Martínez de Hoz desarrolló una política similar. La diferencia es que no existía Vaca Muerta. Hoy este modelo tiene más aguante, pero cuidado, porque también la población es mayor que en tiempos de Martínez de Hoz. Con suerte, de este modo satisfacés necesidades de 20 millones de argentinos.
–Quedan unos 27 millones afuera. ¿Los industriales discuten estos temas a fondo con los dirigentes sindicales?
–Hay una preocupación compartida. El empleo industrial va de la mano con la producción industrial.
–Y está la amenaza oficial, en muchos casos ya puesta en práctica, de abrir las importaciones.
–Te agrego algo que incluso puede empeorar ese escenario de apertura extrema. Si Estados Unidos con Donald Trump efectivamente eleva posiciones arancelarias más allá de Canadá, México y China, habrá grandes excedentes de producción dando vueltas por el mundo. Si esos excedentes encuentran a la Argentina muy abierta, el país puede ser una víctima. Hoy el comercio ya va a sentir la autorización para que la gente pueda importar hasta tres mil dólares por persona. Imaginate el otro escenario. Peligrosísimo. No sólo sería un perjuicio para la industria textil. También para el sector alimenticio. Y para la agroindustria.
–¿Qué valor le atribuís a la ausencia del Presidente en la reunión de los industriales?
–Un valor anecdótico, pero hubiese sido útil que estuviera para intercambiar posiciones.
–¿Ves pragmático a Milei en términos de política económica?
–Lo veo pragmático en términos de acumulación de poder político. Veremos si ese pragmatismo se traslada a la economía.