Crónicas de aquella Semana Santa

Dirigentes peronistas y radicales cuentan detalles de la Semana Santa de 1987, cuando se produjo el primer levantamiento carapintada contra Raúl Alfonsín. Y el legendario fotógrafo presidencial Víctor Buggé rememora que le tuvo que traducir al almirante Arosa qué era eso de “les quemamos los cuarteles” que cantaba la multitud.

El domingo 19 de abril de 1987 el Presidente Raúl Alfonsin decía ante una multitud reunida en la Plaza de Mayo: «Hoy podemos dar gracias a Dios. La casa está en orden y no hay sangre en la Argentina. Felices Pascuas».

Terminaban de esa manera horas tensas y difíciles luego de días de alzamientos militares por parte de algunos representantes de las FFAA que pretendían rechazar los juzgamiento por los crímenes de lesa humanidad cometidos durante la dictadura iniciada en marzo de 1976 y que arrojó 30 mil desaparecidos en la Argentina.

En aquella Semana Santa de hace 38 años, la democracia reconquistada en 1983 estuvo jaqueada y en peligro concreto.

En Córdoba el oficial de inteligencia Ernesto Barreiro apodado «El Nabo» se alzaba entre miércoles y jueves santos contra los poderes democráticos y ponía en alerta al gobierno  de Alfonsín. Se había dictado una orden de detención para Barreiro por encontrarlo responsable de muchísimos crímenes de lesa humanidad entre los que se comprobaron al menos 65 homicidios intencionales en el campo de detención de La Perla y en otros lugares. Ante las fuerzas policiales que fueron a detenerlo, Barreiro (hoy condenado a perpetua) se amotinó en un regimiento cordobés (el Aerotransportado 14 del III Cuerpo de Ejército) y allí comenzó el alzamiento de Semana Santa de 1987.  Horas después otro militar (Aldo Rico) hasta entonces desconocido y que había peleado en Malvinas se sublevó tomando el Colegio Militar de la Nación en Campo de Mayo y posteriormente se acuarteló en la Escuela de Infantería. 

Sus subordinados decidieron pintarse las caras como para un combate y allí nació el término «carapintadas».

La situación, complicada de por sí, requería reacciones y acciones directas desde la política.

El gobierno convocó a una Asamblea Legislativa donde el presidente explicó el momento difícil por el que atravesaba el país. 

La respuesta de la política no se hizo esperar. De inmediato las principales figuras de los partidos políticos dijeron presente al lado de Alfonsín para defender lo que tanto había costado recuperar.

Figuras como Antonio Cafiero y Vicente Saadi por el peronismo, Oscar Alende por el Partido Intransigente y Lorenzo Miguel y Saul Ubaldini por el sindicalismo entre otros,  estuvieron al lado de Alfonsin sin dudarlo rechazando el intento de golpe de la corporación militar.

“Días históricos”

«Fueron días históricos que es necesario contar, rememorar y reivindicar para que las futuras generaciones no pierdan la memoria histórica que hoy algunos pretenden borrar», recordó Leopoldo Moreau uno de los principales dirigentes del radicalismo de ese entonces e integrante de La Coordinadora radical un grupo de jóvenes cuadros políticos que habían sido sostén principal de Alfonsín para ganar la presidencia cuatro años antes derrotando al peronismo.

Esa Semana Santa tuvo muchos momentos de incertidumbre. Sin embargo las movilizaciones populares en todas las plazas del país demostraron la inclaudicable decisión del pueblo argentino de defender la institucionalidad democrática.

Lo que ocurrió entre el 15 y el 19 de abril de 1987 y las respuestas del campo popular y la dirigencia política fueron fundamentales para que desde la democracia se terminaran para siempre los intentos de un golpe militar en la Argentina.

El apoyo peronista

«Fue el desafío más importante que tuvo la sociedad y se definió a favor de la institucionalidad democrática. Para lograr esa victoria hubo una conjunción de factores. La decisión de un presidente de no dar un paso atrás en la consolidación democrática, la participación del peronismo apoyando al gobierno radical y el tremendo respaldo y movilización popular» señaló Jesús Rodríguez ex diputado nacional y ex ministro de Alfonsín.

Para Leopoldo Moreau en tanto, ex diputado radical en 1987 y una de las principales espadas políticas de Alfonsín:  «Semana Santa de 1987 marca sin dudas un antes y un después en la historia de la Argentina» 

Fueron cuatro días de tensión, de miedo, pero también de aguante a la democracia por parte de la gran mayoría del arco político y de la sociedad de ese entonces que se movilizó en todo el país.

Nadie tocó la puerta

Jesús Rodriguez sostuvo que «Semana Santa de 1987 es el desafío a la voluntad popular de los que no aceptaban ser juzgados con las armas de la ley. Ese desafío se enfrentó exitosamente por la conjunción de : un presidente  convencido que era imposible  una claudicación  ética frente a la sistemática violacion de los derechos humanos en la dictadura».

Rodríguez formó parte de la llamada Coordinadora y tuvo una destacada participación en los hechos de la Semana Santa organizando para que la multitud que se había dirigido a Campo de Mayo no se enfrentara con los militares amotinados evitando enfrentamientos y derramamiento de sangre.

El ex diputado subrayó también que en aquellos días de abril de 1987 «los otros factores que hicieron posible derrotar el golpe fueron la decisión popular, expresada en las calles de no volver atrás en el camino de la libertad y el apoyo incondicional de una dirigencia política peronista que, mayoritariamente, estuvo al lado de la democracia sin tentarse en ir a tocar las puertas de los cuarteles». 

Desde Entre Ríos 

Hector Maya, ex diputado nacional por el PJ de Entre Ríos recordó aquellos días de la Semana Santa de 1987 con una anécdota. «Aquel día del intento del golpe yo estaba en Gualeguaychú y sin comunicación con Buenos Aires y muy preocupado.Por eso pude hablar con unos compañeros en Paraná que me dijeron que Ricardo Laferriere, que era senador nacional por el radicalismo, tenía el mismo problema y quería viajar urgente a Buenos Aires», señaló Maya. 

El ex diputado peronista que integraba en aquel momento la «mesa chica» del bloque renovador relató a «Y ahora que…» : «Me comunique con Ricardo (Laferriere) a quien conocía bien por ser de la misma provincia y le dije que hablara con el gobernador (Sergio) Montiel para que nos pusiera un avión de LAER (Líneas Aéreas de Entre Ríos) para poder viajar a Buenos Aires».

«Le pedí  -continuo Maya- que me pasaran a buscar por el aeródromo de Gualeguaychú y allí seguiríamos viaje. Ocurrió que cuando iba de camino al aeródromo los militares cortaron la ruta y no me permitieron seguir. En ese momento me decidí a cruzar a campo traviesa para llegar a la pista donde abordé el avión y llegué finalmente a Buenos Aires eludiendo el cerco de los milicos sublevados. Era joven y pude hacerlo, pero siempre pienso que de no haber tomado esa decisión, los militares se hubieran apoderado del aeródromo y nunca hubiese podido viajar ese dia» .

Maya recordó que «ya en Buenos Aires me dirigí a la Casa de Gobierno con otros compañeros del bloque. Estaba el presidente Alfoinsin pero no había muchos funcionarios a su lado. El clima era tenso. Al rato comenzaron a llegar las principales figuras de los partidos políticos para apoyar la democracia y elaborar estrategias ante el intento de golpe».

«De aquellos días -dice Maya- guardo un gran recuerdo de Alfonsín y de muchos de los jóvenes dirigentes radicales. El peronismo por supuesto estuvo presente desde el primer momento, pero lo más importante es que quienes estábamos allí éramos todos verdaderos cuadros políticos. Algo que hoy no hay en la política. Estoy seguro que gracias a esas presencias, además del apoyo popular, salvamos la democracia ante un grupo de militares que no querían ser juzgados por la justicia civil. Fue por esos cuadros políticos formados en la adversidad que pudimos ser capaces de enfrentar aquellos duros momentos»

Enseñanzas

«En Semana Santa de 1987 el protagonismo popular y la unidad monolítica de todo el arco político fueron capaces de derrotar por primera vez un intento de golpe desde la presencia en plazas y las calles de todo el país . Ese episodio fue sin dudas un hecho histórico que debe ser rememorado, debe ser reivindicado y debe ser contado para que las futuras generaciones no pierdan la memoria histórica que algunos pretenden borrar para que esas generaciones no tengan futuro» afirmó Leopoldo Moreau ex diputado radical y una de las principales figuras del radicalismo

de aquellas épocas.

Moreau subrayó que «sin dudas la Semana Santa de 1987 marca un antes y un después en la historia de la Argentina» y destacó además que «aquel episodio nos dejó muchísimas enseñanzas porque fue un desafío a la conciencia democrática nacida en 1983 y a lo que hoy se denomina el pacto democrático».

«Fue definitivamente Semana Santa lo que terminó con lo que se denominaba la corporación militar que había sido protagonista en la Argentina durante muchos años», agregó Moreau.

Los fueron a buscarcon

«Todos nos llaman los negros de m….., pero ahora nos vienen a buscar porque la gente que es sabia y comprende que el peronismo se la banca de verdad… bajo esa consigna con la Juventud Peronista convocada por Antonio Cafiero estábamos en la Plaza de Mayo bancando y apoyando la institucionalidad democrática contra el intento del golpe carapintada», aseguró Eduardo Valdes actual diputado nacional y ex integrante de la JP.

«Ese dia de Pascuas  -recordó Valdés- estábamos en la Plaza junto a compañeros como Juan Carlos Dante Gullo, Carlos Gonzalez, Milciades Peña, Hector Chianeta, Jorge Arguello y tantos otros para defender la democracia y luego de debatir con Cafiero estábamos en esa plaza porque lo importante de ese dia era demostrar que la democracia era el piso en el que los argentinos queremos convivir desde ahi en mas, Ese dia se soldo para siempre la institucionalidad democrática».

Valdes subrayó que «fue la solidaridad de Antonio Cafiero estando al lado del presidente Alfonsin la que nos dio fuerzas. Era la primera vez que el peronismo compartió el balcón con un presidente de otro signo. Aquel gesto hizo que cuando Cafiero fue nombrado ciudadano ilustre de la provincia de Buenos Aires, Alfonsin dijera: >>Cafiero fue el presidente que los argentinos se privaron de tener>>. Y, fue Cafiero quien en la despedida de Alfonsín el día de su partida admitió que después de Juan Peron había sido Alfonsín quien más lo había influido en su vida política» .   

Amenazas

En abril de 1987 Leandro Vivo se desempeñaba como periodista de la sección política de la hoy desintegrada por Milei Agencia de Noticias Telam. El periodista recordó aquellos días de la Semana Santa y el intento del golpe militar que le tocó muy de cerca en lo personal. No solamente por su tarea profesional sino porque días antes del domingo 19 de abril su padre (Horacio Vivo) un histórico dirigente radical porteño fue baleado cuando estaba cenando en un restaurant. 

«Creo que fue la madrugada del jueves Santo cuando mi padre y mi madre junto a otros correligionarios fueron a un restaurante que entonces se llamaba The Horse. Al segundo de sentarse a una mesa una ráfaga de disparos dirigidos a ellos hizo estallar los vidrios del lugar aunque gracias a Dios nada les paso. Era una advertencia. MI padre era en ese entonces vicepresidente del Comité de la UCR de la Capital cuya titularidad la ocupaba Jose «Chiche» Canata que había reemplazado en ese cargo a Enrioque «Coti» Nosiglia que pasaría a ocupar el ministerio del Interior en pocos días más para reemplazar a Antonio Tróccoli . 

Vivo recordó que «el jueves por la mañana llegué muy temprano a Télam y mis compañeros se barajaron para decirme que estaba todo bien y que a mi papá no le había pasado nada. Yo, sin entender que pasaba, pregunté y recién alli me enteré de la noticia. No había celulares y en casa no teníamos ni teléfono para poder saber lo que había ocurrido. Me calme al hablar con  mi viejo, pero a media mañana recibí una llamada en la misma redacción en la que me amenazaban a mi y a mi familia: ´¨Anoche fallamos con tu viejo, pero ahora vamos por vos´, dijo la voz distorsionada en el teléfono».

De ahi en adelante Vivo relató que le tocó cubrir los episodios de Semana Santa desde la Casa de Gobierno donde el mismo domingo de Pascuas vivió una situación muy particular con el propìo Alfonsin a quien cruzó casi sin quererlo cuando el presidente salia del balcón tras anunciar su traslado hacia Campo de Mayo para disuadir a los carapintadas.

«Todavia hoy lo recuerdo -dijo Vivo- y no lo puedo creer. En ese momento me tope con Alfonsín casi sin quererlo cuando él se retiraba del balcón tras hablar a la multitud y le pregunte si estaba loco y como que iba a ir a Campo de Mayo sin tener garantías?; Alfonsin me miró, me palmeó en la cara y me dijo: quedate tranquilo Leandrito que está todo bien. En ese momento me di cuenta que los días de tensión, las amenazas y mis miedos habían terminado. La democracia con el apoyo popular había ganado una batalla crucial. La casa estaba en orden y no había sangre en la Argentina como dijo el propio Alfonsin cuando regreso de Campo de Mayo ese domingo de Pascua» 

El fotógrafo que le tradujo al marino

Victor Bugge, el histórico fotógrafo de la Presidencia de la Nación, recordó aquellos días de la Semana Santa de 1987 pero prefirió hacer foco en el balcón que tuvo a Raul Alfonsin antes de y después de viajar a Campo de Mayo a exigir la rendición de los carapintadas.

Recordó que «la anécdota que me quedó grabada es cuando le tuve que traducir al almirante Ramón Arosa, que era el Jefe de  Armada, lo que cantaba la multitud que estaba en la Plaza de Mayo apoyando a Alfonsín. Fue cuando Arosa me preguntó: ‘¿Que están cantando?’. Y al oido le dije: ‘No se atreven, no se atreven, si se atreven les quemamos los cuarteles’. No sabía cómo lo podía tomar el marino aunque la Armada no tenia que ver en aquel alzamiento de los carapintadas».
Buggé recordó luego el viaje a bordo del helicóptero hacia Campo de Mayo junto con Alfonsín: «Antes de despegar desde la Stella Maris cerca de la Casa de Gobierno yo quise cederle mi lugar a Jose Antonio López (vocero de Alfonsín) por una cuestión de cargo, pero Jose Antonio me dijo: >>me parece que es más importante que vayas vos>> lo que demuestra quien era Jose Antonio; un gran tipo y un gran profesional». 

«El viaje fue casi en silencio -rememoró Buggé–. El helicóptero sobrevoló distintos lugares desde que salimos de Capital pasando por Olivos (en la zona de la villa de La Cava y también por la zona residencial)  y lo que podía observar desde las ventanillas era que desde todos los lugares que sobrevolamos se sentía el apoyo de la gente saludando. Todo el mundo sabía que era el helicóptero presidencial y hacia dónde se dirigia».   

El fotógrafo presidencial relató que al arribar a Campo de Mayo «la tensión era máxima» y recordó: «Me di cuenta de la tensión que había cuando el edecán presidencial me dijo ‘Victor, cuidate porque no sabemos cómo puede terminar esto’».

Buggé en su relato recordó además que el líder de los carapintadas (Aldo Rico) se demoraba en llegar hasta la oficina del comandante,  lugar donde ya estaba Alfonsin esperando. 

«Esa demora -precisó el fotógrafo- motivó alguna molestia de parte de la comitiva presidencial hasta que el edecán del Ejército fue a buscar a Rico y lo acercó a la oficina. Cuando lo vi llegar preferí no tomarle una foto ya que entendí que no era el momento y me quedé sentado en un sillón con las cámaras listas». 

«Antes de ingresar a reunirse con el presidente, el brigadier Panzardi le ordenó a Rico que no podía ingresar armado y Rico lo obedeció y dijo que quería dejar en claro que el alzamiento no era en contra de la democracia, sino en respaldo a sus camaradas», recordó Buggé.

Al fnal de la reunión el fotógrafo presidencial relató que «luego ingresaron varios políticos a los que recuerdo como (Antonio) Cafiero, (Leopoldo) Moreau, (Jesús) Rodriguez y otros a los que Alfonsin les agradeció que estuvieran allí porque fueron ellos y otros los que habían frenado a la gente reunida fuera del cuartel para que no ingresara y se pudiera producir algún enfrentamiento que nadie sabía cómo podía terminar»

«El regreso en el helicóptero hacia la Casa de Gobierno transcurrió también en silencio. Y al salir de nuevo al balcón Alfonsín pronunció el conocido discurso en el que dijo ‘la casa está en orden y no hay sangre en la Argentina. Felices Pascuas’. Ahí pude observar que parte de los que estaban en la Plaza lo silbaron tal vez porque no sabían exactamente qué había pasado en Campo de Mayo, pero muchos fueron también los que lo vivaron. Lo cierto es que para mi que había sido testigo presencial de lo que habíamos vivido en Campo de Mayo, que no hubiera que llorar ningún muerto terminó siendo la mejor noticia de todas en aquel domingo de Pascua inolvidable»

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *