Malvinas: el silencio del Gobierno ante una nueva agresión

El Reino Unido avanza en la exploración y explotación offshore en el Atlántico Sur. Su objetivo es extraer hasta 500 millones de barriles de petróleo del campo Sea Lion, en un acto unilateral e inconsulto.

El Reino Unido ha intensificado su ocupación en las Islas Malvinas y la explotación de sus recursos naturales, afectando gravemente la soberanía argentina. 

La reciente decisión británica de avanzar con la exploración y explotación offshore de petróleo en el Atlántico Sur –en el marco de la consulta a los isleños iniciada el pasado 24 de junio acerca de los planes para extraer hasta 500 millones de barriles de petróleo del campo Sea Lion– es un acto unilateral e inconsulto, que debe ser rotundamente repudiado por el Gobierno Nacional y todas las fuerzas políticas de la República Argentina. Esta acción no solo viola el derecho internacional. También ignora el legítimo reclamo de nuestro país sobre las lslas Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del Sur y los espacios marítimos correspondientes.

La mencionada consulta no solo deja en claro el objetivo británico de explotar los recursos naturales en detrimento de los intereses argentinos, sino que constituye un acto ilegal, ya que carece de legitimidad y de legalidad.

Las acciones británicas recientes, como la restricción marítima de una vasta área de 166 mil kilómetros cuadrados y la construcción de infraestructuras en las Islas Malvinas, subrayan su intento de consolidar su presencia y explotar recursos en una región cuya soberanía es legítimamente reclamada por Argentina. 

En este sentido, es preocupante que el Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto de nuestro país no haya respondido con firmeza ante estas agresiones. Las medidas recientes del Reino Unido, que incluyen restricciones marítimas, la construcción de un nuevo puerto en nuestras Islas Malvinas, y la explotación de hidrocarburos, son claros intentos de consolidar su control sobre estas áreas y explotar recursos que, por derecho, pertenecen a la Argentina. Ante ello, es imperativo que el gobierno argentino honre su tradición diplomática y tome una postura firme y enérgica contra estas violaciones y defienda con vigor sus derechos soberanos, poniendo especial énfasis en los reclamos económicos a las empresas intervinientes y sus respectivos países de origen – Israel y el Reino Unido – aplicando de esta forma el principio de responsabilidad solidaria.

Este tipo de hechos da cuenta de la importante y urgente necesidad que tiene nuestro país de desarrollar y llevar a cabo una geopolítica del desarrollo que incluya como elementos fundamentales al Canal Magdalena, el Puerto de aguas profundas en Río Grande y la exploración y explotación de sus recursos marinos. El Mar Argentino representa una de las fronteras exploratorias más extensas del mundo. Investigar los recursos del subsuelo marino para, luego, desarrollarlos implica un ejercicio imperativo geopolítico argentino.

La ocupación efectiva del Mar Argentino, la presencia de flota nacional, la recuperación de la soberanía de nuestras vías navegables y la construcción del Canal Magdalena se constituyen hoy día en objetivos que deben ser prioritarios y abordados de forma inmediata por el Gobierno nacional.

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