Poco se sabe de los integrantes del Consejo de Administración del Hospital Garrahan, la cara que representa al gobierno nacional y la Ciudad de Buenos Aires en el conflicto que aún no tiene punto final. La historia de la renuncia del Coordinador de Comunicación e Información Pública que no quiso tratar de ñoquis a sus compañeros.
Los actuales representantes de la Nación en el Consejo de Administración del Hospital Garrahan fueron nombrados en octubre del año pasado, luego de que el ministro de Salud, Mario Lugones, despidiera a los anteriores integrantes cuando cedieron un bono de 500.000 pesos otorgado al personal, que igualmente fue ratificado desde la cartera sanitaria nacional.
El Consejo de Administración fue reducido a cuatro integrantes, tres por Nación (en lugar de cuatro) y uno por la Ciudad de Buenos Aires.
El staff oficialista quedó, desde entonces, conformado del siguiente modo, según la web del hospital:
Soraya El Kik, presidenta del Consejo de Administración: médica egresada de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Realizó su residencia en Pediatría en el Hospital Garrahan. Fue coordinadora de guardia, integrante activa del equipo de trasplante cardíaco, jefa de Clínica y coordinadora del CIM 62. Es especialista en Administración Hospitalaria, integrante del comité de drogas, medicamentos y farmacovigilancia, del comité historia clínica y de accidente cerebrovascular pediátrico del Garrahan. Fue auxiliar docente del Departamento de Pediatría de la UBA, ayudante para el IAR del Hospital Garrahan (UBA) y colaboradora Docente de la Unidad Académica Garrahan. Y durante 2024 fue directora médica ejecutiva del Hospital Garrahan.
Roberto Dalmazzo: contador público egresado de la Universidad de Buenos Aires (UBA) con sólida formación en gestión de servicios de salud. Dispone de una amplia trayectoria en roles de docencia, consultoría, gerencia y dirección en instituciones de relevancia como el Ministerio de Salud de la Nación, Ministerio de Salud y Ambiente, Ministerio de Salud de Río Negro, el Hospital El Cruce, la UBA y la Universidad de Morón, entre otras. Dispone de experiencia en el diseño e implementación de políticas públicas en salud, y en la gestión de instituciones hospitalarias y académicas. Además, se desempeñó como director administrativo adjunto del Garrahan en 2024.
Jorge Menehem: médico pediatra egresado de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Especializado en Administración y Organización Hospitalaria. Con una trayectoria de más de 50 años, fue miembro y presidente del Consejo de Administración del Garrahan entre 1989 y 2005. Además, ha sido integrante de la Fundación Garrahan desde 1990 y ocupó su presidencia desde 2015 hasta 2024. Lideró proyectos innovadores, participó de actividades de fortalecimiento institucional y promovió la colaboración académica.
Oscar Pérez: médico pediatra egresado de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Médico legista. Inició su carrera como neonatólogo en el Hospital General de Agudos José María Penna, institución en la que además fue jefe de área programática. Obtuvo el título de Especialista en Pediatría del Ministerio de Salud de la Nación (2002). Fue director general de Hospitales de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), director general de Región Sanitaria N°2 de CABA en dos oportunidades y director general de Región Sanitaria N°1 de 2012 a 2015. Además, fue director nacional de Registro, Fiscalización y Sanidad de Fronteras del Ministerio de Salud de la Nación.
Pérez es representante del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Consultada una fuente porteña sobre la injerencia del gobierno de la Ciudad en los sucesos del Garrahan, respondió: “no estamos haciendo absolutamente nada. Somos un cero al as ahí. Toda la discusión y la administración del Consejo de Administración la lleva Nación. Somos menos que la minoría”.
También tratamos de saber algo más sobre Pérez en el hospital y consultamos a algunos jefes de la planta. La respuesta fue la alusión a un tipo de pasta de tamaño pequeño.
Ñoquis, del consejero al comunicado
Hablando de pastas, justamente la catalogación de “ñoquis” fue el fósforo que terminó de encender la mecha del conflicto cuando los profesionales del hospital se sintieron tocados por esa definición que apareció en un comunicado oficial subido a la red social X.
Bajo el título “Orden, mérito y salud: así se fortalece el Hospital Garrahan” el Consejo de Administración subió una información en la que informaba a los empleados que avanzarían en un proceso de transformación profunda… siguiendo la visión del presidente Milei”.
Luego advirtieron que “muchos hospitales públicos -incluido el Garrahan- fueron utilizados como plataformas de militancia”. Y entonces anunciaron que llevarían adelante “una limpieza estructural”.
Particularmente en este hospital pediátrico anunciaron, entre las medidas planificadas, un control biométrico para control de asistencia, y aclararon que “desde el 1 de junio el Garrahan no será más un refugio de ñoquis”.
En un estricto pedido de preservación de identidad, desde el hospital aseguraron a Y ahora qué? que el comunicado le fue entregado al coordinador de Comunicación e Información Pública del hospital, Santiago Baldarenas, de larga trayectoria en comunicación en salud, con la orden de publicarlo en las redes institucionales.
Baldarenas se negó a hacerlo, no quiso ser responsable de considerar “ñoquis” a sus compañeros, y pegó el portazo. Renunció, se fue.
“Ya venía con un proceso demorado de irse y aprovechó. Fue el límite que encontró, y esto aceleró las cosas. Confluyeron distintas variables, pero su renuncia fue coincidente con esto”, explicaron.
–El comunicado se lo dio el Consejo de Administración?
–Sí.
–¿Pero salió del Ministerio de Salud?
–Por el tipo de texto, una verba inflamada, creemos que se cocinó en otro lado. Te diría que más arriba.
Baldarenas se fue, no atiende su celular, alguien igual subió el comunicado explosivo a X y los jefes de los servicios del hospital respondieron con otro comunicado:
“Dicho anuncio -por la nota del Consejo de Administración- carece de fecha, destinatarios y firmas, y presenta un tono agresivo y amenazante hacia quienes, con esfuerzo y compromiso, sostenemos diariamente el funcionamiento del hospital…”. “… Tal como han expresado los médicos residentes, nuestro reclamo no responde a intereses político-partidarios, sino a intereses político-sanitarios: velamos por la salud de la población pediátrica del país y por la dignidad de quienes trabajan para garantizarla”.
Imposible que un grupo de “ñoquis”, a lo largo de 37 años, haya logrado consolidar al Hospital Garrahan como “un centro de referencia en pediatría en América Latina”.
El jueves 5 de junio, la asamblea de trabajadores del Hospital Garrahan reclamó la renuncia de todo el Consejo de Administración, y a la tarde, en la marcha a Plaza de Mayo denunciaron las “acciones de violencia institucional y persecución hacia trabajadores” como las amenazas recibidas por los residentes por lo cual debieron levantar sus medidas de fuerza.
La Conferencia Episcopal Argentina envió una nota de solidaridad al personal del Garrahan en la que expusieron su “perplejidad” y se preguntaban “¿qué nos ha pasado como sociedad que nos hemos vuelto insensibles al dolor de los más vulnerables…? ¿Cómo podemos decir que valoramos toda vida y queremos defenderla cuando está amenazada si no priorizamos a quienes cuidan la vida en todas sus formas? ¿Qué tipo de sociedad y de gobierno son capaces de no valorar adecuadamente la misión de los médicos?”.