Cada vez peores serán los brotes de la afección viral que transmite un mosquito de nombre y apellido difícil: el aedes aegypti. Lo afirma el experto en epidemias Jorge Regner. Sostiene que es indispensable crear conciencia en la población de las medidas para defenderse de un mal que se ha convertido en endémico.
De cada 10 personas que tuvieron dengue, siete nunca se enteraron. No tuvieron síntomas. Como a veces pasa con el Covid-19. Pero ¿qué bicho les picó? Uno que ya es un miembro más de muchas familias. Vive escondido en las casas con la madre, el padre, los hijos e incluso los cuñados cuando están de visita. Es un insecto familiero. Pero indeseable. Entrevistado por Y ahora qué, Regner cuenta que mucha gente ni siquiera supo que fue portador del virus. Sabe de lo que habla porque es el responsable de la salud epidemiológica de 3,4 millones de personas que habitan la Región V de la provincia de Buenos Aires. La que va desde Vicente López hasta Zárate.
– ¿Es verdad que es la peor epidemia de dengue de la historia en Argentina?
– Venía en aumento paulatino la cantidad de casos. La mayor había sido en el ciclo 2022-2023. Pero creció 17 veces en la que transcurre de 2023-2024.
– ¿Por qué?
– Se debe, básicamente a los cambios climáticos. Lo que ocurre en el ecosistema aquí y en el resto del mundo.
– ¿Se podía prever?
– La Organización Panamericana de la Salud y la Organización Mundial de la Salud habían declarado estado de alerta por el dengue en regiones americanas.
– En toda América creció el dengue?
– Se está percibiendo que hay tres veces más casos que en el período anterior. Y dos veces y medio más casos que en los últimos 4 años.
A descacharrar, a descacharrar
Hace 35 años que Regner trabaja en la medicina. Pero siempre en la Salud Pública. Tiene 60 años y es pediatra epidemiólogo.
– ¿Cómo incide el clima?
– El aedes vive muy bien cuando la temperatura es mayor de 15 grados. Y la causa principal es que está cambiando la situación climática.
– Se volvió un familiar más.
– Es un mosquito domiciliario y de zonas urbanas. Por eso la campaña debe estar acompañada de medidas sociales y culturales de prevención.
– El famoso ‘descacharrado’.
– Hay que tender a que el mosquito no se reproduzca. Lo hace en lugares donde se acumula agua limpia.
– Limpiar todos los recipientes.
– Todo aquel donde pueda dejar sus huevos. Ahí se multiplica y hace el proceso de pasar de ser larva a volver a ser mosquito.
– ¿Es cierto que puede estar un año ‘dormido’?
– Si aparece el clima frío, el huevo puede vivir hasta un año. Por eso el ‘descacharrado’ debe hacerse no sólo en la etapa de calor.
– ¿El aedes puede andar fuera de casa?
– En plazas, en hospitales, en otros lados también. No hay que dejar ni macetas, ni recipientes, ni neumáticos, donde se puede acumular agua.
– ¿Por más pequeño que sea el lugar?
– Hasta en una tapita puede quedar agua acumulada.
– No sólo un dolor de cabeza
– No hace tanto, en Argentina nadie sabía el significado de la palabra dengue. Suena a ritmo tropical. A música caribeña. Con reminiscencias afroamericanas. Pero puede ser letal. Y es más que un dolor de cabeza. Es un dolor de la cabeza a los pies.
– La oposición dice que para el gobierno, el dengue no existe.
– Debería haber más difusión a través de los medios. Esto se va a poner cada vez peor.
– ¿Por qué?
– Es necesario crear conciencia. Nuestro país tiene zonas endémicas de dengue que antes no lo eran. Pasó a ser endémico en Misiones, Chaco, Formosa, Corrientes y Salta.
– ¿Se instalará en más provincias?
– Paso a paso, vamos a tener más provincias con dengue endémico.
– ¿Faltan políticas públicas sanitarias?
– Las políticas deben apuntar a aumentar la difusión, el ‘descacharrado’. Hay un déficit de difusión, de propaganda.
– ¿Vamos camino a ser como Paraguay o zonas de Brasil, donde hace estragos?
– Sí, sí. Fíjese que según la Organización Panamericana de la Salud, el dengue aumentó tres veces en Brasil desde 2022-2023. Nosotros, 17 veces. Paraguay, 24 veces.
– ¿Sólo el ‘descacharrado’ sirve?
– Otra medida es el diagnóstico precoz. Para hacer rápidamente el bloqueo del caso y que no haya contagio. Es la vigilancia epidemiológica.
– ¿Que la persona se aísle?
– Que la persona enferma se quede en su lugar de atención. En hospital o ambulatorio pero bien aislado. Con repelente puesto, con mosquitero. Es para que el mosquito no lo pique y contagie a una persona sana.
– El vocero presidencial Manuel Adorni dijo que no es necesario incorporar la vacunación al calendario.
– La vacuna japonesa Qdenga está aprobada por la Anmat. Es una vacuna de virus atenuados. Y cubre los cuatro serotipos de dengue: el 1, 2, 3 y 4.
– Entonces ¿es necesaria o no?
– No es que va a hacer desaparecer la enfermedad. Se aplica a personas de entre 4 y 60 años. Disminuye y previene la enfermedad.
– ¿En qué medida?
– Puede hacer que si uno se expone al dengue no se contagie o, si lo contrae, no tenga las formas graves. Tiene una eficacia importante para los dengues 1 y 2. Y menos eficacia para las formas 3 y 4.
– ¿Les hace más efecto a quiénes tuvieron dengue?
– Está científicamente demostrado que es más efectiva en personas que ya padecieron dengue.
– ¿Hay que vacunar a todo el mundo?
– Eso aún se discute en los medios científicos. Y se define hasta qué punto corresponde vacunar en algunas poblaciones. Se pesan en la balanza la inversión y la efectividad.
– ¿Hay alguna vacunación oficial?
– En municipios de Salta o Misiones se empezó a aplicar. En otros no está incorporada al calendario.
– ¿Y la provincia de Buenos Aires?
– Está en estudio hasta qué punto se justifica para la cantidad de brote que hay y la eficacia que pueda tener si se la coloca en el calendario. Está en curso de definición.
– ¿Usted qué recomienda?
– Como epidemiólogo, estoy de acuerdo con que se vacune, que cualquier persona se la coloque. Partiendo de la base de que nadie puede decir que nunca tuvo dengue.
– ¿Por qué?
– De cada diez personas que tuvieron dengue, siete nunca se enteraron. Lo padecieron en forma asintomática, sin síntomas.
– Como con el Covid-19.
– Exactamente. Los que sí saben, tuvieron dolor de panza, vómitos, sarpullidos, picazón, dolor retroocular. O dolores articulares importantes. Por eso se la llama la enfermedad ‘quebrantahuesos’.
– ¿Y si alguien pregunta si tuvo o no?
– Habría que hacerle un análisis. De IgG, de inmunoglobulina.
– ¿Se consigue la vacuna?
– Sí. Es cara. Cada dosis está entre 70 y 80 mil pesos. Hay que darse dos dosis, con diferencia de tres meses. No es barata. Nada es barato en este momento social y económico.
– ¿Produce efectos secundarios?
– No produce muchos efectos adversos como para preocuparse. Puede dar dolor en el lugar de aplicación.
– ¿Qué serotipos circulan en Argentina?
– El principal es el dengue 2, en un 52% o 53% de los casos. El dengue 1 está por arriba de los 40% de casos. Poquita cantidad de dengue 3 y ninguno de dengue 4.
– ¿Es verdad que si uno tuvo un serotipo y contrae otro el dengue es grave?
– Está en discusión. En epidemias anteriores, pudo haber intensidad mayor. En provincias con mucha experiencia, ese criterio está cambiando. Puede haber mayor cantidad de síntomas pero no ponerle la palabra grave.
– A veces se ven síntomas fuertes.
– Los que hemos padecido la enfermedad ‘quebrantahuesos’ sabemos que nos tira. Un muy mal estado general. Mucho dolor del cuerpo, en los ojos, cefalea, decaimiento. Por eso, está bien la vacuna.
– ¿Qué pasa con el serotipo 4?
– Brasil lo tiene. Es para preocuparse. Mejor estar prevenidos.
– ¿Llegará a la Argentina?
– Todavía no lo trajimos. No lo hemos ‘importado’. Si hubo un caso, fue muy limitado.
– ¿Los médicos argentinos están bien preparados para el dengue? ¿Puede haber confusión en el diagnóstico?
– Los síntomas están muy claros. Y el tratamiento es la hidratación, antiinflamatorios y analgésicos. Estabilizar al paciente. Muchos que ahora tienen dengue, ya lo tuvieron y no lo sabían. El tratamiento debe ser precoz.
– ¿Cómo fue la explosión de casos?
– Tenemos en el país, en números redondos, 120 mil casos hasta la semana pasada. Y unos 25.000 en la provincia de Buenos Aires. Con 80 fallecidos desde el comienzo de temporada en agosto de 2023, pero 70 se produjeron este año.
– ¿Afectó más a quiénes tenían enfermedades crónicas?
– Sí, se acompaña de factores de riesgo y comorbilidades. Enfermedades cardíacas, renales, diabetes. Pero se nota una baja incidencia.
– ¿En qué sentido?
– En comparación con otros países, es una baja tasa de mortalidad. O dentro de lo estimado.
– ¿El dengue genera anticuerpos?
– Si tuve dengue 2, por ejemplo, no voy a volver a tenerlo.
– ¿De por vida?
– De por vida. Pero después me puedo enfermar con dengue 1 o 3 o 4. De ahí la opción de la vacunación para tener anticuerpos y defensas para todos los serotipos.
– ¿Las guardias hospitalarias están colapsadas?
– Todos los sectores de emergencia están saturados por la tensión y la demanda de pacientes.
– ¿Hay suficientes reactivos para los análisis?
– Hay protocolos sobre quién debe hacerse análisis. No se trata de testear al cien por ciento. Donde hay brote, se diagnostica por criterio epidemiológico, sin el test. Igual, los laboratorios tienen baja producción de reactivos.
– ¿Habrá vacuna argentina contra el dengue?
– No estoy suficientemente informado en el tema.
– Hay una impresión de que la pandemia de Covid-19 no dejó un buen aprendizaje en Argentina.
– Yo veo siempre estos temas desde el punto de vista del recurso humano. Creo que nunca se valora la tarea en pandemia. No se ha valorizado el trabajo del personal de salud. Desde el de mantenimiento, al de enfermería, al médico. Muchos fallecieron.
– Se pasó de aplaudir en los balcones a despotricar contra la supuesta ‘infectadura’.
– Esta pregunta se debería trasladar a quienes trazaron estrategias. Pero la conclusión que hago es muy clara: los trabajadores de la salud estuvieron allí las 24 horas del día, los siete días de la semana.
– ¿Qué pasaría en otra pandemia?
– En todo el mundo la pandemia dejó secuelas, físicas, sociales, familiares, humanas. Siempre alguien tiene que echar la culpa a otro.
– ¿Usted está conforme con lo hecho?
– En nuestra área salimos conformes. Pudimos resolver los momentos más críticos sin pedir ayuda.