Buzzi: “Hay que ponerle un ojo estratégico al océano”

“Hay que ir acordando con Chile porque el verdadero problema es el Reino Unido”, dice el exgobernador de Chubut Martín Buzzi. Y ofrece una agenda completa que incluye conocimiento científico y parques nacionales colindantes.

Exgobernador de Chubut, exintendente de Comodoro Rivadavia, antes de dedicarse a la política y luego a la consultoría Martín Buzzi fue docente investigador en Desarrollo Patagónico en la Universidad Nacional de la Patagonia. Es licenciado en Ciencia Política y se doctoró con orientación en Sociología.

–Hay que empezar a trabajar y ponerle una mirada y un ojo estratégico al desarrollo del océano –dice Buzzi–. Si invertimos el mapa convencional de la Argentina vamos a ver que es un angosto triángulo isósceles de 800 kilómetros de ancho. Y a ambos lados la distancia mínima hasta otro continente es de 10 mil kilómetros, hacia África. Hacia Oceanía todavía más. Nuestro destino está asociado al tema del océano. Lo digo de otra manera: ¿cuántos patagónicos pueden vivir de una hectárea de agua salada haciendo fotosíntesis?

–¿Hablamos de pesca?

–No todo se agota en la pesca. Si nos paramos hoy en el océano, efectivamente somos gregarios recolectores. Es lo que acaba de pasar con el barco que está ingresó a Tierra del Fuego. Tiramos las redes, convertimos el pez en pescado y dejamos simplemente, al agotarlo, que el ecosistema se recupere.

–¿Hay alternativa?

–Evolucionar hacia una visión del océano al que hay que ponerle el ojo estratégico. Pensemos en cuántos países y temas hay involucrados. Proteínas, Antártida, británicos, Chile… Hay que pensar en qué mundo queremos vivir. En su momento cuando fui intendente de Comodoro creamos Comodoro Conocimiento. Lo vi a Lino Barañao, que era ministro de Ciencia, e inicialmente no encontré ningún eco. Por nuestra cuenta nos empezamos a asociar con ciudades oceánicas que estuvieran a los 42 grados de latitud norte o muy cerca del paralelo 42: Brest, Quebec, Veracruz. Con Quebec hicimos un acuerdo de cooperación y modulamos el Golfo San Jorge. Importamos boyas de Canadá y después las fabricamos. Identificamos qué proteínas era capaz de generar el Golfo anualmente.

–¿Cómo funcionaba técnicamente?

–Son mediciones químicas y físicas sobre la capacidad de generación de vida que tiene el océano. El proyecto avanzó hasta 2012, impulsado desde la Municipalidad de Comodoro. Un día de conmemoración de Malvinas, ya como gobernador se lo conté a Cristina: “Mirá, esto puede ser un proyecto de país y tiene que ver con la construcción de un poder blando”, le dije. A esa altura ya habíamos creado el primer parque nacional marítimo costero. Lo hice como ministro de la Producción de Chubut. Antes habíamos realizado un estudio financiado por el Banco Mundial. A Cristina le dije también otra cosa: “Así como la gigantesca pampa verde avanza con proteínas de agua dulce, tenemos que impulsar las proteínas de la pampa azul, con agua salada”. Fue el 2 de abril de 2012 y ella lo anunció. Tuvimos un gran apoyo del Instituto Antártico, con Mariano Memolli, de director. Entonces nos vinculamos también a ciudades subárticas. Cristina ordenó dar financiamiento y nos convocó a todos los gobernadores patagónicos. En la génesis de esto está el estudio que hace el proyecto Copla, que identifica cuál es la forma orográfica de la plataforma argentina. Comienza con Eduardo Duhalde y en 2017 se anuncia la forma que tiene el fondo del mar.

–¿Cómo se articula con Pampa Azul?

–Pampa Azul es la dinámica biológica de lo que es el proyecto Copla en orografía. Pampa Azul suma una enorme diversidad de actores relevantes sobre el Atlántico Sur. El mar tiene desiertos y tiene vergeles. Es una perspectiva interesantísima. Incluso debemos evolucionar hacia la creación de parques nacionales en medio del océano para generar la preservación necesaria y el cuidado correspondiente.

–¿Parques?

–No tiene nada de insólito. El cambio climático está derritiendo los polos. Esto modifica las rutas de navegación marítima al mundo asiático. Ya trabajamos en la cuestión con las comisiones argentino-chilenas de frontera. Los acuerdos con Chile deben incluir cuestiones duras y cuestiones blandas. Copla y Pampa Azul, más los acuerdos de preservación sobre el mar, los acuerdos de conocimiento sobre lo oceánico. Entonces ésa sería la base de una política exterior de acuerdos con Chile. ¿Por qué no unificar los parques nacionales colindantes, como el Nahuel Huapi en la Argentina y el parque Rosales en Chile? ¿O los Glaciares y Torres del Paine? Hay que ir acordando con Chile porque el verdadero problema es el Reino Unido. Por ejemplo, el Campo de Hielo Sur, el mayor del continente, en su nueva delimitación, con la nueva tecnología que toma en cuenta las cumbres más altas que están debajo del hielo, nos deja a unos tres kilómetros del Pacífico. Nadie quiere hablar, aunque eso se sabe, para evitar problemas.

–¿Y está bien?

–Me parece innecesario llegar a tres kilómetros del Pacífico. A veces hay soluciones políticas para problemas geográficos. Lo hicieron Perú y Ecuador después de siglos de discusión.

–Y de guerra.

–Sí. Perú cedió un sitio valioso para Ecuador. A nosotros no nos cambia nada, y así tendremos más fuerza para enfrentar los problemas con los británicos.

–Volvamos a los parques.

–Del lado costero se mantuvo el financiamiento de los parques que estaban creándose, como Patagonia Austral. El bosque hace 50 años ya que dejó de ser concebido como una fuente de materia prima. Recién hace 10 años empezó a pasar lo mismo con el mar, y apareció el mar visto como biodiversidad. La mayoría de los animales del mar, que son mamíferos, van hacia tierra firme. Insisto: Combinemos el conocimiento, la geopolítica, la autonomía nacional, el poder nacional. Incluso el gobierno de Mauricio Macri continuó con el financiamiento de Copla. Cuando aparece el proyecto que convoca podés juntar a científicos de todo el mundo con formas de cooperación internacional. Como mínimo debemos seguir en la creación de parques nacionales en el Atlántico. Hoy existe el agujero azul. Debería convertirse en parque nacional, y sería más difícil que pescaran encima.

–El Presidente Javier Milei no parece muy entusiasmado con estos proyectos.

–Las provincias no tienen financiamiento nacional ni para construir un jardín de infantes. El gobierno nacional no compra ni vacunas. Pero sí hay un ámbito de cooperación internacional para sostener algunas cosas. Porque con un Estado tan desguazado quedamos muy vulnerables también frente a la estrategia tan definida que tienen los británicos en Malvinas. No podemos perder la visión estratégica. La Patagonia representa el 25 por ciento de la energía eléctrica. El cambio climático no sólo hace llover más en el Amba. Modifica polos y rutas de navegación, pero como estamos en la etapa de subsistencia no participamos de ninguna mesa donde se discutan estas cosas. En algún momento también se va a terminar esta política. No es sustentable. Se agota. Y no es sólo una expresión de deseos. En cambio la Patagonia es una marca que convoca, que llama. Para que la estrategia sea propia tenemos que poner algo también nosotros.

–¿Los patagónicos?

–Para desarrollar Pampa Azul hay que trabajar 18 horas por día en la expansión de la infraestructura municipal y provincial. Y esto tiene que ir asociado con un despliegue estratégico de las Fuerzas Armadas. Si ésta termina siendo la visión argentina, hay que tener en cuenta que la Prefectura tiene un solo helicóptero en Comodoro. Está bien que es el mejor, porque puede llegar a la milla 200. Pero la base de submarinos, por tomar otro ejemplo, está en Mar del Plata. No muy cerca de Ushuaia, ¿no? El formato actual sigue siendo el de la Argentina del Centenario. Y desde 1910 ya pasaron 124 años.

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