El Presidente auspicia videos mientras desintegra la región y pone en riesgo la Causa Malvinas. La pelea con Petro. La pelea con López Obrador. La pelea con cientos de miles de manifestantes que conmemoraron el 24 de marzo. La novedad política del video realizado por Oría. La obsesión de Petri. Lousteau y la parábola del culo. Y la Justicia.
“Roban pero hacen”, rezaba el dicho sobre quienes ocupaban posiciones en el Estado y podían caminar y mascar chicle al mismo tiempo. ¿Cómo se actualizaría la frase para describir al gobierno de Su Excelencia Javier Milei? ¿Provocan pero saquean? ¿Humillan pero destruyen? ¿Hacen pero deshacen? ¿Deshacen pero hacen? Lo que es indudable es que hay verbo y acción al mismo tiempo, y que no conviene despreciar ningún plano de análisis. Por ejemplo, Su Excelencia no se vengó de la vice Victoria Villarruel a pesar de que ella lo apodó “Jamoncito”. Tiernamente, según el vocero Manuel Adorni, el chico gamer que juega a combatir piqueteros. Un cálculo frío, sin duda: mejor no agrandar lo que te puede hacer daño. En cambio Su Excelencia le dedicó tiempo a pulverizar las relaciones exteriores de la Argentina. Su último blanco fue Colombia. Lo hizo en la figura del presidente Gustavo Petro, a quien calificó de “comunista asesino” y “plaga letal”. Luego la canciller Diana Mondino explicó que las diferencias entre Petro y Su Excelencia son personales, y que los Estados se ubican más allá de lo personal. No aclaró que ambos son, precisamente, jefes de Estado, pero tampoco se le puede exigir tanto: Mondino utilizó el mismo esquema para opinar que cualquiera puede optar por casarse con alguien de su mismo género porque, según razonó, sería igual de respetable que contraer matrimonio con un piojoso.
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Petro le dedicó a Su Excelencia algunos adjetivos, como “neoliberal”. También escribió en X que “los mal llamados hoy ‘libertarios’ creen que libertad es esclavizar al ser humano ante los grandes poderes económicos y defienden el viejo objetivo de los nazis”. Pero además Petro se metió en la geopolítica. Definió las palabras de Milei como un intento de combatir la integración latinoamericana. El propio Diego Guelar, embajador en los Estados Unidos, Brasil y la Unión Europea con Carlos Menem y en China con Mauricio Macri, explicó a CNN Radio que a Colombia “nosotros le vendemos más de lo que le compramos”. Y agregó: “Colombia es un socio muy importante para la Argentina, casi te diría un cliente. Es un muy buen negocio para la Argentina y lo tenemos que cuidar”. El diario La Nación citó al MIT, el Instituto Tecnológico de Massachusetts, para informar que en 2022 la Argentina exportó a Colombia productos por 1.460 millones de dólares e importó por 429 millones. Más de mil millones a favor. Uno de los objetivos del Mercosur, cuando aún permanecía despierto y no en coma inducido como hoy, era ampliar el radio de comercio e inversiones hacia el resto de América del Sur. La primera meta era Colombia, la tercera economía sudamericana después de Brasil y la Argentina.
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Otro de los blancos de Su Excelencia fue Andrés Manuel López Obrador, que está pronto a cumplir su sexenio como presidente de México. AMLO dijo que Su Excelencia es un “facho conservador”. Su Excelencia repuso que el mexicano, profesor de Historia además de político, es un “ignorante”. AMLO replicó a su vez: “Está en lo cierto: todavía no comprendo cómo los argentinos, siendo tan inteligentes, votaron por alguien que no está exacto, que desprecia al pueblo y que se atrevió a acusar a su paisano Francisco de ser ‘comunista’ y ‘representante del Maligno en la Tierra’ cuando se trata del Papa más cristiano y defensor de los pobres que yo haya conocido”.
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Al margen de las relaciones económicas y comerciales y de la pérdida de potencial exportador, porque en éste y en cualquier mundo los Estados tienen algo que decirles a los privados, las provocaciones de Su Excelencia dilapidan décadas de construcción de apoyos en temas como la Cuestión Malvinas. La diplomacia argentina logró convertir una causa argentina en causa regional. Lo consiguió en Mercosur, en Unasur y en la Celac, la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe que muy zurdita no debe ser. Llegaron a integrarla Sebastián Piñera, presidente de Chile, y Miguel Díaz-Canel, presidente de Cuba, que hasta se intercambiaron el bastón de mando y se dieron un abrazo. Aclaración: Piñera no era comunista, aunque tampoco, claro, un neonazi como José Antonio Kast, el gran amigo chileno de Su Excelencia.
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Un intercambio privado y sincero con los presidentes de México y de Colombia podría serle útil a Su Excelencia para conocer de primera mano qué significa combatir el narcotráfico bajo la inspiración del presidente norteamericano Richard Nixon, o sea como “guerra”. Y qué resultado tiene, para colmo, sumar a las Fuerzas Armadas con toda su máquina de matar, servicios de inteligencia incluidos. Los lectores de ¿Y ahora qué? ya saben que la decisión nixoniana del presidente Felipe Calderón, adoptada en 2007, llevó a 350 mil muertos o desaparecidos. Y los narcos siguen vivitos y fabricando, porque son empresarios creativos y saben que la demanda de los Estados Unidos reclama droga sintética. En Colombia el ciclo de la violencia comenzó mucho antes del narcotráfico, con el asesinato a balazos del líder popular José Eliécer Gaitán el 9 de abril de 1948, y el aplastamiento con sangre del Bogotazo que sucedió tras el crimen. Ese ciclo se llamó, literalmente, “La violencia”, e incluye la intervención del Estado, de parapoliciales, de las guerrillas de la FARC y el ELN y, sobre el final, del narcotráfico convertido en factor de poder. Colombia llegó a ser uno de los tres destinos más importantes de la asistencia militar estadounidense junto con Egipto e Israel. Los historiadores no se ponen de acuerdo en la cifra de muertos y desaparecidos, pero ninguna estimación baja de las 230 mil personas. Al ministro de Defensa de Su Excelencia, Luis Petri, parece gustarle más disfrazarse de militar que leer libros de historia. Quizás por eso insista en cambiar la Ley de Seguridad Interior. ¿Sabrá el ministro y excandidato derrotado a la vicepresidencia que los militares, como los policías, suelen despreciar en la intimidad a quien busca parecerse a ellos sin haber seguido su carrera profesional? El Método Milei permite y alienta esas licencias. ¿Por qué pensar seriamente qué podría ocurrir si alguna vez, en Rosario, un grupo de sicarios incendian un carrier con soldados adentro? Imaginar escenarios después de estudiar la historia es, seguramente, una tarea improductiva de los que no la ven. Mejor tuitear peligrosamente como Enfant Terrible, la cuenta de X que los investigadores de las redes atribuyen al equipo de Santiago Caputo.
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Su Excelencia prefirió ocupar energía en relación con el pasado estimulando videos para publicitar una presunta “memoria completa”. La pieza emitida el mismo 24 de marzo fue dirigida por el cineasta libertario Santiago Oría, autor de spots de campaña en 2021 y 2023 y antes realizador de “Pandenomics”, donde el panelista de tevé Javier Milei gritaba contra el gobierno de Alberto Fernández por haber dispuesto medidas colectivas de cuidado por el Covid. El video es el corolario de una novedad. Hasta ahora el mantra era “hay que pacificar los espíritus y dejar atrás el pasado”. Uno de sus portavoces más insistentes fue el expresidente Eduardo Duhalde, que recogía letra del general Ricardo Brinzoni, encumbrado a la jefatura del Ejército por Fernando de la Rúa en 1999. Ese mantra quedó atrás y fue reemplazado por otro que se formularía así: para dejar atrás el pasado no hay que pacificar los espíritus sino remover la visión consensuada, con sus matices, desde la investigación del “Nunca más” en 1984. Ese consenso apareció con toda su fuerza el 24 de marzo. Cientos de miles se manifestaron en el centro de Buenos Aires y en todas las plazas del país. Siempre hubo sindicatos presentes, pero esta vez fue notorio el protagonismo de la Confederación General del Trabajo como tal, orgánicamente, que en la preparación convocó a la Madre de Plaza de Mayo Taty Almeida y a la Abuela de Plaza de Mayo Estela Carlotto para llamar a la movilización desde la propia sede de la CGT. Como otros años, fue a la marcha la Juventud Radical. También el presidente del Comité Nacional, Martín Lousteau, miembro de la Cámara Alta del Nido de Ratas, como llama Su Excelencia a los legisladores cuyo voto dice necesitar mientras en realidad gobierna mediante la política de hechos consumados.
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Lousteau, de paso, se consagró como protagonista de un gag destinado al recuerdo. Al comentar la actitud blanda de muchos correligionarios suyos, la explicó con un comentario. “Un amigo dice que el radicalismo es como el tipo que te dice ‘tenés cinco minutos para sacarle la mano del culo a mi mujer
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La memoria es algo difícil de discutir en abstracto, porque no hay una sola y porque debe ser historizada, pero la administración de Justicia mientras tanto sigue su marcha. El martes 26, a sólo dos días del video y de las manifestaciones, el Tribunal Oral Federal Número Uno de La Plata, integrado por Ricardo Basílico, Esteban Rodríguez Eggers y Walter Venditti, dio el veredicto sobre los acusados de haber participado en secuestros, torturas, abuso sexual, desaparición forzada y homicidio en concurso real con delitos de lesa humanidad en los campos de concentración conocidos como Pozo de Banfield, Pozo de Quilmes y El Infierno de Lanús. El tribunal dictó diez perpetuas por crímenes contra 600 víctimas, incluyendo el secuestro de estudiantes en La Noche de los Lápices de 1976 y el de Adriana Calvo. Una de las perpetuas recayó sobre un civil: el ex ministro de Gobierno de la provincia de Buenos Aires, y jefe de Ramón Camps, Jaime Lamont Smart, miembro del Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires. Queda en Montevideo 640, CABA. Reúne a los abogados de los grandes estudios, algunos de los cuales participaron en la redacción del DNU 70 y la Ley Ómnibus. Como le gusta a Su Excelencia, memoria completa.