Politólogo Zapata: “Hubo una rebelión de los gobernadores”

El Presidente Javier Milei está sufriendo un “cambio de expectativas políticas y económicas” cuya consecuencia última será “el fin de la motosierra”, fenómeno que retumbó en la Cámara de Diputados con el rechazo a dos de sus vetos, analizó Federico Zapata, director de la consultora Escenarios. El politólogo también le respondió a Y Ahora Qué? sobre otros asuntos sensibles. ¿Puede revertir el Gobierno su derrumbe de imagen en la opinión pública? ¿Provincias Unidas es una alternativa viable? ¿Qué rol podrá jugar el triunfante gobernador peronista Axel Kicillof?

¿Habrá leído y estudiado Milei a Nicolás Maquiavelo? Hasta donde se sabe, y por su propio testimonio, leyó y estudió a autores de la Escuela Austríaca, entre ellos al libertarista estadounidense Murray Rothbard. Una duda: ¿seguirá fiel el jefe de Estado a la doctrina del anarcocapitalismo? No hay tanta información sobre recomendaciones de Rothbard a un jefe de Estado en caso de sufrir una derrota fuerte en las urnas. Pero sí se conoce que el autor de El Príncipe, con sus maquiavélicas habilidades, aconsejaba al gobernante derrotado eliminar “amenazas futuras”, fortalecer el liderazgo y ser pragmático. De cuestiones delicadas como estas trata la siguiente entrevista con el politólogo Federico Zapata.

–¿Le alcanzarán a Milei cambios cosméticos de modales y maquillajes en los discursos, pero sin tocar ni una coma de las políticas ajustadoras de fondo, para revertir la tendencia negativa que se instaló en la sociedad contra el Gobierno?

–El punto crítico, en todo caso, es una pregunta sobre la debilidad de su dispositivo político: ¿Tiene el equipo gubernamental la capacidad para activar una agenda positiva en poco tiempo o es un equipo gubernamental que sólo puede gestionar la inacción del Estado Nacional?

–¿Lo tiene? La supuesta nueva fase en camino a las elecciones legislativas del 26 de octubre, ¿no le parece que empezó de la peor manera en Diputados con el rechazo a los vetos de las leyes de emergencia pediátrica y financiamiento universitario, apoyado en forma multitudinaria en las calles, y con la casi segura ratificación en el Senado, además del rechazo al veto de la Ley de ATN?

–Hubo una rebelión de los gobernadores. El consenso del ajuste (es decir, el voto que premia la baja de inflación) parece estar dando paso a un consenso adicional que incluye, ya de manera central, el crecimiento y el derrame capitalista sobre la producción, el trabajo y el consumo.

–Este concepto último suyo merece mayor precisión ¿Considera usted que se puede hablar de consenso para un derrame capitalista sobre las fuerzas productivas?

–Ese nuevo consenso es el que se consolidará como eje de la agenda social después de las elecciones de Octubre (sobre todo si LLA no obtiene un triunfo nacional holgado). Deja en condiciones de mayor crecimiento a una opción política como Provincias Unidas, que en la alianza de los gobernadores encontró un programa que combina las nociones del partido de la macro (el equilibrio fiscal) y del partido de la producción (agro, industria, infraestructura, exportaciones).

¿Qué puede suceder con alianzas tipo Provincias Unidas o Somos? ¿La tercera vía es un camino probable en Argentina? ¿Pueden superar de frente al electorado su apoyo a leyes de tenor autocrático como la Ley Bases o el Decreto/70 e incluso otras iniciativas parlamentarias de Milei?

–Si LLA y el ausentismo aparecían como las primeras novedades de comportamiento político post 2023, la conformación embrionaria de Provincias Unidas como el “partido capitalista de los gobernadores” se postula como una tercera novedad que reacciona, en simultáneo, contra la polarización remanente LLA-kirchnerismo desde una perspectiva de unidad regional-federal, y buscando representar una agenda reformista (retenciones, gestión del Estado, producción) que el Gobierno nacional está dejando vacante por los problemas que le trae su excesivo apego al paradigma monetarista-fiscal para manejar todas las vertientes de la economía.

–¿Qué traería de nuevo Provincias Unidas?

–La novedad de Provincias Unidas con respecto al viejo sistema opositor es que no pone en duda el consenso de ruptura del 2023: el superávit fiscal, la desinflación y el orden macro se incorporan al discurso de este grupo de gobernadores como un valor constitutivo de sus gestiones provinciales de un modo similar al que Milei las incorporó a su gestión nacional.

–¿Qué rol le atribuye al sector empresario en un proceso de ese tipo?

–En todo caso, el foco crítico está puesto en la falta de promoción planificada de un sector privado competitivo que haga crecer la economía y el empleo. Creo, en ese sentido, que Provincias Unidas trae una nueva agenda muy relevante a la discusión nacional: cómo construir un modelo de bienestar sustentado en la producción y el trabajo a escala federal.

–¿Quiere decir que lo que usted llama la rebelión de los gobernadores y un nuevo consenso en gestación son las claves para entender las derrotas sufridas por el oficialismo en el Parlamento?

–Ese es el trasfondo político de los diferentes traspiés del gobierno en el Congreso: el dispositivo político de LLA, al romper la relación con los gobernadores por su sectarismo y unilateralismo, permitió el surgimiento de un contrapoder federal que está en la base de agendas que la sociedad reconoce como legítimas. Es como si la sociedad le estuviera diciendo a Milei: “Te dimos una motosierra para que vayas contra la casta, no para que vayas contra la sociedad argentina”. Allí radica la ventaja política de Provincias Unidas que está retumbando en el Congreso: el cambio de expectativas políticas y económicas que trae la nueva etapa (el fin de la motosierra y el comienzo de una estabilización productiva de la macro) coincide con la representación sectorial de la economía real que los gobernadores venían encarnando desde 2023.

–¿Está de acuerdo en que se esfumó aquel encantamiento con Milei cuando ganó el balotaje de 2023?

–Sobre el hechizo de Milei con la sociedad, creo que hay un escudo que se rompió: la idea de que la conexión de Milei con la opinión pública funciona como una dispensa para armar un Gobierno y un dispositivo político poderoso.

–La mayoría de los indicadores económicos fundamentales parecen jugarle en contra, según revelan los sondeos.

–Este otoño recesivo, en vísperas de lo que debió ser una primera etapa de reactivación, se traduce en una baja de la relación con los indicadores de opinión pública que desnuda la debilidad de lo que Milei no quiso o no pudo edificar: política y Gobierno. ¿Puede reconstruir la relación con la sociedad? No me gusta ser categórico en materia de política. De lo que no me caben dudas, es que si en la fase 2023-2024 la sociedad creó a Milei, en esta nueva fase (2025-2027), Milei va a necesitar crear a su sociedad.

–Supongo que se refiere a construir un liderazgo.

–Es una tarea mucho más difícil, profunda y compleja. Que le va a exigir mucho más. Dicho de otra manera, Milei fue la herramienta de un castigo, la motosierra del viejo orden ¿Puede además liderar la construcción de un nuevo orden?

–¿Cómo interpreta la reacción del Gobierno después de las elecciones en la Provincia de Buenos Aires, desde el momento en que atribuyó la derrota a errores en la difusión de ideas o al poder del ‘aparato’ peronista o al sistema de boletas partidarias a la usanza tradicional?

–La primera reacción del Gobierno a la derrota en la PBA me parece inteligente: salirse de la ofensiva, de los insultos, e intentar poner a Javier Milei como “víctima del sistema”. Como el eslabón débil.

–¿La estrategia de victimizarse como recurso político defensivo?

–Es como si quisieran volver a la imagen del debate presidencial con Sergio Massa: un Milei ‘bullineado’ (sometido a burlas) por la clase política. El supuesto de la estrategia implica construir rumbo a Octubre la idea de un “Milei débil” como ‘driver’ para generar mayor empatía social.

–¿Sería como ignorar el rechazo al rumbo económico y las sospechas de corrupción que rozan a Karina Milei, pieza clave si las hay, en el mileísmo?

–No tenemos forma de saber todavía y de entender el impacto, pero de las barajas que le quedaban a mano comunicacionalmente hablando, es una baraja inteligente.

–La lectura hecha por la mayoría de los analistas es que hay un aluvión de protestas contra las políticas del Gobierno ¿Coincide?

–En relación al resultado de la PBA, creo que representó un nítido voto contra la gestión Milei. Paradójicamente, La Libertad Avanza intentó capitalizar el antikirchnerismo pero se encontró con un primer germen de antimileísmo.

–¿La victoria de Unión por la Patria fue una combinación de voto peronista-kirchnerista sumado a electores desencantados que nadie podría considerar ni cercanos al peronismo?

–¿Qué castigó la sociedad? La no resolución del escándalo de corrupción (el fin del blindaje emocional de Milei) y la incapacidad del Gobierno nacional para transformar las virtudes del orden macro alcanzado en el plano fiscal en 2024 en un proceso de expansión de la actividad económica y el consumo.

–¿Qué forma adoptó el castigo en cada distrito provincial?

–En la primera sección electoral, por la vía del peronismo. En el interior de la PBA, por la vía del ausentismo y el voto a terceras fuerzas (Hechos en la segunda y Somos en la cuarta, quinta, sexta y séptima).

–El gobernador Axel Kicillof asomó como un nuevo líder del peronismo ¿Puede un movimiento como Derecho al Futuro erigirse en un eje de la oposición que obre como imán para otras fuerzas moderadas o republicanas con las cuales articular un programa de Gobierno?

–Creo que Kicillof puede ser un actor más en una nueva construcción política más amplia. No tengo claro si están dadas las condiciones en la Argentina y el peronismo que viene para una conducción monolítica como la que estuvimos acostumbrados hasta el 2023.

–¿Cómo definiría ese nuevo escenario político de mayor apertura?

–Me parece que estamos en un momento de construcción de una nueva élite y ese momento va a exigir pluralismo y democracia en el dispositivo de conducción y construcción.

–¿Qué debería hacer Kicillof para erigirse en un actor clave del nuevo momento que usted avizora?

–La pregunta por Kicillof, en ese contexto, es una pregunta sobre su programa: para poder acercarse al polo federal que se está constituyendo, Kicillof tiene que demostrarle a la sociedad extra-AMBA, que las “nuevas canciones” que anunció son más que un slogan ¿Cuál es su nueva teoría del Gobierno? ¿Cuáles son sus nuevas ideas económicas?

–¿Le recomendaría a Kicillof cambios en su orientación ideológica?

–Esto no implica traicionar una ideología, sino encontrar una nueva clave de enunciación y gestión de ideas. Si no logra dar ese volantazo y prefiere sostenerse como el mejor defensor de un legado, creo que corre el riesgo de descapitalizar la oportunidad que le da la elección de la PBA: puede expandirse, pero para ello, necesita una nueva morfología. De persistir en la vieja morfología, puede abortar su proceso de expansión.

–¿Tiene alguna medición actualizada de qué es lo que está pasando con la ciudadanía después del triunfo contundente de Unión por la Patria en la Provincia de Buenos Aires?

–La derrota del oficialismo nacional en la PBA se da en el marco de un deterioro muy fuerte de los indicadores económicos, sociales y políticos del Gobierno a nivel nacional. En concreto, la evaluación de la situación económica del país acumula siete meses de deterioro. Las expectativas económicas futuras tuvieron un brusco deterioro entre julio y septiembre. La evaluación del gobierno nacional y del Presidente están en su piso histórico.

–¿Qué se vislumbra en el camino hacia las legislativas nacionales del 26O?

–La pregunta entonces es si estamos tocando el piso de los indicadores, y en ese caso, si el triunfo “kirchnerista” en la PBA puede empujar, como en una PASO, a una recuperación de los indicadores del Gobierno hacia Octubre, o si por el contrario, la elección de la PBA va a acelerar el deterioro de los indicadores. Aún es muy temprano para tener una respuesta, pero sin dudas esa dinámica social es la que va a ser determinante para el escenario político de los próximos años de gestión.

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