Atilio Fanti, educador popular en el Chaco

Dirige la Universidad Popular, con 3500 alumnos que van del jardín de infantes a tecnicaturas en Enfermería y lo que se les vaya ocurriendo a las casi 400 personas que trabajan con él en Resistencia. Atilio “Clavo” Fanti, taquígrafo hijo de taquígrafo, periodista, es sobre todo un organizador fiel a una tradición que, como se verá, no lograron quebrar ni siquiera las dictaduras.

Atilio Fanti, a quien en el Chaco conocen como “Clavo”, atiende el reportaje de Y ahora qué desde Resistencia, donde dirige la Universidad Popular, una experiencia que vale la pena conocer en tiempos de incertidumbre.

–La Universidad Popular fue la primera fundada en Chaco, en 1929. –cuenta–. La idea de las universidades populares vino de Francia de la mano de los socialistas. Toma fuerza en Europa como consecuencia de la Revolución Industrial y la migración del campesinado. Ése es el origen. Aquí llegó por iniciativa de Juan Ramón Lestani, que vino a la Argentina con la inmigración de 1878. Fue el primer intendente socialista de la Argentina. Inteligente, culto. Autodidacta. 

–¿Intendente de Resistencia?

–Sí. De una Resistencia de entre 15 y 20 mil habitantes. Calculá que Chaco se funda recién en 1872. Lestani fue parte de una impronta educativa: el colegio nacional, la escuela de comercio, la escuela de mujeres… La Universidad Popular terminó convirtiéndose en la junta promotora de la Universidad del Nordeste y también de la regional de la Universidad Tecnológica Nacional. 

–¿Y cómo llegás vos a la UP?

–Mi padre era empleado en una fábrica. La Fábrica General de Envases. Eran de yute, para la cosecha del algodón. Mi madre, docente, le dijo que fuese a estudiar algo a la UP, donde se enseñaban oficios. Aprendió dactilografía. Pero no había máquinas de escribir disponibles. Entonces le dijeron que estudiara taquigrafía. Terminó los dos cursos y al final consiguió trabajo en la asamblea constituyente de Chaco.

–Aprovechó el oficio.

–Lo aprovechó tan a fondo que con su trabajo ascendimos los cuatro hijos y pudimos estudiar. 

–¿Qué pasó con la Universidad Popular?

–La época de oro termina con las distintas dictaduras. 

La dictadura de 1976 fue fatal. El gobierno de facto decía que el término “universidad” no se ajustaba a la enseñanza, y que el término “popular” tenía connotaciones marxistas. Que le pusieran Jorge Newbery. No lo lograron porque uno de los de comisión directiva de la UP era ministro provincial y evitó que se cambiara el nombre de origen.

–¿Y con la democracia?

–En los ’90 llegó otro ataque. Le dieron 30 pesos en negro a la directora y la AFIP detectó esa pequeña operación. Entonces impuso 50 mil pesos de aquel momento. Estamos hablando de 1994 y la UP tenía sólo 1500 pesos en su cuenta Nordecoop. 

–¿Vos qué hacías?

–También estudié taquigrafía como mi viejo. Al mismo tiempo me puse a leer los libros de actas y la historia me atrapó. Me quedaba horas leyendo. Como en una biblioteca. Fui taquígrafo en la Legislatura del Chaco. 

–Bien. Volvamos a la Universidad Popular. ¿Cuántos alumnos tiene hoy y en qué disciplinas, por ejemplo?

–Son 65 mil alumnos. Enfermería, cosmetología, peluquería, electricidad… La idea era y sigue siendo generar autónomos con una herramienta para que prosperasen las familias. Cuando me nombraron presidente de la UP las cosas no estaban fáciles. Pero 

vendí parte de un terreno, pagué la multa en la Afip y la reequipé. Me propuse que la institución recuperase la dignidad. Había que hacer todo muy bien. Fijate que una vez una intendenta me mandó cuatro máquinas de coser Singer. 

–De colección.

–Sí. Le dije: “Vení a buscarlas porque les voy a prender fuego”. 

La dirigencia política estaba estancada en el tiempo. No se les ocurría que podíamos sacar sastres. Entonces abrí la primera escuela de diseño de indumentaria. Y coincidió con que Jorge Capitanich, que era gobernador, abrió el Programa Chacú para estimular la industria textil. Ya tenemos egresados trabajando en Londres y en España. 

–¿Cuál es la cuota de la UP?

–Por ejemplo, Enfermería cuesta 45 mil pesos por mes. Son tres años. Y nos fuimos ampliando. En 2018, cuando Macri no abre los jardines de infantes que había prometido, nosotros sí lo hicimos. Abrimos un jardín de infantes y después una escuela primaria. Y en 2022, el colegio secundario. Ya pasamos de 12 aulas a 30. Construimos un corredor educativo. Terminado el secundario, cualquiera puede elegir una tecnicatura. Nos importa que los chicos tengan los mismos amigos, porque ésa será la memoria de toda su vida. 

–¿En cuántos alumnos están hoy?

–Son 3500 en todos los niveles.

–¿Por qué Chaco tiene una tradición docente tan fuerte?

–Quizás porque se fundó la escuela normal hace 110 años, dedicada a la capacitación docente. También la Facultad de Humanidades. Esa tradición nos da fuerzas. Abrimos la Universidad Popular en Paso de los Libres. Es una delegación nuestra y acá certificamos los estudios. 

–¿Y el nombre?

–Ya tiene nombre y apellido la Universidad Popular: “Juan Ramón Lestani”. Tenemos que cobrar una cuota, pero somos parte de la defensa de la educación pública y gratuita. 

No nos quedamos fuera del esquema. Nuestra ideología es ésa, aunque cobremos y nos consideren una entidad educativa privada. Y además somos peronistas, jaja. Y además, la escuela primaria nuestra está considerada en Resistencia como la mejor. Hasta el gorilaje desconcertado, como dice el tango, manda sus hijos porque es la mejor escuela. Lo digo sin jactancia. Hacemos bien las cosas. Aulas equipadas. No se permite entrar celulares. Tratamos de que los chicos no pierdan su capacidad de razonamiento, porque la tecnología ayuda y anula. Ahora estamos viendo cómo manejar la Inteligencia artificial con los niños. Si ya nos maneja a nosotros, hay que ver qué hacer para afrontar la situación y manejar la tecnología. Tratamos de que cuando el niño vuelve a la casa y la madre o el padre miren los cuadernos. De ahí viene el verdadero prestigio. Es lo que hacemos. El contenido de la educación que damos tiene sus principios y sus metas.

–¿Cuáles serían esos principios? 

— La primera meta fue la armonía. Que nadie hable mal del otro. No mentir jamás. Eso hace a la credibilidad. Mi liderazgo pasa por esas cosas. Y si estuve mal con una decisión, primero la cumplo y después me arrepiento. Hoy vivimos una cultura del engaño. Ser sincero hace el respeto de un líder. Por eso tengo un diálogo permanente con los docentes. Los chicos me besan porque me ven todos los días laburando o contándoles cuentos. 

Cuando la vida humana es armoniosa recibe quien es considerado la misma consideración. 

–¿Cuánta gente trabaja en la UP?

–Hoy trabajan 377 personas. Y te cuento que no hacemos publicidad. El boca a boca es lo que vale. 

–¿Seguiste con la taquigrafía?

–Estudié Periodismo en Corrientes. Y me sirvió mucho la práctica de la UP porque llegamos a una buena relación con Capitanich. Como gobernador desplegó una política desarrollista. Lo hizo con la infraestructura: rutas, conexiones de comunicación y nuevas posibilidades para quienes quieren poner fábricas. La política se mide en términos de resultados. 

–Y al mismo tiempo, hoy el Gran Resistencia está entre los primeros lugares en términos de pobreza.

–Es la zona más pobre de la Argentina. Si te superan las gobernaciones de Formosa y Corrientes es que en algo te equivocaste, obviamente. Hay que analizarlo y explicarlo públicamente. No puede ser que la dirigencia política sea un grupo de paniaguados del poder de turno, y del poder real. 

Hoy la Argentina es un país entregado a la extranjería y a los grupos concentrados, y el empobrecimiento de todo el pueblo.

–Supongo que entre tantos alumnos los que tienen edad en parte votaron a Milei, ¿no?

–Los jóvenes de entre 20 y 35 votan cansados de los fracasos permanentes y buscaron una alternativa en Milei. También fueron objeto de una manipulación psicológica de un nivel que todavía desconocemos. Corremos el riesgo de la disolución nacional, pero todavía hay esperanzas. La palabra “cambio” es clave, porque la gente espera a una nueva dirigencia. No hay que mentir más en política. Milei dijo la verdad y nos está castigando.

La población aplaudía la promesa de sufrir. Estigmatizaron con la palabra “kirchnerista”. No sé con qué formato vamos a resurgir, pero estoy seguro de que vamos a resurgir.

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