La Corte Suprema debe decidir si ella también peruaniza a la Argentina. Mientras tanto, los dos sectores del peronismo bonaerense, el de Axel Kicillof y el de Cristina Fernández de Kirchner, empiezan a explorar si llegan a un acuerdo antes del 19 de julio. Y La Libertad Avanza introduce un objetivo que no debería estar fuera de los radares: igualar a los trabajadores hacia abajo y enfrentar a unos trabajadores con otros.
El proceso de peruanización ya lo inició Su Excelencia el señor Presidente de la Nación. Y el mejor ministro de Economía de la historia mundial, Luis Toto Caputo, también citó a Perú como ejemplo.
Sería así:
*Continuidad del control financiero por parte del establishment. El símbolo es la presidencia del Banco Central, que hace 19 años está en manos de la misma persona, Julio Velarde Flores.
*Presidencias dictatoriales o débiles. Alberto Fujimori (1990-2000) fue condenado a 25 años por corrupción y homicidio. Alejandro Toledo (2001-2006) terminó arrestado en los Estados Unidos por corrupción. Alan García (última presidencia entre 2006, cuando arrancó Velarde Flores, y 2011) fue acusado por coimas y terminó suicidándose. Ollanta Humala (2011-2016) fue procesado por lavado. Hubo arresto domiciliario para Pedro Pablo Kukczynski (2016-2018) por su participación en el escándalo Odebrecht. Martín Vizcarra (2018-2020) fue derrocado por el Congreso. Manuel Merino estuvo seis días en la presidencia y renunció. Francisco Sagasti duró un poco más, de noviembre de 2020 a julio de 2021. Pedro Castillo está detenido. Solo gobernó entre julio de 2021 y diciembre de 2022. Dina Boluarte, presidenta actual, sigue bajo sospecha por las masacres de 2022 y 2023, con 50 muertos y 1.400 heridos, incluso en jurisdicción de la Corte Penal Internacional.
*En 2024 Perú exportó por 74 mil millones de dólares, un 15 por ciento más que en 2023. El 60 por ciento de esas exportaciones fue cobre, seguido de oro, mineral de hierro, molibdeno, arándanos y cacao en grano.
*La esperanza de vida promedio se redujo de 76 a 73 años entre 2019 y 2024, según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
La peruanización de la Argentina, donde sólo hay cierto crecimiento en los sectores primarios, se completaría si la Corte Suprema decide finalmente condenar a prisión efectiva a una expresidenta como Cristina Fernández de Kirchner. La decisión está en manos de tres personas (Horacio Rosatti, Ricardo Lorenzetti y Carlos Rosenkrantz) y hasta el cierre de esta nota nadie sabía a ciencia cierta cuándo, cómo y con qué contenido final resolverían la suerte de CFK.
Las especulaciones, porque información certera no existe, son infinitas, y un paneo permitió detectar que la naturaleza de esas especulaciones es más política que jurídica. ¿Qué quiere el Gobierno? ¿Qué CFK compita y polarizar con ella? ¿Qué vaya presa, se convierta en una referencia de persecución y también polarizar con ella? ¿La caída del proyecto de Ficha Limpia es un antecedente que debe ser considerado? Y a su vez, ¿la Corte responde al Gobierno? Y si responde al círculo rojo, ¿éste la desea en juego activo o fuera del juego? ¿Y Donald Trump o el establishment de Florida dedicado a América latina?
A su vez, una consulta en el peronismo, e incluso entre quienes militaron en el justicialismo al estilo de Miguel Pichetto, permite sacar una conclusión: más allá de la cercanía, la simpatía, la antipatía, la amistad o la enemistad con la expresidenta y exvicepresidenta, las preferencias se inclinan por no sentar un precedente de arresto a un nivel político tan alto, más aún cuando el armado de la causa de Vialidad carece de pruebas y parte de una teoría conspirativa: la jefatura de una banda encaminada a delinquir desde el poder. Que ese poder haya surgido de votaciones populares quizás convierta entonces a millones de personas en encubridores, cómplices o secuaces de una gigantesca asociación ilícita.
En este marco es que CFK cambió su estilo clásico. En lugar de hacer un anuncio a último momento confirmó más de un mes antes de la fecha de vencimiento de inscripción de postulaciones, el 19 de julio, que quiere ser candidata a diputada provincial bonaerense por la Tercera sección electoral.
Antes el gobernador Axel Kicillof había alcanzado a lanzar públicamente su Movimiento Derecho al Futuro y a convocar a un frente provincial amplio contra Su Excelencia. La idea de que eso significa provincializar la elección no resiste un análisis serio. Es obvio que si el peronismo gobierna un distrito con 17 millones de habitantes y no gobierna en ninguna de las otras provincias más pobladas (Córdoba, Santa Fe, Mendoza) ningún comicio provincial dejará de ser nacional. El del 7 de septiembre, por ejemplo. Y ningún comicio nacional eludirá el costado provincial. Más todavía cuando el principal objetivo de Su Excelencia, del Jefe Karina Milei y del diputado José Luis Espert es quitar de en medio a Kicillof de probables escenarios futuros. De paso, el exitismo de los libertarios no se condice con la realidad. En 2024 el insultador serial Espert quiso convertirse en el líder de una rebelión fiscal pero nadie lo siguió. Ni siquiera en Pergamino, su pago.
El anuncio de CFK derivó en una llamada telefónica con Kicillof y en una reunión a solas. Es decir, sin Máximo Kirchner, a quien la exvicepresidenta y expresidenta remitía al gobernador para discutir temas políticos de Buenos Aires.
La primera conclusión del kicillofismo es que el MDF fue reconocido como parte. La segunda es que las negociaciones serán arduas y que implicarán no sólo lugares en las listas de diputados o senadores provinciales sino el tono de la campaña. En teoría, al menos, las fuerzas están repartidas entre ambos sectores. Pero preguntas más finas que una simple encuesta de imagen llevan a incógnitas no resueltas. ¿La Matanza es totalmente territorio propio del MDF? ¿Lanús o Lomas de Zamora son propiedad exclusiva de La Cámpora o sus aliados?
La primera conclusión del cristinismo es que, igual que luego de 2013, cuando Sergio Massa se abrió del kirchnerismo pero en 2019 volvió a una alianza con CFK para entronizar a Alberto Fernández, es hora de pragmatismo y no de seguir con las teorías (prepolíticas, por cierto) del hijo pródigo que se comportó como un desagradecido. La segunda conclusión es que, al haber elegido CFK la Tercera Sección, donde no nació ni vivió nunca, aunque legalmente cualquier persona nacida en Buenos Aires puede elegir donde compite, la disputa se centra en quién controla el peronismo de La Matanza. Allí hay un millón doscientas mil personas en condiciones de votar, sobre cinco millones de electores de toda la Tercera sección.
El lunes 9 habrá cónclave de Kicillof, los 40 intendentes afines y los dirigentes del MDF para pasar en limpio la situación distrito por distrito y los posibles ejes de campaña.
Los funcionarios bonaerenses les tienen respeto a cuestiones como la discusión sobre seguridad o inseguridad, pero no absolutizan el peligro. La propia CFK experimentó en carne propia el alcance limitado del tema. En 2013 promovió a un ya poderoso pero todavía no muy conocido Martín Insaurralde como candidato a diputado nacional frente a Massa. El resultado fue una derrota. Tema principal de campaña de Insaurralde: baja de la edad de punibilidad. Según lo visto hasta ahora en los insultos de Espert y de la brigada libertaria, el centro no está en las políticas públicas sino en la descalificación lisa y llana. Cuando los encuestadores piden un adjetivo que defina a Kicillof hay una que se destaca: “honesto”. La extrema derecha busca instalar otra: “inútil”.
Si la honestidad es un valor enorme, por lo raro en la Argentina aplicado a un dirigente político o a un gobernante, pero no alcanza, ¿cómo salir de la encerrona? Dos notas de esta edición de Y ahora qué explican la centralidad de definir el aumento del salario real como principio fundante de todo proyecto: las de Guido Aschieri y Enrique Aschieri. Como principio, no como resultado instrumental. Guido explica en detalle por qué el objetivo de salarios altos en empleos calificados es una matriz de crecimiento. Y una tercera nota, la entrevista de Natalia Aruguete al historiador italiano Steven Forti, tiene una definición clave: “Se fue perdiendo la idea de democracia vinculada a la justicia social”. Habla de la Europa en decadencia luego de los años dorados de la Guerra Fría, pero la frase parece aplicable a la Argentina.
Si el salario concebido como génesis de la creación fuese, al fin, un punto importante en las campañas electorales de este año por parte del peronismo y sus aliados, chocará con una nueva táctica de Su Excelencia: cuestionar abiertamente a cualquiera que tenga un ingreso superior al nivel de indigencia. Lo hizo el teórico dilecto de Su Excelencia, Agustín Laje, que se preguntó por qué un científico debe ganar más que un carpintero, y lo siguieron las diputadas Lilia Lemoine y Juliana Santillán. La última hasta ahora sólo ronroneaba al oído de impulsores de las sociedades anónimas deportivas y en los últimos días quiso demostrar que no tiene escrúpulos: preguntó a residentes del Garrahan, tema tratado aquí por Guillermo Lipis, por qué se creían con derecho a ganar un sueldo mayor.
Sin duda el dólar planchado y la inflación en baja relativa le son útiles a Su Excelencia para llegar a las elecciones de octubre, siempre que el Fondo mire para el costado, pero las simpatías nacionales por los médicos del hospital más prestigioso de la Argentina lucen mayores que la motosierra.
¿Estará observando Su Excelencia la suerte de su amigo Elon Musk? Le regaló su artefacto preferido y Musk quedó fuera del círculo presidencial de Donald Trump.
La motosierra es mufa.