Abogado, asesor gremial y profesor universitario, Álvaro Ruiz sostiene que el malestar expresado en el paro general de la CGT debería convertirse en acción contra el proceso de «demolición social» encarado por Javier Milei. En una entrevista con Y Ahora Qué? asegura que la ley Bases «va a legalizar el fraude laboral» y alentar un ataque a los sindicatos. Sostiene que el objetivo es terminar con la relación de dependencia.
Ruiz no se priva de dedicarle un bonito collar de críticas al Presidente. Lo califica de «predemocrático», «cipayo» y «loco malo» que «deconstruye todo». Lo cree capaz de «cerrar el Congreso» si le sale mal el Plan A que está aplicando con el fin de «llevarse puesto el Estado social».
–¿La huelga del 9 de mayo contribuye a un cambio de escenario?
–El paro de transportes es clave para cualquier huelga general. Pero fue muy fuerte el acatamiento. Si esa bronca, esa energía y adhesión, se vehiculiza en una acción política, con una conducción y un objetivo, será un tipo de resultado. Pero puede ser que no, que sea sólo un jalón más en la resistencia.
–¿La oposición política está débil?
–Creo que la clase política deja mucho que desear. La opositora más ostensible y aquella opositora más amigable y transable. Hay un destrato y un agravio en el discurso del Presidente a los gobernadores. Entiendo que tienen que cubrir gastos. Pero eso abona a la antipolítica. Porque el común de la gente dice: «Al final no voy a estar mirando 40 horas de debate que ya sé cómo terminan».
–¿Son representativos los opositores?
–Se bastardea la política y al Congreso. Está clara la crisis de representación social y política. Y más que en el caso de la representación gremial, que tiene muy mala prensa. Que tiene cuestiones para subsanar, corregir, revisar. No hay un hilo conductor que vincule las demandas. Pueden parecer muy progresistas pero terminan estando afuera de lo que la gente necesita. El pueblo necesita hoy resolver cuestiones de comida, de ingresos básicos. Es muy difícil poner a alguien que está con hambre a pensar en las instituciones.
–¿Después de la huelga, qué?
–La huelga va a tener impacto. La CGT está en una política correcta. No soy muy optimista en el resultado. Digo en términos de que el Senado rechace o modifique la ley. Pero no es menor que exista esta actitud de la CGT.
–¿Vivimos una demolición social?
–Creo que aunque duela, hay que reconocer que Milei no mintió en su campaña. Quienes lo votaron, muchos trabajadores incluso, sostenían: «No va a hacer eso que dice». Al contrario, cumplió.
–¿Al pie de la letra?
–El fenómeno es político. Se muestra maravillado con la Generación de la década de 1880. Miente, en cambio, cuando habla de Julio Argentino Roca. O cuando falsea datos al decir que era la primera nación del mundo. Él sueña con ese país del primer centenario, cuando había gente con hambruna. Reprimida por la policía. El país del cual se dijo después que era la joya mas preciada de la corona británica. Una colonia.
–¿No es roquista Milei?
–Roca tenía una idea de progreso. Una idea de la industria, del ferrocarril. Una idea de la educación pública. Aunque no fuera tan expansiva como lo fue a mediados del siglo XX.
–¿Con quién emparentás a Milei?
–Con Mitre. Milei es un cipayo ligado a eso. Es Mitre, no es Roca. Lo que Milei ataca no son solo los derechos sociales. Está claro que los tiene totalmente demonizados. El colectivismo. El comunismo. Cualquier cosa que se aparte un cachito del centro. Si es que el centro existe ¿no? Es predemocrático. Se ubica antes de los derechos civiles y políticos. Antes de Hipólito Yrigoyen. Está antes de la Revolución del Parque de Leandro N. Alem.
–¿No es preperonista?
–Es prerradical. En cualquiera de las versiones del radicalismo. Ese es el personaje. Independientemente de si es loco o no es loco. Porque los locos pueden ser malos o buenos. Y éste es loco malo.
–¿Por qué es prerradical?
–El Estado social, ahora en demolición, es una incorporación del peronismo. Es un dato duro de la historia. Pero el radicalismo, aún el conservadurismo de Marcelo Torcuato de Alvear, tiene una concepción de República, de división de poderes, de partidos políticos. Milei deconstruye todo.
–¿Todo el Estado?
–Se lleva puesto el estado social. Pero no al Estado formal. Al Estado lo necesita para tener la Justicia. Él quiere la Seguridad, tener las Fuerzas Armadas. Son los espacios que le interesa conservar.
–¿Es un prototipo de dictador?
–Cerraría el Congreso si estuviera en sus manos. Sería su Plan B, C o D.
–¿Qué hay detrás de Milei?
–Algo que no nos ocurre sólo a nosotros. Es un proceso histórico que se vive en Occidente. No me animo a hablar mas allá. Hay otras idiosincracias en Asia, Medio Oriente o África.
–¿Te referís a las nuevas ultraderechas?
–En países occidentales aparecen figuras que no representan a nadie en apariencia. Pero que en algún punto están dando en el clavo de ese descontento con la política. Son los mentores de la apolítica. Pero haciendo política. No puede entenderse, sino, su intención de gobernar.
–¿Cuánto poder tienen?
–El poder real es el que está detrás del derrumbe de las instituciones. En el apañamiento de la Justicia. En la persecución a través de distintos mecanismos de servicios de inteligencia.
–¿Estamos marcha atrás?
–No dejo de distinguir que somos Tercer Mundo. Allí está la diferencia. Creo que líderes como Juan Perón, Muamar el Gadafi o Gamal Nasser, pese a ser de sociedades totalmente distintas, distinguían claramente cuáles eran los países imperialistas.
–¿Los de Europa inclusive?
–Ciertas categorizaciones eurocentristas no tenemos que tomarlas tan livianamente para aplicarlas acá, como decir izquierdas y derechas. Allá en Europa son iguales de conquistadores.
–¿En Latinoamérica no?
–Nuestros procesos de emancipación nacional nunca fueron conquistadores. Hubo liderazgos que no eran expansivos. Cuando liberaban territorios era para asegurar fronteras adentro de su patria. O con una concepción de Patria Grande, confederativa. José de San Martín no iba a Chile, a Perú o al Alto Perú, que es Bolivia, a quedarse con esos países
–Regresemos.
–Irse así, lejos en el tiempo, sirve para entender cómo funcionan hoy los dueños del poder. Uno podría identificarlos en cada capítulo del DNU o de la ley Bases.
–Que se negocian cada día.
–Pero que dejan ver en la cancha que esos jugadores están dispuestos a perder. Perder producción y consumo. Lo que quieren es terminar de una buena vez con el Estado social, con el peronismo y con el sindicalismo.
–¿De qué manera?
–Con tres ejes: la dolarización, la desindicalización y la desindustrialización.
–No les será fácil.
–Lo harán en la medida en que dejan afuera el universo del trabajo formal. Incluso del precario. Quieren dejar afuera trabajo en relación de dependencia, claramente.
–¿Cómo?
–Con una figura más que típica: este invento del trabajador independiente, con colaboradores autónomos. Es una iniciativa legislativa horrible. Está allí la mano del estudio de Funes de Rioja, del estudio de Juan José Etala.
–No es algo nuevo.
–La ley de Contratos de Trabajo fue podada brutalmente por los militares. No pudimos recuperarla completa en 40 años. Se avanzó en tiempos de Héctor Recalde como presidente de la Comisión de Legislación del Trabajo de Diputados. En los años de Néstor y Cristina Kirchner. Pero no recuperamos todo ¡Ni ahí!
–¿Por qué?
–Sobre más de 300 artículos de la ley original, hubo modificaciones y derogaciones de más de 120 artículos. De esos, se recuperaron un 25% de derechos laborales.
–La reforma laboral que propuso la UCR quitaba más derechos que la de La Libertad Avanza.
–Vergonzosamente, para su tradición política, le quiere servir de empleada barata al Gobierno. Con una ley espejo del DNU.
–¿Hay abusos laborales como dice el oficialismo?
–La legislación vigente se basa en la asimetría en la relación laboral. Es la que lleva a generar dispositivos antifraude. A impedir desviaciones.
–¿Cómo cuáles?
–Por ejemplo, el caso del despido de una mujer por su embarazo o maternidad. Lo común es que esa mujer sea discriminada. Porque dicen que va a dar un menor rendimiento laboral. Y un mayor costo al empleador.
–¿Qué derechos ataca la ley Bases?
–El más importante para construir el derecho moderno: consiste en presumir que alguien que presta servicio para otro a cambio de una retribución tiene una relación de trabajo. Se presume la existencia del contrato de trabajo. No es contratista que presta servicios y no es un empleador.
–Que se crea un emprendedor.
–Así está en el DNU. Que puede ser validado por la Corte Suprema. La Corte tiene un recurso extraordinario abierto. Y si Diputados votara favorablemente por el DNU, alcanza para validarlo.
–¿No caduca el DNU?
–Es un vacío legal. Algunos dicen que caería al ser agotado el año de sesiones y la cámara no se haya pronunciado. Pero son interpretaciones. En el Derecho, dos más dos nunca es cuatro.
–¿No está atenuado el proyecto de reforma laboral?
–La primera versión fue de 60 artículos. La reducen a 30 artículos y después a 17. Actualmente, la ley de Contratos de Trabajo se aplica en casi todo. En el caso de trabajadores de casas particulares, servicio doméstico, tienen un mejor régimen en caso de despidos.
–¿Por qué?
–Porque no tienen tope en la indemnización. El DNU viene a tocar el régimen pero no todo. Salvo un inciso que destruye el mecanismo antifraude en la contratación. Cambia en que se remite al Código Civil.
–¿Y qué modifica?
–En la situación de los que facturan para las empresas en centenares de actividades. Contratistas de fletes, de Metrogas, de Edesur, de Aysa. Ellos tienen cuadrillas subcontratadas. Entran en una figura de trabajadores independientes con hasta cinco colaboradores.
–¿Y en caso de despidos?
–Una de las causas más ridículas es el fondo de cese laboral. El que tanto levantan que tiene la industria de la construcción. Hay muchos trabajadores no registrados o parcialmente registrados. Pero ellos cobran un salario de convenio por recibo y la verdad es que también cobran por metro cuadrado de trabajo, colocación de cerámicas o tendidos de caños, o líneas de cables de TV, o infraestructura sanitaria, cloacal, de gas o de luz. Van a estar legislados por esa figura del independiente.
–¿No tendrán relación de dependencia?
–Se va a legalizar el fraude laboral, aunque seas un empleado hecho y derecho. El absurdo es que igual le van a descontar aportes jubilatorios o de obras sociales. Es decir: es algo que tiene cuatro patas, cola larga, ladra, pero dicen que no es un perro
–¿Se perjudica a las Pymes?
–Abarcará la norma a cerca del 50% del trabajo de las Pymes, que a su vez son el 70% del empleo en el país. En una empresa que tiene menos de cinco trabajadores, imaginate el impacto feroz.
–¿Y la desindicalización?
–Empiezan a tratar de desfinanciar al sindicato. Es lo que intenta el DNU. Habrá que dar autorización explícita para poder retener la cuota sindical.
–¿Y con los salarios?
–¿Qué hacen las empresas? Dan aumentos como si fueran adelantos a cuenta de la paritaria que se demora. Lo que no quieren es tener a la gente descontenta. El sindicato pide 20%. Las empresas dan un 10% o un 12%. Pero no cierran el convenio y el Ministerio de Trabajo no lo homologa.
–Como caer en una trampa.
–Peor lo que hicieron en diciembre. Las grandes corporaciones de transporte les preguntaron a los trabajadores: «¿Quieren que les descontemos los aportes? Porque sino quieren, les damos los 25.000 pesos de los aportes».
–¿Con los aportes hay manipulación?
–Hoy, para cualquiera que necesite un mango es como si te dijeran: «Che, el aporte de la jubilación te lo doy a vos, no te hago la retención». A los 40 años no te importa. Pero a los 60 años no te vas a poder jubilar. Es una práctica desleal y antisindical. Tratan de deslegitimar al sindicato.
–No sería la primera vez.
–Entre 1991 y 2003 tuvimos 200 pesos de salario mínimo vital. En 10 años no se movió. Las paritarias, de hecho, estaban congeladas.
–¿Se paga por afuera del convenio?
–Hasta el 2005, el salario de convenio representaba un 50% del salario de bolsillo. Pero no porque les pagaran de forma marginal. Habían quedado las paritarias con cifras por debajo ¿Para que voy a pagarle el sindicato si me siento con el empleador y negocio?
–¿Eso cambió después?
–En 2012 o 2013, el salario de bolsillo pasó a ser el 85% o el 90% del salario de convenio.
–¿Hay alguna medida en la ley Bases en favor de los trabajadores?
–No hay ninguna medida en favor de los trabajadores. Se crea el fondo de cese laboral en reemplazo de la indemnización. La indemnización juega como freno inhibitorio para despedir. Jorge Triaca, ministro de Trabajo en la década de 1990, que dijo no saber que había desaparecidos, estableció que hasta 300 trabajadores era una pequeña empresa ¿Vos conoces pequeñas empresas de 300 personas?
–No
–Claro, no hay. Se extiende el período de prueba. Tampoco tiene sentido porque es un instituto ligado a la estabilidad. El empleador está seguro de que la persona que tuvo va a cumplir la función como lo esperaba. En el sector privado, se puede despedir sin indemnización, pero antes de los tres meses. Ahora la prueba se duplica a seis meses, o a ocho meses en determinadas actividades y hasta un año en empresas de hasta cinco trabajadores ¿Vos necesitás un año de prueba? Es un aliciente para el que defrauda.
–Ese modelo tampoco es nuevo.
–Lo hemos visto con la flexibilización en la época de la Alianza, pero más que nada durante el menemismo. Hubo hasta 30 modalidades de contratación. Contratos basura. Al final del menemismo había 22% de desempleo y otro tanto de subocupación.
–¿El problema son las leyes de protección?
–Decir que cuantos más derechos les quito, más empleo genero, es una absoluta mentira. Lo que genera es precariedad. La facilidad para despedir viola la Constitución.
–¿Se crean o no más puestos de trabajo?
–Un autor italiano explicaba la flexibilidad laboral con el ejemplo de las butacas de un cine. Era la época de Ronald Reagan y Margaret Thatcher. Y Juan Pablo II, para no dejar afuera las Fuerzas del Cielo. Decía el italiano que si tiene 100 butacas en un cine, en la primera función hay 100 ocupadas. Pero no tengo más butacas. En la segunda función las tengo ocupadas con otras 100 personas distintas. Es una rotación, no hay más ocupación. Esto lo ves con los repositores de supermercados. No se genera empleo, solo se abarata el trabajo. Hay rotación para el mismo puesto. No aumentan los puestos de trabajo. Esto va a ser como un trompo. Además hay debilidades de la policía de trabajo. Los empresarios abusan del período de prueba. Contratarán tres veces para el mismo puesto a tres personas distintas. Siempre están a prueba.
–¿Y la desindustrialización?
–El Régimen de Inversiones supone que vendrán capitales. Volvemos al siglo XIX. Al pacto con Inglaterra Roca-Runciman en la Década Infame. Nuevas relaciones de dominio colonial.
–Hay fuertes quejas de industriales.
–Porque esto destruye la industria nacional. A los capitales que vengan les liberarán impuestos por 30 años. Su ventaja no será por falta de competitividad de la industria nacional. O por mejor precio o porque haya dumping. O porque en otro lugar del mundo se fabrica con leyes más benignas.
–Será un golpe para las metalúrgicas argentinas.
–Desaparecen. Son las que abastecen a las industrias gasíferas, mineras, petroleras. Las afectan si desarmás la ciencia y la tecnología. Es el Estado siempre el que promueve y auspicia. Si se desfinancian las universidades públicas, ¿qué tipo de país tenés?
–Sin desarrollo.
–Ya te habían puesto un ancla con el préstamo de 50.000 millones de dólares del FMI. En este caso, sin ser un gobierno dictatorial formalmente, tiene una brutalidad, una forma perversa de disfrutar del daño social que está haciendo.
–¿En la región pasó algo parecido?
–Es lo que hicieron Michel Temer y Jair Bolsonaro contra el sindicalismo en Brasil. Aquí quieren terminar con el peronismo, ese hecho maldito. O establecer un peronismo ‘blanco’, que no joda. Esto que estamos viviendo tiene una velocidad enorme. Muy vertiginosa.
Estupendo análisis,pero debería ser más punzante,a seguir predicando para despertar mentes encapsuladas.por este hábil vendedor de ilusiones y neogenocida al cual en su momento habrá que condenar por genocida de jubilados y trabajadores , saludos cordiales y siga así,a no aflojar