El presidente del Banco Central de Brasil prende fuego antes de irse

Desde Porto Alegre, Brasil.

En los últimos dos meses en Planalto, el ahora imputado y futuro imputado en acción penal Jair Bolsonaro se dedicó a conspirar y colocar bombas de tiempo para hacer inviable el Gobierno electo. El plan de asesinato de Lula, Alckmin y Alexandre de Moraes, los atentados terroristas del 12 y 24 de diciembre de 2022 y los actos de barbarie del 8 de enero de 2023 fueron parte de esta estrategia. Ahora, al final de su mandato en el Banco Central, Roberto Campos Neto repite la actitud de Bolsonaro y prende fuego a la economía del país con bombas colocadas para la segunda mitad del mandato de Lula.

La señalización de un aumento de las tasas de interés para las dos próximas reuniones del COPOM, el organismo encargado de política monetaria, cuando ya estará en la presidencia el reemplazante de Campos Neto, Gabriel Galípolo, y con el falso pretexto de las dificultades fiscales, es una de esas bombas.

En los últimos meses Campos Neto ha trabajado para dejar el caos económico como legado. Y parece estar consiguiendo este resultado.

Al frente de la mayoría de la oposición ultraliberal y bolsonarista en el COPOM, Campos Neto sabotea abiertamente al Gobierno.

Como un profeta del caos, instaló calculadamente un clima de horror fiscal y cambiario para alimentar la espiral de tasas de interés obscena que hace inviables las inversiones públicas y privadas, y compromete el desempeño de la economía.

La tasa de interés del 12,25% es injustificable desde cualquier ángulo. No puede justificarse por ningún parámetro técnico. Es simplemente un arma política bolsonarista combinada con el asalto al botín del rentismo.

Cada 1% del SELIC representa alrededor de 60 mil millones de reales embolsados ​​por buitres rentistas y parásitos financieros, el doble de los recortes propuestos por el Gobierno para 2025.

Además de brindar oportunidades para un aumento escandaloso de la rapacidad, el pago adicional de intereses impuesto por el Banco Central tiene efectos perjudiciales sobre las inversiones públicas y el gasto gubernamental. Y también para el equilibrio fiscal y las cuentas públicas.

Esto se debe a que Campos Neto obliga al Gobierno a destinar porciones mayores del Presupuesto de la Unión para pagar los gastos financieros incrementados por el Banco Central: intereses y deuda pública.

Y el Gobierno se ve entonces obligado a desviar recursos del SUS, de la educación, de las áreas sociales, de la seguridad social y de las inversiones públicas para afrontar el aumento de estos gastos financieros.

El aumento de las tasas de interés aumenta además el compromiso del PIB con la deuda pública, que durante el periodo Dilma fue del 37%, y bajo Temer y Bolsonaro superó el 73%.

La profecía catastrofista de Campos Neto alimenta la codiciosa especulación del mercado. Los medios de comunicación y los rentistas buitres aprovechan la contraseña dada por el saboteador del Banco Central y llevan el dólar a un valor récord de 6,20 reales. Incluso los operadores del mercado no deshonestos afirman que este espasmo especulativo no tiene explicación.

El alarmismo con una falsa crisis fiscal e inflación controlada alimenta el círculo vicioso y la espiral de caos creado por Campos Neto y el rentismo para mantener el terrorismo económico.

La supuesta crisis es un invento creado con el propósito criminal de atacar las finanzas nacionales y al Gobierno elegido por la soberanía popular.

En otras palabras, la acción criminal del bolsonarista Roberto Campos Neto significa la continuación de la empresa golpista a través de la especulación financiera y el ataque del mercado a la democracia.

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